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"Con este no se puede jugar": tres años de investigación sobre Galán-Villarejo
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primer paso para la imputación de la compañía

"Con este no se puede jugar": tres años de investigación sobre Galán-Villarejo

El juez Manuel García-Castellón imputó este miércoles al presidente de Iberdrola y a otros tres directivos por cohecho, falsedad en documento mercantil y delito contra la intimidad

Foto: Sánchez Galán y Villarejo. (Ilustración: Raquel Cano)
Sánchez Galán y Villarejo. (Ilustración: Raquel Cano)

José Manuel Villarejo decía que era una simple piedra de la suerte, una "amatista" que le gustaba lucir en la camisa. Sus interlocutores rara vez se fijaban, pero el 26 de mayo de 2009, el exdirector de Seguridad de Iberdrola, Antonio Asenjo, sospechó de su amuleto mientras hablaban en un bar: "A ver, ¿qué llevas ahí? Si me estarás grabando". No se equivocaba. Ese día, como tantos otros, el comisario grabó la conversación. Asenjo no insistió, pero esos audios ahora forman parte de una causa en la que se encuentra imputado junto al presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. El "señorito", como lo llamaba Villarejo, tendrá que desfilar por la Audiencia Nacional.

El episodio figura en una de las grabaciones adelantadas por El Confidencial en octubre de 2019, hace casi tres años, sobre los trabajos del comisario para Iberdrola. Villarejo dejó audios y documentos de todo tipo de operaciones encubiertas financiadas por la eléctrica: espionajes a dirigentes políticos, maniobras contra ecologistas, vigilancia de líderes sindicales de la propia compañía, indagaciones sobre dos de los mayores rivales de Sánchez Galán, Manuel Pizarro y Florentino Pérez, y hasta una investigación contra una empresa con la que Iberdrola iba a construir un parque eólico en Rumanía.

Asuntos Internos ha concluido que la multinacional pagó a Villarejo más de un millón de euros y otros 407.000 euros a través de una tercera compañía para ocultar su relación con el comisario. Daba igual que siguiera en activo como funcionario del Cuerpo Nacional de Policía. Durante más de una década, Villarejo estuvo al servicio de "don Ignacio", una relación que trasciende al agente y se extiende al modo en que Sánchez Galán y sus más estrechos colaboradores eludieron presuntamente los controles internos de la eléctrica para costear los espionajes. Al citar al presidente de la compañía en calidad de investigado, el juez ya ha dado el primer paso para imputar a Iberdrola como persona jurídica.

Uno de los primeros contactos entre Villarejo e Iberdrola se produjo en junio de 2004, cuando en una reunión con Asenjo, el comisario le propuso hablar "de cosas entre colegas", de sus antiguas batallitas como policías. Mencionó a viejos compañeros y pagó la cuenta, pero por mucho que insistiera, el directivo se mostraba cauto: "Espero que con el tiempo bajes un poco la guardia conmigo, coño". Aquel fue el pistoletazo de salida a toda una serie de reuniones. Y sí, Asenjo terminó por bajar la guardia.

Hasta qué punto llegaron los supuestos encargos a Villarejo es una de las cuestiones que centran la investigación, pero un audio de 2009 permite hacerse una idea. Ese día, en plena guerra entre ACS e Iberdrola, Asenjo le dio a entender que cualquier cosa valía para que Florentino Pérez se "portara bien". Si encontraba trapos sucios, perfecto. Si no los encontraba, siempre podían fabricar un escándalo: "Que le han visto con un niño. 'Qué gilipollez, cómo lo van a ver con un niño'. Ya lo sé que no lo pueden ver, coño, pero a lo mejor se lo pueden poner al lado". En palabras del directivo, relacionar a alguien con un menor era información "vulnerable", "fácil" y "entendible".

Pero la Fiscalía Anticorrupción y el juez saben que Asenjo no era un verso libre, sino uno de los primeros espadas de la guardia pretoriana de Sánchez Galán. Ambos se conocieron antes de llegar a Iberdrola y el 6 de mayo de 2009, en otra de las reuniones que mantuvo con Villarejo, el jefe de Seguridad dejó caer que tenía que reportar sobre sus avances a la cúpula directiva: "Para que tú te pongas aquí en mi sitio, joder, y me imagines sentado con el otro". También le avisó sobre el temperamento de su superior. "Pum. A por ello. Y le dan por culo. Y no entiende otra cosa. O sea, no… Que es difícil y que es un tío complicado...", aseguró Asenjo en otro audio clave desvelado por El Confidencial.

El auto que apunta a la cúpula

Villarejo respondía al entonces director de Seguridad de la multinacional con referencias a "don Ignacio", al "presi", al "señorito": "No sé cómo lo puedes plantear a tu presi, tal y cual. Pero macho, ya te lo dije la última vez. Tenemos que, que, que, que jugar fuerte". Asenjo no le corregía. Más allá de mirar con recelo la piedra de la suerte, confiaba en que sus conversaciones se mantuvieran en secreto. Su principal preocupación, de hecho, pasaba por que el comisario vendiera humo a la cúpula. La advertencia era clara: "Con este no se puede jugar".

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Pinche en la imagen para leer el auto con el que el juez imputa a Sánchez Galán.

Esas conversaciones y otros documentos intervenidos al comisario han llevado al juez a apuntar a lo más alto de la compañía. En un auto dictado el pasado miércoles, el magistrado imputa por cohecho, falsedad en documento mercantil y delito contra la intimidad a Sánchez Galán, al número dos de la eléctrica, Francisco Martínez Córcoles, al ex consejero delegado de Iberdrola España, Fernando Becker, y al exjefe del Gabinete de Presidencia, Rafael Orbegozo. Asenjo era el interlocutor de Villarejo, sí, pero los investigadores sospechan que sus superiores ordenaron y autorizaron la contratación del comisario para espiar a adversarios políticos y empresariales, maniobrando para saltarse los sistemas internos de control de la compañía.

La primera de las operaciones que se investiga en la Audiencia Nacional se remonta a 2004 cuando, como reveló este diario, Iberdrola pidió a Villarejo que se infiltrara en el movimiento de oposición política y vecinal a su central térmica de ciclo combinado de Arcos de la Frontera (Cádiz). La eléctrica dio los primeros pasos para ponerla en marcha en el 2000, pero cuatro años después, se topó con el rechazo al proyecto de numerosas organizaciones ecologistas, del Gobierno local y del Ejecutivo andaluz, ambos del PSOE. El proyecto, valorado en más de 1.000 millones de euros, empezaba a tambalearse y Villarejo entró en escena para doblegar a la oposición.

Él mismo bautizó el encargo con el nombre en clave de Arrow y utilizó siglas y acrónimos en sus informes: Iberdrola pasó a ser 'K'; Antonio Asenjo, 'AS'; el Ayuntamiento de Arcos, 'Y', y el equipo de investigadores implicados, 'GIA'. De los audios se desprende que le ordenaron realizar seguimientos, controlar llamadas e investigar la vida privada de cualquiera que se opusiera a la central. Desde un juez hasta políticos, pasando por grupos ecologistas: "¿Cómo va con la enana, como dices tú?", se escucha decir a Asenjo en una grabación, en supuesta referencia a una concejala de IU.

El espionaje a Endesa

Los investigadores sostienen que esta operación se alargó dos años y, casualidad o no, dio sus frutos: el juez se negó a paralizar las obras, el PSOE de Arcos adoptó una posición menos beligerante e Izquierda Unida abandonó el gobierno municipal tras darse luz verde a la central. Villarejo se apuntaba un tanto y así lo reflejó en uno de sus informes: "Los planes y procedimientos utilizados, con ocasión de la crisis de Arcos, pueden considerarse como un protocolo de actuación adecuado en situaciones similares".

La segunda operación detectada por los investigadores y adelantada nuevamente por El Confidencial también arranca en 2004. Esta vez, se bautizó como BlackBoard (BB) y tenía un claro objetivo: el entonces presidente de Endesa, Manuel Pizarro. Los informes reflejan que Villarejo rastreó su vida privada, amistades y trayectoria profesional en busca de "puntos oscuros". Incluso habría diseccionado la identidad y fecha de nacimiento de los familiares del presidente de Endesa. Al fin y al cabo, Asenjo le había dejado claro el interés que tenían por la competencia en una de sus reuniones: "Es importante para nosotros… El tema de Endesa". "Ese cromo… lo necesitan los de arriba para… Para intercambiar".

Esta operación se resume en un documento en el que Villarejo menciona otra supuesta reunión que mantuvo con Asenjo del 2 de septiembre de 2004: "El trabajo se realiza fundamentalmente con el fin de que se pueda disponer de medios y elementos necesarios para defenderse de los presumibles ataques que a corto, medio plazo, va a continuar realizando BB [Manuel Pizarro], especialmente tanto a la situación de la que K [Iberdrola] disfruta en el sector como singularmente en la toma de decisiones, entorno personal y contactos del consejero delegado (CD)". Por aquel entonces, el consejo delegado de Iberdrola era Sánchez Galán.

Las indagaciones sobre Pizarro se alargaron en el tiempo; pero, en torno a 2005, el comisario supuestamente entregó un nuevo informe confidencial a la eléctrica. Este documento no habría sido elaborado por él, sino por la agencia de detectives estadounidense Kroll, que acusaba al exministro Javier Arenas y al expresidente de la Junta de Andalucía y expresidente del PSOE, Manuel Chaves, de cobrar supuestos sobornos de empresarios y participar en diferentes negocios a través de testaferros. El informe no aclara quién lo encargó, pero en principio llegó a manos de Villarejo. Con este tipo de información, el comisario buscaba mantener una relación fluida con Iberdrola.

Este esfuerzo por mantener a la eléctrica contenta volvió a tener recompensa en 2007, cuando Iberdrola supuestamente recurrió a Villarejo para investigar a sus propios trabajadores: quería averiguar si dos representantes sindicales de su central nuclear de Cofrentes (Valencia) habían filtrado a organizaciones ecologistas un análisis interno que admitía importantes deficiencias en la instalación. La operación se resume en un documento confeccionado por el policía de 19 páginas y titulado 'Informe Front'.

placeholder Extracto del informe Front.
Extracto del informe Front.

Entre los objetivos que planteaba el comisario, destacaba el de poner en marcha un "hostigamiento sostenido" contra ellos, para lo que presuntamente averiguó sus situaciones familiares, sus domicilios o incluso la existencia de un teléfono móvil teóricamente utilizado por ambos para hablar con periodistas. En cualquier caso, aquella no fue la última vez que Iberdrola supuestamente utilizó a Villarejo para investigar a sus trabajadores: en 2009, la historia se habría repetido con dos directivos y un proveedor.

Acabar con Florentino

Anticorrupción apunta a que este nuevo encargo, bautizado como Gipsy, persiguió dos objetivos: por un lado, "investigar a José María A. V., quien fue director de servicios generales de Iberdrola, S.A., y a Francisco Julián Gutiérrez Santiago, proveedor de Iberdrola, al sospechar la compañía que en la contratación de los servicios pudiera mediar el pago de comisiones ilegales". Por otro, rastrear "las vinculaciones" que el propio A.V. "hubiera podido tener con Florentino Pérez", señalando uno de los informes de Villarejo que este podía estar recabando "datos sensibles sobre el presidente de IB". Por aquel entonces, el presidente de Iberdrola ya era Sánchez Galán.

placeholder Extracto de un informe del proyecto Gipsy donde se hace referencia al 'presidente de IB'.
Extracto de un informe del proyecto Gipsy donde se hace referencia al 'presidente de IB'.

"Nunca noté nada raro. De hecho, me fui de la empresa en 2015 con honores. No es que me prejubilara ni nada parecido. Me jubilé cuando me tocaba y además me fui bien. Salí perfectamente. Estoy convencido de que si se hubieran confirmado las sospechas tan graves que tenían sobre mí, habría salido antes de la empresa, como es obvio", explicaba el ya exdirectivo en 2019 a El Confidencial. Jamás pensó que un comisario pudiera estar analizando de arriba abajo a sus familiares, su círculo en la eléctrica o incluso sus amistades y contactos fuera del trabajo. En 2009, su empresa no le dijo nada: "A mí nunca me enseñó nadie ningún informe de ninguna especie".

Pero los investigadores sostienen que el temor a Florentino Pérez desencadenó en 2009 otra operación bautizada como Posy. Esta vez, el supuesto objetivo ya era el propio presidente de ACS y querían encontrar datos comprometedores sobre él para frenar su entrada en el consejo de administración de Iberdrola. Aunque el comisario consiguió "datos del censo" del empresario y su familia, sus hallazgos no convencieron a Asenjo. Así se lo dijo en una de las primeras reuniones, destacando la importancia que el caso tenía para su jefe: "Lo que yo no puedo es marearle". "Si no le digo sí, por aquí y en no sé cuánto tiempo, me dice: 'Mira, tío'. Pero eso lo tienes que centrar tú, joder".

El mensaje era tajante, pero el 26 de mayo, cuando volvieron a verse, los avances de Villarejo sobre Florentino Pérez siguieron sin convencer a Asenjo: "Si es que me sale más barato matarle. Me sale más barato matarle, macho". "En una semana: fuera, muerto, ya está". El comisario mostró su sorpresa por esas palabras, pero en tono aparentemente jocoso, el directivo insistió en la misma idea: "Le ha matado un coche (…) Ha cogido el virus de la gripe". En 2009, Asenjo ya había bajado la guardia.

Los audios se iban acumulando así en la grabadora de Villarejo, pero el juez y Anticorrupción sostienen que Iberdrola siguió llamándole. En 2011, para el proyecto Wind. Según apunta el auto con el que se acuerda la imputación de Sánchez Galán, esta operación se alargó cinco años y consistió en "la investigación de la sociedad suiza Eólica Dobrogea y su accionista mayoritario Chrisopher Kaap, con quienes Iberdrola Renovables Energía, S.A. se había aliado para desarrollar una serie de proyectos en Rumanía y con quienes surgieron diferentes conflictos". La eléctrica quería que el comisario rastreara los activos de la empresa y su accionista para cobrar la deuda.

placeholder Informes del proyecto Wind incluían datos sobre los familiares de Chrisopher Kaap.
Informes del proyecto Wind incluían datos sobre los familiares de Chrisopher Kaap.

Según explicó Iberdrola a este diario en 2018, la contratación dio resultado: "La investigación nos permitió encontrar bienes que el señor Kapp había traspasado a su mujer solo unos días antes y de ese modo pudimos identificar activos". Tres años después, queda ver si Sánchez Galán mantiene la misma argumentación ante el juez. Por el momento, fuentes de la compañía califican las imputaciones "como una buena oportunidad para esclarecer todas y cada una de las acusaciones que se han realizado", subrayando además que ya ofrecieron comparecer de forma voluntaria. En concreto, el 25 de mayo, cuando ya se sabía que Anticorrupción pediría imputar al "señorito".

El testigo clave

Pero sea cual sea su estrategia, el presidente de Iberdrola no solo tendrá que responder por los audios y los informes de Villarejo. Como destapó El Confidencial en diciembre de 2019, el principal problema al que se enfrenta tiene nombre y apellido. Se trata de José Antonio Del Olmo, el exempleado que denunció en informes guardados ante notario la presunta trama de facturas falsas que utilizaban para enmascarar los pagos a Villarejo. Iberdrola ya ha cargado contra él ante distintos tribunales, pero sigue sin cambiar de postura: ¿estaba al tanto Galán de los pagos a Villarejo? "Rotundamente sí".

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La clave pasa por que la versión de Del Olmo encaja con la columna vertebral de la investigación. En el auto del miércoles, el juez repasa una y otra vez su relato, subrayando que ya en 2004, "en su condición de director de control de funciones corporativas, comunicó diversas irregularidades" a uno sus superiores. La supuesta advertencia cayó en saco roto, pero quedó recogida en un expediente que destacaba "ciertas actividades anómalas realizadas por la Dirección de Seguridad Corporativa".

En este documento se apunta a que Asenjo les había pedido hablar "urgentemente" con su departamento para arreglar "un asunto que no puede solucionar". Con estas palabras, el directivo se refería al proyecto Arrow. Una de las facturas de esta operación se justificó como "coordinación operativa de seguridad de los desplazamientos realizados por sus ejecutivos españoles (...) en Brasil, México, Guatemala y Bolivia", pero en realidad "se trataba de servicios prestados con relación al proyecto de Arcos de la Frontera”, explica el juez en su auto. A través de "la manipulación de sus conceptos", seguir el rastro de relación entre Villarejo e Iberdrola se complicaba.

placeholder Las facturas de Casesa con las que el juez apunta a que se ocultaron los servicios de Villarejo.
Las facturas de Casesa con las que el juez apunta a que se ocultaron los servicios de Villarejo.

Con el mismo razonamiento de base, el magistrado incide a su vez en el rol de Castellana de Seguridad (Casesa). Según ha quedado acreditado, Iberdrola pasaba facturas a esta empresa y, posteriormente, la misma hacía transferencias a Cenyt, la firma de Villarejo: "En el año 2004 —esto es, en el ejercicio a que se refieren las facturas sospechosas— Casesa declaró pagos a Grupo Cenyt por importe total de 337.560 euros", explica. "Y no solo eso. Constan en la causa (..) dos transferencias, al menos, realizadas por Casesa a favor de Cenyt por importe de 81.200 euros —de fecha 27 de septiembre de 2004— y de 82.360 euros —de fecha 2 de agosto de 2004—".

En la contabilidad de la eléctrica también se han encontrado otros documentos que permiten relacionarla con Villarejo: "Figuran recibidas y abonadas quince facturas sin pedido (...) emitidas por Cenyt entre 2004 y 2012 por importe total de 1.047.324,14 euros". A la vista de estos indicios, la conclusión de los investigadores pasa por que se trata de pagos a "José Manuel Villarejo Pérez cuando se encontraba en situación de servicio activo en el Cuerpo Nacional de Policía, ocultados mediante la manipulación de los conceptos". Según recoge el auto, este baile de facturas se alarga hasta 2017, cuando el comisario fue detenido e ingresó en prisión provisional.

Punto a punto, la versión de Del Olmo se mantiene en pie, y con ella el dedo que señala a lo más alto de Iberdrola. Según defiende el juez, los servicios de Villarejo y su ocultación eran "conocidos exclusivamente por Ignacio Sánchez Galán, desde 2006 presidente de la compañía, y, cuando menos en alguno de los proyectos, también por Fernando Becker Zuazúa, Francisco Martínez Córcoles y Rafael Orbegozo Guzmán, aparte de Antonio Asenjo Martín". Ya no es solo la piedra de la suerte de Villarejo, también es el modo en el que Iberdrola habría ocultado sus operaciones encubiertas. Tras más de año y medio de investigación, el "señorito" tendrá que responder ante la Audiencia Nacional.

José Manuel Villarejo decía que era una simple piedra de la suerte, una "amatista" que le gustaba lucir en la camisa. Sus interlocutores rara vez se fijaban, pero el 26 de mayo de 2009, el exdirector de Seguridad de Iberdrola, Antonio Asenjo, sospechó de su amuleto mientras hablaban en un bar: "A ver, ¿qué llevas ahí? Si me estarás grabando". No se equivocaba. Ese día, como tantos otros, el comisario grabó la conversación. Asenjo no insistió, pero esos audios ahora forman parte de una causa en la que se encuentra imputado junto al presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. El "señorito", como lo llamaba Villarejo, tendrá que desfilar por la Audiencia Nacional.

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