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¿Qué es la violencia vicaria? Cuando el dolor no es físico pero la crueldad es de por vida
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¿Qué es la violencia vicaria? Cuando el dolor no es físico pero la crueldad es de por vida

Se trata de un tipo de violencia de género en la que el agresor utiliza a los hijos, hijas o dependientes como instrumentos para hacer daño a la madre o expareja

Foto: Manifestación contra la violencia de género en Pamplona en 2012. (EFE)
Manifestación contra la violencia de género en Pamplona en 2012. (EFE)

Tras más de 40 días de búsqueda, la desaparición de Anna y Olivia no llega a su fin, aunque sí ha tomado un rumbo al que nadie querría que hubiera llegado. El pasado 27 de abril, el padre, Tomás Gimeno, decide no devolver a sus hijas a Beatriz, madre de las niñas y su expareja, se sube en un barco desde el puerto de la marina de Tenerife y desaparece. Un día más tarde, se encuentra el barco, pero ni rastro de las hijas ni tampoco de él, aunque sí hallan una silla infantil de retención en vehículos de una de ellas, además de restos de sangre. Durante semanas, la búsqueda ha estado activa y así se mantiene hasta que el 10 de junio la Delegación de Gobierno en Canarias anuncia que aparece el cuerpo sin vida de una menor, en la misma zona donde se estaba investigando. No tarda el Tribunal Superior de Justicia canario en confirmar lo peor: el cuerpo corresponde, "prácticamente con toda seguridad", a Olivia, la mayor de las dos niñas.

Las principales líneas de investigación del caso se centran, por un lado, en el paradero del padre, ya que todavía no se ha podido determinar si se suicidó o, por el contrario, sigue vive y ha huido. "No puedo imaginar el dolor de la madre de las pequeñas Anna y Olivia, desaparecidas en Tenerife, ante la terrible noticia que acabamos de conocer", escribía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha querido enviar su solidaridad y cariño a Beatriz y a todos sus seres queridos. No es fácil imaginar ese dolor. Se trata de un dolor que no es físico, pero forma parte de un tipo de violencia de género: es la violencia vicaria o instrumental, la ejercida sobre los hijos, discapacitados o dependientes bajo custodia de la mujer maltratada.

¿Qué es la violencia vicaria?

La Ley de Violencia de Género andaluza define este tipo de violencia como la "ejercida sobre los hijos e hijas", aunque también sobre otras personas, y que incluye "toda conducta ejercida por el agresor que sea utilizada como instrumento para dañar a la mujer". "La expresión más sádica y cruel de la violencia machista: matar al hijo para enterrar en vida a una madre", escribe la cantante y activista Rozalén. "Cuando [el agresor] ya no tiene acceso a su expareja, le causa mayor dolor utilizando a las hijas e hijos como objetos, instrumentos con los que dañar a su madre", señalan desde la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género. En este sentido, el Ejecutivo define una serie de comportamientos para identificar a este tipo de agresores, tales como:

  • Utilizar a los niños para hacer daño, amenazar con llevárselos o con no verlos nunca más
  • Amenazar con matar a los niños, para 'dar donde más duele'
  • Interrumpir los tratamientos médicos a los que estén sometidos los niños cuando están con él
  • Utilizar el momento de recogida y retorno del régimen de visitas para insultar, amenazar o humillar
  • Hablar mal de la madre o expareja y de su familia en presencia de los niños

Aunque el término de violencia de género sea singular, lo cierto es que existen muchos tipos de violencias, más allá de la física, la sexual o la psicológica: económica, institucional, judicial, mediática, la conocida como 'luz de gas', la revictimización... Tal y como explicaba recientemente la periodista Ana Bernal-Triviño a propósito del caso de Rocío Carrasco, la violencia vicaria se trata de esa "manipulación de los hijos para ejercer una violencia, no sobre los hijos de forma consciente, sino sobre la mujer". El término 'vicario', en este caso, es un concepto que hace referencia al adjetivo que señala algo que sustituye a otra cosa o persona, es decir, en el caso de la violencia vicaria es una persona la que recibe la violencia [la madre] en lugar de otra [los hijos], si bien son estos los "instrumentos" utilizados para tal efecto.

El caso Bretón, punto de inflexión

Hasta hace no muchos años, los hijos de parejas separadas fallecidos a manos de los padres no eran considerados víctimas de violencia de género. Leonor, de siete años, fue la primera víctima reconocida en este sentido: su padre la asesinó en abril de 2013 mientras cumplía el régimen de visitas impuesto por un juez, a pesar de la orden de protección de la que sí gozaba su madre. Pero si hay un caso que marcó un antes y un después en este campo fue el de José Bretón, quien mató a sus hijos, Ruth y José, de seis y dos años, aprovechando que estaban bajo su custodia. Esto ocurrió también en 2013, y dos años más tarde se comenzó a considerar a los menores que se encuentran en un entorno de violencia de género como víctimas de la misma.

¿Por qué un padre mata a sus propios hijos? Según un estudio elaborado por Guadalupe Cordero, Carmen López y Ana Isabel Guerrero, trabajadoras sociales las tres y la primera además profesora de la Universidad Pablo de Olavide, una de las psicopedagogas entrevistadas señalaba que en estos casos "no hay un amor hacia los hijos" ni tampoco un "respeto real". "Estos hombres violentos, frente a los obstáculos que las leyes y la justicia ponen a su afán de ejercer la violencia sobre la que consideran 'su' propiedad privada, han encontrado el modo de continuar ejerciendo violencia y maltrato a través de la parte más vulnerable para ella: sus hijas e hijos". Así lo explica la psicóloga clínica y forense Sonia Vaccaro, quien acuñó precisamente el término de violencia vicaria.

Tras más de 40 días de búsqueda, la desaparición de Anna y Olivia no llega a su fin, aunque sí ha tomado un rumbo al que nadie querría que hubiera llegado. El pasado 27 de abril, el padre, Tomás Gimeno, decide no devolver a sus hijas a Beatriz, madre de las niñas y su expareja, se sube en un barco desde el puerto de la marina de Tenerife y desaparece. Un día más tarde, se encuentra el barco, pero ni rastro de las hijas ni tampoco de él, aunque sí hallan una silla infantil de retención en vehículos de una de ellas, además de restos de sangre. Durante semanas, la búsqueda ha estado activa y así se mantiene hasta que el 10 de junio la Delegación de Gobierno en Canarias anuncia que aparece el cuerpo sin vida de una menor, en la misma zona donde se estaba investigando. No tarda el Tribunal Superior de Justicia canario en confirmar lo peor: el cuerpo corresponde, "prácticamente con toda seguridad", a Olivia, la mayor de las dos niñas.

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