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La vida secreta de la agricultora de Bolaños de Calatrava a la que detuvo la Policía
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HONDURAS AÚN BUSCA A OTRO CÓMPLICE

La vida secreta de la agricultora de Bolaños de Calatrava a la que detuvo la Policía

La mujer se refugió en España tras ordenar a dos sicarios que mataran a la esposa de su amante; permaneció casi año y medio sin dar su nombre ni para un alquiler hasta que la Policía la 'cazó'

Foto: Dulce, durante su detención por agentes de la Policía Nacional. (Policía Nacional)
Dulce, durante su detención por agentes de la Policía Nacional. (Policía Nacional)

Dulce R. S. V. llegó a España apenas unos días después de ordenar el asesinato de la mujer de su amante. Cruzó el charco solo para ocultarse de la justicia hondureña. Por eso, durante casi año y medio, la mujer no se dio de alta en padrón municipal alguno ni en asociaciones ni en cualquier otro tipo de registro que alertara a las autoridades de que estaba por ahí. "No fue ni al médico", aseguran desde la Policía Nacional, que puso fin a su periplo el pasado 9 de marzo. Quería permanecer en penumbras para no ser localizada en el caso de que los dos sicarios a los que contrató revelaran su paradero. Su primer destino nada más aterrizar en Madrid fue Zaragoza, donde pudo vivir gracias al dinero que le mandaban unos familiares afincados en Estados Unidos y a la bondad de unos amigos. Luego viajó al País Vasco, donde se afincó durante varias semanas en busca de una vida más estable.

Los fondos que le enviaban, sin embargo, se le acabaron, lo que motivó que volviera a cambiar su residencia. Se fue al pequeño pueblo navarro de Santesteban, situado a 53 kilómetros de Pamplona. En la población, de apenas 1.700 habitantes, tenía a una conocida con la que se alojó, aunque pasando algunas penurias, pues al principio tenía trabajo, pero posteriormente no pudo renovarlo. El campo era el único lugar en el que podía emplearse sin necesidad de darse de alta, ya que darse a conocer ante la administración la habría sacado automáticamente de la clandestinidad que ella pretendía conservar y habría hecho saltar las alarmas de la Policía Nacional, que tenía una orden de busca y captura contra ella comunicada por Interpol.

Foto: Vista de la vivienda donde se produjo el crimen, en El Molar (Madrid). (EFE)

Por eso volvió a cambiar de lugar semanas más tarde, para lograr un trabajo más asentado. Un familiar le propuso trasladarse a Bolaños de Calatrava, donde también trabajaría en el sector agrícola. La localidad es popular por contar con grandes extensiones de plantaciones de cebolla y el trabajo, por lo tanto, no faltaría. Allí se fue entonces Dulce, que se alojó junto a una compañera de tareas a la que conoció, lo que le permitió seguir manteniéndose al margen de los focos policiales, pues no tuvo que firmar en ningún momento contrato de alquiler alguno ni registro en establecimiento hostelero, extremos que la mujer cuidó escrupulosamente durante su estancia en su país de acogida. Ya había conseguido esa estabilidad financiera cuando sobrevino el problema que acabaría con su viaje por las sombras.

Cuando los agentes la detuvieron, la mujer confesó quién era

La prófuga había evitado todo control administrativo, pero descuidó algo. Dulce tomó una decisión nimia para todo ciudadano, pero fundamental para que los agentes del departamento de Fugitivos pudiera dar con su paradero. Desde la Policía Nacional prefieren no desvelar el error que provocó que los datos de la mujer saltaran en las bases, pero tienen claro que fue determinante para localizarla. Cuando los agentes la detuvieron, la mujer confesó quién era. Las autoridades hondureñas habían dado a las españolas todos los indicios que ponían sobre la mesa de forma sólida que la fugada había sido la inductora del crimen que acabó con la vida de la esposa de su amante, pues un volcado de su teléfono móvil arrojaba elementos irrefutables que la vinculaban con el secuestro y asesinato.

Foto: Pasa a disposición judicial el presunto asesino del crimen de Chapela. Foto: Efe

Dulce mantuvo una larga aventura con el marido de Lesbi Araceli Interino, dueña de un hotel en el municipio de La Esperanza. Sabía perfectamente que estaba casado, pero no aguantaba que esa situación continuara así y lo quería solo para ella. Por eso la amante quiso acabar con la vida de quien le disputaba el cariño de quien consideraba su hombre. Así se lo relató de hecho la presunta homicida a los agentes de la Policía Nacional que la detuvieron el pasado 9 de marzo, un año y cuatro meses después del asesinato de Lesbi, que tuvo lugar el 19 de noviembre de 2019 en el barrio de El Way de la región hondureña de Intibucá, a 190 kilómetros de la capital Tegucigalpa.

Las pesquisas de la Fiscalía de Honduras apuntan a que Dulce contrató a dos sicarios a los que pagó algo menos de 700 euros para que secuestraran y asesinaran a la esposa de su amante. Los dos profesionales del crimen, David Dagoberto F. C. y Roni Abizai Murillo Flores, de 26 y 18 años, fueron detenidos por las autoridades hondureñas el pasado febrero, apenas unos días antes de que fuera localizada Dulce en España, como presuntos autores materiales del asesinato ordenado presuntamente por la amante.

Foto: Foto: Policía Nacional

Tras recibir la información de la Fiscalía de Honduras, recabada durante los interrogatorios a los dos sicarios, agentes de la Policía Nacional se desplazaron hasta el domicilio de Dulce y la detuvieron. La mujer será trasladada ahora por Interpol hasta Honduras, donde será juzgada por ordenar el asesinato de la esposa de su amante, que llevaron a cabo los dos arrestados. Lesbi regentaba el hotel cerca de donde fue secuestrada, aunque es probable que su marido fuera alguien con contactos. Así lo reveló la propia detenida en España a la Policía Nacional tras ser atrapada. La mujer aseguró en concreto que el hermano de su amante había sido un importante político en Honduras. Su nombre, sin embargo, no ha trascendido en los medios de comunicación de aquel país ni ha sido revelado por la arrestada.

El día del secuestro, los dos sicarios, según las investigaciones de la Fiscalía hondureña, esperaron a Lesbi en la puerta de su casa hasta que la mujer apareció. Cuando lo hizo, la encañonaron con dos armas de fuego y la obligaron a meterse en su propio coche. Una vez que los tres se alejaron de la zona, los secuestradores la sacaron del vehículo, la dispararon y abandonaron su cadáver dentro del propio vehículo, que fue encontrado horas más tarde. El Ministerio Público del país centroamericano informó tras la captura de los dos sicarios que, además de ellos dos y de Dulce, hay una cuarta persona relacionada con el crimen que se encuentra aún en paradero desconocido.

Dulce R. S. V. llegó a España apenas unos días después de ordenar el asesinato de la mujer de su amante. Cruzó el charco solo para ocultarse de la justicia hondureña. Por eso, durante casi año y medio, la mujer no se dio de alta en padrón municipal alguno ni en asociaciones ni en cualquier otro tipo de registro que alertara a las autoridades de que estaba por ahí. "No fue ni al médico", aseguran desde la Policía Nacional, que puso fin a su periplo el pasado 9 de marzo. Quería permanecer en penumbras para no ser localizada en el caso de que los dos sicarios a los que contrató revelaran su paradero. Su primer destino nada más aterrizar en Madrid fue Zaragoza, donde pudo vivir gracias al dinero que le mandaban unos familiares afincados en Estados Unidos y a la bondad de unos amigos. Luego viajó al País Vasco, donde se afincó durante varias semanas en busca de una vida más estable.

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