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El discurso del Rey muestra la estabilidad pero no cierra el debate sobre la monarquía
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El discurso del Rey muestra la estabilidad pero no cierra el debate sobre la monarquía

PSOE, PP, Vox y Ciudadanos alaban la intervención de Felipe VI, mientras que Unidas Podemos y los nacionalistas e independentistas la critican con dureza

Foto: El Rey Felipe VI pronuncia su tradicional discurso de Nochebuena, desde el Palacio de La Zarzuela. (EFE Ballesteros)
El Rey Felipe VI pronuncia su tradicional discurso de Nochebuena, desde el Palacio de La Zarzuela. (EFE Ballesteros)

El discurso de Navidad de Felipe VI ha servido para mostrar la estabilidad y apoyos de la institución, aunque no haya disipado el debate sobre el papel de la Corona y la situación de la monarquía en España. Al menos eso es lo que se trasluce de las reacciones políticas a las palabras del monarca en las que habló sobre todo de los efectos de la pandemia e introdujo referencias indirectas sobre las actividades de su padre al mencionar la aplicación a todos sin excepción de los “principios morales y éticos”.

El discurso, que llegaba en un momento especialmente delicado para la Casa Real por la situación del Rey emérito, ha sido elogiado por PSOE, PP, Vox y Ciudadanos. Es decir, cuatro de los cinco partidos nacionales con representación parlamentaria, lo que sirve para exhibir ese apoyo a la institución de cara al futuro. Juntos alcanzan la mayoría abrumadora del Congreso, con capacidad para vetar reformas legales o constitucionales y frenar iniciativas como comisiones de investigación que afecten a la Corona.

Foto: El Rey durante el discurso de Nochebuena. (EFE)


Además del elogio del mensaje del jefe de Estado, el nexo de todos ellos es el de referirse siempre al actual Rey, poniendo distancia o blindándole del escándalo de su padre. Marcando distancia entre el reinado de Juan Carlos I y el de Felipe VI. Por contra, ha sido duramente criticado por Unidas Podemos y por todos los partidos nacionalistas e independentistas, sin excepción.

Las críticas se han centrado sobre todo en la falta de referencias concretas y expresas sobre su padre, pendiente de la investigación de la Fiscalía del Tribunal Supremo. Y proceden de partidos que habitualmente rechazan la monarquía y promueven aciones políticas como la petición de comisiones de investigación sobre el Rey emérito.

La novedad es que entre los críticos está un partido que como Unidas Podemos forma parte del Gobierno. De hecho, la crítica más duras han procedido del partido del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. Este partido ha anunciado hace semanas que hará bandera política prioritaria del rechazo a la monarquía, frente a la posición del PSOE y Pedro Sánchez. Para las próximas semanas son previsibles gestos políticos del presidente del Gobierno con el monarca, después de que la cuarentena le impidiera acudir a dos actos conjuntos.

En ese sentido, el discurso de Felipe VI no ha servido para modificar ninguna de esas posiciones, ni la percepción sobre la reacción del actual monarca ante el difícil contexto de la institución. Atendiendo a la adscripción ideológica de los apoyos, sigue siendo claro el respaldo desde la extremaderecha del espectro ideológico hasta la socialdemocracia del PSOE. Mientras que el resto de la izquierda le rechaza.

Foto: Felipe VI dirige a los españoles el tradicional mensaje de Navidad en 2019. (EFE)


Desde el punto de vista territorial, son los partidos mayoritarios en comunidades como País Vasco y Cataluña los que critican con dureza al monarca y sus palabras.
Ambas situaciones reflejan una de las debilidades de la monarquía en el último año: el riesgo de ser una institución de una parte del espectro ideológico, de determinadas zonas de España y de generaciones diferenciadas.

Dentro del PSOE y, por tanto, de la parte mayoritaria del Gobierno, la orden de la cúpula que encabeza Pedro Sánchez es la de cerrar filas con la monarquía, sobre todo, para asegurar la estabilidad institucional en un momento especialmente difícil por la pandemia, que requiere dar esa imagen hacia el exterior, especialmente, hacia Europa. No obstante, miembros del Gobierno y del PSOE eran partidarios de un discurso que incluyera referencias a propuestas de cambios en la institución, como la derogación del real decreto que otorga tratamiento de rey a Juan Carlos de Borbón, la elaboración de una ley orgánica específica o regulaciones que limiten la inviolabilidad del monarca.

En teoría esas propuestas no están excluidas para el futuro y cabría la opción de que haya primado la idea de Zarzuela de evitar incluirlas en el discurso de Navidad o esperar a futuras decisiones de la Fiscalía o avances de las investigaciones. Es decir, aún es posible que se cumpla esa expectativa a medio o corto plazo, para cumplir la referencia del Rey en su discurso sobre su reinado renovador.

El discurso de Navidad de Felipe VI ha servido para mostrar la estabilidad y apoyos de la institución, aunque no haya disipado el debate sobre el papel de la Corona y la situación de la monarquía en España. Al menos eso es lo que se trasluce de las reacciones políticas a las palabras del monarca en las que habló sobre todo de los efectos de la pandemia e introdujo referencias indirectas sobre las actividades de su padre al mencionar la aplicación a todos sin excepción de los “principios morales y éticos”.

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