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Arrogancia, FAES, causas judiciales o por qué el PP actual reniega de Aznar
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ANIVERSARIO DE LA PRIMERA VICTORIA DE 1996

Arrogancia, FAES, causas judiciales o por qué el PP actual reniega de Aznar

El expresidente del PP celebra los 25 años de su victoria, sin los miembros del equipo que le ayudaron a llegar a la Moncloa, cuyos actos lastran la actual dirección del partido

Foto: El expresidente del Gobierno José María Aznar (i) y el presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)
El expresidente del Gobierno José María Aznar (i) y el presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

Para que la conmemoración de los 25 años de la victoria del PP en unas elecciones generales fuera completa, hubieran tenido que invitar a la fiesta a los artífices de aquel hito que formaban parte del equipo de José María Aznar, su núcleo duro de entonces.

Hubiera tenido que estar Rodrigo Rato, que era portavoz del grupo parlamentario popular, que cerró el difícil pacto con CiU en el Hotel Majestic de Barcelona para lograr el apoyo a la investidura de Aznar y que luego fue todopoderoso vicepresidente, el artífice del milagro económico del que se habló entonces. Pero Rato fue expulsado del PP en 2014 y hoy está en libertad condicional tras ser condenado a cuatro años y medio de prisión por el caso de las tarjetas 'black' de Caja Madrid. Y acaba de ser enviado de nuevo al banquillo por los delitos de blanqueo de capitales, corrupción en los negocios y fraude fiscal.

Es decir, Rato no puede ir a la fiesta de los 25 años. Tampoco puede ir el que fue firmante de ese pacto desde el otro lado de la mesa, Jordi Pujol, porque está siendo investigado por corrupción y es acusado por un juez de dirigir una organización criminal. Otro de los firmantes de aquel acuerdo era Macià Alavedra, ya fallecido, también condenado por enriquecerse con el cobro de comisiones.

Foto: Aznar y Évole en un momento del programa. (La Sexta)

Podría haber acudido Francisco Álvarez Cascos, porque era la mano derecha de Aznar como secretario general del PP desde 1989, luego como vicepresidente del Gobierno y entretanto como negociador con el PNV para obtener los votos para la investidura. Pero Cascos abandonó el partido y fundó uno nuevo en Asturias, que compite con el PP y cuya dirección le acaba de expulsar y denunciar por los presuntos delitos de apropiación indebida y administración desleal, acusado de supuestas irregularidades e ingresos de más de 1,2 millones de euros en sueldos y gastos que pasó al partido. Como Rato, Cascos ha sido acusado por Luis Bárcenas de recibir sobresueldos mientras estaba en el PP. Así que tampoco podía estar en la celebración.

En la primera línea de ese equipo que ganó las elecciones de 1996 estaba también Federico Trillo, quien en 2017 se apartó del foco al renunciar a la embajada de Londres por su responsabilidad en la gestión del accidente del Yak-42, que provocó condenas de varios militares por la negligencia en la identificación de los cadáveres de las víctimas del siniestro. Trillo, además, dirigió las acciones de defensa del PP cuando estalló el caso Gürtel, con Rajoy al frente del partido, y cuando la tesis era que se trataba de una “trama contra el PP y no una trama del PP”. Todo era una creación de los “policías de Rubalcaba”, dijo Trillo cuando estalló el escándalo que después han certificado los tribunales.

Trillo, al igual que Rato y Cascos, ha sido señalado por Bárcenas como receptor de los sobresueldos. También ha sido señalado Javier Arenas, destacado miembro del equipo de Aznar hace 25 años. El extesorero también ha mencionado reiteradamente al exlíder de la formación en Andalucía al hablar de grabaciones que probarían la existencia de la caja B. Es el único del equipo de Aznar que mantiene un cargo político, aunque sea el de senador y tenga más salario que actividad, sobreviviendo a Aznar y a Rajoy. Pero está claro que por todo lo anterior no puede estar presente en la conmemoración de los 25 años.

Foto: El expresidente del Gobierno José María Aznar (i) y el presidente del PP, Pablo Casado. (EFE) Opinión
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Jaime Mayor Oreja estaba en la foto de la victoria electoral de 1996, pero también ha sido señalado por Bárcenas, y en los últimos días ha defendido la unión entre el PP y Vox, es decir, justo lo contrario de lo que intenta hacer Casado. Ayuda muy poco al actual PP cuando defiende posiciones más próximas a Santiago Abascal.

Completando la alineación estaba Mariano Rajoy, pero rompió hace tiempo con Aznar, está retirado de la actividad pública y tiene pendiente declarar en la comisión de investigación de Kitchen en el Congreso. A ambos los une que tendrán que comparecer en breve como testigos en el juicio por los papeles de Bárcenas, ya que han sido señalados por este por haber mantenido el sistema de financiación ilegal del PP durante años. De hecho, Rajoy pagó sus responsabilidades políticas en 2018 con la moción de censura. De ahí arrancaron la caída electoral del PP y el trasvase de votos a Ciudadanos y Vox.

Su ruptura con Aznar en aquel congreso del PP de Valencia (2008) es una prueba de que en este partido no hay relevo pacífico y las herencias llevan todas un tipo muy alto de impuesto político de sucesiones.

Una incómoda sombra

Le ha tocado a Casado gestionar la herencia acumulada. Cada uno de los episodios citados y protagonizados por el equipo aquel de Aznar ha ido demoliendo piedra a piedra el PP. Y además de todo lo anterior, se ha encontrado con su espacio político fragmentado en tres, en gran parte por todo eso. Él asume el coste de esa situación, aunque no la ha creado. Ya estaba ahí cuando llegó.

Foto: José María Aznar y Pablo Casado, en el acto de este martes. (EFE)

Por ejemplo, en la todavía sede del PP, recuerdan los guiños del expresidente de honor a Ciudadanos o el origen de Santiago Abascal. Y, sobre todo, escuchan con escepticismo las lecciones de superioridad de Aznar sobre su victoria del 96 y la creación de proyectos de centro derecha. También con profundo malestar, porque consideran que casi todos los males del actual PP proceden de entonces, de la pesada carga de la herencia, que incluye una decena de casos pendientes de una larga tramitación judicial.

Explican que Rajoy se ha apartado de la vida pública, pero lamentan que Aznar mantenga una fuente de poder tan potente como la de FAES, desde la que pontifica sin admitir errores e intenta marcar el camino a Casado, el único líder del partido elegido en primarias, según se ha esforzado en recalcar él mismo. Aznar escuchó de Manuel Fraga aquello de “ni tutelas ni tutías”, pero arrinconó al fundador de AP y ahora él tutela todo lo que puede. Aznar pudo pelear entre 1989 y 1996 contra sus adversarios y reconstruir el centro sin que desde una fundación su antecesor le marcara casi diariamente el camino a seguir. También por eso lo tuvo más fácil que Casado y, por eso, Aznar es visto por la actual dirección del partido como una larga e incómoda sombra.

Casado ha acudido a la fiesta de Aznar con la actitud de quien cumple un compromiso mientras intenta romper con todo su pasado

El actual líder del PP ha acudido este martes a la fiesta de Aznar con la actitud de quien se ve obligado a cumplir un compromiso, quien debe pasar un trago incómodo, mientras intenta romper con todo su pasado. Ya es curioso que no pudieran ir a la fiesta los que participaron en la llegada del PP a la Moncloa y que nadie se planteara en el acto lo anómalo de que ni siquiera fueran mencionados por su nombre. Les han borrado hasta el nombre, pero no sus hechos, y es también llamativo que sí haya tenido que estar en la celebración el que sufre las consecuencias de los actos de aquel equipo de 1996.

Es cierto que Casado procede del entorno de Aznar (y luego del de Rajoy), pero intenta tomar su propio camino y romper con ese pasado. Él mismo admitió hace poco que cambiaban de sede porque la actual fue presuntamente reformada con dinero negro.

He venido a celebrar dos legislaturas clave para la historia de España”, ha asegurado el líder del PP en el inicio de su intervención, junto a Aznar. “Pinchan en hueso”, ha dicho a los que pretenden establecer una ruptura entre la actual dirección del partido y el 'legado' de Aznar y Rajoy. Pero cada día lucha contra las consecuencias de ese legado, incluidos casos de corrupción que le hicieron recibir un partido con serias posibilidades de ser superado por Ciudadanos. Y periódicamente su agenda queda opacada por las decisiones judiciales y en breve con la comisión de Kitchen, todo ello ocurrido con Aznar y Rajoy y sin que ellos hayan pedido disculpas.

placeholder El expresidente del Gobierno José María Aznar (i) y el presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)
El expresidente del Gobierno José María Aznar (i) y el presidente del PP, Pablo Casado. (EFE)

Y como bien ha explicado Casado, Aznar ganó las elecciones cuando Felipe González sufría el enorme desgaste de materiales de 14 años en el Gobierno, mientras que él ha iniciado su mando al frente del PP cuando Pedro Sánchez acababa de llegar a la Moncloa, lo cual supone una enorme dificultad añadida. También por eso, Casado lo tiene mucho más difícil.

De Aznar quedan reductos en el PP actual, pero reciclados y apartados. Por ejemplo, en el entorno de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid están Miguel Ángel Rodríguez, que modernizó la comunicación y la imagen del PP en los noventa, o Javier Fernández Lasquetty, que estuvo en el Gabinete de Aznar en la Moncloa y hoy es consejero de Hacienda.

A la fiesta de los 25 años llegó Aznar sin su equipo de entonces y, como en todas las fiestas, se olvidó de lo malo y solo celebró lo bueno. Como si Aznar hubiera estado solo entonces, porque su equipo de innombrables es ya olvido. La memoria casi siempre es selectiva.

Para que la conmemoración de los 25 años de la victoria del PP en unas elecciones generales fuera completa, hubieran tenido que invitar a la fiesta a los artífices de aquel hito que formaban parte del equipo de José María Aznar, su núcleo duro de entonces.

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