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El pueblo que teme gastar seis veces más agua en cerdos que en sus vecinos
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Los ecologistas están en contra

El pueblo que teme gastar seis veces más agua en cerdos que en sus vecinos

La macrogranja proyectada en Sequera de Fresno (Segovia) amenaza con contaminar el acuífero de la zona por el vertido de purines

Foto: Una granja de cerdos. (EFE)
Una granja de cerdos. (EFE)

Un bien tan preciado como el agua, que incluso ha llegado a ser un valor más para los inversionistas de Wall Street, se vuelve aún más esencial en el momento que ves peligrar su suministro en el lugar en el que resides. Es lo que les sucede a los vecinos de Sequera del Fresno (Segovia), un pequeño municipio en el que está proyectada una macrogranja de 2.400 cerdos por la que temen que el acuífero subterráneo que les nutre de este bien vital pueda acabar contaminado. Un negocio, la ganadería intensiva, que tiene en su contra a todas las organizaciones ecologistas, que solo ven perjuicios y ningún beneficio para las localidades rurales donde se suelen establecer.

El cálculo del gasto de agua es sencillo: la memoria del estudio de impacto ambiental de la macrogranja que está proyectada en Sequera de Fresno estima el consumo de 10.515 metros cúbicos anuales, es decir, diez millones y medio de litros. ¿Cuánto tardarían en gastar semejante cantidad los 34 vecinos que tenía el pueblo en 2020? Son 133 litros lo que gastó de media una persona en 2018, según los últimos datos del INE, para consumo, higiene, limpieza y el resto de usos cotidianos, por lo que para alcanzar el gasto anual de los 2.400 cerdos, los habitantes del municipio tardarían 2.325 días, o dicho de otra forma, alrededor de seis años y medio.

"Es inviable, insostenible, no es ecológico ni se sostiene medioambientalmente hablando en los tiempos que estamos. No es válido, ni por el agua que consume, ni por la contaminación de la propia agua, ni por la salud, ni por los puestos de trabajo, ni por la despoblación", sentencia el portavoz provincial de Segovia de la coordinadora nacional STOP Ganadería Industrial, Santiago Álvarez. El también miembro de Segovia por el Clima explica a El Confidencial que lo más negativo de la ganadería intensiva no es solo el elevado consumo de agua, sino también la posibilidad de que acabe contaminado por los vertidos que produce la ganadería intensiva.

Foto: Manifestación en Villalba de la Sierra. (Pueblos Vivos)

En concreto, las organizaciones ecologistas denuncian que, derivado de la ganadería intensiva, además de la posible contaminación de agua fruto del vertido de purines en tierras aledañas a las granjas, también genera insalubridad en el aire e incluso posibles zoonosis a causa de la hacinación de los animales. Como ejemplo, municipios de Segovia como Turégano o la zona de Carracillo han visto perjudicado su suministro de agua por la implantación de macrogranjas y ciertos tipos de agricultura de regadío.

Los nitratos que genera la ganadería acaban filtrándose a los acuíferos y llegan a propiciar que el agua no sea potable para todo un pueblo, como sucede en Lastras de Cuéllar. "No favorecen para nada esa vuelta al mundo rural y a un entorno más sostenible y equilibrado. Terminan echando a los vecinos porque entre la falta de servicios básicos como transporte, educación o sanidad, si encima no vas a poder beber agua del grifo y te tienes que ir a 50 kilómetros a llenar 20 botellas cada semana…", critica el representante de STOP Ganadería Industrial.

La macrogranja proyectada a poco más de un kilómetro de la zona urbana de Sequera de Duero encuentra la oposición de la plataforma vecinal Nordeste de Segovia Limpio, quienes han conseguido más de 6.600 firmas en un mes para frenar su instalación. No quieren el volumen anual de cinco millones de litros de purines, ni el consumo desproporcionado de agua que "esquilma un bien que es escaso", que advierten que además se podría contaminar. La portavoz de la plataforma, Sara Fernández, denuncia algunas incongruencias entre los informes previos al proyecto y lo realmente ejecutado. "Se ha presentado para 2.400 cerdos, eso es lo que figura en el proyecto, pero tanto la concesión de agua que han pedido y les han otorgado, como todas las obras que ya han iniciado sin las autorizaciones pertinentes, doblan lo autorizado", denuncia en declaraciones a El Confidencial.

Los nitratos que genera la ganadería acaban filtrándose a los acuíferos y llegan a propiciar que el agua no sea potable para todo un pueblo

Concretamente, son 26.280.000 millones de litros los que la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) ha autorizado al proyecto, por lo que cabe pensar que en un futuro la macrogranja tenga más cabezas de ganado que las anunciadas en sus inicios. Sucede igual con la balsa autorizada para almacenamiento de purines, cuya autorización es de una capacidad de 3.995 metros cúbicos y, según argumentan en la plataforma tras medir la obra con ortofoto del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y altura sobre la luz, la construcción realizada tiene una capacidad de 10.700 metros cúbicos.

La plataforma confía en que el ayuntamiento denuncie estos incumplimientos y no conceda la licencia urbanística, para un proyecto al que también se ha complicado el vertido de purines. La mayor parte del terreno colindante pertenece a municipios como Riaza y Fresno de Cantespino donde la ordenanza municipal prohíbe el vertido de purines de explotaciones de otros pueblos.

"Son beneficios para el empresario y todo el impacto ambiental se reparte entre la población local", critica Fernández, quien argumenta que la macrogranja solo crearía tres o cuatro puestos de trabajo, pero repercutiría negativamente en una zona en la que, a raíz de la pandemia, se han asentado teletrabajadores, que podrían irse si proliferasen los malos olores o si se contaminase el agua.

Foto: Embalse de Prado-Valdealcornoque, que abastece a Valdefuentes, la semana pasada.

La profesora de la UPM, Sonia Roig, realizó una comparativa entre ganadería extensiva y la intensiva, y con un análisis que es síntesis de varios estudios explica que la primera es "muy raro" que contamine acuíferos y el propio suelo debido a la "inapreciable" generación de residuos. Frente a esto, la intensiva lleva consigo "residuos abundantes y muy contaminantes, con alto riesgo de contaminación de acuíferos y suelos". Sobre la fertilización del suelo, la ganadería extensiva es una forma "óptima" y con materia orgánica "de calidad", mientras que en la intensiva se generan muchos purines, pero "imposibles de incorporar directamente al suelo".

Además, el informe apoya a la ganadería extensiva por ser mejor en materias como la emisión de gases de efecto invernadero, el secuestro de carbono, la prevención de incendios, la generación de empleo, la conservación de hábitats y especies, el mantenimiento y fomento de la biodiversidad, el paisaje, la conservación de conocimiento tradicional y rutinas ganaderas, la huella de carbono y la compatibilidad con otros usos del territorio.

Un bien tan preciado como el agua, que incluso ha llegado a ser un valor más para los inversionistas de Wall Street, se vuelve aún más esencial en el momento que ves peligrar su suministro en el lugar en el que resides. Es lo que les sucede a los vecinos de Sequera del Fresno (Segovia), un pequeño municipio en el que está proyectada una macrogranja de 2.400 cerdos por la que temen que el acuífero subterráneo que les nutre de este bien vital pueda acabar contaminado. Un negocio, la ganadería intensiva, que tiene en su contra a todas las organizaciones ecologistas, que solo ven perjuicios y ningún beneficio para las localidades rurales donde se suelen establecer.

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