Los papeles secretos del contrabando: medio siglo de picaresca y chivatazos
Lucas, agente de aduanas, ha reunido decenas de actas, informes y denuncias anónimas. Ahora que roza su jubilación, este fragmento de la historia del contrabando español ve la luz
A Lucas, nombre ficticio, no le bastaba con atesorar recuerdos en su memoria que narrar algún día a su nieto. Con cerca de cuatro décadas como agente de aduanas a las espaldas, sigue sintiendo hoy la misma "pasión" de sus primeros días. La que se aprecia cuando ojea su colección de decenas de manuscritos, notas mecanografiadas, informes, actas y cartas —un retazo de la historia del contrabando español— que salvó de la quema a la que estaban destinadas.
"Cuida todos tus recuerdos, porque no puedes revivirlos", escribió Bob Dylan. Pero Lucas, al menos, sí puede tocarlos, como si cada vez que lo hace rejuveneciese por momentos y volviera a ser aquel joven que se integró en 1983 en el recién bautizado Cuerpo de Vigilancia Aduanera.
"Hace unos ocho años, mis compañeros empezaron a vaciar y limpiar los armarios de la oficina y pretendían tirar todos estos documentos", recuerda. "Yo eché un vistazo a lo que había y vi algunos papeles muy interesantes", comenta. "Parte de ellos estaban escritos por quienes habían trabajado mucho antes que nosotros en estos temas y que detallan las primeras actuaciones que se hicieron, muestran cómo se trabajaba décadas atrás... Son un recorrido histórico", expone, entrevistado por El Confidencial. "Me dediqué a ir seleccionando documento por documento", declara, hasta acumular más de dos kilos de papel.
Su colección particular —las cartas más antiguas están fechadas en los años cincuenta y la más reciente, en 1998— recorre la evolución del contrabando español durante la segunda mitad del siglo XX. En ella, se incluyen misivas acusatorias que, anónimamente o no, fueron enviadas a las autoridades y en las que se delataba a traficantes de tabaco, drogas, café u otras mercancías. También, actas de aprehensión de los productos requisados, informes que narran los modos de actuar de los contrabandistas y la interesante correspondencia entre los responsables policiales y sus confidentes.
Y, más allá de la anécdota, constatan lo que para muchos fue el día a día en la gris y rural España autárquica, cuyas fronteras cerradas no hicieron sino acrecentar la picardía ibérica; en la mayoría de las ocasiones, por pura supervivencia. En especial, este fenómeno se produjo en la linde entre Extremadura y Portugal, una zona conocida como la Raya.
[Clique en cada uno de los documentos para ampliar y leer al completo]
El café y el tabaco eran con lo que más se traficaba en la Raya, explica Lucas. El primero, escaso y muy gravado, era casi un lujo, y el segundo, al igual que otros artículos, como los sellos, formaba parte de la lista de productos estancados, sobre cuya distribución el Estado tenía el monopolio y era necesaria la autorización gubernamental para comercializarlos. "Las aduanas tenían entonces mucha importancia estratégica para controlar la entrada y salida de los productos del país", explica. Pero la difusa frontera entre Extremadura y Portugal permitió que la zona fuese una de las más activas para el transporte ilegal de mercancías, ya fuese a pie —por parte de los llamados 'mochileros'—, a caballo u ocultándolas en coches y autobuses, tal y como se aprecia en múltiples documentos de su archivo.
Madriz (sic), 14 de septiembre de 1970
Los números de los coches a vigilar son 270, 272, 292 y 285 y el de Trujillo, que ignoro el número.
No olviden que hay que aprovechar el último minuto de ambas salidas.
Delegación de Hacienda. Servicio de Vigilancia Fiscal. Cáceres
Conductor: [Anonimizado], nacido en Carmonita (Badajoz), domicilio [anonimizado]
Propietario del vehículo: [Anonimizado]
Vehículo: Marca [anonimizada] (furgón), matrícula [anonimizada]
Día de la aprehensión: 29 de junio
Algunas de estas denuncias anónimas, en las que sus autores detallan gran cantidad de datos sobre los sospechosos de contrabando —y a los que suelen referirse por sus apodos—, permitieron a los agentes de aduanas detener a quienes infringían la ley. Los kilos de mercancía requisados figuran, escritos a mano, en las propias cartas. "El valor monetario de una parte de lo que se intervenía, correspondía a los aprehensores, a modo de recompensa; era una forma de incentivar a los funcionarios", explica Lucas. "Cuando yo entré, esta práctica ya estaba en desuso", declara.
Badajoz, 27 de diciembre de 1974
Sr. Representante de Tabacalera S.A.
Ruego a Vd. tome las medidas convenientes para no seguir perjudicando a mis intereses.
[A mano, escrito por un agente]: 16 de enero de 1975
Bar 1: 70 paquetes [de tabaco] de distintas marcas
Bar 2: 37 paquetes de distintas marcas
Bar 3: 54 paquetes de distintas marcas
En otras ocasiones, las denuncias ciudadanas no surtían efecto, tal y como acreditan algunos de los documentos del archivo personal de Lucas, en los que las anotaciones manuscritas por parte de los agentes aduaneros dan fe del "resultado negativo" de las operaciones.
Señor delegado de Acienda (sic)
La presente es para manifestarle que, habiendo en este pueblo de La Garrovilla (Badajoz) un señor comerciante llamado [nombre omitido] y tiene el comercio en la calle [omitida]; este señor va todos los sábados a Badajoz y regresa los lunes por la mañana. Sale de Badajoz sobre las siete y media de la mañana, en su coche, un [omitido] gris claro de matrícula [omitida]. Dicho señor se trae sus buenos kilos de café portugués para vender luego a 160 pesetas el kilo.
Parte de las denuncias —anónimas o no— estaban motivadas por la simple competencia comercial, tanto entre distribuidores de productos de contrabando, como por parte de vendedores con licencia, titulares de expendedurías de tabaco, que se quejaban del perjuicio que les suponía el intercambio ilegal. En otras ocasiones, en esta correspondencia entre los agentes y sus confidentes, estos últimos llegan incluso a regañar a los primeros por sus despistes, por dejar pasar la oportunidad de requisar ciertas mercancías. Y confiesan su temor a ser descubiertos como 'chivatos'. El estilo de vida rural, propio de todos los pequeños pueblos de la zona rayana, dificultaba que los denunciantes pudieran mantener su anonimato.
Puebla de Sancho Pérez (Badajoz)
Delegación de Hacienda. Servicio Especial de Vigilancia Fiscal. Jefatura Provincial de Badajoz
"Antes, tenían más peso las Jefaturas Provinciales; ahora, las operaciones suelen estar más centralizadas y regidas desde Madrid", compara Lucas. Como atestiguan algunos de los documentos de su archivo, ciertas actuaciones para combatir el contrabando eran ejecutadas de forma coordinada y era habitual el intercambio de información entre varias Jefaturas, generalmente limítrofes. En el caso de Cáceres, con la de Salamanca.
Delegación de Hacienda. Servicio Especial de Vigilancia Fiscal. Jefatura Provincial de Salamanca
Te adjunto fotografías y afiliación de tres de los contrabandistas que habitualmente actúan en tu zona. Todos ellos, son de esta provincia [Salamanca]. Trafican especialmente tabaco. El cabeza de ellos es [apodo anonimizado].
Fotografía 1: [Nombre y apodo anonimizados] antes era barman, ahora, compraventa de coches.
Extremadura, 'zona caliente'
Extremadura, durante el siglo XX, siempre fue una 'zona caliente' en el mapa del contrabando. Su distribución geográfica —fronteriza con Portugal, delimitada al sur por el río Guadiana— ofrecía facilidades para esta práctica.
En Cáceres, a 22 de enero de 1974
Según escribe Eusebio Medina, doctor en Sociología y profesor de la Universidad de Extremadura, durante la posguerra, el contrabando de la frontera luso-hispánica era considerado "como una actividad ilegal por las autoridades, quienes sentían la obligación de erradicarlo, mientras que para la mayoría de los 'rayanos' era una más de las ocupaciones socioeconómicas tradicionales en la zona, sin las connotaciones peyorativas o de marginación social que los representantes del poder procuraron siempre atribuirle". "La frontera ofrecía muchas más oportunidades y posibilidades para el desarrollo del contrabando que los territorios del interior. Las diferencias significativas de precio y de calidad en numerosos productos favorecían el comercio ilegal", relata en uno de sus artículos.
En su libro 'Contrabando en la Raya de Portugal', editado por la Diputación de Cáceres, Medina describe la introducción de mercancías ilegales como un "complejo" fenómeno que tenía "en la discreción y la confidencialidad sus mejores armas": "Era practicado por las clases acomodadas —contrabando de las élites—, que se diferenciaba sustancialmente del practicado por la gente común —contrabando tradicional—, aunque a veces, entre ambos, se trabaron compromisos y alianzas".
Las diferencias de género, expone, también eran significativas. "Las mujeres desempeñaban generalmente funciones relacionadas con la venta y la distribución de las mercancías, mientras que los hombres se ocupaban, más bien, de la compra en los lugares de origen y del transporte hasta los puntos de venta; no obstante, hubo muchas mujeres que fueron a buscar cargas a Portugal", indica en uno de sus artículos.
Juego ilegal, droga y estaño
Sin embargo, no todas las denuncias que recibían los agentes de Aduanas alertaban sobre café y tabaco de contrabando. O no solo. Algunas cartas advierten sobre cultivos de droga, actividades amorales —una de ellas, fechada en 1998, describe una esperpéntica escena vinculada al juego clandestino— o denunciaban la venta ilegal de estaño.
Tal y como indica 'El patrimonio minero de Extremadura', editado por el Instituto Minero y Geológico de España, la extracción del wolframio y el estaño "vivió una situación excepcional durante la Segunda Guerra Mundial, que se repitió posteriormente durante las guerras de Corea y Vietnam", por lo que "la gran demanda del metal desató una actividad febril en Extremadura, Galicia y las provincias de Salamanca y Zamora y una buena parte de los minerales se vendían en contrabando para evitar los precios tasados".
Para entregar al inspector. 7 de septiembre de 1998.
Al Ministerio de Heconomía (sic) y Acienda (sic). Servicios de Vijilancia (sic) Aduanera.
Delegación de Hacienda. Servicio de Vigilancia Fiscal. Cáceres.
Se ha recibido en esta Jefatura Provincial (conferencia telefónica en la que el destinatario era "el jefe de la persecución del contrabando) la siguiente información o denuncia relativa al cultivo de cáñamo indiano [cannabis]:
"Denunciamos que en los campos de la Vera (Cáceres) se ha sembrado una parcela con 'hierba', con unas dos mil plantas, que son de una 'chica' de Madrid, amiga de [omitido]. Estos son una partida de C. [cabrones] y H. P. [hijos de puta] que engañan a 'to Dios' y hay que 'darles el palo'".
(...) Resultado: Infructuoso (hasta la fecha). Siguen las actuaciones.
Torrecilla de los Ángeles (Cáceres), a 16 de septiembre de 1969
Muy señor mío, señor yspestor (sic) de Acienda (sic):
Orencio y la longeva memoria
"A veces, te tocaba entrar en un domicilio en el que había más miseria que café", declara a El Confidencial Orencio Carrascal, agente jubilado, nonagenario, con 42 años de servicio en el currículo en el Servicio de Vigilancia Fiscal, el cuerpo que cambiaría su nombre en 1982 por el de Servicio de Vigilancia Aduanera. En la frontera con Portugal, explica, "mucha gente se dedicaba al contrabando, porque había mucho paro, mucha penuria, mucha carencia y mucha hambre, especialmente en Extremadura".
En territorio luso, a pocos kilómetros de la Raya, "había factorías torrefactoras que hacían parte del café 'al gusto español', más dulce, ya que sabían que parte de su producción iba a acabar, en muchos casos ilegalmente, en nuestro país", recuerda.
Dios guarde a Vd. muchos años.
"Gracias a las confidencias y soplos, que llegaban por teléfono o por carta a la Delegación de Hacienda y eran esenciales en nuestro trabajo, conseguíamos la información para actuar", declara a El Confidencial, tras rememorar algunas operaciones que se saldaron con la aprehensión de más de una tonelada de café. "Serían unas 10, pero esas no se olvidan en la vida", narra el agente jubilado, quien, en los años cincuenta, cambió la placa de policía en Madrid por un destino en Cáceres como parte de lo que hoy es el cuerpo armado de la Agencia Tributaria, dependiente del Ministerio de Hacienda. "Pero lo habitual era el menudeo, los 'mochileros' que, cuando les localizábamos, soltaban la carga, de unos 20 kilos, y salían corriendo", relata. "Otros iban a caballo, con unos 80 kilos encima, e incluso lo llevaban hasta Madrid", añade.
Badajoz, a 23 de spetiembre de 1967
Dios le guarde a Vd. muchos años.
"Para malvivir, se dedicaban a eso", indica. "Algunas veces, daba pena detenerlos; eran pobre gente que no tenía que comer y dar de comer a su familia. Pero así es la vida, así estaba legislada la persecución del contrabando y había que hacer de tripas corazón", expone. Los agentes de la ley tampoco se libraban de las penurias: "Hubo épocas de mucha actividad, donde no había ni noches ni festivos y había que moverse adonde te mandaran. Otras veces, pasabas horas y horas, días y días, esperando en el coche, haciendo vigilancia", narra. "Podían llamar a la Delegación y avisar: 'Vayan ustedes a casa de Fulano de tal, que acaban de meter tantos kilos...', y tenías que activar todos los trámites inmediatamente. En ocasiones, las denuncias no eran ciertas o estaban equivocadas...".
Jefatura Provincial de Badajoz.
Dios le guarde a Vd. muchos años.
Preguntado si, tras un cuarto de siglo jubilado, echa de menos su trabajo, Orencio es tajante: "No, ni mucho menos. Fue una liberación jubilarme. Era muy triste para mí, y me daba mucho que pensar. Era pobre gente ganándose la vida. Y pasaban tanta hambre como yo".
El paso de los años
"Muchas cosas han cambiado desde entonces", resume Lucas mientras hojea los papeles de su archivo. "Pero hay otras que se siguen haciendo igual ahora", repasa. "Actualmente, nos siguen llegando denuncias similares por venta ilegal de tabaco, por ejemplo. Y los datos sobre la mayor o menor compra de tabaco legal sigue dándonos pistas sobre el posible consumo de cigarrillos ilícitos", indica.
En esencia, la vigilancia aduanera lleva siguiendo el mismo patrón varios cientos de años. Un documento de 1784, en pleno reinado de Carlos III, ya refleja la preocupación del contrabando para los primeros borbones: "El rey quiere que se exterminen las quadrillas (sic) de malhechores y contrabandistas que de algún tiempo a esta parte infestan el reyno (sic) con grave perjuicio del Estado y de sus amados vasallos; y a este fin, ha mandado extender la adjunta instrucción para perseguir a viva fuerza tales delincuentes y que se proceda con igual vigor y actividad en todas partes hasta lograr su total extinción".
No obstante, la integración tanto de España como de Portugal en la Unión Europea —ambas adquirieron el estatus de Estados miembro el 1 de enero de 1986—, supuso el desmantelamiento de las aduanas y con él, finalizó el gravamen a los productos de la nación vecina. Fue el principio del fin del contrabando de café y tabaco en la frontera luso-hispánica. Lo que hasta entonces había supuesto una amenaza para las finanzas de un país con más de un contrabandista célebre en su Historia —Miñanco, Dorado, Oubiña, Charlín y sus inicios en el llamado 'tabaco de batea'—, así como fuente de inspiración para escritores y músicos en uno y otro lado de la frontera —María La Portuguesa, entre otras tantas canciones—, terminó por diluirse. Y dejó hueco al tráfico de estupefacientes, cuyo combate es hoy una de las principales tareas de los organismos especializados de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. "Ahora los narcos hacen una fortuna; ya no es sobrevivir, como hacían los estraperlistas", apunta Orencio.
El contrabando —hoy desaparecido para el café y, aunque profesionalizado, algo más residual que años atrás en el caso del tabaco— se ha ido adaptando a los tiempos. Un 'dossier' de la Organización Mundial de Aduanas (WCO, por sus siglas en inglés), fechado en enero de 2021, enviado a las cuerpos de vigilancia de sus 183 países miembros y al que El Confidencial ha tenido acceso, revela la preocupación de dicho organismo internacional por los novedosos métodos del comercio ilícito. Además de los productos habituales —cigarrillos, cannabis, piezas de vehículos, restos arqueológicos y patrimonio histórico, animales exóticos, estimulantes varios...—, el documento alerta de los nuevos 'mercados' a los que ya ha llegado el contrabando: compraventa ilegal de medicamentos, vacunas contra el coronavirus o lavado de dinero negro mediante 'criptomonedas'.
A Lucas, nombre ficticio, no le bastaba con atesorar recuerdos en su memoria que narrar algún día a su nieto. Con cerca de cuatro décadas como agente de aduanas a las espaldas, sigue sintiendo hoy la misma "pasión" de sus primeros días. La que se aprecia cuando ojea su colección de decenas de manuscritos, notas mecanografiadas, informes, actas y cartas —un retazo de la historia del contrabando español— que salvó de la quema a la que estaban destinadas.