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El árido camino de ERC hacia el pacto con las izquierdas estatales
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DEL PROCESISMO AL 'UN SOL POBLE'

El árido camino de ERC hacia el pacto con las izquierdas estatales

La intervención de Gabriel Rufián en la ejecutiva de ERC que validó el apoyo a los Presupuestos puso letra a la inauguración de la séptima vida de los republicanos

Foto: Pablo Iglesias (i) conversa con Oriol Junqueras (d), como diputado electo en prisión preventiva de ERC, durante la sesión constitutiva de las Cortes Generales en la pasada legislatura. (EFE)
Pablo Iglesias (i) conversa con Oriol Junqueras (d), como diputado electo en prisión preventiva de ERC, durante la sesión constitutiva de las Cortes Generales en la pasada legislatura. (EFE)
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La ejecutiva de ERC ratificaba el pasado miércoles su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado para 2021 y, por ende, a participar de la gobernabilidad y de las principales decisiones del país. Lo hacían público tras una intervención de su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, en la que se refería a un "cambio de ciclo", tanto en clave catalana como estatal, y hacía suyo parte del análisis realizado dos días antes por la izquierda abertzale para justificar este mismo paso adelante. Apuntaba así reflexiones y conceptos como "cambio de tendencia en los últimos 40 años", "cambio de paradigma que se culmina", "el gobierno más progresista posible", "no podemos regalar el presente y futuro a otras fuerzas políticas" y numerosas referencias a la disposición del Ejecutivo central al "diálogo con el independentismo".

La intervención de Rufián, por videoconferencia desde Madrid, puso letra a la inauguración de la séptima vida de los republicanos. La séptima vida de ERC desde su fundación en 1931, que deja atrás el procesismo desde el pragmatismo, y que según plasmó el historiador Enric Ucelay-Da Cal en su 'Breve historia del separatismo catalán', cuando todavía comenzaba a incubarse, supondría "una alternativa a la transformación de lo que han sido Puigdemont y Torra". El resultado de los comicios catalanes del próximo 14 de febrero y los pactos postelectorales acabarán de dar forma a esta nueva fase.

Joan Tardà y Gabriel Rufián, desde Madrid, y Oriol Junqueras junto a otros dirigentes como Pere Aragonès, desde Cataluña, son algunos de los nombres propios que, a trompicones y con pasos adelante y hacia atrás, labraron este camino que supone un punto de inflexión en el independentismo catalán. Un camino que posiblemente no se hubiese producido sin el empuje de Unidas Podemos a nivel estatal y de su confluencia catalana, los 'comuns', en Cataluña. Los episodios que así lo atestiguan son numerosos. Uno de los primeros y más mediáticos, la cena pretendidamente secreta entre Oriol Junqueras, y su plana mayor, con Pablo Iglesias y los dirigentes de los 'comuns'.

Noche del 26 al 27 de agosto de 2017. Fue el primer cortejo entre dos izquierdas muy alejadas entre sí. El maestro de ceremonias no fue otro que el empresario Jaume Roures, presidente del grupo de comunicación Mediapro. Este medio publicó la exclusiva del encuentro en el que comenzó a fraguarse una compleja relación por la que empujaron más los morados que los republicanos. Estos últimos decidieron en un principio seguir su hoja de ruta, de la mano de los posconvergentes, pero dejando un puente tendido con la izquierda estatal sin el que no habrían podido cruzar el río hasta el acuerdo con la izquierda no catalana, primero en la moción de censura contra Mariano Rajoy, después en la investidura de Pedro Sánchez y finalmente en unos presupuestos con vocación de legislatura. Encabezarán ahora un bloque que pasa a ser de investidura a legislatura y en el que descansará la gobernabilidad del país al menos en los próximos dos años.

El principal encargado de mantener viva la vía del entendimiento por parte de los 'comuns' fue Xavier Domènech. Se empeñó, sin demasiado éxito, en hacer descansar sobre sus hombros el reto histórico de recuperar el 'un sol poble', el catalanismo popular de izquierdas, que más tarde, ya retirado de la vida política activa, plasmaría en su libro junto a Tardà 'Entre Ítaca e Icaria'.

La predisposición de ERC a romper lazos con las siglas hegemónicas del espacio posconvergente por aquel entonces, el PDeCAT, a quien aventajaba con mucha holgura en las encuestas, era proporcional a las ansias de Catalunya en Comú, la marca autonómica liderada por la alcaldesa de Barcelona y el portavoz de los 'comuns' en el Congreso, de llegar a la Generalitat para "abrir un proceso constituyente". Domènech lo hizo saber nada menos que durante el debate en la primera moción de censura a Mariano Rajoy.

Foto: Los diputados de Cs, María Múñoz y Edmundo Bal, con Rafael Simancas. (Pedro Ruiz)

La mañana del 14 de junio de 2016 hizo públicos los términos de su oferta: un pacto poselectoral sin el PDeCAT para "decidir sobre todo", abriendo el marco del proceso independentista a las cuestiones sociales y no solo territoriales. Precisamente, el viraje que ahora ha hecho ERC, además de EH Bildu. La idea que presentó en el Congreso concluyó planteando esta hipotética coalición con el objetivo de construir una "Cataluña libre de corrupción", en clara referencia a la antigua Convergència.

Domènech no consiguió sus objetivos y acabó dando un paso a un lado, pero dejó desbrozado el camino a su sucesor, Jaume Asens. Este último, con mejores contactos con el entorno de Puigdemont que con los republicanos, fue elegido para continuar su tarea. El nuevo hombre puente de Iglesias con el independentismo catalán. Un perfil soberanista y posiblemente el miembro de los 'comuns' con mayor capacidad para hacer de interlocutor con el archipiélago independentista, desde las cárceles a Bruselas y desde la CUP y los republicanos a los posconvergentes de Puigdemont. Asens, un viejo conocido de Pablo Iglesias desde que a finales de los noventa compartieron trinchera en el movimiento antiglobalización, había sido ya desde la retirada de Domènech, su hombre puente con Oriol Junqueras y Carles Puigdemont.

Tanto en la mediación de Iglesias con los partidos independentistas de cara a la moción de censura que echó a Rajoy de la Moncloa como en las fracasadas conversaciones posteriores para sacar adelante los Presupuestos de 2019 y tratar de apuntalar el denominado 'bloque de la moción', Asens jugó un importante papel de enlace. Muy cercano a personajes como el 'exconseller' Toni Comín —a quien incluso trató de acercar a los 'comuns'—, que a pesar de seguir siendo miembro de ERC forma parte del núcleo duro de Carles Puigdemont en Bruselas, o el exportavoz de la CUP David Fernández, ya fue el maestro de ceremonias entre Oriol Junqueras y Pablo Iglesias cuando el líder de Podemos acudió a entrevistarse con el líder de los republicanos en la cárcel de Lledoners.

Domènech no consiguió sus objetivos y acabó dando un paso a un lado, pero dejó desbrozado el camino a su sucesor, Jaume Asens

El resultado final de todo este proceso tampoco sería posible sin el empeño en las filas republicanas de personajes como Gabriel Rufián. Desde la fallida sesión de investidura tras las generales de abril de 2019, el portavoz de ERC en el Congreso imprimió un nuevo estilo y hoja de ruta estratégica, no sin choques con el alma más procesista de su partido. Si Asens ha seguido la vía de Domènech, Rufián ha hecho lo propio con su predecesor y "maestro" Joan Tardà. Poco a poco, logró desprenderse de las pulsiones procesistas y la subyugación a los neoconvergentes.

Diferencias tácticas, pero también generacionales dentro del edificio de ERC que estuvieron a punto hacer naufragar su estrategia durante las últimas prórrogas del estado de alarma. Fue en ese momento cuando asumió Ciudadanos y la geometría variable que siempre había pretendido Pedro Sánchez, para poder mirar tanto a su izquierda o a su derecha. Frente a este intento, Rufián repetía: "Nuestra vía de salida es de izquierdas y de diálogo". Entre Ítaca e Icaria. El debate entre priorizar el eje social o el territorial acabó decantándolo la excepcionalidad por la pandemia. Se desempató, o más bien se aplazó, con la tesis del "mientras tanto" que Rufián cogió prestada de Íñigo Errejón.

"Hay que liderar el mientras tanto. El día a día, porque si no lo hacen cuatro y lo hacen contra nosotros. El mientras tanto nos hace más útiles, no menos republicanos, ni menos de izquierdas ni menos independentistas. Hay poco margen para la magia", concluía Rufián en la mencionada intervención que realizó ante la ejecutiva de su formación. El mientras tanto indica que el pacto con las izquierdas estatales no es una estación de llegada, pero sí el resultado final de un proceso que se ha ido asfaltando desde una colaboración que parecía imposible. El día después de las elecciones catalanas se decidirá si se amplía o no este camino.

La ejecutiva de ERC ratificaba el pasado miércoles su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado para 2021 y, por ende, a participar de la gobernabilidad y de las principales decisiones del país. Lo hacían público tras una intervención de su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, en la que se refería a un "cambio de ciclo", tanto en clave catalana como estatal, y hacía suyo parte del análisis realizado dos días antes por la izquierda abertzale para justificar este mismo paso adelante. Apuntaba así reflexiones y conceptos como "cambio de tendencia en los últimos 40 años", "cambio de paradigma que se culmina", "el gobierno más progresista posible", "no podemos regalar el presente y futuro a otras fuerzas políticas" y numerosas referencias a la disposición del Ejecutivo central al "diálogo con el independentismo".

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