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Casado se apoyará en la gestión de sus barones para afrontar el resto de legislatura
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LA ESTRATEGIA DEL PP

Casado se apoyará en la gestión de sus barones para afrontar el resto de legislatura

El líder del PP pretende apoyarse en sus presidentes regionales como mejor carta de presentación hasta las próximas elecciones generales. Lo que él haría si llega a la Moncloa

Foto: Casado y varios presidentes autonómicos, el 6 de diciembre. (EFE)
Casado y varios presidentes autonómicos, el 6 de diciembre. (EFE)

El Día de la Constitución, Pablo Casado aguantaba el frío en la carrera de San Jerónimo acompañado de sus principales barones territoriales. A su lado, Isabel Díaz Ayuso, convertida en azote del Gobierno central a lo largo de la pandemia. Y a continuación, entre algún presidente socialista que también viajó el 6 de diciembre a Madrid, estaban los presidentes de Murcia, Andalucía, Galicia y, al final, Castilla y León. La defensa de la Carta Magna y el legado de 1978, igual que la unidad de España, es ahora más que nunca la carta de presentación de los gobiernos autonómicos del PP. Alguno de los presidentes autonómicos, ese día, llegó a comentar que hasta ahora ningún Ejecutivo central “había estado en contra de la Constitución”. En seguida, apostilló: “Y este sí lo está”.

Casado tiene clara su hoja de ruta para el resto de legislatura, ahora que los Presupuestos Generales de 2021 están asegurados (su tramitación terminará antes de que acabe este año) y Sánchez ha confirmado como compañeros de viaje a ERC y Bildu. De ahí que su verdadera estrategia sea consolidarse como única alternativa al Gobierno de PSOE y Podemos. Ese es el mensaje que la dirección popular tiene grabado a fuego y, por eso, además de absorber a Ciudadanos, lo esencial es que los votantes entiendan que mientras Vox atesore un apoyo importante, la derecha no volverá a gobernar.

Foto: Pablo Casado conversa con la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra. (EFE)

El plan está diseñado, y para ejecutarlo las comunidades y los grandes ayuntamientos encabezados por el PP jugarán un rol esencial. Casado pretende apoyarse en la gestión de sus presidentes regionales como mejor credencial para transitar por el resto de legislatura, hasta las próximas generales. En una reciente entrevista en ‘El Mundo’, insistía en esa idea: “Ahora se ve que con gobiernos tan nefastos como el de Sánchez, las autonomías sirven como contrapeso para defender la bajada de impuestos, la libertad educativa o para pedir que se respete la unidad nacional”.

Contrapesos a Sánchez y la única vía que Casado tiene para mostrar al electorado lo que él haría si llega a la Moncloa. De hecho, ejemplos no faltan. Hace solo unos días, el líder del PP se desplazó a Sevilla para acompañar al presidente de la Junta, Juanma Moreno, en un acto que conmemoraba los dos años del cambio de Gobierno en Andalucía. “España se merece un Gobierno que haga lo que estáis haciendo aquí. Para mí, es la referencia de lo que quiero hacer a nivel nacional”, aseguró, sacando pecho de la coalición que expulsó a Susana Díaz del Palacio de San Telmo.

Poco tiempo antes, Casado había acompañado a la presidenta de la Comunidad de Madrid y al alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, a la inauguración del Hospital Enfermera Isabel Zendal de pandemias, que tanto revuelo ha causado en la comunidad sanitaria y en la oposición, mientras se convertía en un símbolo de gestión para los populares. El Gobierno central declinó la invitación para asistir.

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (i), conversa con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d). (EFE)

Días atrás, el presidente del PP, al igual que la dirección al completo, ya salió en defensa de las políticas fiscales de sus autonomías, con el foco puesto de nuevo en Madrid tras los ataques recibidos por ERC. El pacto presupuestario entre el grupo de Gabriel Rufián y Moncloa incluye, según dijo el independentista, acabar con el 'dumping' fiscal de la capital y aplicar una armonización tributaria en todo el territorio nacional. Los presidentes regionales del PP contestaron al unísono, dejando claro que no permitirán injerencias en la autonomía fiscal que garantiza el marco de la Constitución.

A la guerra de los impuestos se une la ley Celaá, que a ojos de los populares pone en serio riesgo la libertad educativa. Es sin duda otra de las grandes batallas del primer partido de la oposición, que ya anunció que responderá a la normativa con decretos y leyes en sus autonomías. Castilla y León, igual que Murcia y el resto de comunidades del PP, sacó la artillería pesada tras superar el primer trámite en el Congreso.

Casado, de hecho, acudió a la manifestación convocada en Madrid con coches privados hace unas semanas con los principales puntales de su partido en la capital. El PP madrileño, motor político del partido a nivel nacional, fue el primero en desatar una movilización que incluía una recogida masiva de firmas en la calle. El partido en Madrid, que aún sigue pendiente de un congreso que renueve su liderazgo, tiene claro que en esta legislatura es clave devolver el pulso a los militantes y simpatizantes.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, y el de Vox, Santiago Abascal. (EFE)

Los ayuntamientos serán igual de importantes en estos tres años. Recuperar el Palacio de Cibeles tras cuatro años de Manuela Carmena era uno de los objetivos para el PP tras las elecciones de 2019, y fue la cita de autonómicas y municipales lo que realmente le devolvió el aliento a Casado tras los malos resultados del abril previo. Almeida se ha convertido en otro hombre fuerte del partido y una referencia nacional a nivel local, igual que el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, que además capitaneó la rebelión de los alcaldes contra la ministra de Hacienda y su real decreto sobre los remanentes de los consistorios.

En realidad, la historia se repite. La gestión de una crisis económica (que en este caso viene provocada por una profunda crisis sanitaria a nivel mundial) será lo que una vez más use el PP como punta de lanza para las próximas generales, especialmente confrontando con un inquilino socialista en la Moncloa.

En ello también incidía Casado en su viaje a Sevilla junto a Moreno: “Mientras en Andalucía hay un Ejecutivo que toma medidas para dar respuesta a los problemas de los ciudadanos, en España tenemos un Gobierno del partido sanchista que solo crea problemas, cuestiona la monarquía, la unidad de España y blanquea a los terroristas de ETA”. Y recalcó: “Andalucía ha pasado de encabezar las listas de paro en España bajo gobiernos socialistas a encabezar las de creación de empleos, las altas de autónomos y la instalación de empresas”.

El Día de la Constitución, Pablo Casado aguantaba el frío en la carrera de San Jerónimo acompañado de sus principales barones territoriales. A su lado, Isabel Díaz Ayuso, convertida en azote del Gobierno central a lo largo de la pandemia. Y a continuación, entre algún presidente socialista que también viajó el 6 de diciembre a Madrid, estaban los presidentes de Murcia, Andalucía, Galicia y, al final, Castilla y León. La defensa de la Carta Magna y el legado de 1978, igual que la unidad de España, es ahora más que nunca la carta de presentación de los gobiernos autonómicos del PP. Alguno de los presidentes autonómicos, ese día, llegó a comentar que hasta ahora ningún Ejecutivo central “había estado en contra de la Constitución”. En seguida, apostilló: “Y este sí lo está”.

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