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La madre del detenido de Monesterio a su hijo: "¿No la habrás enterrado en tu finca?"
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ACUSADO DE HOMICIDIO Y SECUESTRO

La madre del detenido de Monesterio a su hijo: "¿No la habrás enterrado en tu finca?"

La Guardia Civil intervino una llamada en la que la madre del principal sospechoso le reprochaba que no habría nadie tan "tonto" como para esconder el cuerpo de Manuela Chavero en sus propios terrenos

Foto: Agentes de la Guardia Civil de Zafra (Badajoz) escoltan al autor confeso de la muerte de Manuela Chavero. (EFE)
Agentes de la Guardia Civil de Zafra (Badajoz) escoltan al autor confeso de la muerte de Manuela Chavero. (EFE)

El 27 de agosto, con un calor que achicharra hasta a las lagartijas, la UCO se despliega por sorpresa en Monesterio. Todos los habitantes del pueblo saben que la Guardia Civil investiga la desaparición de Manuela Chavero desde hace cuatro largos años. No les extraña su presencia, pero aun así se levanta revuelo. Desde la sombra, los curiosos observan cómo varios miembros de criminalística comienzan a hacer comprobaciones frente a la casa de Manuela. Un mensaje, una foto, una llamada y la noticia corre como la pólvora. Las televisiones nacionales llegan poco después. Instalan sus cámaras y comienzan a retransmitir lo que pasa. María Isabel, que vive en León, lo ve en la pantalla de su televisor. Descuelga el teléfono y llama a Eugenio, su hijo, el principal sospechoso del crimen. Son las 10.46 de la mañana.

Madre: Oye, ¿te has enterado? La Guardia Civil está ahora en Monesterio. Otra vez en la casa de Manuela.

Eugenio se muestra sorprendido y agitado a partes iguales.

Eugenio: Ni caso, eso tendrá que ver con lo que dijo el vidente ese (…) Ahora dice que hay que registrar en un campo, ufff, yo qué sé… Si Monesterio está más que mirado; ahora qué, ahora qué pasa, si han pasado por aquí cincuenta veces, ahora esto qué es, arte de magia, ¿ahora aparece aquí cuatro años después?

La conversación sigue y Eugenio esgrime que si de repente apareciese el cadáver de Manuela en una finca como la suya, eso no significaría que el dueño del terreno estuviese implicado.

Foto: Un agente de la Guardia Civil de Zafra (Badajoz) escolta al autor confeso de la muerte de Manuela Chavero. (EFE)

E: Al que sea, le va a doler la cabeza, al principio, pero no tiene por qué ser culpable, después tendrán que demostrar y dejar de demostrar (…) vamos a ver, ¡las vallas se saltan!

Eugenio ha construido en su cabeza la validez del argumento de que el asesino de Manuela, para esconder su cuerpo, pudo saltar la valla de cualquier campo y esconder allí su cadáver y que por ello el dueño de la finca no tiene por qué estar implicado. A su propia madre le suena a chirigota.

M: Si lo has hecho tú, no la vas a enterrar en tu campo. No vas a ser tan tonto.

E: Ehhh ... (balbucea), seguramente no.

M: Justamente, ¿sabes? Si el asesino tiene un cacho campo, lo procurará hacer en un sitio que no sea de nadie, o que sea de otro. El que la entierra no lo hace en su campo, para que no le echen la culpa a él. La gente no es tonta.

La conversación de repente gira en torno a cuestiones criminalísticas, concretamente hablan sobre el estado de descomposición del cadáver después de cuatro años desde la desaparición.

Foto: Dos agentes de la Guardia Civil escoltan al autor confeso del asesinato de Manuela Chavero. (EFE)

M: No quedarán más de cuatro huesos. Incluso en el cementerio después de cuatro años no queda nada y está más protegido en una caja, no tienes más que ver como se enterraba a los bichos que se morían, en tierra se corrompe mucho antes".

E: Ni idea. No sé. Yo sé que en el campo un bicho se muere, y yo sé que los huesos quedan allí, por lo menos los de las vacas quedan allí un montón de años".

M: Si lo dejas al aire sí, pero si lo entierras no, y que si matas a alguien harás un boquete en el suelo. Además para rastrear un pueblo como Monesterio hacen falta como cien perros.

E: ¿Tú crees? No sé.

Días después, en una entrevista en Espejo Público, Emilia, la hermana de Manuela, comenta que la investigación de la Guardia Civil ha avanzado mucho y que los investigadores tienen ya a un posible sospechoso. La información desestabiliza a Eugenio y llama a un despacho de abogados de Sevilla. Cierra una cita y tras la reunión llama a su amigo Luis.

E: Me ha dicho que si le hubiera pasado a él iría hoy mismo a contarlo (…). Hasta ahora no se lo había dicho a nadie. ¿Tú te imaginas ya lo que es? Bien parado no voy a salir.

Acertó. La UCO, implacable, le detuvo horas después por el asesinato de Manuela Chavero. Los indicios pesan tanto que no ha vuelto a caminar en libertad.

El 27 de agosto, con un calor que achicharra hasta a las lagartijas, la UCO se despliega por sorpresa en Monesterio. Todos los habitantes del pueblo saben que la Guardia Civil investiga la desaparición de Manuela Chavero desde hace cuatro largos años. No les extraña su presencia, pero aun así se levanta revuelo. Desde la sombra, los curiosos observan cómo varios miembros de criminalística comienzan a hacer comprobaciones frente a la casa de Manuela. Un mensaje, una foto, una llamada y la noticia corre como la pólvora. Las televisiones nacionales llegan poco después. Instalan sus cámaras y comienzan a retransmitir lo que pasa. María Isabel, que vive en León, lo ve en la pantalla de su televisor. Descuelga el teléfono y llama a Eugenio, su hijo, el principal sospechoso del crimen. Son las 10.46 de la mañana.

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