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"Un argumento para apoyar la monarquía es ver quiénes son sus enemigos"
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ENTREVISTA Al escritor Sergio Vila-Sanjuán

"Un argumento para apoyar la monarquía es ver quiénes son sus enemigos"

El escritor y periodista Sergio Vila-Sanjuán publica 'Por qué soy monárquico', un libro con una parte de alegato, con argumentos de defensa de la monarquía, y otra de memoria biográfica y familiar

Foto: El periodista y escritor Sergio Vila-Sanjuán. (EFE)
El periodista y escritor Sergio Vila-Sanjuán. (EFE)

En Cataluña también hay monárquicos. Son pocos pero son, que diría César Vallejo, y aunque a veces prefieran la conversación privada en un reservado antes que el alegato público para defender sus posiciones, el ambiente se ha vuelto tan hostil a sus ideas que ha llegado el momento de levantar la voz y aportar un poco de color al debate.

Esto es lo que ha decidido hacer Sergio Vila-Sanjuán, escritor y periodista veterano en 'La Vanguardia', en su libro 'Por qué soy monárquico' (Ariel), de muy reciente publicación. El título casi parece una provocación, pero el autor insiste en que no es lo que se ha propuesto. Respecto al contenido, el libro tiene una parte de alegato, con argumentos en defensa de la monarquía, y otra de memoria biográfica y familiar. Por sus páginas, desfilan tres generaciones de Vila-Sanjuán, el autor, su padre y su abuelo, que se relacionan con cuatro generaciones de reyes Borbones, desde Alfonso XIII a Felipe VI.

Y a los cuatro los defienden, por distintos motivos. Loco por presentar a los lectores de El Confidencial a un catalán monárquico, converso con el autor por teléfono.

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PREGUNTA. Un catalán publica un libro donde explica por qué es monárquico. Algunos se preguntarán qué nos queda ya por ver en este 2020.

RESPUESTA. Uno de los objetivos del libro es demostrar que en Cataluña hay una tradición monárquica muy larga con unos protagonistas de peso. Lo que pasa es que esta tradición y esta historia han sido borradas de las instituciones, de los libros de texto y de las calles catalanas. En Barcelona, los nombres relativos a la monarquía han ido desapareciendo y también las esculturas. Pero la monarquía ha tenido mucho peso en Cataluña, como es lógico.

P. Últimamente, parece que se llevan más por aquí las monarquías seculares...

R. Lo gracioso es que para buscar modelos para su república, los independentistas no hacen más que mirarse en monarquías. En el apogeo del 'procés', el modelo de Estado que Mas, Puigdemont o Junqueras proponían eran Suecia, Dinamarca, Holanda, etcétera. Un poco paradójico.

placeholder Sergio Vila-Sanjuán. (EFE)
Sergio Vila-Sanjuán. (EFE)

P. No en vano, algunos de los países más avanzados del mundo son monarquías.

R. El 'ranking' que publica cada año 'The Economist' sobre calidad democrática siempre está coronado por monarquías. De forma regular, entre los 15 mejores, dos terceras partes lo son. Reino Unido y los países de la Commonwealth, los países nórdicos, Japón, etcétera. Por tanto, cuando se dice que la monarquía es un anacronismo, bueno, habría que tener cuidado con eso porque es falso.

P. ¿Hay un espíritu de provocación en tu libro?

R. No me lo planteo como provocación, sino en la línea del famoso libro de Bertrand Rusell 'Por qué no soy cristiano', que replicó José Antonio Marina con el 'Por qué soy cristiano'. Creo que hay un debate. Hoy salen muchas informaciones negativas sobre la monarquía, así que los que pensamos que este modelo está bien hemos de aportar también nuestros argumentos para equilibrar la balanza.

P. De todas formas, ¿has tenido algún momento de decir “para qué me meto en este lío”?

R. No. Yo ya tengo una cierta edad. Lo que no podemos hacer es callarnos porque haya una atmósfera hostil a ciertas ideas. Desde el lado independentista y desde Podemos, se ha puesto manifiestamente en discusión la monarquía, así que hay que aportar las razones del otro lado. Los debates han de tener dos posiciones.

placeholder El abuelo de Sergio Vila-Sanjuán, Pablo, de uniforme. (Ariel)
El abuelo de Sergio Vila-Sanjuán, Pablo, de uniforme. (Ariel)

P. Hay quien dice que racionalmente solo se puede ser republicano. ¿Qué contestas?

R. La monarquía es una aporía. Algo que, desde el más estricto racionalismo, igual no es fácil de explicar. Pero desde el punto de vista de los hechos, funciona, como ya hemos visto. Tiene por tanto de su parte la fuerza de los hechos. Por otra parte, lo antiguo no es malo 'per se', y asumir lo contrario es irracional. Hay muchas cosas que vienen de pasados lejanos y que tienen sentido, guardan un sentido simbólico y otro ritual. Desde el comienzo de la historia, hay reyes porque simbolizan la figura central de una sociedad, su unidad.

P. Las sociedades cambian...

R. … Y por eso este modelo simbólico se adapta a lo largo de los siglos. En la Grecia antigua funciona de un modo, en la Edad Media de otro totalmente distinto, y actualmente de otro que no tiene nada que ver. Perdió el poder ejecutivo y mantiene el simbólico. Funciona porque, con ella, la sociedad pueda encontrar en un rostro, en una persona, algo que está por encima de los partidos políticos y que alude a todos. Por otra parte, la monarquía propicia los rituales, que el filósofo coreano Byung Chul-han señala como centrales y necesarios. Los rituales son ceremonias que, al repetirse con pompa y solemnidad, articulan el paso de los años y dan continuidad. El sentido de la monarquía es, para mí, este. Nos vertebra con nuestra historia y nuestro país.

P. En el sentido de la pompa, me da la impresión de que esta monarquía, queriendo huir de una imagen elitista, ha perdido esa solemnidad que sí mantiene la británica. Estoy pensando en aquel vídeo de la sopa. ¿Crees que se está transmitiendo bien este sentido simbólico?

R. Yo creo que lo hacen bastante bien. Felipe VI y doña Letizia alternan una cierta austeridad con el sentido de la solemnidad. En esta pandemia, por ejemplo, los dos funerales, el laico y el religioso, han sido protagonizados por el rey de España. ¿Por qué? Porque es una figura central, de consenso, y no es un político. Un político en el centro siempre hubiera estado representando solo a una parte.

placeholder Sergio Vila-Sanjuán. (EFE)
Sergio Vila-Sanjuán. (EFE)

P. Subrayas en tu libro el papel cultural de la monarquía española.

R. Una de las razones que me han llevado a mí a escribir esto y también a simpatizar con lo que están haciendo los Reyes son las dos fundaciones, Princesa de Asturias y Princesa de Gerona. Con ellas, protagonizan una labor de reconocimiento a la cultura de primer nivel. Por Asturias ha pasado Francis Ford Coppola, Zagajewski, Annie Leibovitz, Enzensberger, etcétera; y a través de la fundación Princesa de Gerona toda clase de emprendedores jóvenes. La vocación cultural de este reinado es algo con lo que me identifico mucho, por mi formación y mi sensibilidad.

P. Con la historia de tu padre, conocemos un antifranquismo del que hoy se habla poco: el antifranquismo monárquico.

R. El único rival al que Franco consideraba peligroso era don Juan de Borbón. A partir de 1945, muy asesorado por intelectuales catalanes como Ignacio Agustí o Carlos Sentís, don Juan hace una toma de posición inequívocamente demócrata y europeísta. Él creía que los aliados iban a dar la vuelta a la tortilla acabando con las dictaduras y que España iba a estar en ese paquete, cosa que no ocurrió. Don Juan siempre dijo que la monarquía tenía que ser un punto de encuentro de todos los españoles y de reconciliación. Quería monarquía de estilo británico, parlamentaria.

P. Sus seguidores catalanes eran bastante activos.

R. Sí. Una intriga de la que forman parte muchos monárquicos es el famoso contubernio de Múnich, el encuentro de todas las familias de oposición antifranquista. Allí está por ejemplo el monárquico Antoni de Senillosa, productor de cine, escritor, crítico taurino, una figura muy social. Él es un verdadero agitador y un activista. Pasa a través de la frontera, ocultos en el coche o por caminos de montaña, a figuras que tenían prohibido el desplazamiento como Dionisio Ridruejo. Cuando se celebra el congreso de Múnich, a Senillosa le caen unos meses de confinamiento en Canarias.

placeholder El padre de Sergio Vila-Sanjuán, José Luis, con don Juan de Borbon. (Ariel)
El padre de Sergio Vila-Sanjuán, José Luis, con don Juan de Borbon. (Ariel)

P. También hablas de monárquicos y catalanistas conspirando juntos... Cosa que hoy suena rara, como poco.

R. Y son familias que siguen ahí. El padre de Mercedes Milá, José Luis Milá, monárquico juanista, en los años cincuenta pone en marcha una revista clandestina de agitación junto a Albert Manent, que era catalanista. En cierto momento les pillan y a Milá lo condenan.

P. Alfonso XIII, exiliado. Juan de Borbón, exiliado. ¿Dirías que Juan Carlos I ha sido el primer Borbón del siglo XXI en el exilio?

R. No, no está en el exilio. Está fuera de España, pero no ha dicho que se vaya a quedar fuera de España, así que no es un exilio.

P. Hay quien dice que es un exilio un poco a la puigdemontesca...

R. Pero es diferente. Puigdemont está reclamado por los tribunales, y don Juan Carlos de momento no.

P. De cualquier forma, el reinado de Felipe VI está siendo más accidentado por la herencia que por sus propias obras. Todo lo que está saliendo en prensa es demoledor. ¿Hubiera sido bueno para Felipe VI que el pacto tácito de no agresión de la prensa con su padre no hubiera existido?

R. Posiblemente sí. Pero aquel pacto implícito de la prensa se debe, creo, a que era lo que la sociedad quería en aquel momento. No olvidemos que en el 81, con el 23-F, hay un 'shock'. Cuando el Rey lo para, se crea un movimiento de gran simpatía que se incrementa en el año 92, que es la gran explosión de la nueva España democrática, y al Rey todo el mundo quiere darle básicamente las gracias. Son muy populares, así que la prensa va con cuidado. Pero hay que decir que, en ese momento, no solo pasa esto en España. A Mitterrand, que tiene una vida privada complicadísima, la prensa francesa se la respeta a pesar de que los periodistas saben lo que hace. Esto en los últimos 20 años, con la sociedad de la transparencia, ese paradigma ha cambiado totalmente. De todas formas, ¿hubiera sido bueno que Juan Carlos I estuviera más observado por la prensa, que hubiera sentido mayor vigilancia de la sociedad? Pues sí, posiblemente sí.

placeholder Sergio Vila-Sanjuán y el entonces príncipe Felipe. (Ariel)
Sergio Vila-Sanjuán y el entonces príncipe Felipe. (Ariel)

P. La verdad es que yo lo de Juan Carlos I no lo entiendo. Lo de las faldas sí, porque eso considero que es su vida privada y cada cual que haga lo que quiera, rey o porquero. Pero la parte de la pasta... No consigo entender que una persona que tiene la vida tan resuelta pueda caer en eso.

R. Esta es la gran pregunta. A ver, partamos de la base de que no hay todavía nada probado, pero supongamos que se acabara probando. Quizá pasa que hay personas que en un determinado momento de su vida se autoboicotean. Sucede mucho con las grandes figuras. ¿Por qué? Eso es terreno de la investigación psicológica, o de la literatura. No lo sé. Por otra parte, en un reinado tan largo, se hacen cosas muy buenas y otras menos buenas. Hay mucho tiempo. Creo que un mandato muy largo perjudica, porque la gente baja las defensas, y a lo mejor al final hacen cosas que en otro momento no hubieran hecho.

P. Últimamente me da la impresión de que le está pasando a la monarquía lo que a la bandera de España. Que la reivindica la derecha y entonces parece que sea una cosa 'de derechas'.

R. Pero ¿crees que eso está pasando? No tengo esa impresión. El presidente Sánchez y sus ministros socialistas, en todo momento, han defendido el papel de la monarquía constitucional y su vigencia actual. Las altas instancias del PSOE en ningún momento han mostrado una actitud antimonárquica.

placeholder Sergio Vila-Sanjuán. (EFE)
Sergio Vila-Sanjuán. (EFE)

P. Estaba pensando más bien en Podemos.

R. Podemos sí, desde luego. Además, lo hacen de forma muy poco institucional. Si están dentro del Gobierno y han prometido la Constitución, yo creo que no es el momento de plantear esas enmiendas a la totalidad. En esto, los de Podemos son un poco... No toca esto. Cuando estén en la oposición, que hagan lo que quieran, que el pensamiento es libre.

P. (Cuando voy a plantear la siguiente pregunta, me corta)

R. Un momento, quiero matizar bien esto. La Constitución del 78 refleja un momento de consenso sin parangón en nuestra historia contemporánea. Allí participan la derecha, la izquierda, los nacionalistas catalanes, los comunistas. Es un momento de gran consenso gracias al que se articula un sistema que ha durado hasta hoy. Para plantear una alternativa, yo no veo hoy un consenso parecido, ni a corto ni a medio plazo. Es muy difícil. Seguimos manteniendo el fruto de un consenso que, si lo movemos, nos conduciría a una fase de enorme inestabilidad. Tal como está el panorama internacional, además, sería desastroso.

P. En este sentido, sin caer en lo hegeliano, lo cierto es que en España, cada vez que ha caído una monarquía, ha habido problemas gordos después.

R. Esto la gente tiene que tenerlo presente. La monarquía brinda estabilidad y continuidad.

"Seguimos manteniendo el fruto de un consenso que, si lo movemos, nos conduciría a una fase de enorme inestabilidad. Sería desastroso"

P. De todos modos, ahora que parece que hay tanta gente que lo pone en duda, ¿crees que hace falta refundar el pacto de la monarquía otra vez, como se hizo en la Transición, para darle otra capa de validez democrática?

R. Esto ya se hizo en 2014 cuando se aprobó la ley de sucesión, para pasar de Juan Carlos I a Felipe VI. Eso ya se hizo con una mayoría democrática en el Congreso. Lo que no puedes hacer con una institución como la monarquía es ponerla en duda cada seis años. Sí que es verdad que el ciclo abierto en el 78 está agotándose. Pero yo no estoy de acuerdo con la visión negativa de este ciclo. Los que hemos visto lo que era España en 1975 y en 1995 no podemos hacer una valoración negativa. Sería una operación nihilista que no respondería a la realidad.

P. Sugieres que, entre tanta corriente populista, quien mantiene unido el edificio es el Rey.

R. Sí, y te diré algo más. Uno de los grandes argumentos para apoyar la monarquía es ver quiénes son sus enemigos.

En Cataluña también hay monárquicos. Son pocos pero son, que diría César Vallejo, y aunque a veces prefieran la conversación privada en un reservado antes que el alegato público para defender sus posiciones, el ambiente se ha vuelto tan hostil a sus ideas que ha llegado el momento de levantar la voz y aportar un poco de color al debate.

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