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Dejadez y soberbia: el decreto de interinos destapa los vicios negociadores del Gobierno
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EL CONGRESO LO AVALÓ POR UN VOTO

Dejadez y soberbia: el decreto de interinos destapa los vicios negociadores del Gobierno

El exministro de Política Territorial y Función Pública Miquel Iceta no habló en ningún momento con los grupos parlamentarios sobre el decreto de empleo público. Esa ausencia de contactos destapó viejos errores del Ejecutivo ante medidas clave

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, conversa con el portavoz del PNV, Aitor Esteban, este miércoles en el Congreso de los Diputados. (EFE)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, conversa con el portavoz del PNV, Aitor Esteban, este miércoles en el Congreso de los Diputados. (EFE)

Miquel Iceta firmó el 5 de julio junto a los responsables sindicales de UGT, CCOO y CSIF un importante acuerdo para reducir la temporalidad en el empleo público y, al día siguiente, el Consejo de Ministros aprobó el decreto ley correspondiente. Eran buenos tiempos para el dirigente catalán, pues lograba atajar un déficit estructural de la plantilla de funcionarios y, además, sentar las bases de una solución que la Unión Europea había demandado. Más que buenos tiempos, eran muy buenos tiempos para él.

Días antes, el entonces titular de Política Territorial y Función Pública había expuesto con éxito el argumentario del Gobierno a favor de los indultos y se erigió en voz autorizada de Pedro Sánchez, enfrascado en el diseño de un plan que permitiera limar la desconfianza con la Generalitat catalana y allanar un nuevo proceso de diálogo. Estaba llamado a funciones importantes e incluso se especuló con que sería el portavoz del Ejecutivo. Si Cataluña iba a ocupar el primer plano de las urgencias políticas, el mejor situado para construir el mensaje era él, que venía del Parlament y de bregar cara a cara con el independentismo.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE)

Pero cinco días después de firmar aquel acuerdo con los sindicatos, cuatro después de ver el decreto aprobado en el Consejo de Ministros y tres después de encontrárselo en el BOE, el presidente hace una crisis de Gobierno, le aparta de Política Territorial y Función Pública y le pone en Cultura y Deporte, que no es un puesto menor, aunque sí es cierto que se aleja sobremanera de la discusión política. Pudo ser peor, sin duda, y ahí están los casos de José Luis Ábalos, José Manuel Rodríguez Uribes o Juan Carlos Campo, apartados del Ejecutivo, pero lo cierto es que en el PSOE interpretan el movimiento como un descenso, un cierto declive.

A sectores de ERC, sin embargo, el nuevo emplazamiento de Iceta apenas les sorprende. Las relaciones entre la formación independentista y el PSC que él dirigió llevaban tiempo sin ser buenas. Es más: eran nefastas. Cuando los republicanos rechazaron que el hoy ministro fuera senador autonómico, y más adelante, presidente de la Cámara Alta, las relaciones no se estropearon porque desde hacía mucho tiempo estaban averiadas. El voto en contra de Esquerra fue la demostración de la penosa sintonía entre estos dos partidos. Así que a ERC no le extraña que la mayoría de los aliados progresistas del PSOE criticaran en el Congreso, el miércoles, la inexistencia de diálogo previo sobre el decreto de los interinos, la ausencia de una llamada, el silencio total. No les extrañan las sucesivas reprimendas a Iceta.

placeholder Miquel Iceta, en un reciente acto junto a José Luis Martínez-Almeida.
Miquel Iceta, en un reciente acto junto a José Luis Martínez-Almeida.

La realidad fue exactamente esa: el ministro catalán, entre el 5 y el 10 de julio, no llamó a ningún grupo para contarles el texto, para buscar una fecha de reunión, para conocer impresiones, destacan cinco fuentes parlamentarias a consultas de El Confidencial. Fue María Jesús Montero, quien a su ámbito de Hacienda suma el de Función Pública, la ministra que escuchó los reproches de los aliados, desde el socio en el Gobierno, Unidas Podemos, a la propia Esquerra. Fue también la que tuvo que calmar el malestar en el bloque de la investidura de Sánchez y la que tuvo que exprimir su tiempo y sus promesas para conseguir que el decreto no fuera derogado, que fue un riesgo real.

La cronología

La versión de las fuentes coincide y en el equipo de Iceta (ahora en Cultura) no lo desmienten. El exministro de Política Territorial no trató con los grupos parlamentarios, ni antes ni después de la aprobación del decreto en el Consejo de Ministros, el contenido de lo que sí estaba negociando con los sindicatos. La idea no es ser los primeros en recibir la información, pero sí recibirla a la vez, o al menos a través de un carril paralelo, indica una de las fuentes consultadas. Ocurrió, sin embargo, lo que ya ha ocurrido más veces, por ejemplo, con aquel decreto sobre la financiación municipal que el Congreso sí derogó: que la información llega por terceras vías o directamente por los medios de comunicación. Y cuando el Gobierno contacta, ya es tarde.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de España, Pedro Sánchez. (Reuters)

El 6 de julio, la información siguió sin llegar, y así toda esa semana. Iceta fue destituido el 10 y tampoco desde entonces se produjo comunicación. La Cámara convocó el pleno extraordinario del pasado miércoles y los teléfonos no sonaron. Fue a mediados de la semana pasada cuando la dirección del grupo socialista detecta que el ambiente alrededor del decreto de los interinos no es el más amable; la mayoría que debe convalidarlo no está ni mucho menos asegurada. Comenzaron aquí los intercambios con ERC, que comunica que votará en contra. El PNV está en una posición similar. Se encendieron las luces de alarma y María Jesús Montero y su equipo empiezan las rondas de contactos, que ya no cesaron hasta el mismo miércoles por la mañana, justo cuando se cerró el plazo de registro del voto telemático, a las 13:00.

Sin embargo, ni siquiera a dos días del pleno y de la votación las negociaciones son exhaustivas; "anecdóticas, más bien", las define una fuente. El portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, comparece en rueda de prensa 24 horas antes y manifiesta lo que en el bloque progresista del Congreso es un clamor más privado que público: el decreto se acerca a la derogación. La presión del Gobierno y del PSOE se redobla ante el peligro severo de sufrir una nueva derrota política en el Congreso, y qué derrota, pues las medidas contenidas en el texto de Iceta, pactado con los sindicatos, se proponen solucionar una de las exigencias comprometidas con la UE para recibir los fondos de recuperación: atajar la temporalidad en el empleo público. Perder habría sido un golpe muy duro para un Ejecutivo recién remodelado.

Los vicios

"Van viendo que van perdiendo, que no tienen los apoyos, y es entonces cuando buscan el acuerdo; todo 'in extremis", afirma una fuente de un grupo habitual aliado del PSOE y de Unidas Podemos. Con el decreto de los interinos, se repitió una secuencia que preocupa a los diputados de ERC, PNV, EH Bildu, PDeCAT, Más País, Compromís, BNG, Teruel Existe, PRC y Nueva Canarias. Una secuencia que revela "dejadez", "soberbia" y "exceso de confianza". Y con 155 escaños, que son los que da la suma de PSOE y Unidas Podemos, no caben ni la dejadez, ni la soberbia ni el exceso de confianza. Las mayorías se forjan ahora a partir de los 170 síes, así que si esos más o menos 35 diputados, los de las formaciones independentistas y regionalistas, están cabreados, mal negocio.

"Nos gustaría que entendiesen que son ustedes los que deben ganarse el apoyo de los grupos, y no al revés", dijo la portavoz de EH Bildu

Una de las fuentes lamenta que las conversaciones fueran más intensas cuanto más se aproximaba la hora de la votación y otra que incluso cesaran minutos antes del fin del plazo del voto telemático. En la tribuna de oradores, las sensaciones de agravio y malestar sonaron reiteradamente. La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, se quejó de que no haya habido conversación previa. "Ustedes [el Gobierno] traen el decreto esperando que las fuerzas progresistas traguemos y lo aprobemos porque sí, porque ustedes lo dictan. Pues no. Así no se hacen las cosas". Continuó más adelante: "Nos gustaría que entendiesen que son ustedes [el Gobierno] los que deben ganarse el apoyo de los grupos, y no al revés. Son ustedes los que deben compartir la agenda legislativa y ser permeables a las demandas que les hacemos las fuerzas de izquierda".

Foto: El presidente del Gobierno charla con Gabriel Rufián. (EFE)

Ferran Bel, del PDeCAT, una formación dispuesta a llegar a acuerdos con el PSOE, a diferencia de JxCAT, más reacia, incidió en esa ausencia de diálogo. "Dicen que ya lo tienen pactado, el decreto, en este caso en el marco de la Función Pública y con algunos sindicatos, pero saben que esto no es suficiente porque los que aquí votamos somos los diputados". Hasta el representante de Unidas Podemos Pedro Honrubia fue contundente. "Por favor, antes de presentar un texto tan importante, cuando además se tienen que cumplir unos plazos porque así nos hemos comprometido con Europa, háganlo hablando en primer lugar con los grupos de esta Cámara, intentando negociar el contenido y trayéndolo aquí con la garantía de que va a salir adelante y de que no vamos a tener que estar en una negociación de última hora".

Los votos y una moraleja

El miércoles hubo que repetir la votación porque hubo empate: 170 síes chocaron con 170 noes. En la segunda, una diputada de Unidas Podemos se inhibió y entonces, por un voto, ganó la convalidación y la posterior tramitación como proyecto de ley. Justo esto es lo que salvó al Gobierno, y bien que se apresuró María Jesús Montero a decirlo. Al poco de comenzar su intervención en defensa del decreto, anunció el respaldo del PSOE a modificaciones durante el proceso parlamentario, en la línea de lo que reclamaba ERC. El cambio de criterio de la formación independentista fue clave, sin duda, pero también el sí de Tomás Guitarte (Teruel Existe) o de José María Mazón (PRC). O las abstenciones de los seis diputados del PNV y de los dos de Más País. Porque con que solo uno hubiera ido al no, los problemas del Gobierno se habrían multiplicado exponencialmente.

placeholder Félix Bolaños, en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.
Félix Bolaños, en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.

Las fuentes esperan que la llegada de Félix Bolaños al Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática cambie la dinámica. El presidente del Gobierno se ha marcado como objetivo acentuar su perfil progresista y ha encomendado al nuevo ministro y a la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, que plasmen en el Parlamento ese impulso. La negociación y la interlocución deberán ser constantes con los partidos que apoyaron la investidura del presidente, y a eso se ha comprometido Bolaños tras las quejas de los portavoces, con los que este jueves ha hablado por teléfono. A partir de septiembre, se comprobará si esa voluntad es real o no, flor de un día, un señuelo o una ilusión.

Miquel Iceta firmó el 5 de julio junto a los responsables sindicales de UGT, CCOO y CSIF un importante acuerdo para reducir la temporalidad en el empleo público y, al día siguiente, el Consejo de Ministros aprobó el decreto ley correspondiente. Eran buenos tiempos para el dirigente catalán, pues lograba atajar un déficit estructural de la plantilla de funcionarios y, además, sentar las bases de una solución que la Unión Europea había demandado. Más que buenos tiempos, eran muy buenos tiempos para él.

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