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La posibilidad de un Brexit duro angustia a la pesca gallega
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230 pesqueros españoles afectados

La posibilidad de un Brexit duro angustia a la pesca gallega

Los armadores advierten de que la falta de acuerdo en la salida del Reino Unido dejaría el sector “en una situación delicadísima”

Foto: Un barco pesquero faena en el municipio coruñés de Muros. (EFE)
Un barco pesquero faena en el municipio coruñés de Muros. (EFE)

La pesca es ya el principal escollo pendiente en las negociaciones del Brexit, agravado por la condición simbólica que otorga el Reino Unido a la expulsión de la flota comunitaria de sus aguas. Los armadores de los barcos españoles, en su mayoría gallegos, viven con angustia las últimas horas de una negociación que, de fracasar, pondría el sector en una situación muy comprometida a partir del 1 de enero. Sin acuerdo, en torno a 230 pesqueros españoles, 170 de ellos gallegos, se verían afectados por una situación sin precedentes, un escenario calificado de “peligroso” para el negocio y para la sostenibilidad de los caladeros.

Las aguas del Gran Sol son las que concentran la atención, aunque no son ni de lejos el único apartado en juego en las negociaciones del Brexit. En la madrugada de este jueves, los ministros de Pesca de la Unión Europea lograron un pacto sobre las posibilidades de extracción para la flota comunitaria en 2021 que prorroga por tres meses los totales admisibles de capturas (TAC) de 2020 en el caladero, al este de las islas británicas. Son medidas excepciones adoptadas en previsión de que fracasen las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea, pero que no satisfacen ni de lejos a los barcos que faenan en esa zona del Atlántico Norte.

Foto: Michel Barnier, negociador jefe de la Comisión Europea. (Reuters)

“Si no hay acuerdo, el escenario es delicadísimo”, advierte Iván López van der Veen, presidente de la asociación de bacaladeros. Descartado el regreso inmediato a puerto, como se temió en enero del año pasado, la situación se caracterizaría “por la ausencia de reglas de juego el día después” en las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea en materia de pesca. “Cada uno iría por libre, y eso sería extremadamente delicado para la futura sostenibilidad y por supuesto para la economía”, señala López.

“Las cuotas no se dan para un punto determinado del GPS, se aprueban para grandes zonas geográficas, y en esas zonas no hay determinación de lo que corresponde a cada país”, explica el especialista, miembro de la Alianza Pesquera Europea (EUFA), que representa al sector ante las instituciones comunitarias. “Hay muchas cuotas y flotas pesqueras en aguas británicas, pero en una misma zona podrían derivarse a aguas internacionales. De ahí viene uno de los grandes problemas”, señala.

Foto: David Cameron, ex primer ministro de Reino Unido. (EFE)

Otra de las consecuencias de un Brexit sin acuerdo es la posibilidad de que cada parte establezca sus cuotas de forma unilateral, lo que abocaría con toda probabilidad a una superación del total admitido. “Existen precedentes de superación de límites por encima del 80%, y 20 años de trabajo muy duro para reequilibrar problemas y limitaciones saltarían por los aires”.

La Xunta cifra en 535 millones de euros el impacto económico que tendría para Galicia un abandono repentino de los barcos gallegos de los caladeros del Reino Unido, una posibilidad que ya no se contempla. Un informe presentado en 2019 por la Confederación Española de Pesca (Cepesca) calcula que son 9.000 las toneladas anuales capturadas por barcos españoles en aguas británicas, con una cifra de negocio en torno a 27 millones de euros. Esas cantidades no incluyen las capturas relacionadas con las inversiones de Galicia y España en barcos de banderas de otros países comunitarios, principalmente Francia, ni los que faenan en las islas Malvinas. Otro impacto a tener en cuenta sería el derivado de las exportaciones, ya que Reino Unido vende al resto de la UE el 75% de su producto —1.230 millones de euros— que, sin concierto, sería sometido a aranceles.

Foto: Barcos pesqueros faenando en aguas del Bósforo, en Estambul. (EFE)

El gerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo, Edelmiro Ulloa, coincide en denunciar la comprometida incertidumbre que abriría un Brexit duro: “No sabemos qué podría pasar, sobre todo no sabemos qué haría Reino Unido ni qué cuotas podría reclamar”. La salida del país de la Unión Europea no afecta únicamente a la flota comunitaria en sus aguas, sino también a sus barcos que faenan en otros caladeros. De momento, el acuerdo alcanzado en Bruselas sobre límites de capturas en el primer trimestre de 2021 supone un alivio solo parcial. “Hay pesquerías que se concentran en ese primer trimestre, por lo que prorrogar un 25% como si fuera lineal es una mala decisión”, alerta Ulloa.

Las consecuencias negativas afectarían también a la industria de la conserva y a otros sectores relacionados con la pesca de forma indirecta. La industria transformadora de pescado exporta a Reino Unido más de 21.000 toneladas de productos al año, que ahora se verán sometidos a aranceles. En el caso de la conserva, se incrementarán hasta un 24%, con un efecto muy acusado en el mercado, según alertó el sector. Son 482 las firmas gallegas que exportan regularmente al Reino Unido, de las que en torno a 80 se dedican a los elaborados de productos del mar.

Foto: Paul Chestow, pescador retirado de Grimsby. (Foto: Katharina Jahn)
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El Brexit tendrá impacto también, aunque de forma indirecta, en la flota litoral y de cerco, formada por cientos de embarcaciones, ya que cuotas de especies de gran importancia comercial como el jurel, la caballa o la bacaladilla se tendrán que negociar con el Reino Unido en su calidad de país tercero.

Si finalmente existiese acuerdo sobre el Brexit, la posibilidad de un pacto que establezca cuántos barcos pueden acceder a cada zona específica no está exenta de inconvenientes. “Abre una especie de sálvese quien pueda, porque si por ejemplo ahora hay 300 barcos y se admiten solo 100 al mismo tiempo, habrá una dura competencia por llegar el primero”, explica Iván López. “Los ingleses le están dando mucha importancia a eso, a controlar el acceso, desde una visión muy nacionalista, y eso es un gran problema”, sostiene. “Si un barco no puede acceder ahí, buscará la pesca en otro sitio, y a la larga eso generará un problema de sobreexplotación”.

Frente al Brexit duro y a un acuerdo de capturas, organismos como EUFA reclaman una tercera vía: el mantenimiento de la situación actual como punto de partida, para que después Reino Unido y la Unión Europea alcancen pactos puntuales. “Es razonable, porque la política pesquera común tiene más de 40 años de historia, hay industrias que se asentaron sobre esas bases, como barcos españoles que descargan en Escocia, y lo más eficiente y razonable sería mantenerlo”, defiende Iván López.

La pesca es ya el principal escollo pendiente en las negociaciones del Brexit, agravado por la condición simbólica que otorga el Reino Unido a la expulsión de la flota comunitaria de sus aguas. Los armadores de los barcos españoles, en su mayoría gallegos, viven con angustia las últimas horas de una negociación que, de fracasar, pondría el sector en una situación muy comprometida a partir del 1 de enero. Sin acuerdo, en torno a 230 pesqueros españoles, 170 de ellos gallegos, se verían afectados por una situación sin precedentes, un escenario calificado de “peligroso” para el negocio y para la sostenibilidad de los caladeros.

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