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Moncloa siembra inquietud e inestabilidad en el Gobierno en su peor momento
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cambios de ministros tras los indultos

Moncloa siembra inquietud e inestabilidad en el Gobierno en su peor momento

Sánchez mantiene la incertidumbre sobre una crisis de Gobierno en julio, mientras funciona la relación con Yolanda Díaz y se reduce el ruido dos meses después de la salida de Iglesias

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Por si faltaba poco, ahora ya está todo el Gobierno en estado de nervios y con la incertidumbre de una hipotética remodelación del Gabinete a la que la propia Moncloa ha dado carta de naturaleza. Su pretensión de disipar los rumores se ha convertido en la confirmación de los futuros cambios o, al menos, en una expectativa que, una vez creada, solo puede dar lugar a frustración si no se convierte en realidad.

Un comunicado insólito de Moncloa hecho público el jueves por la noche no solo no disipaba los rumores, sino que los avivaba con la obviedad de que es el presidente el que nombra a sus ministros. Así que ya está fijado el marco de la primera gran remodelación del Gobierno para cuando se aprueben en julio los indultos de los presos independentistas.

Es una forma de lanzar un señuelo cuando crezca la polémica y la contestación y, al tiempo, mandar un mensaje de nuevo ciclo en la legislatura

Es una forma de lanzar un señuelo cuando crezca la polémica y la contestación y, al tiempo, mandar un mensaje de nuevo ciclo en la legislatura y de reordenación del proyecto, una vez controlada la pandemia con la generalización de la vacunación. Es cierto que ya se habían ido publicando informaciones sobre esa pretensión, pero el extraño comunicado de Moncloa pone el sello de oficialidad a esa posibilidad.

"El jefe del Ejecutivo tiene en exclusiva la prerrogativa y la iniciativa para formar o modificar su gabinete, sin que un extremo así pueda ser comunicado por otra vía que no sea el propio presidente en el tiempo y forma que determine", aseguraba la obvia nota oficial. Unos minutos antes de emitir esa nota, se trasladó a los ministros y a sus equipos que no se contestara a las preguntas sobre cambios en el Gobierno, por eso algunos no salían de su asombro cuando recibieron el comunicado.

Foto: Pedro Sánchez, acompañado de las vicepresidentas del Gobierno. (EFE)

Este periódico publicó el 5 de mayo que "Dirigentes socialistas creen necesaria una inminente crisis de Gobierno" y que "creen necesarios gestos para tomar la iniciativa política y pasar página de las elecciones, además de la necesidad de reconfigurar la coalición tras la salida de Pablo Iglesias". Y el pasado día 31 se explicaba que Sánchez diseñaba un plan de recuperación que incluye una amplia remodelación del Gobierno durante el verano.

Otros medios han publicado informaciones similares y ahora Moncloa da el insólito paso de poner el foco en una crisis de Gobierno en diferido y programada para dentro de un mes. Esta situación provoca algunas disfunciones obvias en el Gobierno por la incertidumbre que provoca. Por ejemplo, ministros como José Luis Escrivá, que negocian con agentes sociales asuntos y reformas a medio plazo, inevitablemente pierden poder o fuerza en esa negociación. Algo parecido ocurre con los que negocian con Europa. O con Arancha González Laya, cuestionada por la crisis con Marruecos, pero responsable de la resolución de ese conflicto diplomático.

Ahora, la cuenta atrás diaria de Pedro Sánchez sobre la vacunación puede referirse también a la aprobación de los indultos —previsiblemente parciales y condicionados— y también a los cambios profundos en su Gobierno. Algún ministro escuchará la cuenta atrás de la vacuna como el tiempo de su permanencia en el Ejecutivo. Esa cuenta atrás terminará cuando se aprueben los indultos, previsiblemente en julio. Por cierto, que Sánchez ha empezado con Pere Aragonès el proceso de acercamiento discreto de sus equipos para abrir el diálogo entre Gobierno y Govern.

placeholder El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. (EFE)

Diversas fuentes del Gobierno aseguran que Sánchez no ha comentado aún con la vicepresidenta tercera y posible candidata futura de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, los hipotéticos cambios. Si los hubiera se producirá esa conversación; especialmente, si afectan a los ministros de la cuota de Unidas Podemos. O si hay reducción de ministerios.

Ocurre todo esto en el peor momento de Sánchez desde que es presidente del Gobierno por acumulación de acontecimientos adversos. Desde la derrota electoral en Madrid el 4 de mayo, la crisis diplomática con Marruecos y el coste político de los indultos, entre otros.

Habría que sumar las dudas sobre las primarias del PSOE en Andalucía, el día 13 de junio, en las que Ferraz da por segura una victoria de su candidato, Juan Espadas, pero con un margen de pánico ante la posibilidad de que Susana Díaz pudiera ganar. Esa revancha de Díaz sería también el inicio de un embrión de contestación interna en la placidez de Sánchez en el PSOE, en vísperas del Congreso federal de octubre, planteado como una plataforma de lanzamiento político y de renovación hacia un partido más abierto y con menos peso orgánico aún.

Foto: Foto de los líderes de PP, Cs y Vox en la primera manifestación de Colón. (EFE) Opinión
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Y hay que sumar el traspié sobre el precio de la luz, pésimamente explicado y mucho más trascendente para cada votante. El debate político y mediático se centra en los indultos, pero cada ciudadano tiene en la mano su recibo de la luz y la memoria de lo que decía la izquierda sobre las eléctricas; especialmente, Unidas Podemos. El único respiro, según explica el Gobierno, es de nuevo aferrarse a la actuación de Pablo Casado, sus fotos de Colón y su recogida de firmas. Además de sus escándalos judiciales, aunque sean del pasado; y de ahí la decisión de prolongar en el Congreso la comisión de investigación sobre Kitchen hasta invierno.

Pese a todo, las alarmas de Moncloa están encendidas por las encuestas adversas. Prácticamente todos los sondeos coinciden en que el PP puede ser el partido más votado en este momento y está en condiciones de rentabilizar la debacle de Ciudadanos, con opciones de sumar los 179 escaños con Vox.

Por ello, Moncloa considera necesario ese nuevo impulso. Por eso, Yolanda Díaz dijo recientemente que ahora empezaba la legislatura, también con el horizonte del fin de la pandemia que ha ocupado la acción del Gobierno desde hace un año.

Sánchez y Díaz hablan casi diariamente, con mensajes o llamadas, y si el asunto lo requiere se reúnen y lo hablan personalmente

En la práctica, el funcionamiento interno del Gobierno ya cambió hace dos meses, cuando Pablo Iglesias abandonó la vicepresidencia segunda. Díaz ha impuesto una forma distinta de relación que impide hacer públicas las discrepancias entre los dos socios del Gobierno.

Sánchez y Díaz hablan casi diariamente, con mensajes o llamadas, y si el asunto lo requiere se reúnen y lo hablan personalmente. Pactaron no hacer públicas esas reuniones para no crear expectativas e incertidumbres y no se han recuperado los llamados maitines de los lunes para coordinar a los dos partidos de la coalición. Esas reuniones cayeron en desuso en la última etapa de Iglesias en el Gobierno y ahora no se han recuperado.

En ese funcionamiento interno siguen atascadas negociaciones trascendentes como las de la ley de vivienda y las de las leyes de Igualdad. En este último capítulo ya votaron diferente sobre la proposición de ley trans y avanzan muy lentamente entre los ministerios de Juan Carlos Campo e Irene Montero en la "ley del sí es sí". Desde ese 31 de marzo en el que Iglesias dejó el Gobierno, ha sido visible también el cambio de cara al exterior. Sánchez, que renunció a tener portavoces en el partido, tenía en Iglesias una especie de pararrayos o burladero. También tenía quebraderos de cabeza, pero sobre todo le servía esa situación para ceder desgaste al entonces líder de Unidas Podemos.

Foto: El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique (i), conversa con los portavoces del PSOE, Adriana Lastra (d) y Rafael Simancas. (EFE)

De hecho, algún ministro se queja de poco respaldo público en asuntos como el de los indultos. A lo que desde Unidas Podemos se responde recordando que Yolanda Díaz defendió con insistencia los indultos en una entrevista en una radio en Cataluña y reprochando lo difícil que ha sido mantener silencio en la crisis con Marruecos, sin hablar del Sáhara y, sobre todo, sin rechazar las entregas en caliente, especialmente, las de menores. O sin hablar del recibo de la luz, pese a ser una de las líneas rojas y banderas de Unidas Podemos.

Sobre Marruecos si hubo petición expresa de Sánchez a Unidas Podemos para colaborar y evitar declaraciones que agravaran el conflicto.

Hay menos ruido en el Gobierno tras la marcha de Iglesias y Unidas Podemos ha perdido perfil propio. Fuentes socialistas mantienen que las encuestas muestran que un elevado porcentaje de ciudadanos identifica a la posible futura candidata de Unidas Podemos con el Gobierno socialista, más que con la formación morada.

Por si faltaba poco, ahora ya está todo el Gobierno en estado de nervios y con la incertidumbre de una hipotética remodelación del Gabinete a la que la propia Moncloa ha dado carta de naturaleza. Su pretensión de disipar los rumores se ha convertido en la confirmación de los futuros cambios o, al menos, en una expectativa que, una vez creada, solo puede dar lugar a frustración si no se convierte en realidad.

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