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Atrapado 14 horas en el coche y otros testimonios del caos en la nieve
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Atrapado 14 horas en el coche y otros testimonios del caos en la nieve

La borrasca Filomena ha dejado bellas estampas en Madrid, pero también una sensación de miedo y angustia en muchas personas que se han quedado atrapadas en medio de la nieve

Foto: Un coche circula por M-30 en Madrid. (EFE)
Un coche circula por M-30 en Madrid. (EFE)

La borrasca Filomena ha dejado bellas estampas en Madrid, pero también una sensación de miedo y angustia en muchas personas que se han quedado atrapadas en medio de la nieve. Los vehículos tienen imposible desplazarse por el centro de la ciudad y, aunque las quitanieves trabajan sin descanso en las carreteras exteriores, conducir por ellas se ha convertido en un gran riesgo. De hecho, muchos ciudadanos han tenido que pasar la noche refugiados en sus coches o en estaciones de servicio. Otros, con algo más de suerte, sí han conseguido dormir en sus domicilios tras una larga odisea.

Una de estas historias la ha protagonizado David, un madrileño que ha estado 14 horas encerrado en su coche hasta que ha sido rescatado por la Guardia Civil. Cuenta a El Confidencial que la carretera estaba impracticable y su vehículo quedó encallado cuando salía de Móstoles en dirección a Alcobendas. "Pasaban hasta quitanieves sin quitar nieve ni echar sal", apunta con incredulidad. La espera se hizo tan larga que casi llegó a quedarse sin gasolina de estar tanto tiempo con la calefacción encendida. Y sin batería en el móvil, hasta que consiguió un cargador preguntando entre coche y coche.

Finalmente, la Guardia Civil le llevó hasta la Ciudad de las Telecomunicaciones, desde donde tuvo que ir andando hasta una parada de metro. En el momento de la conversación con este medio, David todavía no había conseguido llegar a su casa. "Me parece muy triste que un país como el que vivimos no esté preparado, con todo el dinero que nos quitan en impuestos", critica este ciudadano.

Foto: El Aeropuerto de Barajas (Madrid) nevado. (Reuters)

Miguel y Manolo llevan aislados desde este sábado en la A5 dirección Badajoz, en la estación de servicio donde trabajan. Allí han pasado la noche, aunque su situación no es tan crítica como la de otros ciudadanos porque tienen calefacción, comida y bebida. De momento no se espera que ninguno de sus compañeros aparezca para hacerles el relevo y, como la estación de servicio no puede quedarse sola, ambos empleados ya tienen asumido que deberán permanecer en sus puestos. Además, "es imposible salir", como relata Miguel.

Mientras tanto, se dedican a ayudar a otras personas que también están atrapadas en la nieve. "Dos chicas se han quedado atascadas y les hemos estado sirviendo café", cuenta Miguel antes de añadir que "llevan llamando a la grúa desde la una de la madrugada" y todavía están allí. "Están en el coche y de vez en cuando vienen a la estación para calentarse", remarca.

María, una vitoriana que vive en la capital, cuenta que estuvo retenida en la tarde de ayer en la M-40, a pocos kilómetros de Cuatro Vientos. Cogió el autobús a las 20.15 horas en Arroyomolinos para volver a Madrid y no llegó a su casa hasta las 23.30. Es decir, empleó más de tres horas en realizar un trayecto que habitualmente le supone una hora. "La gente se bajaba de los coches para intentar subirlos a pulso por una cuesta, pero era imposible porque patinaban", explica a El Confidencial. Finalmente, el autobusero consiguió abrir camino y los coches le siguieron. Durante todo ese tiempo, no vio ninguna máquina quitanieves.

También en la M-40 se quedó atrapada Sandra, a la altura del Xanadú en dirección Fuenlabrada, cuando se dirigía a su trabajo en la tarde de ayer. En medio del camino le comunicaron que no era necesario ir porque iban a cerrar el centro de la ciudad, por eso dio media vuelta con la mala suerte de encontrar cerradas todas las carreteras disponibles. Fue la Unidad Militar de Emergencias (UME) quien consiguió abrirles camino hasta una carretera que le llevaba dirección a su casa.

Afortunadamente, Sandra ha conseguido llegar a su domicilio, aunque todavía recuerda las últimas horas con angustia. "Llevaba atrapada desde las 22.30 horas, pensé que no lo contaba", detalla a El Confidencial. Aun así, se muestra orgullosa porque su Seat León blanco "ha aguantado todo lo posible". Y la gasolina también, porque en ocasiones apagaba el motor. Ahora, su coche descansa en la entrada de Fuenlabrada, ya que el camino hacia su casa solo se podía recorrer a pie.

Las conexiones para llegar a Madrid también quedaron colapsadas. Laura, que iba a hacer en tren el recorrido entre Alicante y Madrid, estuvo parada durante más de dos horas en la estación de Albacete. Además, cuenta que durante ese tiempo metieron a viajeros de otro tren procedente de Murcia. "Estábamos apiñados, con personas que no tenían asiento", remarca. No obstante, sus quejas se centran en la desinformación que tuvieron durante todo ese tiempo: "Estábamos asumiendo que nos íbamos a quedar parados, pero no nos decían nada".

Foto: Estación de Sol nevada. (Sergio Beleña)

A las 21.30 horas, se retomó la marcha, aunque no fue hasta las 5.00 horas cuando llegaron a Atocha. "El tren iba muy lento e hicimos varias paradas más", relata. Una vez en Madrid, solo la Línea 1 de Metro estaba abierta. Aquellos que quisieran utilizar cualquier otra línea tuvieron que esperar a las 6.00 horas, mientras que la Policía se hizo cargo de las personas que vivían fuera de la ciudad para intentar alojarlos en hoteles.

Según los últimos datos, los bomberos, la UME y la Guardia Civil han rescatado ya a los ocupantes de unos 1.300 vehículos en la comunidad de Madrid. No obstante, tanto el Gobierno de España como el Ayuntamiento de la capital piden a los ciudadanos que no salgan de sus casas y eviten los desplazamientos innecesarios. En caso de que sea completamente necesario, se recuerda que la M-40 está intransitable en el enlace N-607. Además, es obligatorio el uso de cadenas o neumáticos de nieve en todas las arterias principales de entrada y salida.

La borrasca Filomena ha dejado bellas estampas en Madrid, pero también una sensación de miedo y angustia en muchas personas que se han quedado atrapadas en medio de la nieve. Los vehículos tienen imposible desplazarse por el centro de la ciudad y, aunque las quitanieves trabajan sin descanso en las carreteras exteriores, conducir por ellas se ha convertido en un gran riesgo. De hecho, muchos ciudadanos han tenido que pasar la noche refugiados en sus coches o en estaciones de servicio. Otros, con algo más de suerte, sí han conseguido dormir en sus domicilios tras una larga odisea.

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