Es noticia
PP y Cs alcanzan el 14-F con la incógnita de que Vox lidere la derecha en Cataluña
  1. España
ELECCIONES DECISIVAS

PP y Cs alcanzan el 14-F con la incógnita de que Vox lidere la derecha en Cataluña

Mientras el PP ha ido asumiendo el sorpaso de Vox, Ciudadanos mantiene que seguirá lejos. Candidatos, escenarios y consecuencias del desplome que sufrirá el centro derecha

Foto: Alejandro Fernández (PPC) y Carlos Carrizosa (Cs). (EFE)
Alejandro Fernández (PPC) y Carlos Carrizosa (Cs). (EFE)

Con todas las incógnitas abiertas en torno a lo que ocurrirá el 14 de febrero en Cataluña hay una certeza encima de la mesa. El debilitamiento del centro-derecha se acrecentará después de la victoria histórica de Ciudadanos en 2017. La participación final será clave, pero en estos momentos la abstención es una variable demasiado importante y que afectará mucho a los partidos de este espectro ideológico.

La media de encuestas, a escasas horas de que los catalanes acudan a las urnas, augura una caída brutal del partido naranja (que, en el fondo, partía de una situación de mucha debilidad tras su debacle en las generales de noviembre de 2019), un empeoramiento en las expectativas del PP (que hace apenas un par de meses contaba con doblar su representación actual llegando a los ocho diputados) y un claro ascenso de Vox. Hasta el punto de que los últimos sondeos señalaban casi un empate con el partido de Inés Arrimadas.

Ciudadanos insiste en que mantiene distancia con el partido de Santiago Abascal y no contempla el sorpaso en ningún caso. Sí es cierto que fuentes de la cúpula naranja insisten en que los resultados finales dependerán muchísimo del nivel de participación (que podría rondar el 60%, casi veinte puntos menos que en las últimas catalanas). En el caso del PP, la formación lleva días preparándose para un mal resultado y considerando como una opción más que probable que Vox consiga sobrepasarlos en el Parlament.

Foto: Foto: Reuters.

En Génova aseguran que la cita catalana no es extrapolable a ningún otro territorio y aseguran que su hoja de ruta de ruptura con Vox es inamovible. Tampoco lanzan reproches a su candidato, Alejandro Fernández, recordando que se hizo cargo del partido hace poco más de dos años y confían en su liderazgo para volver a despegar el proyecto. Reconocen que hay un problema de implantación territorial y que en Cataluña hace falta volver a empezar de cero. Es cierto que cuando se confirmó la convocatoria electoral en octubre, Casado se volcó en la comunidad autónoma, con visitas semanales casi durante cuatro meses. Y el PP subió sus expectativas electorales, dando por hecho que alcanzaría los 8 o 9 diputados de los 4 que tienen en la actualidad.

La moción de censura de Vox, en la que Casado se separó definitivamente de Abascal comenzando una nueva hoja de ruta, sirvió entonces para dar aliento a los populares, convencidos de que empezaban una etapa nueva y que en Cataluña se verían los frutos. Tras fichajes diversos (como la senadora de Ciudadanos y excandidata naranja, Lorena Roldán; o la número dos de Manuel Valls en el Ayuntamiento de Barcelona, Eva Parera), la candidatura de Alejandro Fernández tomó vuelo.

Pero en cuestión de semanas y con una campaña en la que Vox ha ganado mucho foco por los ataques que ha sufrido en distintos actos (el fin de semana pasado, por ejemplo, en Vic algunos de sus dirigentes y simpatizantes fueron directamente apedreados) el PP empezó a desinflarse. La reaparición de Luis Bárcenas con el inicio de la caja B del PP y sus declaraciones sobre que ha continuado hablando con personas de la órbita popular actual ha supuesto —según dicen en el PP— la estocada final para su candidato. "El coste electoral ya lo estamos asumiendo por enésima vez", reconocía el propio Casado a principios de semana.

Foto: Uno de los simpatizantes del partido verde, herido. (Vox)

Unas declaraciones sobre el referéndum ilegal del 1 de octubre, también de Casado, a mediados de semana, tampoco ayudaron. En ellas criticó tanto a los que hablaban de que fue una votación ("porque en ningún caso fue homologable" insistía) como a los que "negaron que se estaba celebrando" (en clara alusión al Gobierno de Rajoy). También reconoció que las cargas policiales no tenían que haber ocurrido y que él, como portavoz entonces, prefirió no salir aquel día a defender la labor del Ejecutivo.

En la dirección insisten en que el mensaje de Casado se ceñía a que el 1-O no debió ocurrir, pero reconocen que las distintas interpretaciones han jugado una mala pasada al partido en esta recta final. De hecho, en el último debate del jueves en La Sexta, el candidato de Vox, Ignacio Garriga, se lo echó en cara más de una vez a Fernández.

En estos días Vox ha introducido la corrupción en sus mensajes de campaña, mirando al votante del PP "que vuelve a estar decepcionado". En realidad, el partido de Abascal no ha utilizado solo el argumentario españolista y de unión frente al independentismo, sino que ha apostado por introducir temas sociales como la inmigración ilegal y el problema de la 'okupación' en la mayor parte de sus mítines. Una agenda que espera que cale entre muchos de sus votantes el 14 de febrero.

placeholder Imagen del debate de TVE entre candidatos. (EFE)
Imagen del debate de TVE entre candidatos. (EFE)

Solo gana Vox

Con este panorama en la derecha, el único partido que aparentemente ganará será Vox. PP deberá lidiar a partir del día 15 con el temido sorpaso (si los pronósticos se cumplen) y Ciudadanos verá muy lejos aquella victoria de 2017 que no sirvió para nada más que demostrar que una fuerza constitucionalista y contraria a la independencia ganaba las elecciones. El partido naranja desveló antes de empezar la campaña que su objetivo era sumar suficientes escaños con el PSC para poner en marcha un nuevo Gobierno. La meta es evitar otra Generalitat independentista, recordando que a Arrimadas no le sirvió ganar porque no tuvo con quién sumar.

De hecho, en 2017 la suma de Ciudadanos, PSC, PP y los comunes era de 65 escaños. Le faltaban tres para la mayoría absoluta. Por eso, insisten los naranjas, Arrimadas no intentó ser propuesta para una investidura: "Solo les regalaríamos la imagen de que el constitucionalismo es insuficiente", decían. En cambio, la desafección de los electores con el partido naranja también tuvo que ver con la inacción en aquel momento y no saber gestionar la victoria.

Foto: La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas (d), con el candidato de Cs a la presidencia de la Generalitat, Carlos Carrizosa (i). (EFE)

Ni en PP ni en Ciudadanos piensan en estos momentos en un relevo de sus líderes en Cataluña aunque se confirme el mal resultado. Otra cosa es la decisión que tomen ellos. En el caso de los populares, porque Fernández lleva solo dos años al frente de la formación, aceptando ponerse al frente ya con Casado como líder popular. En Ciudadanos es Carlos Carrizosa el que aceptó el reto de sustituir a Arrimadas en esta candidatura, tras apartar a Lorena Roldán, que después terminó en el PP. Carrizosa es uno de los referentes de la formación y en Ciudadanos descartan que se le pueda imputar a él un fracaso.

No es solo una cuestión de caras, sino de futuro. El PSC será quien realmente consiga hacerse con la bolsa de no independentistas que en 2017 apostó por Ciudadanos. Pero la derecha se quedará muy huérfana tras estas elecciones si todo lo avanzado por las encuestas se cumple. Como publicó hace poco este diario, el análisis probablemente será dónde están los electores de la derecha en Cataluña. El auge del catalanismo y del nacionalismo siempre ha estado relacionado con la izquierda. Probablemente, mucho votante de Junts (parte de la antigua Convergència que hoy se expresa en distintas escisiones) se considera según el CIS como progresista e incluso de izquierdas. El sentimiento independentista ha roto el resto de ejes ideológicos. De hecho, prueba de ello es que un partido antisistema de izquierda radical como la CUP haya apoyado un Gobierno de la antigua derecha nacionalista y ERC.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado (i), saluda al candidato del PPC a la Generalitat, Alejandro Fernández (d). (EFE)

Estas elecciones apuntan a que lo que consiguió Arrimadas en 2017 (una movilización constitucionalista y pro unidad histórica) pueda parecer un espejismo. El PSC saldrá reforzado a pesar de los pactos de Pedro Sánchez con ERC e incluso Bildu en Madrid. La pregunta sobre qué está pasando y qué futuro tiene la derecha en Cataluña volverá a resonar en muchos despachos el próximo lunes.

Con todas las incógnitas abiertas en torno a lo que ocurrirá el 14 de febrero en Cataluña hay una certeza encima de la mesa. El debilitamiento del centro-derecha se acrecentará después de la victoria histórica de Ciudadanos en 2017. La participación final será clave, pero en estos momentos la abstención es una variable demasiado importante y que afectará mucho a los partidos de este espectro ideológico.

Inés Arrimadas Santiago Abascal Ciudadanos Pedro Sánchez Parlamento de Cataluña
El redactor recomienda