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El Pablo Iglesias del futuro: universidad, venganza mediática y retaguardia política
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TRAS LA ESTELA DEL "PIANISTA" AZNAR

El Pablo Iglesias del futuro: universidad, venganza mediática y retaguardia política

Tras su última misión electoral en Madrid, el dimitido líder de Unidas Podemos será, por lo pronto, guía y tutor de un espacio político de izquierdas todavía en construcción

Foto: Pablo Iglesias, antes anunciar su dimisión. (EFE)
Pablo Iglesias, antes anunciar su dimisión. (EFE)

Crianza de los hijos, clases universitarias, 'periodismo crítico' y, sobre todo, oráculo de la izquierda. El futuro de Pablo Iglesias tras dar un paso a un lado lo fue anunciando entre entrevista y entrevista desde que abandonó la vicepresidencia del Gobierno con el objetivo de sacrificarse en una última batalla. Tenía la esperanza de poner un broche épico a su biografía política 'frenando al fascismo' antes de que la trituradora de la política institucional lo convirtiese en un afligido y olvidado Albert Rivera. No consiguió lo primero, pero sí mantener la dignidad como para no quedar eclipsado. Para que la historia lo asocie más al fin del bipartidismo o al primer gobierno de coalición de izquierdas desde la vuelta de la democracia que al político que después de subir a lo más alto cayó a lo más bajo.

Saber irse y saber dejar pistas a los historiadores para ser recordado. Pero no solo, también para ser consultado y para seguir "interviniendo en la historia". "Tenemos demasiado dentro el virus de la acción, ese virus que te arranca de las horas que dedicas al estudio de la historia y te lleva a tratar de intervenir en la historia", admitía antes de lanzar Podemos. Pistas para historiadores y futurólogos.

Más allá de la venganza mediática que ya planea, recuperando lo que denomina 'periodismo crítico' en referencia a las tertulias y entrevistas que le granjearon la visibilidad pública sin la que no hubiese existido Podemos. Y más allá de que cambie ocasionalmente el traje de político por el de politólogo con las clases en la universidad o las conferencias, Pablo Iglesias no se resignará con facilidad a ser un jarrón chino en la izquierda española. Menos en el espacio que creó y llevó a formar parte del Gobierno.

Foto: Imagen: Learte

En este sentido, admira más el papel de Aznar, por su influencia, que el de Felipe González. Al "pianista José María Aznar, tocando tres pianos", según se refería atribuyéndole la batuta de las tres derechas, que al jarrón chino de Felipe González, a quien siempre le ha afeado haberse distanciado de sus orígenes más nítidamente de izquierdas o aquella ruda acusación de que "el señor Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva".

Por lo pronto será el padrino del nuevo Podemos. El 'quién es quién' en la era pos-Iglesias tiene mucho de continuismo, lo ha diseñado con sus más cercanos, deja al mando a sus principales y más fieles colaboradores y la candidata a las próximas elecciones generales en el espacio de Unidas Podemos la ha dejado designada. Pero además de ello, su cultura e identidad política apuntan a que no renunciará a tratar de convertirse en consejero de las nuevas generaciones de izquierda, guía y tutor del espacio del cambio en construcción o por construir.

De alumno de Manolo Monereo y Julio Anguita a instructor de la próxima dirigencia. En su día recabó la opinión, mantuvo informados y prácticamente pidió permiso a estos dos históricos de la izquierda para lanzar Podemos. E Iglesias es una persona de liturgias.

Foto: Reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP. (EFE)

En el plano comunicativo, su obsesión previa a Podemos era "sabotear Matrix" desde dentro, a través "del gran dispositivo mediático de nuestro tiempo, lo más importante para establecer y determinar lo que piensa la gente (más aún que la educación, la familia o la Iglesia) que es la televisión, independientemente de que se transmita por satélite, por TDT o por internet". Ahora, tras años de "acoso" y una confrontación directa con los medios de comunicación, primero apuntando a sus dueños y finalmente directamente a profesionales, no es de extrañar que se cobre venganza.

Durante unas jornadas sobre "nueva cultura republicana" organizadas este fin de semana por la organización juvenil del partido Rebeldía , el responsable de discurso y exasesor en la vicepresidencia segunda, Manu Levin, daba más pistas sobre las intenciones que guiarían las intenciones de Iglesias. Centraba su intervención en el papel del poder mediático, "los dispositivos de construcción de ideología y de cultura", y utilizaba el siguiente símil bélico para establecer su diagnóstico: "Si fuéramos una tropa que está en el monte en una batalla, cada hora pasan por encima unas avionetas del enemigo que nos tiran unos panfletos que nos dicen que nos rindamos, que nuestros líderes son despreciables, que nuestro espacio político es una mierda y que nuestras ideas son imposibles. Estamos sometidos a ese bombardeo permanente y las únicas avionetas que pasan por encima son las del enemigo".

Para Levin, con quien Iglesias siempre ha preparado sus intervenciones o debates, existiría "un control total y absoluto de todos los dispositivos de construcción de ideología en manos de la derecha". Algo que dice no se revertirá desde la subalternidad de "fanzines o centros sociales", sino con herramientas de más peso que "puedan competir con los aparatos del adversario". Y ahí la tarea del periodismo crítico que se ha encomendado Iglesias: "Necesitamos avionetas nosotros también, que mientras estamos peleando que los papeles que nos caigan del cielo contengan otros relatos diferentes, otras voces y otros mundos".

Foto: El vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. (EFE)

El corresponsal de 'The Guardian' Sam Jones, que ha seguido a Podemos desde Madrid y entrevistado a Iglesias, lo sintetizaba con gran lucidez en su crónica sobre la dimisión de Iglesias: "Tanto los enemigos como los antiguos aliados pueden esperar ser el objetivo de un hombre que viajó, en el transcurso de unos pocos años, de ser uno de los críticos más feroces de la élite gobernante a uno de los que están en su corazón, aunque solo brevemente".

No volverá 'La Tuerka', y es que esa breve incursión en la 'élite gobernante' le ha granjeado contactos y recursos, tanto materiales como humanos, que posiblemente no desaprovechará como para hacer 'periodismo crítico' para cuatro convencidos. El diario 'ABC' apuntaba hace unos días que Iglesias estaría en conversaciones con el magnate de la comunicación Jaume Roures para liderar un proyecto televisivo. En su día, Roures le abrió la puerta del diario Público, donde acabaría emitiendo también La Tuerka, y de algunos platós, principalmente de La Sexta en los inicios de Podemos. Polémico empresario, maestro de ceremonias en el acercamiento entre Iglesias y Oriol Junqueras, y siempre atento para invitar al líder de Podemos a las celebraciones de sus cumpleaños, quizás adquieran ahora más valor que nunca algunas de sus afirmaciones en una entrevista de hace ya una década con el diario francés 'Liberation': "Yo no trabajo, yo milito" o "yo hago dinero para servir a mis ideas".

Crianza de los hijos, clases universitarias, 'periodismo crítico' y, sobre todo, oráculo de la izquierda. El futuro de Pablo Iglesias tras dar un paso a un lado lo fue anunciando entre entrevista y entrevista desde que abandonó la vicepresidencia del Gobierno con el objetivo de sacrificarse en una última batalla. Tenía la esperanza de poner un broche épico a su biografía política 'frenando al fascismo' antes de que la trituradora de la política institucional lo convirtiese en un afligido y olvidado Albert Rivera. No consiguió lo primero, pero sí mantener la dignidad como para no quedar eclipsado. Para que la historia lo asocie más al fin del bipartidismo o al primer gobierno de coalición de izquierdas desde la vuelta de la democracia que al político que después de subir a lo más alto cayó a lo más bajo.

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