La crisis de Ceuta cuestiona la valla de 'peines' recién levantada por Marlaska con 32,7 millones
La Policía advirtió en la última Mesa de Valoración de la Amenaza Terrorista que la permeabilidad de las fronteras pone en riesgo la seguridad nacional por la facilidad con la que pueden infiltrarse yihadistas
La crisis de Ceuta ha dejado seriamente tocado el modelo de frontera impulsado por Fernando Grande-Marlaska. El Ministerio del Interior invirtió entre 2019 y 2020 un total de 32,7 millones de euros para eliminar las concertinas que protegían los perímetros de Ceuta y Melilla e instalar en su lugar barrotes semicirculares con forma de peine y verjas más altas coronadas por un sistema de rodillos, menos lesivos que las cuchillas. En paralelo, Marruecos asumió mayor protagonismo en la contención de los inmigrantes con el refuerzo de su parte del vallado, la excavación de zanjas y la colocación de concertinas idénticas a las retiradas de la parte española.
El conflicto con Rabat cuestiona ahora la decisión de Interior de delegar en Marruecos las medidas más contundentes para garantizar la estanqueidad de las fronteras nacionales. El régimen de Mohamed VI permitió que entraran en Ceuta más de 8.000 inmigrantes en 48 horas, un episodio que podría volver a repetirse en cualquier momento. La cooperación bilateral en materia migratoria ha saltado por los aires.
La nueva valla agranda las dudas. Además de las concertinas, en Melilla también se retiró una sirga tridimensional construida por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero que, lejos de dificultar los saltos, ayudaba a efectuarlos. Interior anunció que sustituiría ese sistema y las cuchillas por los barrotes con forma de peine y que, en los puntos más sensibles, se elevaría la valla de 6 a 10 metros y se colocarían en su parte más alta los rodillos antitrepado.
Sin embargo, las obras ya han concluido y hay 4,5 kilómetros de los 12 totales del perímetro fronterizo de Melilla en los que no se ha colocado ningún tipo de obstáculo. "Nosotros hemos protestado porque no puede quedarse así la valla. Hemos dicho que es necesario colocar los barrotes en toda la frontera. Interior no puede pretender que paremos a los inmigrantes con nuestros cuerpos", explica Sergio Márquez, secretario provincial de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) en Melilla.
Su asociación también denuncia que, en la práctica, los peines no han tenido ningún efecto. "Nadie quería que siguieran las cuchillas porque hacían un daño terrible. Lo que hay ahora es menos cruento, pero lo cierto es que antes un inmigrante tardaba entre 5 y 10 minutos en saltar la valla y ahora lo hace en 2 segundos, explica un representante de la AUGC en Ceuta. Esta persona explica que los barrotes con forma de peines no han surtido ningún efecto. "Los evitan con escaleras artesanales construidas con ramas de eucalipto. Cuando llegan a los peines, los saltan a pulso. Desde luego, no son más eficientes que lo que había antes".
La medida estrella, la verja de 10 metros de altura con rodillos en su parte más elevada, apenas ha sido levantada en 500 metros de la valla de Melilla y en 300 de los 8 kilómetros totales de la frontera de Ceuta. "Casualmente están en la parte más visible, en la que suele salir en los medios de comunicación cuando se produce un salto", asegura el representante ceutí de la AUGC.
La prueba de que los 32,7 millones de euros invertidos no han surtido el efecto previsto es que se siguen produciendo saltos. El último tuvo lugar en la noche del jueves al viernes en Melilla y, por primera vez, estuvo protagonizado por inmigrantes de nacionalidad marroquí. Lo intentaron hasta en siete ocasiones y 30 lograron su propósito. El pasado enero, con la nueva valla ya operativa, entraron en Melilla 87 personas en un solo intento.
En Ceuta ha habido igualmente varios saltos esta semana, además de las entradas masivas por los espigones del Tarajal y Benzú, que también han demostrado que ofrecen una resistencia casi nula al movimiento de personas. En la noche del lunes al martes, el flujo de inmigrantes que rodearon a nado la valla por la zona del Tarajal alcanzó los 30 por minuto.
Interior defiende su modelo y asegura que estudió muchas opciones antes de decantarse por los peines y rodillos. "Las concertinas, además de ser muy dañinas, no servían para evitar los saltos, y la prueba es que ahora están instaladas en la zona de Marruecos se siguen produciendo", explica un portavoz del Ministerio. "Existía un consenso acerca de que la concertina o las sirgas no tenían un efecto de barrera o disuasorio, y no habían impedido saltos masivos como el que tuvo lugar el 26 de julio de 2018, cuando más de 600 personas lograron acceder a Ceuta. En base a estos análisis se decidió realizar una reforma integral de ambos perímetros fronterizos para dotarlas de medios más eficaces y modernos", sostienen desde el departamento de Grande-Marlaska. "Además de la propia valla, se han introducido mejoras como la fibra óptica o nuevas cámaras de vigilancia".
La permeabilidad de las fronteras preocupa a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La reciente crisis de Ceuta, los saltos a la valla en las dos ciudades autónomas y la continua llegada de cayucos a las islas Canarias y al sur de la Península fueron uno de los asuntos tratados en la Mesa de Valoración de la Amenaza Terrorista que se reunió el pasado miércoles. La Policía Nacional incluyó este asunto en el informe de situación que llevó a la reunión. Preocupa que el yihadismo aproveche los flujos migratorios para colarse en territorio nacional. Por ahora, la Mesa decidió mantener la alerta en el nivel 4, que equivale a un "riesgo alto".
La crisis de Ceuta ha dejado seriamente tocado el modelo de frontera impulsado por Fernando Grande-Marlaska. El Ministerio del Interior invirtió entre 2019 y 2020 un total de 32,7 millones de euros para eliminar las concertinas que protegían los perímetros de Ceuta y Melilla e instalar en su lugar barrotes semicirculares con forma de peine y verjas más altas coronadas por un sistema de rodillos, menos lesivos que las cuchillas. En paralelo, Marruecos asumió mayor protagonismo en la contención de los inmigrantes con el refuerzo de su parte del vallado, la excavación de zanjas y la colocación de concertinas idénticas a las retiradas de la parte española.
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