El plan de Sánchez pierde fuelle: las CCAA renuncian a impugnar los toques de queda
La medida estrella para controlar las restricciones, el toque de queda, no será impugnada de momento y el TS se limitará a pronunciarse sobre confinamientos perimetrales
El bálsamo de Fierabrás, ese remedio milagroso del que se habla en el Quijote, resultó no ser la panacea para solucionar cualquier problema. Algo parecido ha sucedido con el plan lanzado por el Gobierno para respaldar a las comunidades autónomas en sus medidas una vez desaparecida la alarma. Las expectativas alentadas durante los primeros días sobre la agilidad y posibilidad de éxito para los gobiernos regionales del nuevo recurso de casación ante el Supremo han ido pinchando a medida que avanzaba la semana, en gran parte alimentadas por las dudas del mismo Ejecutivo, que se enredó con declaraciones contradictorias. El resultado ha sido que la medida estrella para controlar las restricciones, el toque de queda, no será impugnada.
Ni País Vasco ni Navarra piensan recurrir, mientras que Canarias, gobernada por el PSOE, anunció que lo haría, pero ha cambiado de opinión. Su recurso ya ha llegado al Tribunal Supremo y —como habían anticipado varios miembros del Gobierno— la limitación de movilidad en horario nocturno ha desaparecido. El recurso únicamente se ha presentado para solicitar, en contra de lo decidido por su Tribunal Superior de Justicia, que se mantenga el cierre perimetral de aquellas islas que se encuentren en peores niveles de incidencia.
La resignación va así apoderándose de las comunidades que no han logrado los avales de sus TSJ. Frente a Canarias, Navarra y País Vasco, otras tres regiones tuvieron más suerte y son así las únicas que mantienen la restricción en el territorio nacional. El toque de queda ha quedado reducido a Baleares, la Comunidad Valenciana y cinco pueblos de Galicia. La avalancha de recursos que se esperaba en el Supremo al final no será tal. El alto tribunal solo tiene, de momento, el recurso canario sobre la mesa. Andalucía también se ha planteado acudir al TS por la negativa de su tribunal de autorizar el cierre perimetral de Montefrío.
La marcha atrás del Gobierno canario se adoptó tras pedir informes jurídicos que se combinaron con los científicos. Se han tenido en cuenta dos factores. Si bien la decisión del TSJ no fue unánime y registró dos votos particulares, la discrepancia interna se produjo respecto al cierre perimetral y no respecto al toque de queda, donde hubo unanimidad y Canarias ve por ello un resquicio en el segundo caso. Además, considera ahora que puede manejar la noche con el cierre de bares y la limitación de reuniones a un máximo de 10 personas.
Siguiente paso, Fiscalía
Así las cosas, la primera de las decisiones que adoptará el TS será sobre este cierre, cuajado de peculiaridades por la particularidad de las islas. El Supremo ya se ha dirigido a la Fiscalía para que le presente informe. Tiene para ello un plazo de tres días. En los siguientes cinco, la Sección Cuarta deberá pronunciarse. En sus reuniones preparatorias, el Ministerio Público advirtió sobre la dificultad de establecer un criterio común.
El relato desde el Gobierno central sobre el toque de queda ha ido mutando en los seis últimos meses. En octubre, consideró "imprescindible" el derecho de "excepción" para ordenar medidas limitativas de derechos de alcance general, como esta regulación de horario, y así lo reflejó en la exposición de motivos del decreto por el que se instauró la última alarma. A medida que se acercaba el fin del periodo de alarma, el mensaje fue cambiando. En esos días, la vicepresidenta Carmen Calvo insistía en que las comunidades autónomas podrían mantener toques de queda siempre que lo "argumentaran" y "propusieran" a sus tribunales. Las primeras decisiones contradictorias de los TSJ provocaron un nuevo cambio de mensaje y el Ejecutivo comenzó a temer que el TS no lo avalaría. De momento —y salvo que la incidencia sufra un repunte que requiera más dureza— ha esquivado esa prueba de fuego.
El bálsamo de Fierabrás, ese remedio milagroso del que se habla en el Quijote, resultó no ser la panacea para solucionar cualquier problema. Algo parecido ha sucedido con el plan lanzado por el Gobierno para respaldar a las comunidades autónomas en sus medidas una vez desaparecida la alarma. Las expectativas alentadas durante los primeros días sobre la agilidad y posibilidad de éxito para los gobiernos regionales del nuevo recurso de casación ante el Supremo han ido pinchando a medida que avanzaba la semana, en gran parte alimentadas por las dudas del mismo Ejecutivo, que se enredó con declaraciones contradictorias. El resultado ha sido que la medida estrella para controlar las restricciones, el toque de queda, no será impugnada.
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