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Los últimos meses de Porto en prisión: "Había mejorado, ayudaba a otras presas"
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LA MUJER SE AHORCÓ AYER EN SU CELDA

Los últimos meses de Porto en prisión: "Había mejorado, ayudaba a otras presas"

Tras llegar a la cárcel de Brieva, la madre adoptiva de Asunta se transformó completamente: era más ordenada, estaba integrada en las actividades e incluso se preocupaba por su imagen personal

Foto: Rosario Porto, durante el juicio por el asesinato de su hija. (EFE)
Rosario Porto, durante el juicio por el asesinato de su hija. (EFE)

Rosario Porto, condenada a 18 años de prisión por matar a su hija adoptiva Asunta Basterra el 21 de septiembre de 2013, llevaba ocho meses estable desde el punto de vista emocional cuando fue encontrada en su celda ahorcada con un cinturón de tela que colgaba de la ventana. Era el mismo tiempo que llevaba residiendo en la cárcel de Brieva (Ávila), adonde fue trasladada el pasado marzo. Después de que la Audiencia Provincial de A Coruña considerara probado que tanto ella como su marido, Alfonso Basterra, sedaron y asfixiaron a la pequeña de 13 años, la mujer ingresó en Teixeiro (Curtis), primero, y en A Lama (Pontevedra), después. En ambas instalaciones, Porto experimentó diferentes episodios de inestabilidad que la llevaron a ser objeto del protocolo de prevención de suicidios.

En concreto, durante los tres años que estuvo en Teixeiro, trató de quitarse la vida con pastillas y mostró síntomas de riesgo que provocaron que la dirección del centro penitenciario optara por trasladarla tres veces hasta la enfermería con el fin de estar mejor vigilada. En A Lama, por su parte, protagonizó un estruendoso episodio en la ducha. Se ató un cordón al cuello y avisó a gritos a su compañera de celda de que se quería suicidar. La reclusa que escuchó los chillidos avisó rápidamente a los funcionarios, que lograron evitar cualquier mal mayor. La cosa quedó en una anécdota, pues reclusas y empleadas públicas entendieron que Porto trataba de nuevo de llamar la atención y que no había una intención real de quitarse la vida. Aun así, la dirección de la prisión le aplicó de nuevo el protocolo de prevención de suicidios. Y lo hizo dos veces más en A Lama durante los meses que estuvo ingresada Porto.

Foto: Rosario Porto y Alfonso Basterra, padres de Asunta.

Era habitual que la reclusa sufriera bajones de ánimo, se quedara durante horas en su celda deprimida o se pasara días sin asearse, explican fuentes penitenciarias, que añaden que cuando llegó a Brieva el pasado marzo, la actitud de la madre adoptiva de Asunta cambió radicalmente. "Experimentó una evolución positiva fantástica", explican las mismas fuentes, visiblemente sorprendidas por la noticia del suicidio de la mujer. "Ahora estaba muy integrada, cuidaba su salud y su aspecto, se había echado mechas incluso hacía unos días", aseguran las mencionadas fuentes penitenciarias, que no terminan de creer lo sucedido.

Ahora, añaden, era ordenada y "estaba integrada" en la prisión. Acudía a algunas actividades, llevaba una vida normalizada e incluso era un referente para muchas internas. "Tenía carrera, era abogada, y eso es un plus en la cárcel", sostienen las mismas fuentes, que aseguran que Porto ayudaba desde hacía meses a un importante número de compañeras de rejas a elaborar recursos judiciales para sus propios procesos o a interpretar su situación procesal, con el fin de ver qué pasos podían seguir para conseguir permisos u otro tipo de mejoras penitenciarias.

Foto: La madre de Asunta, Rosario Porto, encontrada muerta hoy. (EFE)

En ese contexto, sus compañeras y las funcionarias la echaron ayer de menos durante el desayuno. "En el recuento, estaba viva", sentencian las fuentes consultadas, en referencia al paso de lista que todas las mañanas hacen los empleados que entran en el turno. Luego, sin embargo, continúan las mismas fuentes, no bajó al comedor, subieron a su celda para ver qué pasaba y la vieron colgada del cinturón de tela. Los funcionarios trataron de reanimarla con los ejercicios de emergencias previstos para estas situaciones al tiempo que llamaron al 112, cuyos profesionales tan solo pudieron certificar su muerte cuando llegaron.

La habitación estaba ordenada, muestra para algunos de que tenía todo planeado y evidencia para otros de que su vida interior estaba mejorando. El juzgado de guardia que se hizo cargo está ahora a la espera de la autopsia, que podría arrojar un poco más de luz sobre las circunstancias de la muerte. En paralelo, dos inspectores de Instituciones Penitenciarias han iniciado una investigación con el fin de determinar también qué pudo llevar a Porto a quitarse la vida. Entre otras cosas, los responsables de las diligencias estudiarán los contactos que la mujer mantenía con el exterior o con algún amigo que hizo en los centros en los que anteriormente residió.

Rosario Porto se ahorca en la prisión de Brieva

Las fuentes consultadas definen a la madre de Asunta como una reclusa "inestable" desde el punto de vista emocional, pero "muy inteligente", que durante su vida entre rejas había sufrido muchos altibajos, sobre todo en las prisiones de Teixeiro y A Lama. Explican además que el protocolo de prevención de suicidios que se le aplicó a Porto durante su estancia en estos dos últimos centros no se repitió en Brieva porque su actitud había cambiado mucho y ya no era necesario, los informes de los especialistas no lo aconsejaban y la dirección actuó conforme le indicaban estos documentos técnicos.

El protocolo antisuicidios no se aplica durante largos periodos de tiempo, sino que se circunscribe a un determinado momento temporal con el fin de no marcar en exceso psicológicamente al preso y debido a que tampoco hay recursos suficientes para aplicarlo durante semanas. El protocolo conlleva generalmente el traslado a la enfermería, que es el sitio donde se puede mantener más la vigilancia, o la designación de un preso sombra que esté con el recluso objeto durante 24 horas. No muchos reos están dispuestos, de hecho, a ofrecerse para esta tarea tan poco gratificante.

Rosario Porto, condenada a 18 años de prisión por matar a su hija adoptiva Asunta Basterra el 21 de septiembre de 2013, llevaba ocho meses estable desde el punto de vista emocional cuando fue encontrada en su celda ahorcada con un cinturón de tela que colgaba de la ventana. Era el mismo tiempo que llevaba residiendo en la cárcel de Brieva (Ávila), adonde fue trasladada el pasado marzo. Después de que la Audiencia Provincial de A Coruña considerara probado que tanto ella como su marido, Alfonso Basterra, sedaron y asfixiaron a la pequeña de 13 años, la mujer ingresó en Teixeiro (Curtis), primero, y en A Lama (Pontevedra), después. En ambas instalaciones, Porto experimentó diferentes episodios de inestabilidad que la llevaron a ser objeto del protocolo de prevención de suicidios.

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