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'Erasmus rural' o cómo producir gelatina de ‘gin tonic’ en un pueblo perdido
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Los alumnos cuentan su experiencia

'Erasmus rural' o cómo producir gelatina de ‘gin tonic’ en un pueblo perdido

Un programa pionero de la Diputación de Zaragoza logra atraer a los jóvenes para hacer sus primeras prácticas en pequeños municipios de la España vacía

Foto: Estudiantes que han participado en el programa. (Diputación de Zaragoza)
Estudiantes que han participado en el programa. (Diputación de Zaragoza)

La vicepresidenta del Gobierno para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, anunció hace 15 días su intención de instaurar una suerte de 'Erasmus rural', un programa de becas, con bolsa de empleo, para que los jóvenes se estrenen laboralmente en sus pueblos, y no obligatoriamente en el sector de la agricultura o la ganadería. Una iniciativa que ya existe desde 2018 en Aragón con gran éxito, pero que el Ejecutivo central planea ahora exportar al resto del territorio nacional mediante un programa dotado con financiación estatal a los 6.800 municipios del país que tienen menos de 5.000 habitantes.

¿Quién ha dicho que el primer trabajo no se puede encontrar en un pueblo que no tiene panadería y donde el wifi va a trompicones? Esta es la filosofía del programa 'Desafío', de la Diputación de Zaragoza, que en tres años ha logrado que un centenar de alumnos de la Universidad de Zaragoza hayan hecho sus primeras prácticas laborales en pueblos de la provincia. Visto el tirón, este año se ha copiado en Huesca y Teruel. La España vacía lucha contra su estigma y la pérdida de población para colarse como alternativa en el futuro de cientos de jóvenes que buscan su primer empleo.

Este programa de formación se inició en 2018 con tan solo 9.000 euros, pero ya se financia con 100.000 euros para el presente año. Y lo cubre prácticamente todo: el alojamiento, los desplazamientos, una manutención de 20 euros al día y una remuneración que va de los 300 a los 600 euros al mes.

Foto: Jorge Azcón, alcalde de Zaragoza, en la presentación del proyecto. (Dani Marcos / Ayuntamiento de Zaragoza)

La iniciativa del ‘Erasmus rural’ surgió de la Cátedra de la Diputación de Zaragoza sobre Despoblación y Creatividad que impulsó el economista y profesor universitario Luis Antonio Sáez, uno de los mayores referentes sobre el reto demográfico. En conversación con El Confidencial, entiende que la base de este programa es el cambio de mentalidad. “Hay que ampliar las miradas de los universitarios que tienen ciertos prejuicios sobre el mundo rural. Creen que no hay oportunidades cualificadas ni opciones laborales de futuro”, cuenta.

El experto considera que el trabajo que realiza la Diputación Provincial de Zaragoza con el apoyo de la universidad es una “buena herramienta para reconocer el mundo rural fuera de la simplificación que se tiene desde las grandes ciudades”. Es precisamente el centro universitario el que logra encontrar a los alumnos que quieran hacer prácticas en el medio rural. La directora del Servicio de Orientación y Empleo, Nieves García, atiende a este diario para remarcar que la labor de búsqueda de alumnos para estas prácticas no es tan sencilla. No sirve cualquier carrera universitaria, ni cualquier candidato.

“Los alumnos se tienen que ajustar a lo que piden las empresas del territorio y tomar conciencia de que el mundo rural tiene oportunidades”, detalla. “Hemos tenido demandas de 40 titulaciones, pero no siempre pide eso el territorio. Hay que hacer un ajuste de oferta y demanda muy personalizado en cada caso”, relata Nieves García. Esta filosofía de búsqueda activa hace que la satisfacción de las empresas y de los alumnos tenga una puntuación de nueve sobre 10, según encuestas realizadas.

Foto: Una mujer camina por las calles de Zaragoza. (EFE)

La Universidad de Zaragoza ya trabaja en que los alumnos que se formen en sus primeras prácticas laborales no solo sean de la propia institución, sino que provengan de otras universidades europeas. Por el momento, se está en negociación con seis universidades de varios países para que aporten estudiantes para hacer prácticas en los pueblos que sufren la despoblación en Aragón.

Fuentes de la Diputación de Zaragoza explican a este diario que lo más valorado del programa es “la autonomía y la responsabilidad de los universitarios nada más llegar a sus primeras prácticas laborales". "Empiezan de cero en un municipio con pocos habitantes, de los cuales la mayoría son ancianos, tienen que dejar de lado algunos caprichos que antes tenían y deben adaptarse a una empresa que lucha por sobrevivir en el medio rural”, añaden.

De la mermelada a la gelatina

Es el caso de Raquel Magallón. Esta joven del municipio zaragozano de Tarazona y estudiante de Química en la Universidad de Zaragoza realizó sus primeras prácticas en la empresa Mermeladas Bubub, en el municipio de Bulbuente (Zaragoza). “Estuve dos meses trabajando en el departamento de calidad realizando análisis en el laboratorio de los nuevos productos”, cuenta. De mermeladas más comerciales a gelatina con sabor a 'gin tonic'. “Me cundió muchísimo el tiempo que estuve ahí porque aprendí lo que es una empresa chiquitina de un pueblo. Una experiencia única que me abrió la mente”, detalla.

Foto: Felipe VI y la reina Letizia, junto al presidente de Aragón, Javier Lambán (d), durante su visita al Museo del Grabado en la localidad natal de Goya. (EFE)

La experiencia laboral de Paula Agudo como veterinaria en una explotación ganadera del municipio de Cubel (Zaragoza) hizo que reflexionara sobre la posibilidad de vivir para siempre en un pueblo de menos de 100 habitantes. “Había conocido alguna explotación de ovejas, pero desde el primer momento tuve mucha más autonomía y libertad. Tenía que ayudar a las ovejas a parir, echarles de comer o tratar a los animales con alguna patología”, explica Paula en conversación con este diario.

Lo recomendaría sin duda”, cuenta sobre su experiencia laboral. Aunque no fue fácil empezar de cero en un municipio tan pequeño donde nada ocurre como Cubel. “No había absolutamente nada. Un día a la semana venía un camión con fruta u otro día con congelados. Ni tan solo una tienda de pueblo donde comprar lo básico. Había wifi en todo el pueblo porque era la del ayuntamiento”, remarca Paula. El cambio fue tan importante, a pesar de estar pocos meses, que se planteó si lograría vivir en un municipio así en caso de que el trabajo fuera fijo. “Hay necesidades básicas que tiene que tener el lugar donde vives, porque si no es muy difícil”, reflexiona Paula sobre la posibilidad de vivir en Cubel u otro municipio similar.

Lo que nunca llegó a imaginar Tamara Martínez es que saldría de sus clases teóricas de Historia del Arte para terminar excavando una bodega rupestre en un cerro del municipio de Torrijo de la Cañada, en la comarca de Calatayud (Zaragoza). Esta estudiante cuenta que se siente una afortunada por “aprender algo tan único como el hallazgo de una bodega subterránea de hace miles de años”. Una vez terminada la excavación de las más de 400 bodegas rupestres halladas, se pretende hacer una ruta turística para atraer visitantes.

Foto: Vista de la aldea abandonada de O Muiñovedro, en Lugo. (EFE) Opinión
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El programa ‘Erasmus rural’ ha ido evolucionando año tras año. El compromiso iniciado por la Diputación de Zaragoza, que ha logrado que el programa sea un éxito, hace que la Diputación de Huesca y la de Teruel ya estén en conversaciones con la Universidad de Zaragoza para empezar a aplicarlo en pocos meses.

Hay muchos que sueñan con empezar una vida laboral en una gran capital internacional. Pero hay otros jóvenes que consiguen su primer trabajo ayudando a ovejas a parir, excavando bodegas rupestres o produciendo una gelatina con sabor a 'gin tonic'. "El efecto que buscamos con este ‘Erasmus rural’ es que un proyecto formativo y educativo permita conocer la realidad del medio rural, como sucede con el programa Erasmus de la Unión Europea a los estudiantes que salen de nuestro país", afirmó la vicepresidenta Ribera en Teruel hace pocos días. No hace falta que busque mucho. En Aragón, muy cerca de donde presentó la idea, ya se hace.

La vicepresidenta del Gobierno para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, anunció hace 15 días su intención de instaurar una suerte de 'Erasmus rural', un programa de becas, con bolsa de empleo, para que los jóvenes se estrenen laboralmente en sus pueblos, y no obligatoriamente en el sector de la agricultura o la ganadería. Una iniciativa que ya existe desde 2018 en Aragón con gran éxito, pero que el Ejecutivo central planea ahora exportar al resto del territorio nacional mediante un programa dotado con financiación estatal a los 6.800 municipios del país que tienen menos de 5.000 habitantes.

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