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Interior rechazó a una aspirante a guardia civil porque estaba "sobrecualificada"
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SU ABUELO HABÍA SIDO GUARDIA

Interior rechazó a una aspirante a guardia civil porque estaba "sobrecualificada"

La justicia ordena admitir a la doble licenciada, con plaza fija en la administración regional y otro trabajo complementario que quiso dejar todo para ingresar en el cuerpo "por vocación"

Foto: Foto de archivo de la jura de bandera de guardias civiles en Baeza. (EFE)
Foto de archivo de la jura de bandera de guardias civiles en Baeza. (EFE)

María (nombre ficticio) ya tenía la vida solucionada. A sus 37 años y con dos carreras (Educación Física y Fisioterapia), disfrutaba de una plaza fija lograda por oposición en la Junta de Andalucía y un sueldo suficiente que además complementaba con actividades profesionales añadidas. Sin embargo, quería dar un giro profesional a su vida. Una espina clavada desde hacía tiempo le empujó a dejar atrás todo y lanzarse a nuevas aventuras. Quería ser guardia civil. Su abuelo lo había sido y ella tenían una auténtica vocación -frustrada hasta el momento- por imitarle. Tenía muy claro además que su sueño era formar parte del equipo de montaña del instituto armado. Por eso se presentó en abril de 2018 a las oposiciones de acceso a la corporación.

La mujer superó todas las pruebas. Psicotécnicos, ejercicios físicos, test de conocimientos, reconocimientos médicos. Tan solo le quedaba pasar por encima de la controvertida entrevista personal, que no pocas veces había sido objeto de polémica por sus resoluciones escasamente motivadas. Al terminar de hacerla, de hecho, salió con un regusto extraño y un mal presagio, pero no había que adelantar acontecimientos, se dijo. Era el momento de esperar a la decisión de los calificadores. Días después, el 15 de septiembre de 2018, fecha que no olvidará la aspirante, el Tribunal de Selección rechazó su ingreso en el cuerpo porque, a su entender, la opositora estaba demasiado preparada.

Foto: XXVI Promoción de Ingreso en la Escala Básica de la Policía. (EFE)

El argumento exasperó a la afectada, que no conseguía creerse lo que estaba pasando. El informe del psicólogo que participó en la entrevista decía literalmente que la aspirante estaba "sobrecualificada", que se movía por retos que le resultan estimulantes y que esto, a juicio del especialista, podía derivar en una conducta "que cambie en función de intereses inmediatos". Dicho de otro modo, que con tanta formación e inquietud terminaría modificando sus objetivos. La facultativa asesora del tribunal, por su parte, arguyó que a la opositora le gustaban los deportes de contacto, que tenía afán de superación y para ella el acceso al instituto armado era "un reto personal", características que a su entender implicaban que la aspirante se moviera por "impulsos y acciones poco meditadas". Con base en estos rasgos, la mencionada asesora concluyó que la candidata experimentaba "una suerte de identificación entre la búsqueda de retos y la falta de motivación".

Esta especialista se aventuró incluso a augurar que la opositora terminaría abandonando el cuerpo si se le admitía. "Se mueve por impulsos que pueden llevarla a una situación de frustración y, por consiguiente, al abandono de la Guardia Civil", vaticinó la especialista, que admitió que durante los últimos 12 años la mujer había disfrutado de una "estabilidad" laboral, pero que este equilibrio lo había logrado gracias a la "formación continua" que realizó durante este tiempo. "Con plaza fija de funcionaria de carrera en la Consejería de Educación, con dos sexenios, sueldo de 2.000 euros más lo de fisioterapia... todo esto hace pensar en su adaptabilidad", reflexionó -en alusión velada al sueldo previsiblemente más bajo que cobraría la aspirante en la Guardia Civil- la técnico del tribunal, que incluso vió elementos sospechosos en que la aspirante quisiera ir al grupo de montaña del instituto armado y seguir formándose en lugar de optar por otros departamentos del cuerpo.

Foto: XXVI Promoción de Ingreso en la Escala Básica de la Policía. (EFE)

La capitana que formó parte del tribunal, por último, en un posterior informe detalló que la aspirante había salido airosa en siete de las ocho competencias que los entrevistadores exigen a los candidatos. En concreto, la oficial destacó que la opositoria había superado todas salvo la motivación, entre otras razones, porque le gustan los retos que implican superación personal y por su sobrecualificación. "Su conducta no se guía por unos objetivos definidos, va cambiando en función de intereses inmediatos y poco consistentes", insistió la capitana, que redondeaba así un criterio común esgrimido por el tribunal evaluador que la aspirante no tardó en recurrir vía administrativa, primero, y judicial, después. Dado que la primera fue rechazada, la mujer apeló a la segunda.

"Una supuesta sobrecualificación no puede ser jamás una causa de exclusión en un proceso de acceso a la función pública, antes bien todo lo contrario, puesto que los principios rectores en el acceso son el respeto a los principios de igualdad, mérito y capacidad", defendió ante los tribunales de justicia el representante legal de María, el abogado especializado en fuerzas de seguridad Andrés Galán, quien admitió en el recurso que presentó en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) que no tiene sentido pensar que estar más preparado representa un obstáculo. "No acertamos a comprender cómo puede sostenerse que un guardia civil tenga una titulación universitaria vaya a suponerle una limitación para el desempeño correcto de la función policial, que es lo que parece deducirse de los informes, o que vaya a verse frustrado en el trabajo que debe desempeñar un Guardia Civil", arguyó el abogado, cuyas tesis acaban de ser abrazadas por la justicia en una demoledora sentencia que echa por tierra todos los supuestos argumentos de los calificadores.

Foto: Un policía naciona durante una actuación en Valencia. (EFE)

"La sobrecualificación no puede ser un elemento negativo en las entrevistas personales de acceso, por mucho que se pretenda inferir que tal sobrecualificación pudiera en un futuro dar lugar a hastíos posteriores, pérdidas de interés o similares suposiciones que obran en autos", ha resuelto la Sección Sexta de la Sala de lo Contencioso Administrativo del alto tribunal madrileño. "No le parece a esta sala que la sobrecualificación y la búsqueda de retos profesionales que superar conlleven falta de motivación", explican los cinco magistrados que han firmado la resolución, que no observa sentido común alguno en las deducciones esgrimidas por los evaluadores de la Dirección General.

"No se detecta la lógica en tal razonamiento en una administración pública en la que el acceso está sustentado en los principios de mérito y capacidad, donde lo que debiera buscarse es la continua mejora como corolario del principio de promoción profesional y la búsqueda del mejor candidato", sostiene la sala, que considera "incongruente" este objetivo "con declarar no apto a un candidato por estar sobrecualificado". "Por mucho que se intente dotar a la conclusión de una pátina racional al intentar vincular la sobrecualificación con una pretendida y futura dejación de funciones derivada de un, también pretendido y futuro, desinterés de cesar el atractivo que conlleva la búsqueda de toda consecución", insiste la resolución judicial.

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"En cuanto a la búsqueda de retos, resulta palmario, cuando menos gramaticalmente, que retos personales no equivale a caprichos de rápida satisfacción, precisamente cuando lo que caracteriza a aquellos es la dificultad de su alcance y la realización personal que conllevan", añade el alto tribunal madrileño, que ordena restituir a la aspirante y concederle la plaza dentro del cuerpo. "La declaración de no apto en la entrevista personal adolece de defecto de quiebra lógica en la motivación, resulta defectuosa y de todo punto incoherente con lo puesto de manifiesto por la recurrente en la citada entrevista, por lo que procede que, siendo declarada apta en tal prueba, la recurrente lleve a cabo las posteriores y sucesivas pruebas, de conformidad con las bases de la convocatoria", conmina la sala.

María (nombre ficticio) ya tenía la vida solucionada. A sus 37 años y con dos carreras (Educación Física y Fisioterapia), disfrutaba de una plaza fija lograda por oposición en la Junta de Andalucía y un sueldo suficiente que además complementaba con actividades profesionales añadidas. Sin embargo, quería dar un giro profesional a su vida. Una espina clavada desde hacía tiempo le empujó a dejar atrás todo y lanzarse a nuevas aventuras. Quería ser guardia civil. Su abuelo lo había sido y ella tenían una auténtica vocación -frustrada hasta el momento- por imitarle. Tenía muy claro además que su sueño era formar parte del equipo de montaña del instituto armado. Por eso se presentó en abril de 2018 a las oposiciones de acceso a la corporación.

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