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Aguado asume su desgaste y Ciudadanos confía a Bal su supervivencia en Madrid
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"REVULSIVO DE ALCANCE NACIONAL"

Aguado asume su desgaste y Ciudadanos confía a Bal su supervivencia en Madrid

La batalla será en Madrid o no será. Ciudadanos no tenía plan B si Aguado se mantenía en la carrera. El partido apuesta la carta más fuerte por el alcance nacional de la cita madrileña

Foto: Ignacio Aguado y Edmundo Bal en la sede del partido. (Eugenia Morago)
Ignacio Aguado y Edmundo Bal en la sede del partido. (Eugenia Morago)
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Edmundo Bal sobrevivió al desastre electoral del 10-N cuando Albert Rivera dimitió. La marcha del presidente de Ciudadanos hizo que la lista por Madrid al Congreso corriera un puesto y el abogado del Estado recuperó el escaño. A partir de ese momento, se constituyó como la mano derecha de Inés Arrimadas. El lunes pasado se convirtió en portavoz nacional del partido y, este jueves por la noche, en candidato a la Comunidad de Madrid. “Había que sacar esto adelante. El 4 de mayo se jugará en clave nacional a lo bestia y necesitábamos un revulsivo”, reconocen fuentes de la cúpula naranja. Ahora el encargo es que él salve el partido en plena descomposición.

La decisión de Ciudadanos completa las sorpresas de un puzle que ha convulsionado la política española. El adelanto electoral de Isabel Díaz Ayuso provocó el salto de Pablo Iglesias del Consejo de Ministros a la Asamblea de Madrid, el portazo de Más Madrid a Podemos y la resistencia (más bien, forzada) de Ángel Gabilondo. La batalla será en Madrid o no será. Todos los partidos han decidido apostar lo más fuerte que tenían. En Ciudadanos, en realidad, hasta la noche del miércoles, no había plan B.

El hasta ahora líder naranja en la Comunidad madrileña, Ignacio Aguado, anunció hace días que se presentaría a las primarias del partido. Salía con dolor y rabia de la sede de la vicepresidencia madrileña, ya cesado por la presidenta regional, a la que llamó "irresponsable" entre otras muchas cosas. La ruptura del Gobierno, no por esperada, dejó de ser traumática. “Ignacio lo ha pasado muy mal. Ha estado muy dolido y no podía pensar en otra cosa que volver a competir con su candidatura”, explican en el partido. Pero los días pasaron y, con ellos, llegó la serenidad. La militancia daba señas de que quería un cambio. Cuadros del partido, concejales, diputados autonómicos y, sobre todo, los afiliados temían un descalabro si no encontraban un golpe de efecto.

Foto: El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado. (EFE)

Pero no lo había. Bal negó hasta este miércoles por la mañana que fuera a presentarse a las primarias. Otros nombres como el de Ángel Garrido o Begoña Villacís, que también sonaron en algún momento, fueron descartados rotundamente. El primero no podía dar un paso así estando Aguado en la competición y la segunda no abandonaría la vicealcaldía en el Ayuntamiento de Madrid. Bal era el mirlo blanco, el candidato idóneo, según muchos dirigentes, que al mismo tiempo sostenían que no era viable abandonar el grupo parlamentario, teniendo en cuenta el peso tan enorme que tenía el portavoz adjunto.

“Probablemente Aguado escuchó a los militantes. Conoce muy bien Madrid. Ha estado hablando con mucha gente y tomó la decisión este miércoles”, relatan personas cercanas. Los flecos terminaron de cerrarse el jueves por la mañana. El comité de campaña, que hasta ese momento encabezaba el propio Aguado, estuvo reunido durante todo el día en la Asamblea. El resto lo explicó al hacer pública su renuncia el exvicepresidente: “Creo que él es el mejor candidato en este momento”. En el partido reconocen que era “un clamor” lo de Bal con la militancia. Los mensajes por redes sociales y en las agrupaciones era un goteo incesante. Pedían un cambio urgente que garantizara la pelea por seguir representados en la Asamblea madrileña, y dudaban mucho de poder conseguirlo con Aguado. Incluso el afiliado de Las Rozas, Juan Carlos Bermejo, eterno competidor en primarias de Aguado e incluso Rivera, decidió retirar su candidatura tras conocer que Bal sería el aspirante.

Foto: La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)

A pesar de que varios dirigentes admitían que lo mejor era que el exvicepresidente diera un paso al lado, la mayoría insistía en que no se podía abrir una guerra interna. Como publicó este diario, Arrimadas había asumido darle apoyo si él no decidía apartarse. Algunos miembros de la ejecutiva insistían a la presidenta y, también internamente, en que debían forzar la renuncia de Aguado.

Pero distintas fuentes de la dirección confirman que él mismo se dio cuenta de que no podía seguir al frente. A pesar de la ambición que se le presupone como candidato y que le ha acompañado en su trayectoria política, compañeros de filas reconocen que los últimos días han sido el mayor mazazo para el dirigente madrileño. Arrimadas habló con los dos implicados y dio luz verde. El jueves por la mañana, al mismo tiempo, gestionaba la marcha de otra de sus diputadas en el Congreso, Marta Martín, que finalmente dejó el escaño. Dos logros importantes en un mismo día. "Hoy empieza la era de Arrimadas", aseguran algunos en el partido.

Daño a Ayuso y Gabilondo

El revulsivo llega de la mano de Bal, trabajador incansable y atlético hasta la médula. La cuestión es el reto que tiene por delante: que el partido supere el 5% del voto, lo que le garantiza la entrada en el Parlamento autonómico. Algunas encuestas dudan de que Ciudadanos pueda superarlo, lo que significaría pasar de los 26 escaños de 2019 a cero. La candidatura de Bal está pensada para garantizar la representación parlamentaria, dar una visibilidad nacional a Ciudadanos en Madrid y, especialmente, actuar como golpe de efecto a izquierda y derecha.

El perfil de abogado del Estado y hombre serio, apuntan en el partido naranja, podría dañar a Ángel Gabilondo, y votantes socialistas que teman la entrada de Pablo Iglesias en el Gobierno autonómico. A eso se suma el desencanto que ha supuesto para muchos cuadros socialistas la continuidad de Gabilondo, que estaba llamado a ser elegido Defensor del Pueblo si las negociaciones para renovar los órganos constitucionales hubieran llegado a buen puerto. El anticipo electoral forzó a los socialistas a mantenerlo. Bal piensa que podría sacar tajada en ese sentido.

Foto: Isabel Díaz Ayuso conversa con el vicepresidente, Ignacio Aguado, en febrero. (EFE)


Pero también pretenden hacer daño a la derecha. Ayuso parte como favorita en todas las encuestas gracias al fortalecimiento de la presidenta tras un año de pandemia. Pero Bal explotará un perfil propio, con solidez intelectual y vocación de gestor (muy similar al de José Luis Martínez-Almeida en el Ayuntamiento, también abogado del Estado). Su contundencia contra las políticas de Podemos y Pablo Iglesias podrían igualarle en muchos momentos a Ayuso en cualquier debate. Un candidato fuerte por el partido centrista, aseguran en el partido, también puede dejar diluida a Rocío Monasterio (Vox), que ha permanecido en la sombra durante las últimas semanas.

Bal se quedará en el Congreso durante la campaña electoral y no dejará su escaño, como sí va a hacer Iglesias. Los candidatos pueden compatibilizar la campaña con el acta, y solo deben abandonarla si obtienen representación en la Asamblea. Bal se guardará esa carta por si los planes salen mal y vuelve al Congreso de los Diputados, a pesar de las críticas que puedan surgir. Entienden que con un grupo tan pequeño (10 diputados) no tiene sentido “malgastar” balas. Solo dejará el escaño si resulta elegido en el Parlamento autonómico. En ese caso, entraría por su lugar Cristiano Brown, exlíder de UPYD, que se unió a la lista naranja en 2019.

Edmundo Bal sobrevivió al desastre electoral del 10-N cuando Albert Rivera dimitió. La marcha del presidente de Ciudadanos hizo que la lista por Madrid al Congreso corriera un puesto y el abogado del Estado recuperó el escaño. A partir de ese momento, se constituyó como la mano derecha de Inés Arrimadas. El lunes pasado se convirtió en portavoz nacional del partido y, este jueves por la noche, en candidato a la Comunidad de Madrid. “Había que sacar esto adelante. El 4 de mayo se jugará en clave nacional a lo bestia y necesitábamos un revulsivo”, reconocen fuentes de la cúpula naranja. Ahora el encargo es que él salve el partido en plena descomposición.

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