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Tres años conviviendo con los violadores de su hija: "No se atreve a salir a la calle sola"
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"OTROS CASOS POSTERIORES YA HAN CONCLUIDO"

Tres años conviviendo con los violadores de su hija: "No se atreve a salir a la calle sola"

La joven agredida no quiere salir a la calle por temor a encontrarse con sus agresores, que hasta ahora han vivido a 100 metros, por lo que han incumplido sistemáticamente la orden de alejamiento

Foto:  Imagen de la ficha policial de uno de los acusados. (EC)
Imagen de la ficha policial de uno de los acusados. (EC)

El próximo 17 de junio se cumplirán tres años del traumático suceso que marcó la vida de Laura (nombre ficticio por respeto a la víctima). Aquella madrugada, su supuesto amigo Miguel Ángel F. G., de 19 años, se presentó en su casa de El Escorial sin avisar. Venía de fiesta y traía a unos compañeros de juerga —Mohamed B. L. y Sohaeb E.F.— a los que la chica ni siquiera conocía. Tocó a la ventana de la joven y esta le abrió inocentemente en pijama. Con su grado de discapacidad intelectual del 65%, posee una mentalidad similar a la de una niña de 12 años, por lo que en ningún momento pudo imaginar que la intención de los tres visitantes pasaba por agredirla sexualmente en grupo, como hoy defienden la Fiscalía y la acusación particular en los procesos abiertos contra los tres.

La agredida ahora únicamente piensa en pasar página. Lleva tres años tratando de olvidar para rehacer de una vez su vida. Pero no puede. La Justicia no termina de cerrar ninguno de los dos procedimientos que investigan lo ocurrido aquella noche. Mohamed está acusado en el marco de la causa que instruye la Fiscalía de Menores, que pide siete años de internamiento contra él, pues cuando tuvieron lugar los hechos al chico le quedaban apenas cinco días para cumplir los 18 años. El investigado tenía que haber comparecido a mediados del pasado enero, pero no se presentó. Su representante legal alegó que se había contagiado de covid y no acudió. El ministerio público aún no ha puesto fecha para una nueva vista, a pesar de que han pasado casi cuatro meses ya desde entonces.

Foto:  Ficha policial de uno de los acusados extraída del sumario. (EC)

El coronavirus también está detrás del retraso que sufre el proceso contra sus otros dos colegas, los que eran mayores de edad cuando tuvieron lugar los hechos. La acumulación de asuntos pendientes en los tribunales ha provocado que el caso se encuentre estancado en la Audiencia Provincial de Madrid. El Juzgado de Primera Instancia 1 de San Lorenzo de El Escorial procesó a Miguel Ángel y a Sohaeb hace ya casi un año, poco después de que se decretara el primer estado de alarma. El juzgado consideró indiciariamente probado que los dos amigos "agarraron cada uno de un brazo" a la víctima "para que el tercer participante, menor de edad, la penetrara contra su voluntad exteriorizada", pues la chica reiteró tantas veces como pudo que no quería que le hicieran nada.

El asunto, sin embargo, aún no tiene fecha de juicio. Desde el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, explican que la Audiencia Provincial aún tiene que resolver varios recursos de naturaleza técnica. Una vez que haya acabado con estos trámites, las partes deberán presentar sus escritos de calificaciones. Y solo cuando esto último haya concluido, la Sección Séptima del alto tribunal será la que se encargue de fijar fecha para el juicio. Quedan por lo tanto meses para que esto ocurra, lo que hace más desagradable la espera de Laura y de su familia, que no entienden cómo puede ir tan lento todo. Más aún cuando, además de esta tardanza, la chica y sus padres han tenido que ver prácticamente a diario a sus agresores.

Foto: Imagen de la ficha policial de uno de los acusados. (EC)

Todos ellos han sido vecinos de la chica desde siempre y se han paseado a sus anchas por la zona, pues fueron puestos en libertad desde casi el primer momento. Esta cercanía física ha generado en Laura una doble victimización. La joven, explican desde su entorno, no quería salir a la calle por miedo a toparse con sus agresores, que por otra parte no mostraban precisamente signo alguno de arrepentimiento. El juzgado les impuso una orden de alejamiento a todos ellos en el auto que ordenó su libertad, por lo que ninguno puede acercarse a menos de un kilómetro de la víctima o de su domicilio, extremo que sin embargo al menos dos de ellos han incumplido sistemáticamente durante estos casi tres años de procedimiento, ya que ambos residen a poco más de 100 y 300 metros de la casa familiar de la chica.

Hasta que la joven se ha mudado. Hace unos meses, los padres han trasladado a la chica a otro domicilio situado a las afueras de la localidad. Aun así, explican las mismas fuentes, Laura no se atreve a salir sola a la calle. Siempre lo hace acompañada de algún familiar, pues no se fía de que pueda encontrarse con sus agresores en algún momento y revivir el episodio que la traumatizó. Su entorno no entiende cómo es posible que esta situación judicial no termine de resolverse, y más cuando otros casos como el de la manada de Sabadell se han resuelto en apenas dos años. La Audiencia Provincial de Barcelona condenó la semana pasada a hasta 31 años de prisión a los acusados de violar a una joven en febrero de 2019. "Nuestro caso está a punto de cumplir tres años", sentencian.

La tensión alargada en el tiempo, de hecho, ha provocado que el estado de 'shock' inicial en el que cayó la víctima tras la agresión se alargara en el tiempo y generara un empeoramiento de su situación mental. En concreto, Laura sufrió un incremento de su discapacidad de un 5%. Desde su entorno, explican a El Confidencial que la chica no sale apenas de casa desde hace tres años ni para tirar la basura por temor a encontrarse cara a cara con sus agresores, que pasan por delante del domicilio familiar sin pudor alguno cada vez que regresan de fiesta. No queda ahí, sin embargo, el menosprecio de los acusados hacia la joven.

Foto: Uno de los cuatro acusados de la llamada Manada de Sabadell. (EFE)

Los tres incluso han grabado vídeos en los que han hablado de su inocencia y los han distribuido a través de las redes sociales, como ha podido comprobar El Confidencial. En las imágenes, aparecen ellos mismos defendiéndose de unos supuestos ataques verbales que dicen estar recibiendo procedentes de algunos vecinos de El Escorial. Los jóvenes también se bajan los pantalones en los mencionados vídeos y no paran de decir tacos al tiempo que llaman la atención sobre la necesidad de esperar a que haya sentencia para que les condenen también públicamente.

La investigación policial del caso ha sido realizada por la Guardia Civil, que dio absoluta credibilidad al testimonio de la agredida, cuyo relato está amparado también por el Equipo Técnico Psicosocial del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que elaboró un informe forense a petición del Juzgado 1 de El Escorial. El mencionado informe estableció que la declaración prestada por la víctima ante los investigadores de la Unidad de Policía Judicial es válida y creíble. Añadió además que no conviene interrogar de nuevo a la chica para evitar volver a victimizarla, por un lado, y porque "es previsible que no solo no se recabe más información, sino que la que se pudiese dar no fuera de calidad o estuviera contaminada", por otro.

El próximo 17 de junio se cumplirán tres años del traumático suceso que marcó la vida de Laura (nombre ficticio por respeto a la víctima). Aquella madrugada, su supuesto amigo Miguel Ángel F. G., de 19 años, se presentó en su casa de El Escorial sin avisar. Venía de fiesta y traía a unos compañeros de juerga —Mohamed B. L. y Sohaeb E.F.— a los que la chica ni siquiera conocía. Tocó a la ventana de la joven y esta le abrió inocentemente en pijama. Con su grado de discapacidad intelectual del 65%, posee una mentalidad similar a la de una niña de 12 años, por lo que en ningún momento pudo imaginar que la intención de los tres visitantes pasaba por agredirla sexualmente en grupo, como hoy defienden la Fiscalía y la acusación particular en los procesos abiertos contra los tres.

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