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Casado exhibe su rearme económico con un núcleo de expertos mirando a Moncloa
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LA ESTRATEGIA DEL PP

Casado exhibe su rearme económico con un núcleo de expertos mirando a Moncloa

El líder del PP tiene listo un plan de choque para su hoja de ruta hacia el Gobierno. La convención será la escenificación de su proyecto y el arranque de precampaña

Foto: Casado junto a Caruana, Pizarro, García-Legaz, Elvira Rodríguez y García Egea.
Casado junto a Caruana, Pizarro, García-Legaz, Elvira Rodríguez y García Egea.

Que las primeras jornadas preconvención del PP hayan sido puramente económicas no es una casualidad. La estrategia de Pablo Casado está encima de la mesa: la legislatura está agotada con un Gobierno débil y dividido (en planteamientos como el SMI, las pensiones, la reforma laboral e incluso el sector agroalimentario como se ha visto recientemente) y que depende ya exclusivamente de sus socios parlamentarios independentistas. La concesión de indultos y los pasos que seguirán viniendo, con el Tribunal de Cuentas, por ejemplo, confirman para la formación que, aunque las elecciones no lleguen hasta dentro de dos años, las cartas están echadas.

Ni la llegada de fondos europeos ni la futura recuperación (que los populares siguen considerando “incierta”) harán cambiar el tablero político. Así lo ven en la planta séptima de Génova, donde ultiman la convención de Casado de otoño, la escenificación de su proyecto político, que lanzarán como el arranque de la precampaña electoral. Lleguen cuando lleguen las urnas.

Partiendo de esta premisa y en una campaña permanente de pedir la dimisión del Gobierno y la convocatoria de elecciones (rechazando por completo la moción de censura de Vox e instrumentos similares), Casado irá desgranando su programa electoral y sus grandes objetivos políticos como si mañana mismo tuviera opciones de entrar en la Moncloa. De ahí que esta semana el PP europeo organizara las jornadas de verano con la economía como monotema.

Foto: El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos. (EFE)

Si algo tiene claro el líder de la oposición, es que la economía sigue constituyendo el principal aval de su partido para los electores, por eso la repetida frase de que “los españoles nos llaman para gobernar en épocas difíciles de crisis”, y que seguirá siendo el mantra hasta el final. En Génova están convencidos de que las jornadas también han servido para zanjar las críticas recurrentes sobre el equipo económico de Casado o, más bien, sobre la falta de referentes y apoyos que tenía en su núcleo duro para un asunto tan crucial dentro del PP. Exhibir un panel de expertos cuya colaboración interna o externa contribuye al planteamiento en esta materia dentro del partido era otro de los objetivos perseguidos.

Además del expresidente de Argentina, Mauricio Macri, cuyo modelo es uno de los principales referentes internacionales para Casado, en las mesas redondas estuvieron varios exministros (Luis de Guindos, hoy vicepresidente del BCE, Juan Costa, Manuel Pimentel, Juan Carlos Aparicio, Fátima Báñez, Pilar del Castillo, Dolors Montserrat o la propia Elvira Rodríguez, hoy vicesecretaria sectorial en la dirección del PP) y otros nombres de referencia como el exgobernador del Banco de España, Jaime Caruana, Manuel Pizarro y otros empresarios como José Luis Bonet o Vicente de los Mozos. Entre los colaboradores asiduos de la formación estuvieron Daniel Lacalle (en quien Casado sigue confiando como principal analista) o José María Rotellar.

Nombres con los que el líder popular trabaja a modo de Gobierno en la sombra o, como mínimo, cuenta con ellos a modo de asesores de cabecera para consultar posiciones del partido y predicciones a futuro. Más allá de la red de expertos tejida, Casado pretende poner encima de la mesa la alternativa económica al Gobierno de Pedro Sánchez, consciente de que el próximo otoño será crucial. Primero, porque decaerán las ayudas puestas en marcha a causa de la pandemia en materia laboral como los ERTE. Y, segundo, porque el Ejecutivo de coalición seguirá avanzando en sus debates internos sobre la reforma laboral, las pensiones o los ajustes fiscales que el presidente ya ha descartado para los próximos Presupuestos. En el otro lado del arco parlamentario, el PP entiende que el debate económico desactiva por completo a Vox, centrado en las batallas puramente ideológicas y de calle, pero que no demuestran una alternativa solvente.

Foto: Elvira Rodríguez, vicesecretaria Sectorial del PP. (Alejandro Martínez Vélez)
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Las jornadas han servido para poner a punto la hoja de ruta económica que Casado defiende para llegar a la Moncloa (que se consolidará con el resto de áreas en la convención de octubre según avancen otras mesas de debate previas en este mes de julio y a lo largo de septiembre). La economía era la primera piedra y las claves están encima de la mesa: mantener la reforma laboral de Rajoy y mostrar una clara oposición a las pretensiones del ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz (tampoco la CEOE da muestras de entendimiento en este aspecto, lo que probablemente conllevará un cierto deshielo después de semanas de crisis), apostar por el sector privado como principal mecanismo eficaz y eficiente para generar riqueza y empleo, bajada de impuestos (IRPF y sociedades), además de suprimir los de donaciones, sucesiones y patrimonio.

Los populares dedicaron una de las mesas redondas a la fiscalidad en su conjunto bajo la premisa de un cambio conceptual que apuesta por no concebir los impuestos como mero mecanismo recaudatorio, sino como una herramienta que permita trabajar sobre la economía. Es uno de los pilares económicos del PP que Elvira Rodríguez defiende con insistencia, como hizo recientemente en una entrevista con este diario al afirmar que la recaudación “tiene que ser suficiente, pero no es el objetivo primero ni único de un sistema tributario”.

El PP considera esencial la revisión general del sistema, entendiendo que hay, por ejemplo, bonificaciones obsoletas que no trabajan por la eficacia de la política económica. La otra pata, que también salió a colación en las jornadas de estos días, es que en ningún caso el sistema tributario puede poner freno a la competitividad de las empresas.

placeholder Pablo Casado y Mauricio Macri. (EFE)
Pablo Casado y Mauricio Macri. (EFE)

El resto de grandes apuestas del PP son de sobra conocidas y apenas se han alterado con respecto al programa electoral de las generales de 2019: ley de unidad de mercado que elimine trabas, implantación de la mochila austriaca (en esto coincide de lleno con el programa de Ciudadanos también, Luis Garicano es uno de sus principales defensores), formación profesional dual, seguridad jurídica como principal garantía para las empresas y, también, reindustrialización de la economía nacional con costes fijos de competitividad energética.

Tras los mimbres económicos llegará todo lo demás. En total, habrá 25 mesas temáticas aunque las cinco grandes áreas se dejarán a modo de resumen para la semana previa a la celebración de la convención. Casado espera salir del evento, que se desarrollará en Valencia, con una especie de programa hecho y hasta leyes casi escritas que venderá como un plan de choque cuando llegue a la Moncloa. Contar con expertos en distintos ámbitos y abrir el partido a la sociedad civil forma parte del proyecto que el líder del PP tiene en mente y que ve, después de tres años al frente de la presidencia de la formación, que empieza a rodar.

Que las primeras jornadas preconvención del PP hayan sido puramente económicas no es una casualidad. La estrategia de Pablo Casado está encima de la mesa: la legislatura está agotada con un Gobierno débil y dividido (en planteamientos como el SMI, las pensiones, la reforma laboral e incluso el sector agroalimentario como se ha visto recientemente) y que depende ya exclusivamente de sus socios parlamentarios independentistas. La concesión de indultos y los pasos que seguirán viniendo, con el Tribunal de Cuentas, por ejemplo, confirman para la formación que, aunque las elecciones no lleguen hasta dentro de dos años, las cartas están echadas.

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