Madrid se reivindica como referente en la gestión de la pandemia

La Comunidad de Madrid se mantiene firme en la aplicación de “medidas quirúrgicas” y cierres perimetrales que duren el menor tiempo posible, mientras una mayoría de comunidades autónomas (algunas también gobernadas por el PP) endurecen sus restricciones e incluso piden confinamientos domiciliarios. Isabel Díaz Ayuso ha terminado ganando otra batalla al Gobierno de Pedro Sánchez y aplicará restricciones a la movilidad solo durante el puente de La Almudena (de viernes a lunes), igual que hizo la pasada semana con el de Todos los Santos.

El empeño en cerrar la región por días sueltos, al que finalmente Sanidad ha dado su visto bueno aunque se discutirá cada petición de manera bilateral, es un ejemplo más de la gestión de la pandemia que defiende Ayuso desde hace semanas, pidiendo actuar con medidas muy concretas en aquellas zonas con mayor incidencia y evitando parar la actividad económica o llevar a cabo confinamientos generalizados. Es la hoja de ruta de Madrid desde el primer momento, contra viento y marea, que la ha llevado a chocar con otras autonomías y, sobre todo, a enfrentamientos continuos con el Ejecutivo central.

Pero, con los datos en la mano, en la Puerta del Sol reconocen que es “muy difícil” que Moncloa se entrometa en su camino. Según las cifras que maneja la Consejería de Sanidad, la pasada semana los casos descendieron un 60% con respecto al pico máximo que se registró la semana del 14 al 20 de septiembre. En aquel momento, los casos ascendían a 29.462, mientras que la semana del 26 de octubre al 1 de noviembre se situaron en 11.192.

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Insisten en que en estos momentos la incidencia acumulada de Madrid se sitúa muy por debajo de la media nacional y está entre las cinco regiones con menos casos. Por eso, descartan por completo la imposición de un confinamiento domiciliario. “No tendría ningún sentido cuando la tendencia de contagios es descendente”, zanjó ayer el consejero Enrique Ruiz Escudero.

Será este viernes cuando la comunidad anuncie nuevas medidas (cada 15 días se revisan) y, con toda seguridad, irán en la misma línea. Lo que no está claro es qué ocurrirá con el toque de queda, ya que el próximo lunes la medida decretada por el Gobierno decae y serán las CCAA las que decidan si la siguen implementando. Está por ver si la Comunidad de Madrid apuesta por ello.

La presidenta ya dijo hace dos semanas que uno de los principales focos de contagio en la región se producía en los encuentros privados, y muy especialmente entre los jóvenes. De ahí que impulsara el cierre de toda actividad económica de 00:00 a 6:00 en lo que se denominó un toque de queda al ocio.

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La insistencia de "medidas quirúrgicas"

La comunidad madrileña defendió desde el primer momento las actuaciones por zonas básicas de salud y no por distritos completos o municipios. Hay que recordar que el cierre de Madrid capital y otras ocho localidades vino impuesto por el Ministerio de Sanidad a través de una orden —que los tribunales tumbaron— y que el Gobierno terminó imponiendo con un estado de alarma específico para Madrid. Ayuso pidió cada día levantar el estado de alarma, asegurando que las restricciones tomadas por su Administración estaban surtiendo efecto. Y, de hecho, cuando hace dos semanas se confirmó un nuevo estado de alarma para todo el país por el creciente número de casos en casi todas las comunidades, Madrid denunció el "ensañamiento" del Ejecutivo central con su territorio.

El choque Moncloa-Sol llegó a su momento más agudo en esas semanas. Los datos iban mejorando y la tendencia ha continuado hasta ahora. El hecho de que sean mejores que la media nacional ha provocado que los dirigentes más cercanos a Ayuso y artífices del plan puesto en marcha (el consejero de Justicia, Enrique López, y el de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero) insten al Gobierno central incluso a tomar nota de la hoja de ruta madrileña. Fuentes de Sol dejan claro que seguirán su camino y no permitirán imposiciones de Sánchez.

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Y mientras Madrid reivindica su gestión, muchas otras comunidades autónomas incrementan la dureza de sus medidas. Asturias, Ceuta y Melilla fueron las primeras en pedir el confinamiento domiciliario, aunque Moncloa denegó la propuesta. El País Vasco se sumó ayer, solicitando un cambio en el decreto del estado de alarma que permita a las comunidades llevar a cabo esos confinamientos en caso de necesidad, y Cantabria anunció también el cierre perimetral de todos sus municipios. Murcia decretó el cierre de la hostelería y Galicia, por su parte, ha optado por el cierre de la actividad no esencial, que afecta al 60% de su población.