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Sánchez excluye a Casado de su plan para liderar la unidad europea en la crisis afgana
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NI UNA LLAMADA AL LÍDER DEL PP

Sánchez excluye a Casado de su plan para liderar la unidad europea en la crisis afgana

El presidente defiende su interlocución con la oposición, aunque no ha llamado al líder del PP ni una sola vez ni prevé hacerlo. Mientras, se dispone a liderar una gestión conjunta europea

Foto: Sánchez, en la recepción al último contingente en la base de Torrejón. (Reuters)
Sánchez, en la recepción al último contingente en la base de Torrejón. (Reuters)

El presidente del Gobierno ha encontrado en la gestión de la crisis de Afganistán todos los ingredientes políticos que le gustan, y los está manejando con soltura. Tras unos inicios titubeantes, marcados por la ausencia de comparecencias públicas, y por tanto, por el silencio, Pedro Sánchez ha puesto la sexta velocidad y así prevé viajar hasta que remitan los efectos que provienen del país asiático. En seis días ha dado dos ruedas de prensa y ha dejado claro que el grado de interlocución con los líderes europeos es alto. Tras convertir a España en el centro de operaciones de las evacuaciones, los acogimientos y los asilos y traslados, el mandatario socialista se ha propuesto ahora abanderar la unidad europea frente a la crisis migratoria que se avecina. Entretanto, en España, ha roto todo contacto con Pablo Casado.

Las apelaciones a las actuaciones conjuntas y unitarias de la UE chocan con el ninguneo con el que está tratando al líder del principal partido de la oposición. El secretario general del PSOE está sabiendo agarrar con firmeza la bandera de la cooperación y el diálogo a escala europea, sin dejar espacio ni tiempo para llamar al presidente del PP. Le preguntaron dos periodistas este viernes por la ausencia de contacto con Casado. Sánchez ni siquiera le mencionó en sendas contestaciones.

Foto: Casado saluda a un inmigrante que se asoma a una ventada durante su visita al centro de alojamiento de inmigrantes de El Hierro. (EFE)

Sí dijo que le cuesta comprender las críticas a una operación que en diversos estamentos internacionales ha sido calificada como "un éxito". También afirmó que la interlocución con las fuerzas políticas de la oposición ha sido "constante", si bien, como ha confirmado El Confidencial, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, solo ha hecho una ronda con los representantes de los grupos parlamentarios en la Comisión del Congreso dedicada a su ámbito. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, igual: una serie de llamadas a los portavoces de esos mismos grupos. "El contacto se ha producido al nivel que se tenía que producir", zanjó el jefe del Ejecutivo, con lo que dejó entrever que en sus planes no está un mensaje a Casado, un telefonazo, una invitación aunque fuera a través de gabinetes para departir sobre esa misma operación que es "orgullo de país".

Cifras que retratan la operación

España ha concluido la primera etapa de las salidas de Afganistán con "éxito". Es la palabra que a menudo empleó Sánchez este viernes, en la comparecencia ante los medios, anunciada con poco margen porque durante toda la mañana quien se dijo que atendería a la prensa sería Bolaños. El repentino cambio de planes ilustra hasta qué punto el presidente es consciente de que el despliegue y la coordinación están yendo bien.

Pero "éxito" no fue la única palabra empleada por el presidente. "Misión cumplida" fueron otras dos que con énfasis pronunció. Y "orgullo de país". Dio las gracias a "los servidores públicos" que en Kabul, Dubai y Torrejón están trabajando a destajo para atender a los más de 1.000 afganos que han llegado y a los que están por llegar, hasta un total de 2.206. Inicialmente el Gobierno contempló un contingente de 800 personas.

Fuentes gubernamentales aportaron varias cifras que retratan la dimensión de lo hecho: 131 militares han participado en la planificación del Gobierno, 57 de ellos en el aeropuerto de Kabul; 320 miembros de las Fuerzas Armadas han sido movilizados en Torrejón; 71 funcionarios del Ministerio de Inclusión han tardado una media de 32 horas en dar destino a 1.500 afganos y afganas; de estos, 1.400 pertenecen al llamado "contingente español", es decir, el de los colaboradores del servicio diplomático y del ejército. 1.108 están inscritos ya en el sistema estatal de acogida.

A los que han arribado, los operarios desplegados les brindan una serie de trámites que van desde un diagnóstico psicológico (a través de entrevistas) a una enumeración de las necesidades que se les ha de satisfacer. 1.717 personas han pedido protección internacional, lo cual activa un mecanismo de acogida y posterior integración social.

La tarea que han afrontado los trabajadores públicos durante estos días ha sido elogiada por el presidente. El rey lo hará personalmente este sábado, ya que acudirá a la base de Torrejón a conocer la infraestructura levantada en tiempo récord. Posteriormente, tal y como ha anunciado Moncloa, se reunirá con el Grupo Interministerial que ha coordinado la gestión de esta crisis.

"Misión cumplida" y otras que habrá que cumplir

El presidente dividió su intervención de este viernes en dos partes: una primera para alabar el plan de evacuación y recepción; una segunda para subrayar que vendrán más. Sánchez tildó de "fracaso" el desenlace en Afganistán, nuevamente en manos del régimen talibán.

"España no va a dejar solos a los afganos; seguiremos comprometidos en la defensa de los derechos humanos y de la libertad en ese país y seguiremos buscando vías para continuar con las evacuaciones", recalcó el mandatario antes de hacer hincapié en este mensaje: "Hemos cumplido nuestra primera misión, pero no será la última; queda mucho por hacer y la comunidad internacional ha de reflexionar sobre lo que hacer de acuerdo con la legalidad". El Gobierno eludió por seguridad dar más detalles sobre esas nuevas vías de evacuación. Se harán "de la mano de los países amigos", añadieron sus fuentes, aunque sin profundizar más. Albares comparecerá el lunes que viene en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso y puede que aporte aspectos novedosos, si bien las fuentes gubernamentales reiteraron que la discreción tiene que prevalecer.

Foto: El embajador español en Afganistán, Gabriel Ferrán (c), saluda a su llegada a la base militar de Torrejón de Ardoz. (EFE)

Se avistan consecuencias geopolíticas "importantes" en varios niveles, analizó Sánchez, quien está dispuesto a conservar el liderazgo que la base de Torrejón le ha conferido, especialmente en la Unión Europea. Su llamamiento a actuaciones conjuntas y a planes unitarios resonó con fuerza en la sala de prensa de Moncloa, toda vez que la situación en Afganistán provocará un éxodo notable. Las desavenencias y obstáculos que se pusieron los propios Estados de la UE en la gestión de la crisis de refugiados sirios todavía intimida a los jefes de Estado y primeros ministros, dispuestos, al menos una mayoría, a evitar ahora aquellos errores. Las fuentes del Gobierno puntualizaron que las conversaciones a escala comunitaria han comenzado y que en breve se anunciará la fecha de una cumbre multilateral al respecto.

"Los flujos migratorios nos obligarán a tomar medidas", pronosticó el jefe del Ejecutivo. De momento, la base de Torrejón seguirá activa una semana más, como poco. Y Sánchez intensificará los contactos en la Unión Europea para que no se diluya el espíritu de solidaridad y concordia del que ha hecho gala estos días. "Estamos contando con un respaldo total de los países vecinos y del entorno; ninguno está arrastrando los pies para proceder a los trámites que les corresponda", apuntaron fuentes de Moncloa.

El PP: otra muestra de apoyo y una crítica

Durante toda la semana, el líder de los populares ha practicado un tono comedido para hablar de la crisis de Afganistán. "Política de Estado", han repetido fuentes de la dirección nacional del PP. Este viernes, el número dos de la formación, Teodoro García Egea, calificaba como "impecable" el papel de las fuerzas de seguridad y de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, ha puesto los reproches en la ausencia de comparecencias parlamentarias del Gobierno, al que además ha reprobado "descoordinación". Los populares, al remarcar la necesidad de que el presidente acuda al pleno del Congreso a contar el operativo que ha desgranado ante los medios, ha buscado una hipotética confrontación con el líder, Pablo Casado. A sabiendas de que la opción de un pleno extraordinario para abordar la crisis afgana resultaba remota, los populares han intentado sacar partido de esa renuencia del jefe del Ejecutivo al debate político. Lo escenificaron en la sesión de la Diputación Permanente del miércoles pasado con sabor agridulce. No consiguieron, como era de prever, que Sánchez se movilizara, pero se arrogaron el éxito de la comparecencia de Albares. Todos los grupos avalaron la asistencia del jefe de la diplomacia española.

En el PP no quieren trasladar enfado​ a la opinión pública, pues la operación, admiten sus fuentes, ha salido bien

En el PP no quieren trasladar enfado a la opinión pública, pues la operación, admiten sus fuentes, ha salido bien. Más allá de críticas puntuales, Génova ha procurado que el volumen de oposición, aquí, sonara débil. Dado que el Gobierno llevará a un terreno más especializado el debate sobre la gestión del plan afgano, el PP hará lo propio, y así actuará en la Comisión del lunes próximo, en el cara a cara con Albares.

Que el Partido Popular haya evitado, en líneas generales, palabras gruesas sobre las evacuaciones no disimulará el malestar por lo que creen que ha sido una ausencia total de comunicación. "El PP es un partido que ha gobernado este país y que es la alternativa a Sánchez para gobernarlo. Dejarlo de lado en un asunto como este, que el presidente ni siquiera haya llamado a Casado, sienta un mal precedente", sentencian las fuentes de la dirección nacional.

El presidente del Gobierno ha encontrado en la gestión de la crisis de Afganistán todos los ingredientes políticos que le gustan, y los está manejando con soltura. Tras unos inicios titubeantes, marcados por la ausencia de comparecencias públicas, y por tanto, por el silencio, Pedro Sánchez ha puesto la sexta velocidad y así prevé viajar hasta que remitan los efectos que provienen del país asiático. En seis días ha dado dos ruedas de prensa y ha dejado claro que el grado de interlocución con los líderes europeos es alto. Tras convertir a España en el centro de operaciones de las evacuaciones, los acogimientos y los asilos y traslados, el mandatario socialista se ha propuesto ahora abanderar la unidad europea frente a la crisis migratoria que se avecina. Entretanto, en España, ha roto todo contacto con Pablo Casado.

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