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Proporcionalidad y partitocracia. ¿Necesita España un cambio en su sistema electoral?
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Proporcionalidad y partitocracia. ¿Necesita España un cambio en su sistema electoral?

Las bondades y deficiencias de la ley electoral y del sistema de partidos actual han sido objeto de debate durante años, especialmente tras la ola de hartazgo que llegó tras la crisis de 2008

Foto: Un elector deposita el sobre con las papeletas en una urna en el CEIP Ortega y Gasset de Madrid. (EFE)
Un elector deposita el sobre con las papeletas en una urna en el CEIP Ortega y Gasset de Madrid. (EFE)

El hartazgo con la clase política, que repuntó tras la crisis de 2008, las cuestiones territoriales y la propia inestabilidad política en un Congreso de los Diputados muy fragmentado, ha sido uno de los factores que en los últimos años han puesto sobre la mesa el debate de si es necesario cambiar el sistema electoral. Los modelos de elección de los representantes públicos y las dinámicas que ejercen los mismos partidos políticos han estado en el foco, pero hay múltiples opciones hacia las que podrían caminar las reformas del sistema, y todas ellas tienen sus claroscuros.

Este jueves, se presenta la plataforma Otra Ley Electoral, en que convergen personalidades del mundo de la política y la cultura, juristas y analistas, entre otros. La campaña, que huye de presentar fórmulas concretas sobre esa nueva regulación, sí que apuesta por algunas ideas hacia las que —a su juicio— debería avanzar una reforma: "una persona, un voto", que los políticos se deban más a los ciudadanos que los eligen y no tanto a los partidos o reducir la "sobrerrepresentación territorial".

Uno de los impulsores es Iñaki Ezkerra, escritor y fundador del Foro de Ermua. En conversación con este medio, explica que lo que buscan es concentrar unas reivindicaciones que creen mayoritarias y que versan sobre estos ejes: que el modelo es obsoleto porque está pensado para un bipartidismo en declive, que se debe primar el peso poblacional sobre los territorios y que tienen que buscarse fórmulas para arraigar a los diputados a sus circunscripciones.

Foto: Dos personas con mascarillas cruzan el Puente de Triana, con la Torre Sevilla de fondo. (EFE)

"La prueba de que está obsoleto es la inestabilidad de los últimos cinco años", argumenta Ezkerra, en referencia a las caídas de los principales partidos desde 2015 en las elecciones generales. Las irrupciones de Podemos y Ciudadanos primero y luego de Vox en 2019, así como de otros partidos minoritarios, han forzado a que múltiples formaciones se vean obligadas a pactar para poder tejer mayorías que sustenten o permitan la formación de gobiernos. Prueba de ello son las dos repeticiones electorales que se han producido en este tiempo.

Pero más allá de esta obsolescencia, Ezkerra cree que ha quedado demostrado que la regulación prima en demasía los territorios sobre las personas, es decir, que hay zonas poco pobladas en las que conseguir un escaño es mucho más barato o requiere menos votos que lo que cuesta sumar un diputado en otras circunscripciones. Es lo que denominan "sobrerrepresentación territorial". Aunque no explican por qué fórmula apostarían, durante la conversación con Ezkerra este plantea propuestas como rebajar el número mínimo de diputados por cada circunscripción provincial de dos a uno. "Creo que queda abierta la posibilidad de ir a una circunscripción única. Caben también las fórmulas mixtas", incide el analista, que enfatiza que el objetivo de la campaña es denunciar la situación actual.

"Hay un problema, que es la anteposición del concepto territorial al del ciudadano. Puede haber mecanismos de corrección, no es fácil, pero se trata de acercarla al máximo al principio de 'un ciudadano un voto", indica durante la conversación, en la que cita el ejemplo de Teruel Existe como esa sobrerrepresentación territorial, aunque matiza que "la campaña no va contra nadie". "Si los ciudadanos han ido abandonando sus provincias y han ido a las ciudades... ¿De qué hablamos, de personas o de territorios? ¿Que esté representado Teruel o los turolenses [que han ido a otras ciudades]?".

Foto: Electores escogiendo su papeleta para votar en las pasadas elecciones de mayo en Barcelona. (EFE)

En la hoja de ruta de la plataforma, se propone que las barreras de entrada a nivel provincial —del 3%— se cambien por una nacional, lo que lastraría a formaciones de provincias pequeñas. También aboga por cambiar la provincia como circunscripción territorial y desliza fórmulas como el distrito uninominal, en el que solo es elegido un representante.

¿Tiene sentido?

En este aspecto de la propuesta, tiene serias dudas Lluís Orriols, experto en sistemas electorales y vicedecano de Estudios de Ciencia Política en la Universidad Carlos III. Él, ajeno a la plataforma, hace hincapié en que hay que reflexionar sobre por qué "hay territorios que están sobredimensionados o no". "Una forma de cohesionar un territorio es tener en cuenta no solo la dimensión individual sino también la territorial. Los territorios también tienen una relevancia política. Tener espacios de grandes concentraciones urbanas y decir que el prorrateo debería ser el mismo en Madrid que en Teruel es una expresión política de desarticular un territorio y que puedan ser sistemáticamente ignorados".

"La pregunta es si queremos un sistema que empuje al bipartidismo o queremos un Parlamento más plural y más complejo"

Consultado por la presentación de la plataforma, el experto, que no tiene vinculación con la misma, incide en que España presenta un prorrateo mixto territorio-población. "Se ofrece un mínimo de dos escaños y el resto son demográficos [por población]. Este debate es viejo. Decir que la dimensión territorial no es importante es ignorar el sistema electoral de una porción amplísima de las democracias de nuestro entorno".

Orriols recuerda que, en el caso de los partidos independentistas, nacionalistas o regionalistas que tienen un peso importante en regiones de peso poblacional como Cataluña o País Vasco, no se ven generalmente sobrerrepresentados con el sistema actual y que ni mucho menos perderían relevancia con modificaciones en esta línea, aunque sí afectaría a las formaciones de provincias poco pobladas. "Si uno de estos partidos es mayoritario en su territorio, no vas a poder hacer nada por barrerles", explica en referencia a modelos como el de la circunscripción única que se utiliza en las elecciones europeas, en que los nacionalistas concurren aliados para lograr representación.

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De aplicarse un sistema así, entiende él, se verían favorecidas formaciones de segunda línea nacional como Vox, UP o Ciudadanos, probablemente en detrimento del bipartidismo. "La pregunta que hay que hacerse es si queremos un sistema que empuje al bipartidismo o queremos un Parlamento más plural y más complejo".

​Vínculo diputado-votante

Otro de los puntos más relevantes sobre los que versa la campaña es la falta de vinculación entre el representante y el elector en un sistema en el que los partidos imponen sus cuestiones orgánicas. Así lo considera Ezkerra: "Los partidos han creado unos mecanismos de blindaje y desconexión con la ciudadanía. Esto tiene mucho que ver con la ley electoral, porque uno de los puntos es la falta de relación entre el cargo electo y el elector. El representante no se ve obligado a rendir cuentas a sus votantes sino al jefe de su partido, lo que crea dinámicas de endogamia y servilismo y alejamiento de la ciudadanía", reflexiona el escritor, que apunta que este acercamiento a los votantes implicaría también un incremento en el talento de los políticos, que se incrementaría: "La gente preparada que está dentro de la política se estimula para que no muestre su independencia".

Victoria Rodríguez, jurista, politóloga y exconcejala del PP en Elche hace 20 años, es otra de las firmantes de la plataforma y hace hincapié en el "exceso de los partidos políticos sobre las instituciones", en cómo las organizaciones han retorcido el sistema para priorizar los intereses orgánicos. Ella considera que tendría una incidencia importante la instauración de las listas abiertas, una medida de la que hizo especial bandera Ciudadanos en sus inicios a nivel nacional: "Hemos llegado a unos niveles de abuso de los partidos sobre los candidatos y las instituciones. (...) Es el cáncer que tenemos. O se mejora o vamos a la desafección total del sistema político", explica Rodríguez, que aboga por tratar de profundizar en métodos que permitan vincular el político a sus electores, aunque cree que los "partidos están muy cómodos donde están" y reconoce que no han hablado con las formaciones que se sientan en el Congreso.

En el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado noviembre, se recogía de nuevo la desafección o desencanto del ciudadano con las cuestiones políticas. De los 10 primeros problemas que apuntan los entrevistados, cinco corresponden al ámbito de la política. "Nos hemos dado cuenta de que la nueva política ha sido lo mismo que la vieja, por lo que habrá que ir a la estructura, al sistema [y cambiarlo]", afirma Rodríguez.

"Provoca mayor satisfacción con la democracia, pero solo tiene un efecto claro entre los más sofisticados o más interesados en política"

Orriols cree que el sistema de listas abiertas o una reforma en esta línea podría tener una incidencia positiva en cuanto a desafección se refiere, aunque precisa que a veces se "sobredimensiona la influencia que esto podría tener": "Provoca mayor satisfacción con la democracia, pero solo tiene un efecto claro entre los más sofisticados políticamente o más interesados por la política. En los menos interesados, podría tener un efecto nulo o incluso negativo, porque estás haciendo el voto más complejo". Pese a que tendría un alcance "moderado", a su juicio, "sí que puede ayudar".

En la propuesta, que firman, entre otros, José Luis Garci y Mario Vargas Llosa, se defiende la necesidad de impulsar una reforma del sistema hacia los postulados citados, pero apostando por el consenso y por los estudios técnicos y legislativos que se requieran para llevarla a cabo. La propia Rodríguez enfatiza que la falta de concreción de la plataforma busca que no se cierren puertas y se dialogue sobre hacia dónde tiene que caminar la modificación.

El hartazgo con la clase política, que repuntó tras la crisis de 2008, las cuestiones territoriales y la propia inestabilidad política en un Congreso de los Diputados muy fragmentado, ha sido uno de los factores que en los últimos años han puesto sobre la mesa el debate de si es necesario cambiar el sistema electoral. Los modelos de elección de los representantes públicos y las dinámicas que ejercen los mismos partidos políticos han estado en el foco, pero hay múltiples opciones hacia las que podrían caminar las reformas del sistema, y todas ellas tienen sus claroscuros.

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