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El 4-M se calienta: los partidos competirán para movilizar a dos millones de indecisos
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EL CIS REVELA UN ALTO VOLUMEN DE INDECISIÓN

El 4-M se calienta: los partidos competirán para movilizar a dos millones de indecisos

El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas iguala los porcentajes de electores con la decisión tomada y el de los que aún no han decidido

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, con la presidenta de la CAM, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado, con la presidenta de la CAM, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)

Las más de 4.100 entrevistas telefónicas que hicieron los encuestadores del CIS entre el 19 y el 28 de marzo dibujan un mapa electoral con muchos tesoros por encontrar. Falta un mes para que los colegios de la Comunidad de Madrid se llenen de urnas, de presidentes de mesa y de, previsiblemente, muchísimos votantes. La señalización que muestra el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas puede alterarse, sin duda, aunque una serie de certezas parecen asentarse en el territorio. Una de ellas es el 'ayusismo'. Otra: que existe un cuerpo de electores que pueden dar alguna sorpresa agradable o desagradable según quien la reciba. Alrededor de dos millones.

En esa bolsa de indecisos puede que se encuentre la llave de la mayoría absoluta de Díaz Ayuso o la de la suma de las fuerzas de izquierdas. El barómetro publicado el pasado lunes muestra los siguientes resultados cuando la pregunta a los entrevistados es ésta: "Cuándo suele usted decidir por qué partido o coalición va a votar". Un 48,6 por ciento afirma que antes de la campaña, un 10,7 que al inicio de la campaña, un 25,6 que durante la última semana antes de la jornada electoral, un 4,8 el día antes y un 6,1 el día de ir a votar.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado, y el líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE)

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, más de 5,1 millones de madrileños están llamados a los comicios del 4 de mayo. Si se extrapolan los porcentajes citados antes se configuran dos conjuntos: el 48,6 por ciento que ya sabe qué hará el 4 de mayo y el 47,2 que todavía no lo sabe porque la campaña oficial, aunque parezca mentira, no ha comenzado. Si la participación supera el 70 por ciento y se encarama en un récord histórico, el resultado es aún un misterio.

Hay otra pregunta cuyas respuestas refuerzan la hipótesis de que queda mucho camino que recorrer hasta el día D. Se interesa el CIS por esto: "¿Usted es de las personas que votan siempre por el mismo partido, que por lo general suelen votar por el mismo partido o, según lo que más les convenza en ese momento, votan por un partido u otro, o no votan?". Un 14,7 afirma que vota "siempre" por el mismo partido y un 22,3 señala que "suele" votar al mismo, por lo que cerca de un 40 por ciento de los madrileños más o menos lo tiene claro. Sin embargo, un 59,7 destaca que su papeleta está determinada por lo que más le convenza en el momento.

Como en el barómetro, en líneas generales, la apuesta o la atracción por Ayuso resulta notable, todo indica que mucho votante pendiente de la coyuntura se decantará por ella, pero este terreno de indecisión es tan proteico que escasean las certezas. Si en algo coinciden todos los estrategas consultados estos días es que la intensidad electoral está por llegar. Falta el debate, por ejemplo, e innumerables golpes de efecto.

El fenómeno del 'ayusismo'

Rastrear los resultados de las entrevistas en función de la edad del encuestado, del tamaño del municipio en el que vive, de su nivel de estudios o de su ideología, incluso de su profesión, depara porcentajes llamativos. Una lectura sin recurrir a tecnicismos permite concluir que la candidata del PP ha alcanzado una cuota de popularidad sin parangón, hasta el punto de que la ciudadanía madrileña distingue entre la gestión de su Gobierno y ella misma. Por regla general, los madrileños evalúan sin piedad el trabajo hecho por el Ejecutivo del PP y de Cs, pero cuando deben elegir a su presidente, la respuesta es clara: Ayuso.

Nadie duda de que la aspirante del Partido Popular ganará las elecciones el 4 de mayo. Que gobierne es otro cantar. No obstante, tanto el CIS como otros sondeos previos asfaltan el camino a la mayoría necesaria. Tras quedar segunda hace dos años, Ayuso camina ahora al filo de la absoluta. Una serie de claves dan consistencia a la tendencia.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, junto al presidente nacional del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE)

Los madrileños, de todas las edades, emiten una nota baja sobre ella. A partir de los 35 años, su valoración es muy mala para entre el 26 y el 28 por ciento de los madrileños que superan esa edad. Solo la candidata de Vox, Rocío Monasterio, y el de Podemos, Pablo Iglesias, rebasan estos parámetros. Sin embargo, los porcentajes a favor de que repita como presidenta doblegan a los de todos los competidores electorales. Un 43,5 por ciento de los mayores de 65 años quiere que siga, al igual que un 41,5 de los que andan entre los 45 y 54 años, casi el 40 de los que están entre los 35 y 44 y cerca del 35 por ciento de los que han franqueado los 18 años.

Si se desmenuzan las respuestas de los más de 4.000 entrevistados por el tamaño del municipios en el que residen, el veredicto es similar. Si el 4 de mayo votaran las localidades y ciudades de la Comunidad, Ayuso también ganaría. En los de menos de 2.000 habitantes un 43,3 prefiere a la representante del PP; lo mismo dice un 38,9 de los que viven en la capital. Este dato es revelador, ya que solo hay una ciudad en la región con más de un millón de censados, y aquí casi un 40 por ciento, que se dice pronto, opta por la actual presidenta y por la continuidad de sus políticas.

Si el 4 de mayo votaran las localidades y ciudades de la Comunidad, Ayuso también ganaría, según los datos del CIS preelectoral

El candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, es el segundo en todas las franjas demográficas, y a continuación aparece la que se postula como gran revelación del 4 de mayo: Mónica García. La candidata de Más Madrid no es aún muy conocida, pero está por delante de Pablo Iglesias en prácticamente todos los parámetros. Tiene un hándicap: que en los municipios de entre 100.000 y 400.000 habitantes el líder de Podemos le gana la partida por poco. Aquí se juegan también los comicios, algo que el exvicepresidente tiene muy en cuenta porque ha puesto en el centro de la diana estratégica los municipios y barrios del sur. Se prevé en esta mitad geográfica una disputa muy interesante.

De nuevo sobre el "fenómeno Ayuso". Un 75,7 por ciento de los residentes en Madrid cree que la gestión de la pandemia influirá en el voto "mucho" o "bastante", en tanto que un 71 por ciento de las ciudades de entre 100.000 y 400.000 habitantes y más de un 75 por ciento de los de Madrid ciudad piensa lo mismo. Irrumpe otra vez la paradoja, que es como un leitmotiv en el barómetro publicado hace cinco días: mucha gente está harta de la gestión de la pandemia y mucha gente no ve más opción que Ayuso.

Foto: Una calle de Carabanchel. Foto: Ángel Villarino.

Si la contestación a la cuestión sobre la influencia de la gestión de la pandemia en el voto atiende al nivel de estudios, un 37,5 de quienes no lo tienen así lo considera, al igual que un 81,7 de los que atesoran estudios superiores. También las notas de gestión al Gobierno madrileño actual y a la propia Ayuso resultan desalentadoras, pero la presidenta cuenta con un margen tan holgado sobre los demás candidatos que la conclusión parece evidente: los votantes quieren que sea ella la presidenta y su gestión económica y sanitaria importa menos, o nada.

Movilización de la izquierda

Las variantes socioeconómicas del barómetro hecho a finales de marzo indican que los madrileños de izquierdas son más vehementes en sus posiciones que los de derechas. En la escala de 1 a 10 que marca el CIS, siendo 1 la izquierda y 10 la derecha, todos los números de los escalones iniciales superan a los de los escalones finales. El 52 por ciento de los votantes de izquierda responde que la situación de la Comunidad de Madrid es hoy mala o muy mala. Un 27,3 de los situados más a la derecha señalan que es buena o muy buena.

Es un ejemplo que marca un patrón, pues así se va repitiendo en preguntas posteriores. Un 30,1 por ciento de los encuestados ubicados en la posición 1 afirman que Madrid ha ido a peor al cabo de estos dos años. Opinan lo contrario, es decir, los que están en el 10, un 17,7 por ciento. Para el 67,3 por ciento de los de izquierdas, la gestión de la pandemia es mala o muy mala, mientras que es buena o muy buena para el 43,2 de los de la derecha.

El rechazo a Ayuso resulta más acentuado en los votantes de izquierdas que el apego en los de derechas

El rechazo a Ayuso resulta más acentuado en los votantes de izquierdas que el apego en los de derechas. Un 68,7 por ciento atribuye una opinión mala o muy mala, guarismo instalado muy por arriba en comparación con el 43,9 que la juzga bien o muy bien.

El estudio de estos parámetros apunta a una capacidad de movilización de la izquierda mayor, precisamente lo que Iglesias está buscando. Con sus mensajes contra el fascismo intenta revolver la visceralidad de un grupo poblacional que parece desmotivado. Con argumentos similares avanza Mónica García, quien procura alternar el golpe a Ayuso (especialmente en materia sanitaria) con el el golpe programático de efecto. Más Madrid sabe que en la capital puede abrir una compuerta de muchísimos votos.

Foto: Pablo Iglesias. (EFE)

Porque, si bien la derecha parece ahora más movilizada, ya que un 57,4 por ciento de los electores que se ubican en el 9 y un 67,9 de los que se colocan en el 10 ya han decidido el voto, el margen de cambio en la izquierda es amplio. El 59,8 por ciento de los entrevistados situados en el 1 y los 53,1 en el 2 recalca que la decisión ya la ha tomado. Queda mucho que rascar aquí, pues un 45 por ciento de los ciudadanos más de izquierdas (19,1 más 26,3) apunta que decidirá el voto los días antes de ir a las urnas. En los niveles 9 y 10 de la derecha la suma es un 31 por ciento.

Los que aparentemente están desorientados, fuera de foco, son Edmundo Bal y Rocío Monasterio. Nunca ganan, siempre pierden. Al candidato de Cs le queda la esperanza de que solo puede mejorar. A la de Vox le puede salvar, acaso, el tirón de Santiago Abascal.

Rincones del tesoro que hay que encontrar

Los jóvenes constituyen un ámbito electoral sumamente atractivo, pero los estrategas ya sabrán que hacerse una idea fija sobre qué piensan o sienten, en términos de voto y papeleta, resulta arduo.

Segmentar la indecisión destacada al comienzo de esta información por franjas de edad arroja datos sobresalientes, pistas estratégicas que si se siguen bien pueden reportar satisfacciones el 4-M. Esta, por ejemplo: un 68,6 por ciento de las personas entre 18 y 24 años dice que votará a un partido en función de lo que les convenza en el momento. Aunque en todos los tramos de edad los números son parecidos, en los jóvenes y en el sector de 35-44 años, con una cifra del 70 por ciento, la fluctuación es la nota dominante.

Un 68,6 por ciento de las personas entre 18 y 24 años dice que votará a un partido en función de lo que les convenza en el momento

Más aire a la indecisión. Un 36 por ciento los más jóvenes y un 32,1 de los que suman entre 25 y 34 aseguran que se decidirán por un candidato durante la última semana de campaña, es decir, a finales de mes. El voto de la juventud es un total misterio: un 9,6 por ciento lo decidirá en la jornada de reflexión y un 5,4 cuando vaya al colegio a rellenar la urna. Pero apunten este dato: un 7,2 por ciento de las personas con más de 65 años hará lo mismo el 4 de mayo.

La carrera del 4-M, estratégicamente, empieza ahora. Ayuso es favorita, sin duda, pero casi la mitad de la población madrileña está expectante o sencillamente pasa de la información que generan los comicios. Atraerlos es crucial.

Las más de 4.100 entrevistas telefónicas que hicieron los encuestadores del CIS entre el 19 y el 28 de marzo dibujan un mapa electoral con muchos tesoros por encontrar. Falta un mes para que los colegios de la Comunidad de Madrid se llenen de urnas, de presidentes de mesa y de, previsiblemente, muchísimos votantes. La señalización que muestra el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas puede alterarse, sin duda, aunque una serie de certezas parecen asentarse en el territorio. Una de ellas es el 'ayusismo'. Otra: que existe un cuerpo de electores que pueden dar alguna sorpresa agradable o desagradable según quien la reciba. Alrededor de dos millones.

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