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Cinta aislante, llave improvisada y paciencia: así escapó el Piojo de la prisión de Valdemoro
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INSTITUCIONES PENITENCIARIAS INVESTIGA

Cinta aislante, llave improvisada y paciencia: así escapó el Piojo de la prisión de Valdemoro

Inteligencia, pericia, trabajo en equipo y habilidades físicas conformaron el cóctel explosivo de la fuga más espectacular que tiene lugar en las cárceles españolas en la última década

Foto: Las concertinas no evitaron la fuga de los dos reclusos. (EFE)
Las concertinas no evitaron la fuga de los dos reclusos. (EFE)

La fuga del butronero Jonathan Moñiz Alcaile, alias 'El piojo', y de su hermano Miguel Ángel de la prisión de Valdemoro el pasado sábado sobre las 19 horas será recordada siempre por los funcionarios que estaban al cargo de su vigilancia. Inspectores de Instituciones Penitenciarias y responsables de la Guardia Civil tratan de determinar ahora cómo se escaparon los dos reclusos de un centro de máxima seguridad, como todos los que existen en España. La investigación se centra en el modus operandi que utilizaron ambos presos para planificar y ejecutar su huida.

Según fuentes de Instituciones Penitenciarias consultadas por El Confidencial, los dos comenzaron a planear la evasión hace varios días. A través de un sistema que aún está dilucidándose pro parte de los investigadores, los reos se hicieron con una llave o un artilugio que hacía las veces de este utensilio para abrir el cuarto destinado a almacén de maletas. Ahí guardas los funcionarios de prisiones todo el material propiedad de los internos que estos no tienen permitido subir a las celdas por falta de espacio y normativa de organización. Ropa, maletas, sábanas y todo tipo de útiles permanecen en estas dependencias habitualmente.

Foto: Kim Wall y Peter Madsen. (Reuters)

Los presos no tienen acceso de ningún tipo a esta habitación, que tiene una ventana que da al recinto exterior del centro penitenciario. Una vez que los dos reclusos y un tercer colaborador que finalmente no pudo huir se hicieron con la llave de este cuarto, el equipo de fuga puso en marcha la segunda fase de su plan. Uno, dos o los tres -este dato aún está por dilucidar- fueron accediendo a la estancia de forma regular durante varios días. Allí dentro, se dedicaban a serrar los barrotes con una sierra posiblemente de fabricación casera que también habían adquirido de un modo que aún investigan los responsables de las pesquisas.

Poco a poco, los gruesos y blindados barrotes de la dependencia que albergaba el almacén de maletas fueron cediendo al poder de la herramienta, que seccionaba lentamente el hierro, al ritmo que imprimían los 'taladores' durante el tiempo que podían pasar en el cuarto. Cuando terminaban su faena, los reclusos utilizaban una cinta aislante verde, del mismo color que las barras, para disimular los cortes. Pusieron en práctica la misma filosofía que llevó a Frank Morris en su fuga de Alcatraz a diseñar un respiradero con papel, agua y pintura para impedir que los carceleros vieran el agujero que estaba haciendo en la pared para salir por los muros por los que corrían las tuberías.

Foto: Los dos presos escapados de la cárcel de Salinas. (Sheriff de Monterey)

La cinta aislante evitó que los funcionarios de prisiones se percataran de que los barrotes estaban siendo diseccionados lentamente, día tras día, hasta que llegó el momento en el que fueron completamente limados. Entonces decidieron escapar. Lo hicieron a las 19 horas, cuando ya había anochecido en el cielo de Valdemoro. Los tres colegas accedieron al almacén, quitaron los barrotes y se subieron entonces a un tejado que da a las ventanas de las celdas de aislmiento, que en ese momento no tenían ningún inquilino. Luego se descolgaron con sábanas atadas entre sí, como han hecho toda la vida los que se han escapado de otras prisiones. Esas mismas sábanas las utilizaron segundos después para tratar de subir por el muro que funciona como perímetro del centro.

Dos de ellos pudieron escalar, los dos hermanos. El tercero no lo logró. Se quedó abajo y fue detenido posteriormente. Los Moñiz Alcaide sí alcanzaron el pasillo del otro lado del muro, el que hace las veces de contorno exterior de la cárcel, que custodia la Guardia Civil, y abordaron el siguiente muro, de siete metros de altura, que da a la calle. Para evitar la alarma que suena cuando un elemento extraño se sitúa en esta zona, según las fuentes consultadas, es probable que los presos se arrastraran cual serpientes o utilizaran algún otro sistema que les ayudara a pasar desapercibidos.

Las sábanas como herramienta de fuga

Los dos usaron probablemente también las recurrentes sábanas para superar las concertinas que coronan este último muro. Fue en ese momento cuando el funcionario de prisiones que vigila desde la torre detectó al recluso que no había logrado saltar el primer muro y le iluminó con los focos también como en los clásicos del subgénero de cine de cárceles. El empleado avisó entonces a la Guardia Civil, pero los agentes no llegaron a tiempo de interceptar a sus otros dos compinches. Los hermanos Moñiz Alcaide ya se habían alejado del perímetro y huían a todo correr de la que había sido su casa.

Desde Instituciones Penitenciarias dejan claro que el personal que había en labores de vigilancia el fin de semana era "el que estaba previsto que estuviera". El momento de la fuga no coincidía tampoco con cambio de turno alguno, pues este momento no llega hasta las 22 horas. Los investigadores tratan de indagar también por qué no saltó la alarma, ni siquiera la perimetral, durante ningún momento. Si realmente fue solo la pericial de los dos convictos la que logró evitarlo. Ambos eran expertos en salir y entrar de lugares que tradicionalmente han estado salvaguardados por alarmas y otras medidas de vigilancia, como joyerías y otros establecimientos.

Foto: Sixto Delgado Coba, en el centro.

Las fuerzas de seguridad consideran que los hermanos Moñiz Alcaide están detrás de medio centenar de atracos realizados. 'El piojo', en concreto, era un reconocido especialista en llevar a cabo alunizajes y asaltos de todo tipo con violencia en la intervención. Tal era su fama que no solo trabajaban para su propia organización de atracadores, sino que incluso otros criminales le contrataban para llevar a cabo sus propios asaltos. Entró en prisión en 2012, cuando pesaban sobre él dos requerimientos judiciales y seis órdenes de busca y captura, después de protagonizar el atraco a un concesario en Madrid del que extrajo una veintena de coches de alta gama.

La escapada de 'El piojo' y de su hermano es la tercera que tiene lugar en los últimos diez años de centros penitenciarios cerrados. Este mismo año hubo otra en Melilla y en 2016 se produjo una más en Alicante. Sí ha habido otras huidas protagonizadas por los reclusos durante el disfrute de sus permisos penitenciarios o en el camino a ser atendidos en el hospital, que son los dos recursos más utilizados por los presos para dejar atrás los barrotes.

La fuga del butronero Jonathan Moñiz Alcaile, alias 'El piojo', y de su hermano Miguel Ángel de la prisión de Valdemoro el pasado sábado sobre las 19 horas será recordada siempre por los funcionarios que estaban al cargo de su vigilancia. Inspectores de Instituciones Penitenciarias y responsables de la Guardia Civil tratan de determinar ahora cómo se escaparon los dos reclusos de un centro de máxima seguridad, como todos los que existen en España. La investigación se centra en el modus operandi que utilizaron ambos presos para planificar y ejecutar su huida.

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