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"Con el covid hay exceso de información. Deberíamos hablar menos y vacunar más"
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"Con el covid hay exceso de información. Deberíamos hablar menos y vacunar más"

La entrevista a Mariano Barbacid se realiza en la sede de la Fundación CRIS contra el cáncer, con quien el bioquímico colabora en un proyecto acerca del cáncer de páncreas

Foto: El bioquímico Mariano Barbacid. (Jesús Hellín)
El bioquímico Mariano Barbacid. (Jesús Hellín)

Mariano Barbacid (Madrid, 1949) es bioquímico y, como dirían los padres, "una eminencia". Estudió la carrera universitaria en Madrid y desarrolló la mayor parte de su carrera como investigador en Estados Unidos, donde llegó a estar al frente del Departamento de Oncología del Instituto Nacional del Cáncer de Maryland. Con 33 años consiguió aislar el oncogén humano H-ras en carcinoma de vejiga, un avance que explicó en un artículo de la revista 'Nature'.

Barbacid volvió a España en 1998 y se puso al frente del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, una institución con la que sigue colaborando y que fue creada, explica, al inicio de una década de logros en la ciencia española. Lástima que ahora, argumenta, hayamos terminado una década en la que se esquilmó lo conseguido.

La entrevista se realiza en la sede de la Fundación CRIS contra el cáncer, con quien también colabora en un proyecto acerca del cáncer de páncreas. Antes de encender la grabadora, la que escribe le cuenta su experiencia cercana con esta enfermedad. El bioquímico, amable y pedagógico, la corrige. "Hay que decir enfermedades oncológicas, no cáncer, porque hay un centenar de ellos. Es cáncer de una cosa o de otra. Esto es conveniente explicarlo".

placeholder Foto: Jesús Hellín.
Foto: Jesús Hellín.

PREGUNTA. Empiezo bien la entrevista…

RESPUESTA. (Sonríe). Siempre me ha resultado curioso que si preguntas a la gente quién es Lope de Vega y no lo sabe, piensas que es un inculto. En cambio si preguntas qué es la mitosis y no se sabe, no lo piensas. Tendemos a asociar la cultura con las humanidades en vez de con la ciencia.

Lo que quería decirle es que a veces un cáncer tiene poco que ver con otro, salvo que son enfermedades en las que las células nos crecen desordenadamente dentro del organismo. Esto debe saberlo la sociedad, no hace falta un título universitario. Es como si con las enfermedades infecciosas la gente confundiera lo que es una gripe con un sarampión o con el cólera.

P. ¿Qué tal estamos contando los medios el coronavirus?

R. Del coronavirus, si acaso, lo que hay es un exceso de información. Leo todos los días noticias, por ejemplo la de que los del grupo sanguíneo A son más proclives a contraer la enfermedad… Mire, en medicina, todo lo que no sea un ensayo clínico riguroso no son más que sugerencias. Le recuerdo lo que pasó con la cloroquina, cuando un médico francés de cierto prestigio dijo que había tratado a 42 pacientes y se le habían curado. Después de gastarse miles de euros en hacer un ensayo clínico como Dios manda, ha resultado que es mentira y que nadie se beneficia de la cloroquina. Creo que lo mejor que podemos hacer en estos momentos es hablar menos y vacunar más.

Foto: Una radiografía muestra un cáncer de pulmón. (iStock)

P. Antes de la pandemia usted ya denunciaba el retraso en materia científica que tenemos en España. ¿A qué achaca que se haya convertido en un problema estructural?

R. Para hablar de esto tenemos que irnos a 1492. En esa época, en el califato de Córdoba estaban Maimónides, Averroes, la parte judía y árabe… y desgraciadamente con los Reyes Católicos todo eso desapareció. Desde ese momento, tenemos una historia de cinco siglos en la que el pensamiento científico ha sido eliminado. España no ha participado en los avances conseguidos en Europa, salvo algunos casos esporádicos, como Ramón y Cajal. Somos un país de humanidades y conquistadores, pintores y literatos, pero no de científicos, y eso es difícil de solucionar. Y luego tengo otra teoría, poco científica, pero es la de que nuestros políticos son gente de letras. Salvo Pérez Rubalcaba, no aprecian el valor de la ciencia y la tecnología, algo que ahora se revela tan importante para sacar al país de esta dependencia que tenemos del turismo y de los servicios.

P. Alguna época buena habrá habido, ¿no?

R. Hubo un tiempo en el que parecía que esto iba a cambiar, allá por el año 1998, que fue justo cuando volví de Estados Unidos. Fue una década que quizá haya sido la más fructífera, en la que se crearon cuatro centros de investigación muy importantes, como el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas), CNIC (Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares), CRG (Centre for Genomic Regulation) y el IRB (Instituto de Investigación Biomédica). También otros centros en Sevilla, Bilbao…

Estos años nos hicieron ganar algo de admiración en Europa, hasta por parte de los anglosajones, que siempre nos han mirado por encima del hombro, y con razón. Pero con la crisis de Lehman Brothers esto acabó. La cantidad que recibimos ahora para los proyectos de investigación es mucho menos de la mitad de lo que obtuvimos en 2008, cuando tendrían que ser el doble. Si quieres que la ciencia avance, no puedes mantener un flujo constante de financiación, tiene que seguir creciendo.

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Foto: Jesús Hellín.

P. De ahí lo de la década perdida, algo que ha repetido en numerosas ocasiones…

R. Sí, hemos perdido una década. Si hablamos del presente, estamos en una época en la que se producen buenas y malas noticias. La buena es que parece que va a aumentar la cantidad destinada a ciencia en los PGE, la no tan buena es que el incremento es bastante decepcionante. Si hemos perdido el 50% durante la última década y si solo aumenta entre un 9,5%...

P. Hace unos días escuchaba a los exministros Cristóbal Montoro y Jordi Sevilla hablar de la necesidad de resetear la economía española con los fondos europeos… ¿Es usted optimista al respecto? ¿Algo repercutirá en la ciencia?

R. Si para lo que va a servir este dinero es para pagar facturas, no vamos a avanzar, pero es un tema complicado. Refiriéndome exclusivamente al área del I+D+i, me temo que los fondos europeos no van a tener mucha repercusión, pues el gran incremento presupuestario del 74,8% anunciado por el Gobierno no se lo va a llevar ni la I de "Investigación", ni la D de "Desarrollo" ni la i minúscula de "innovación", sino una letra nueva que ha aparecido en los PGE: la D de "Digitalización". Este capítulo es el que se va llevar el grueso de los fondos extraordinarios de la UE. Con esto no quiero criticar ni mucho menos el hecho de que se financie la digitalización, algo que nos hace muchísima falta. Pero creo que habría sido mejor no mezclar las churras con las merinas. Digitalización sí, pero un poco más para el I+D+i, también.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la reunión este martes del Consejo de Ministros en el Palacio de la Moncloa.(EFE)

P. ¿Irse fuera es la salida que les queda a nuestros científicos?

R. Bueno, eso hay que interpretarlo bien. Los medios, si me permite una crítica, hablan de fuga de cerebros, pero es que el investigador tiene que salir, lo mismo que Picasso se fue a París porque era donde estaban los pintores. Tienen que irse porque los científicos están en el mundo anglosajón. El problema es volver y ser productivo, como creo que ha sido mi caso. Si ve mi CV y mis publicaciones, solo hubo un bajoncito de un año. Lo que es triste es comprobar cómo personas formadas en España con los impuestos de todos los españoles ahora están generando conocimientos científicos fuera de nuestro país porque no pueden regresar en condiciones que les permitan mantener un mínimo de competitividad dentro del campo científico. Aunque la ciencia sea global, duele ver que nuestra inversión en la generación de científicos es aprovechada por otros países, mientras España sigue, poco a poco, perdiendo estatus en el panorama científico internacional.

P. ¿Por qué le dio por investigar las enfermedades oncológicas? Iba a decir cáncer, pero voy a hablar con propiedad…

R. Eso está muy bien (sonríe). Es como dos escaladores que ven una montaña, porque está ahí. Me dio por ahí, fue curiosidad y también fue un reto. El reto de poder desentrañar y llegar a entender, aunque solo sea una pequeña parte, de algo tan complejo como es el proceso de la transformación maligna y cómo ese proceso poso a poco nos puede llegar a producir un cáncer. Recordemos que cuando hablamos de enfermedades oncológicas, estamos solo hablando del último 5 o 10% del desarrollo de la enfermedad. El 90% anterior tiene lugar en nuestro organismo sin que nos demos cuenta.

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Foto: Jesús Hellín.

P. Me irrita profundamente que sigamos utilizando eufemismos como "larga enfermedad" o demos visibilidad a los que dicen que se han curado gracias a su carácter positivo…

R. Le contaré una anécdota. Al poco tiempo de venir a España, 'Informe Semanal' hizo un reportaje en el que salía una señora que supuestamente se había curado del cáncer de mama porque había vendido todos los muebles y hacía meditación zen. Nos sentó fatal porque nos entrevistaron a unos cuantos, sobre todo oncólogos, y cuando vimos el programa… nosotros salíamos 15 segundos y la señora 5 minutos con su momento zen. Esto vende desde el punto de vista informativo pero es pernicioso… ¿Cómo puede haber una persona que porque estás positivo te curas del cáncer? Ser positivo es bueno, pero el tejido molecular no está regido por el cerebro.

P. ¿En qué consiste el proyecto que lleva a cabo con la Fundación CRIS contra el cáncer?

R. Estamos buscando nuevas dianas terapéuticas para diseñar fármacos que puedan mejorar el tratamiento del adenocarcinoma ductal de páncreas, el cáncer de páncreas con mayor incidencia. Este tipo de tumor no solo es el que tiene los índices de supervivencia más bajos, menos del 5% a los cinco años desde que se diagnostica, sino que no se han generado nuevos fármacos en los últimos 20 o 30 años.

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Foto: Jesús Hellín.

P. Antes hablaba de montañas. Esto es un 8.000…

R. Exactamente. Un 8.000 y en invierno.

P. Los ciudadanos vinculan estas enfermedades con dos palabras: radioterapia y quimioterapia. Sabemos mucho menos de la inmunoterapia. ¿Podría explicarnos en qué consiste?

R. La inmunoterapia ha sido quizás uno de los descubrimientos más importantes en la historia de la oncología. Está teniendo unos resultados espectaculares en cáncer de pulmón, en melanoma metastásico, vejiga, triples negativos de mama... por mencionar algunos. Ahora bien, todavía quedan muchos retos por resolver. Por ahora, solo dos de los mecanismos que controlan nuestro sistema inmune, el CTLA4/B7 y sobre todo el PD1/PDL1, han funcionado en la clínica y no en todos los pacientes. Esto convierte la inmunoterapia en una especie de lotería en la que aún no se puede saber 'a priori' quién va a responder y quién no. Por lo tanto, hay que seguir investigando porque todavía no se ha agotado el potencial que puede tener la inmunoterapia en la lucha contra las enfermedades oncológicas.

Mariano Barbacid (Madrid, 1949) es bioquímico y, como dirían los padres, "una eminencia". Estudió la carrera universitaria en Madrid y desarrolló la mayor parte de su carrera como investigador en Estados Unidos, donde llegó a estar al frente del Departamento de Oncología del Instituto Nacional del Cáncer de Maryland. Con 33 años consiguió aislar el oncogén humano H-ras en carcinoma de vejiga, un avance que explicó en un artículo de la revista 'Nature'.

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