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"Injusticia" y "deslealtad": Casado escenifica por primera vez su distancia con Aznar
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TENSIÓN ENTRE AMBOS

"Injusticia" y "deslealtad": Casado escenifica por primera vez su distancia con Aznar

El líder popular defiende las diferencias de la situación actual con respecto a los años noventa y deja claro que su objetivo de reunificar el centro derecha tiene mayor complejidad

Foto: José María Aznar y Pablo Casado, en el acto de este martes. (EFE)
José María Aznar y Pablo Casado, en el acto de este martes. (EFE)

El acto compartido por José María Aznar y Pablo Casado estaba llamado a exaltar la gran victoria del expresidente del Gobierno, que alcanzó la Moncloa en 1996 —se cumplen ahora 25 años— después de cuatro legislaturas con Felipe González al frente. Pero lejos de ese objetivo, el encuentro de este martes sirvió para constatar las tensiones que existen entre el actual líder del PP y quien estaba considerado su verdadero padre político.

Reproches velados e “injusticias” que Casado denunció para dar carpetazo a las lecciones del viejo partido y recalcar que los retos que hoy están encima de la mesa poco tienen que ver con los de los años noventa. “La dificultad que Aznar tuvo fue en el entorno de modernizar un partido, pero no era una cuestión de amenazas por otros partidos”, advirtió.

Foto: El expresidente del Gobierno, José María Aznar (i), conversa con el presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

Se curó en salud “celebrando” los años de gobierno del expresidente, “que fueron claves para España”, y zanjó los rumores de ruptura casi al inicio de la intervención con una frase perfectamente medida, bajo la atenta mirada de Isabel Díaz Ayuso, que se encontraba entre el público: “Pinchan en hueso aquellos que pretendan dividir a la nueva generación del PP con nuestros predecesores”. Con esas dos salvedades, la realidad es que las intervenciones de ambos transcurrieron entre pura tensión.

Aznar ni siquiera respaldó las tesis de Casado, ni hizo hincapié en ninguna de las ideas defendidas por el actual líder popular. “Como ha dicho el profesor Álvarez Tardío” fue la única mención (y repetida) por el expresidente, en referencia al resto de ponentes y en un ambiente extraño por su falta de coordinación con el actual presidente del PP.

Foto: El expresidente del Gobierno José María Aznar (i) y el presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

La incomodidad se hizo notar en varias ocasiones, aunque desde hace días en Génova el malestar no ha hecho más que crecer con las entrevistas de Aznar por su 25 aniversario como presidente. Algunos dirigentes de la cúpula observaban “deslealtades” y recuerdan que el expresidente del Gobierno no tuvo que enfrentarse a nada similar con padres del partido cuestionando las decisiones tomadas. Una sensación que probablemente acerca a Casado al PP de Mariano Rajoy, que terminó acostumbrándose a las injerencias de su predecesor con relativa asiduidad.

Sin embargo, la jornada de ayer puede considerarse ya como un punto de inflexión, por ser la primera vez que Casado verbalizó desacuerdos con Aznar, y lo hizo además en un foro compartido. Primero, defendiéndose de la presión que sufre por la ansiada reunificación de un espacio electoral que en estos momentos está más fraccionado que nunca, mientras se repetía una y otra vez la capacidad que tuvo el primer presidente del PP para aunar todo lo que había a la derecha del PSOE.

La incomodidad se hizo notar en varias ocasiones, aunque en Génova ya había malestar


La misma meta que Casado se ha fijado de cara a las próximas generales, sin esconder que se ha vuelto mucho más compleja que en 1991. “Los partidos en el centro derecha entonces eran pequeños. El PDP y el Partido Liberal no tenían representación parlamentaria, y el CDS vino después. La refundación fue más pequeña por eso. Lo que nos encontramos nosotros en 2018 es algo muy distinto”, remarcó antes de sacar la artillería pesada. Él también acumulaba reproches.

“El PP era tercera fuerza en todas las encuestas. Se ha destacado poco cómo se evitó el sorpaso de Ciudadanos, porque hace un año y poco más, ese era tema de conversación aquí. Y ahora estamos con otra formación, Vox, y se pretende jugar de nuevo a que el PP no tiene la hegemonía del centro”, dijo Casado sacudiéndose de encima la lección que Aznar repitió el domingo por la noche en La Sexta al afirmar que él “dejó el PP unido” y que lo que había que hacer es “preguntar a los que vinieron detrás”.

Foto: Aznar y Évole en un momento del programa. (La Sexta)

No se quedó ahí. Casado siguió enumerando “las diferencias” que hasta el momento no se habían puesto encima de la mesa, ocupando el debate con las “similitudes” y las “posibles lecciones” que siguen vigentes hoy en día. “Aznar tuvo que mover el partido hacia donde estaba la mayoría centrada. Justo lo contrario de lo que tengo que hacer yo ahora, que es mover la mayoría social hacia la centralidad, transversalidad y moderación del partido. Ya no vale tocar la corneta y decirle al partido vamos hacia allá. Ahora hay que tocar la campana y conseguir que esa mayoría silenciosa, en esta sociedad polarizada, vuelva al PP”, llegó a decir el líder popular, apostando por que las recetas de hace 20 años ya no sirven en este panorama político.

Frente a las críticas de la ruptura con Vox, “porque puede entenderse como la ruptura con sus votantes”, manifestadas también por dirigentes cercanos a Aznar como Cayetana Álvarez de Toledo, Casado también dejó claro que “resistirá a esos cantos de sirena” que piden moverse del espacio “del centro derecha reformista, liberal, europeísta y constitucionalista” para acercarse “a los extremos populistas”.

Casado se centró en las diferencias. "Lo que nos encontramos en 2018 fue otra cosa"

Hubo otro elemento que no escapó a los dirigentes actuales que respaldan a Casado. Una brecha generacional que se produce en toda organización con los cambios de etapa, también sucedió en el PSOE. Casado la abordó desde distintos ángulos. Primero, al recordar que “ahora un partido serio y responsable no está de moda” y, después, al sugerir que su predecesor no vivió en la era actual de la inmediatez en redes sociales y medios de comunicación, justificando que su estrategia no da tumbos cada día, sino que las actuales reglas del juego implican posicionamientos distintos a diario. “El discurso político suena a un tocadiscos que tiene muchos saltos en la melodía. Los políticos hacemos lo mismo que antes, pero el foco mediático es permanente”, zanjó.

Otra incomodidad visible llegó justo al final, cuando el moderador, el periodista Ignacio Camacho, sugirió a Aznar darle algún consejo al líder popular. “Desearle mucha suerte porque España la necesita y el centro derecha también. Cuando se tiene la responsabilidad de ser uno de los actores importantes de la política, hay que marcar el camino, definir la estrategia y tomar decisiones. Eso le corresponde a él, a mí ya no”, espetó sin obtener más respuesta de Casado, que aguantaba bajo la mascarilla el arreón final. “Es imposible recetar sin saber lo que se quiere hacer. La batalla de las ideas es básica, esencial. No se encuentran recetas si no hay ideas sólidas”, despachó Aznar cuando ya parecía que sonaba la campana. Casado no volvió a intervenir. Ya lo había dicho todo.

El acto compartido por José María Aznar y Pablo Casado estaba llamado a exaltar la gran victoria del expresidente del Gobierno, que alcanzó la Moncloa en 1996 —se cumplen ahora 25 años— después de cuatro legislaturas con Felipe González al frente. Pero lejos de ese objetivo, el encuentro de este martes sirvió para constatar las tensiones que existen entre el actual líder del PP y quien estaba considerado su verdadero padre político.

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