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Las dos caras de Maje: de los llantos y la pena, a las risas y el sexo
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la 'viuda negra de Patraix'

Las dos caras de Maje: de los llantos y la pena, a las risas y el sexo

Frente a su familia se comportaba como una mujer triste y afligida, pero delante de su mejor amiga se trasformaba en una viuda alegre y libertina

Foto: Juicio "la viuda negra de Patraix". (EFE)
Juicio "la viuda negra de Patraix". (EFE)

Un policía, con unos cascos puestos, escucha los tonos de la llamada. Los investigadores tienen el teléfono de Maje intervenido. Ha pasado solo una semana del crimen de su marido, Antonio, al que un desconocido asaltó en el garaje y apuñaló varias veces hasta matarlo. Todavía no saben quién lo hizo, pero el comportamiento de la viuda los tiene mosqueados.

Suena un tono más y Maje descuelga.

- Familiar: Nena, ¿qué tal?

- Maje: No estoy bien.

Su tono de voz destila tristeza. Parece que sus palabras lloran.

- F: ¿Qué estás haciendo bonita?

- M: Me he puesto a hacer la cena para despejarme un poco.

- F: ¿Qué estás con tu madre?

- M: Sí, están todos conmigo.

- F: ¿Está tu hermana?

- M: Viene mañana con los nenes, así me animan un poco.

- F: Hablé con Elena.

- M: Le he dicho que de momento no quiero quedar porque como enseguida me pongo a llorar (…). Estoy muy agobiada y no estoy donde tengo que estar. Estoy comiendo muy poco, tengo el estómago muy cerrado, apenas duermo bien, la siesta es imposible hacerla porque la cabeza es que no para…

Durante los minutos que dura la llamada, la voz suena lastimera, propia de una mujer que ha vivido el trauma de perder a su marido en un asesinato.

Foto: Antonio, presunta víctima de su mujer y el examante de ella. Foto: Atlas

Dos semanas después del crimen, Maje habla con una amiga. El tono es otro, dicharachero y divertido. Escuchan lo que dice y a los agentes les llama la atención que con el poco tiempo que ha pasado la viuda tenga ya un plan para irse con un chico, que ella define como "guapo" a su casa.

Cuando está a punto de cumplirse el primer mes de la investigación, Maje y su mejor amiga sostienen otra conversación de treinta minutos que a oídos de los investigadores no cuadra con el de una viuda doliente y en shock.

- Maje: Vamos a resumir tres puntos, punto uno, tú y yo estamos muy locas.

- Amiga: Pero Maje, que ya lo sé.

- M: Vale, pero estoy resumiendo, punto dos, nos gusta la movida, vamos a ser sinceras, eso sí, la movida con tíos buenos, yo la movida con Antonio que en paz descanse no la quería (risas).

- A: Ya claro, es que tiene que ser movida con...

- M: Con sexo, porque si yo luego me lo tenía que tirar después de la reconciliación no me apetecía.

- A: Ya, claro.

- M: ¿Vale? y con este, este me va a follar como me folló en el baño, o sea que quiero, ¿vale?

- A: Pero Maje, ¿este te lo hizo bien o qué?

- M: ¿Que si me lo hizo bien? Casi me como el cristal, Rocío, ja, ja, ja.

- A: ¡¡¡Madre mía!!!

- M: Casi me como el puto cristal y tenía más culo que yo, yo no sé... le voy a preguntar como hace ese culo pa' fuera, tía.

- R: Que guay.

- M: ¿Cómo lo tiene así? Le voy a preguntar, ¿eh?

- A: No, te lo juro, yo creo que lo han inyectado o algo.

- M: Y tía, estas en un punto igual que yo ahora, que quiero pasármelo bien y que lo que hemos hecho es una locura.

Las dos caras de Maje

Los investigadores saben que ninguna de estas conversaciones la implican en el asesinato de su marido, sin embargo, también tienen pinchado el teléfono de Salvador, un compañero de trabajo de Maje. Descubren que ella habla con él pero no desde su número habitual, sino desde un número que se activó cuatro días antes del crimen. La conversación se les antoja altamente inculpatoria.

Salva: No, es que me ha venido a la cabeza, que es verdad, que tienes que desconectar de tu casa y me ha venido a la cabeza que en cierta medida también tendrás que desconectar de mí porque yo te lo voy a recordar cada día que me veas, entonces…

- Maje: ¡Qué va! ¡Jamás! Te dije que eso yo...

- S: Ya...

- M: Te prometí que no lo iba a relacionar y así ha sido, es que me lo acabas de recordar tú porque es que no lo tengo yo en mente eso nunca, ¡nunca!

- S: Pues me ha dado un bajón, me ha dado un bajón bestial

- M: Ya, pero es que eso te lo pondrás tú en tu cabeza, no... o sea no intentes poner tus pensamientos en los míos porque te vas a equivocar.

- S: y ...el otro día llamé a la Policía...

- M: ¡¡¡QUÉ DICES!!! (GRITANDO)

- S: A mi amigo.

- M: ¡Ahhh! (Suena aliviada).

- S: A mi amigo, a mi amigo.

- M: ¡¡¡DIOS!!! SALVA NO HAGAS LOCURAS, ¡¡¿EH?!!

Precisamente es esta llamada la que da un vuelco a la investigación. El contenido convierte a Maje y a Salva en los principales sospechosos de haber asesinado a Antonio, el marido de ella, y confirma que el errático comportamiento de la viuda se debía a la impostura. Frente a su familia se comportaba como una mujer triste y afligida, pero delante de su mejor amiga se trasformaba en una viuda alegre y libertina que reconocía que lo que a ella le iba era la marcha. Esas eran las dos caras de Maje.

Un policía, con unos cascos puestos, escucha los tonos de la llamada. Los investigadores tienen el teléfono de Maje intervenido. Ha pasado solo una semana del crimen de su marido, Antonio, al que un desconocido asaltó en el garaje y apuñaló varias veces hasta matarlo. Todavía no saben quién lo hizo, pero el comportamiento de la viuda los tiene mosqueados.

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