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Ciudadanos aspira a ser bisagra en Madrid y el PP teme por la cabeza de Ayuso
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Cs se juega su supervivencia el 4-M

Ciudadanos aspira a ser bisagra en Madrid y el PP teme por la cabeza de Ayuso

Con el 5% de los votos, Cs puede inclinar la balanza entre los dos bloques: izquierda-derecha. Al contrario que en 2019, esta vez no habrá veto preventivo al PSOE

Foto: Edmundo Bal. (EFE)
Edmundo Bal. (EFE)

Ahí va una gran paradoja: Ciudadanos se juega su supervivencia en las elecciones del próximo 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. Ser o no ser dependiendo de si logra el 5% de los votos para entrar en la Asamblea de Vallecas. La encuesta de Metroscopia a El Confidencial le otorgaba hace una semana un raquítico 4%. El partido manejaba estos días encuestas aún peores. De ahí que los de Inés Arrimadas se hayan visto obligados a forzar la máquina y llevar a Madrid a Edmundo Bal, el deseado "revulsivo" para superar el Rubicón. Pero si lo consiguen, entonces pueden convertirse en la fuerza determinante que incline la balanza entre los dos bloques estancos: derecha (PP, Vox) o izquierda (PSOE, Más Madrid, Podemos). Y en el PP no se fían: creen que la llave del Gobierno en manos de Ciudadanos puede ser una daga mortal con la que vengarse de Isabel Díaz Ayuso. Su divorcio traumático con la expulsión de Cs de la Puerta del Sol tras dos años de matrimonio inestable así como la política agresiva de captación desde Génova a sus cuadros y votantes entorpecen gravemente la reconciliación con el PP y da esperanza a los socialistas.

Si hace dos años Ignacio Aguado concurrió a las urnas con un veto preventivo sobre el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, por alinearlo en el eje de la izquierda sanchista radicalizada, esta vez no lo hará. Al contrario. Ciudadanos quiere volver a ser un partido bisagra, decidir desde el centro liberal quién gobierna, salir de las trincheras. "Me niego radicalmente a que en Madrid gobiernen los extremos", ha anunciado Bal predicando "moderación". Y ahí solo Podemos y Vox quedarían fuera.

Foto: El presidente andaluz, Juanma Moreno, del PP, y el vicepresidente, Juan Marín. (EFE)

Sectores del PP en Madrid tiemblan ante la posibilidad, "difícil pero no imposible", de que Ciudadanos resista con 7 diputados, que es la fuerza que automáticamente tendría si supera el umbral mínimo de votos. Y que exija a cambio de su apoyo al PP la renuncia de la presidenta. "Si Ciudadanos entra y es decisivo, Ayuso está muerta", opina un veterano de Génova. No sería extraño, insisten los populares, que quisieran cobrarse su cabeza. Recuerdan el caso de Rita Barberá, que tuvo que ser apartada del grupo en el Senado y pasar al Mixto para facilitar la investidura de Rajoy en 2016. O rimando con la actualidad, el ejemplo de Pedro Antonio Sánchez, expresidente de la Región de Murcia, que tuvo que cesar de su cargo por estar imputado por corrupción y para asegurarse el voto de Cs a los Presupuestos de Montoro. O la senadora murciana Pilar Barreiro, que también fue apartada del partido para salvar las cuentas del Gobierno.

“Rivera ya nos lo hizo, son expertos en guillotina”, apuntan en el PP. Claro que Ayuso sería pieza de caza mayor. Y hoy nadie ve a Pablo Casado accediendo a semejante ultraje. Pero tal es la desconfianza con Ciudadanos que en la primera planta de Génova se ha hablado de esto como una posibilidad real. "Visto lo de Murcia no se puede descartar nada. Pero si entran en el Gobierno de Madrid con la izquierda en dos años habrán desaparecido definitivamente", señalan los populares. Si Ciudadanos no se quiere reconciliar, "mejor debería abstenerse", opinan.

"Si Ciudadanos entra y es decisivo, Ayuso está muerta", opina un veterano de Génova

Es verdad que la salida precipitada de Ignacio Aguado como candidato al 4-M ha tranquilizado a muchos. El odio entre Aguado y Ayuso era africano. De ahí que el mero recambio de Edmundo Bal sea visto como una oportunidad para "arreglar el factor personal" con Cs si es que se ven obligados a sumar otra vez. “Con Aguado la relación era imposible y no tengo ninguna duda de que el precio que iba a poner, si salían elegidos, era la cabeza de Isabel. Pero con Bal todo puede ser distinto”, señala un cargo popular en el Gobierno regional. Otras voces, en cambio, remarcan el perfil beligerante de Bal contra el PP, a quien acusa de estar "comprando voluntades" con "la caja B" entre los tránsfugas de Cs en toda España. "Está siendo mucho más duro que el propio Iglesias", señalan preocupados. "El perfil de Bal es pro PSOE. No tendrá dudas en apoyar a Gabilondo si puede", añade un excargo de Cs desencantado por el viraje de Arrimadas. "Edmundo Bal es socialista", escribió ayer en su perfil de Twitter el portavoz adjunto del grupo del PP en el Congreso, José Ignacio Echániz.

El contexto político actual no ayuda. Hay que recordar que en el Ayuntamiento de Murcia sigue viva una moción de censura de Cs con el PSOE para echar al PP, con visos de prosperar. Y Génova mantiene su agresiva campaña de captación de cuadros medios y dirigentes del partido, empezando por su exsecretario de Organización, Fran Hervías, el ‘dinamitero’ mayor de Cs. “Existe preocupación por que puedan haberse guardado cosas que le perjudiquen a Ayuso en la campaña”, desliza una fuente bien enterada de lo que se cuece en la primera planta de Génova.

Recomiendan moderación a Ayuso

Oficialmente, en la cúpula del PP madrileño se muestran convencidos de que el partido de Arrimadas quedará arrasado por Ayuso, que será capaz de aglutinar el voto para "frenar a la izquierda". Aún más desde que Pablo Iglesias ha entrado en liza. “Hagan lo que hagan, Ciudadanos no alcanzará un 5%. Pero en dos semanas lo veremos más claro", señalan en Sol, convencidos de poder engullir al votante de Cs. En la campaña explotarán la incógnita que supone, a su juicio, apostar por Bal.

Pero otros cargos populares avisan que si Ayuso tensa demasiado la campaña confrontándose a "los comunistas", Cs puede seguir siendo refugio para el voto moderado que huye de la exageracióin. “La distancia entre un 4% y un 5%, cuando queda mes y medio, es un mundo en política. Lo tienen difícil pero no imposible”, expone un veterano del PP con larga experiencia en procesos electorales. “No daría por muerto a Ciudadanos y menos en Madrid, donde tienen una base electoral consolidada desde 2015. En España hay hueco para un partido de centro, pese a lo que parece decir el momento político. Si Cs logra resistir en Madrid, se recuperará”, augura esta fuente.

Ahí va una gran paradoja: Ciudadanos se juega su supervivencia en las elecciones del próximo 4 de mayo en la Comunidad de Madrid. Ser o no ser dependiendo de si logra el 5% de los votos para entrar en la Asamblea de Vallecas. La encuesta de Metroscopia a El Confidencial le otorgaba hace una semana un raquítico 4%. El partido manejaba estos días encuestas aún peores. De ahí que los de Inés Arrimadas se hayan visto obligados a forzar la máquina y llevar a Madrid a Edmundo Bal, el deseado "revulsivo" para superar el Rubicón. Pero si lo consiguen, entonces pueden convertirse en la fuerza determinante que incline la balanza entre los dos bloques estancos: derecha (PP, Vox) o izquierda (PSOE, Más Madrid, Podemos). Y en el PP no se fían: creen que la llave del Gobierno en manos de Ciudadanos puede ser una daga mortal con la que vengarse de Isabel Díaz Ayuso. Su divorcio traumático con la expulsión de Cs de la Puerta del Sol tras dos años de matrimonio inestable así como la política agresiva de captación desde Génova a sus cuadros y votantes entorpecen gravemente la reconciliación con el PP y da esperanza a los socialistas.

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