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"Lo han ingresado en el psiquiátrico": así actúa la 'droga espiritual' de moda
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"Lo han ingresado en el psiquiátrico": así actúa la 'droga espiritual' de moda

Una investigación asegura que sus efectos adversos son anecdóticos. Mientras, crecen las denuncias contra las organizaciones que la usan como sacramento

Foto: Decocción de la ayahuasca. (Apollo)
Decocción de la ayahuasca. (Apollo)

“Lo han ingresado en el pabellón psiquiátrico”, nos confiaron hace unos pocos días. Varón, algo más de cincuenta, recientemente divorciado, del norte del país, antecedentes de trastornos mentales... Y lo que es más importante, lo que agravó su estado mental y desencadenó su internamiento guarda alguna relación con la ingesta de ayahuasca en el sur de Andalucía, donde había viajado para trabajar en el sector turístico. Conocemos más detalles personales y algunas circunstancias más de lo que acaeció, pero los omitiremos por voluntad de sus allegados. Anteayer nos confirmaron que respondió a los antipsicóticos y, aunque aún está en proceso de recuperación, fue dado de alta. Ya no es “el elegido”.

Lo que sintió su entorno familiar a su regreso a casa en el valle del Ebro, con la razón quebrada, fue estupor. Primero, por la situación en que se hallaba. Y segundo, porque desconocían que había estado flirteando con la ayahuasca. En realidad, ni siquiera tenían claro qué es ese “mejunje alucinógeno” que la gente vincula muy fundadamente a los aborígenes de la Amazonia. El también llamado ‘daime’ es un preparado indígena que combina la ayahuasca propiamente dicha (‘Banisteriopsis caapi’) con una segunda planta que puede ser ‘chacruna’(‘Psychotria viridis’) o en el caso del ‘yagé’, la ‘chaliponga’ (‘Diplopterys cabrerana’). Es la interacción de los principios que contienen ambas lo que produce los efectos psicotrópicos, de los que es culpable un alcaloide conocido como DMT (abreviatura de dimetiltriptamina). No es la ayahuasca o hierba de los muertos la que contiene el DMT, sino esa segunda planta con la que se empareja.

Acostumbra a convenirse que no es una droga recreativa, porque la gente no se “coloca” con fines exclusivamente lúdicos. De hecho, lleva asociados ciertos efectos adversos que, en el mejor de los casos, producen vómitos o alguna clase de disforia. Tanto en su contexto original como en el de los rituales de las iglesias ayahuasqueras presentes en España, la ingesta es interpretada por sus usuarios como una experiencia trascendente y espiritual a la que se atribuye cualidades curativas.

Adornos espirituales

Para sus detractores, sin embargo, toda la retórica sobre sus propiedades taumatúrgicas son solo patrañas utilizadas para legitimar su uso fuera de su contexto original. En otras palabras, la supuesta ampliación de la conciencia que, según sus apologetas, produce el DMT al actuar sobre el córtex cerebral es para sus censores un delirio lisérgico semejante al del LSD, que origina eventualmente episodios psicóticos como el del varón recientemente ingresado en unos servicios psiquiátricos del norte del país.

Se da por hecho que la situación emocional y personal de esta reciente víctima colateral de la ayahuasca lo hizo más vulnerable, y también más proclive a experimentar con ello. Ha terciado en su caso tanto la Guardia Civil como uno de esos colectivos que combaten a las sectas, aunque eso no significa en absoluto que de lo sucedido puedan derivarse responsabilidades penales para quien o quienes le vendieron la planta sin cerciorarse antes de que no tenía antecedentes de enfermedades mentales. En todo lo que concierne tanto a la adquisición y uso de la planta como a las presuntas prácticas sectarias de algunas de las iglesias que se sirven de ella en sus rituales, el ordenamiento jurídico es un cenagal que algunos llaman “limbo”. Es en los resquicios de esa “alegalidad” donde se mueven los consumidores del potingue y quienes han convertido su venta en un lucrativo chiringuito. Una sesión suele costar entre 60 y 120 euros, a menudo más cuando se acompaña de un retiro.

"Ninguna práctica está exenta de riesgos, pero es responsabilidad de quien ofrece la ayahuasca el advertirlos”

La supuesta “víctima” aún sostiene que la ingesta le ha ayudado a lidiar con los trastornos ya anteriores al consumo de estas plantas. “Se me han quitado las paranoias que tenía”, asegura. Claro que esta percepción subjetiva acerca de su propio estado no es compartida por todos los que le rodean. Uno y otros tienen el beneficio de la duda. También la percepción sobre la salud mental de alguien es una ciénaga donde compiten miles de interpretaciones no siempre objetivables. Sin embargo, hay algo que resulta obvio: su reciente romance con el brebaje amazónico estaba contraindicado, dados sus antecedentes. Alguien le hizo un flaco favor introduciéndole en el mundo de los psicotrópicos. ¿Convierte eso a la ayahuasca en un combinado de hierbas malignas que causa estragos en las mentes de quienes las frecuentan?

Excepción a la regla

“Lo que le ha sucedido a esa persona no es lo habitual”, dice el psicólogo clínico José Carlos Bouso. “Lo más común es que cuando se producen estos episodios de psicosis puedan ser controlados en unas pocas horas con antisicóticos como Olanzapina o Risperdal. Existen casos en los que hay que mantener el tratamiento durante meses, incluso en ausencia de síntomas, pero al final el problema remite. Además, nos falta información porque es muy raro que alguien sufra su primer brote a los cincuenta años y que esta cronifique. El problema debuta ya en la adolescencia o en la juventud”. Y en efecto, existían antecedentes en su caso.

Bouso es doctor en farmacología y director científico de la Fundación ICEERS. Hace años que su voz intenta resquebrajar la “narrativa” de quienes condenan esa droga amparándose en casos como el mencionado. Dentro de algunos días, comenzará a divulgar un documento con la finalidad de dar a conocer los potenciales usos terapéuticos y de otro tipo de la hierba. Y contarán para ello, entre otras cosas, con varios testimonios de chamanes, también llamados 'facilitadores' en el argot de las iglesias ayahuasqueras, y entre ellas, el Santo Daime, una de las que han sido puestas en entredicho por la organización Redune de lucha contra las sectas.

placeholder Adornos ceremoniales para la preparación del ritual del Santo Daime. (Wikicommons)
Adornos ceremoniales para la preparación del ritual del Santo Daime. (Wikicommons)

Significativamente, las presentaciones de Barcelona y Madrid tendrán lugar en el Departamento de Salud de la Generalitat y el Museo de Antropología. Ello no significa que sus anfitriones avalen las tesis de los investigadores, pero, en su opinión, sí es una garantía del carácter riguroso de la investigación que van a dar a conocer. Un manual sobre el correcto uso de la ayahuasca divulgado hace algunos años fue también financiado por la Administración de Catalunya. Deliberadamente o no, las conclusiones que, según Bouso, sustentan sus estudios vienen a blanquear el consumo de esta droga psicotrópica con fines terapéuticos y a otorgar garantías a sus consumidores, siempre y cuando, precisan los investigadores, la ayahuasca se administre y se ingiera bajo ciertas condiciones.

“Acabamos de enviar un trabajo al Journal of Clinical Psychopharmacology, donde recogemos siete de estas experiencias psicóticas y las seguimos en el tiempo. Ninguna conllevó secuelas: cuatro de esas personas mejoraron su sintomatología psiquiátrica previa y tres se quedaron como estaban. Experiencias difíciles ocurren a menudo. Por eso no es una droga de recreo. Las reacciones de ansiedad son las más comunes; las psicóticas, menos; y las beneficiosas, las más frecuentes. Ninguna práctica está exenta de riesgos, pero es responsabilidad de quien ofrece la ayahuasca el advertirlos”, asegura Bouso.

Control de los chamanes

Y ese es justamente el problema al que se aferran los detractores de la hierba y las personas que han sufrido esas experiencias negativas a las que Bouso no concede una relevancia estadística. “¿Quién puede fiscalizar a esos chamanes o facilitadores cuando los rituales se organizan fuera de un entorno científico?, ¿quién decide que están cualificados?”, argumentan los enemigos de la soga de los muertos. No hay nadie que otorgue títulos de chamanes fuera de los propios cultos sincréticos que se sirven del preparado con fines sacramentales y que acostumbran a acreditar, en el mejor de sus casos, su conocimiento, con algún documento firmado por un nativo. “Tampoco hay nadie que controle que se cumplan esas condiciones objetivas que los defensores de la hierba coinciden en que deben darse, lo que podría dejar la puerta abierta a los abusos, a los accidentes y, a juicio de algunos, a las sectas destructivas que la utilizan en sus rituales”, aducen.

“Somos bastante ecuánimes y desde luego, no nos ganamos la vida organizando ceremonias”, argumenta el director científico del ICEERS. Lo que hemos hecho es valorar toda la evidencia científica, en lugar de, como soléis hacer los periodistas, recopilar los casos de efectos negativos más anecdóticos y resaltarlos como principales. Ocurre lo mismo con el cannabis. Es paradigmático cómo terminan popularizándose sus posibles efectos adversos anecdóticos”.

Foto: Alberto José Varela, con una planta de ayahuasca en las manos.

Tras investigar y, según sostienen, caracterizar la seguridad de la ayahuasca en laboratorio, lo que su equipo estudió es lo que sucede en el cerebro y sus consecuencias a largo plazo. Más tarde, fueron a ceremonias para ver qué efectos tiene en personas que la toman por primera vez en entornos naturalísticos. Y lo que hallaron fue que la mayoría de la gente considera que posee efectos terapéuticos. ¿Llegaría a la misma conclusión una investigación basada en una encuesta entre la clientela de la Virgen de Lourdes y sus percepciones subjetivas sobre los efectos curativos del agua bendita?

Bouso y algunos de sus colegas de la comunidad científica tienen muy claro el potencial terapéutico de la decocción y discrepan, estudios en la mano, con quienes se refieren a ese tipo de ensayos y a las terapias alternativas a las que dan cobertura intelectual como elucubraciones de la pseudociencia o placebo. “Entender la sanación como un efecto de los alcaloides es justamente la concepción generalizada dentro de la Medicina. Es decir, tú tienes un psicofármaco que actúa sobre el cerebro y produce una curación. Eso es falso. En Psiquiatría, no hay un solo fármaco que cure nada. En el mejor de los casos, encubren los síntomas y, en el peor, dan lugar a largo plazo a efectos secundarios entre los que se incluye, en el caso de los antidepresivos, el suicidio y el homicidio y, en el de los antipsicóticos, síndromes metabólicos que reducen la perspectiva de vida. No parece que haya mucha gente dispuesta a ahondar en ello del modo en que cuestionan las potencialidades terapéuticas de la ayahuasca. A lo mejor, la verdadera pseudociencia es la Psiquiatría, dado que no se basa en un modelo etiopatogénico claro sobre cómo se producen los trastornos mentales”.

Malos viajes

Que ocurren “accidentes” es un hecho y que algunos son de gravedad, también. “A lo largo de los meses que yo tomé ayahuasca casi a diario sufrí varios episodios psicóticos”, nos revela María B. (nombre figurado) desde Madrid. Esta joven de 28 años de algún modo encaja de algún modo en la clase de testimonios de las que, según Bouso, se sirven los periodistas para establecer categorías a partir de la anécdota. ¿Debería acaso restarse relevancia a historias tan significativas como la de esta chica? “Una de mis amigas fue a dos ceremonias de ayahuasca y a una de psilocibina y estuvo dos meses internada en un psiquiátrico. Eso fue muy impactante. Es cierto que no es lo habitual el que se tenga que ingresar a la gente, pero sí es muy común que la gente padezca breves episodios de psicosis que duran solo algunas horas y que normalmente no transcienden. He tomado LSD y nunca he perdido la conciencia de mí misma, tal y como me sucedió con la ayahuasca. Recuerdo que miraba mi brazo y no sabía de quién era. No reconocía mi propio cuerpo así que, llegada a cierto punto, pensé que había muerto o que me había quedado en el viaje”.

También María es licenciada en Psicología. “Supongo que los efectos dependen de tu estructura de personalidad. En mi caso puedo garantizar que no hay antecedentes psiquiátricos conocidos en mi familia. Y conste que, aunque yo no volvería a tomarla, no me opongo a su uso, y menos todavía a que se investigue su potencial terapéutico en un entorno científico. Tampoco la recomendaría, aunque admito que hay situaciones neutrales en las que te afecta muy poco. ¿Sabes? No es lo mismo que la ingiera un muchacho medio perdido de veinte años que un adulto de cuarenta con los pies en la tierra para quien su consumo no es nada transcendente. Lo peligroso no es aceptarla como lo que es, una experiencia, sino engancharse a ese discurso de sanación que venden algunos de los grupos que la administran”.

Foto: Bebida de ayahuasca. (iStock)

El grupo al que María pertenecía es conocido, entre otros nombres, como Inner Mastery o Ayahuasca Internacional. Es también el más abiertamente cuestionado por organizaciones como Redune por su supuesta orientación sectaria, en el peor de los sentidos. Antes que una damnificada del mejunje alucinógeno propiamente, la madrileña cree que fue víctima de ese grupo y de su líder argentino Alberto José Varela. Su nombre y el de su grupo siempre sale a relucir cuando se habla de sectas destructivas de la ayahuasca y malas praxis. El presidente de Redune, Juantxo Domínguez, también pone en entredicho a la iglesia ayahuasquera del Santo Daime, un culto sincrético que surgió en el estado brasileño de Acre, en la Amazonia, en los años 30 del pasado siglo.

Las locuras del 'pibe'

“¿Que si Inner Mastery es una secta? Por supuesto que lo es”, nos comenta María. “Fui por primera vez como cliente al grupo de Varela cuando tenía 23 años y pagué 520 euros por estar con ellos de jueves a domingo. En teoría, no pagaba por la ayahuasca sino por el hospedaje y la comida vegana. Dos años después, me contactaron por Facebook y me dijeron que necesitaban gente porque estaban expandiéndose y creciendo mucho. Fui con ellos, hice la formación para poder manejar las ceremonias, y entre tanto, iba pagando por los cursos, que además son carísimos. En uno de esos retiros sufrí un grave brote psicótico de ocho horas que ellos interpretaron como les dio la gana. Después, me uní a su comunidad de lleno y comencé a hablar como Varela, a pensar como Varela, a creer en las cosas que Varela cree, y deje de ser yo misma y de hacer lo que antes hacía”.

El dinero, según María, juega un importante rol en la ecuación de la secta ayahuasquera del argentino. “No me daba cuenta de que me estaban explotando. Nos hacían consumir ayahuasca casi a diario y me pasaba todo el día haciendo labores de proselitismo y captando a más gente. Me hacían pagar por el alojamiento unos 250 euros al mes y me daban un 5% de comisión por los ingresos de la gente que captaba, así que no solía ganar más de trescientos euros mensuales. Hay que entender que me pasaba el día entero pegado al móvil, en las redes sociales, porque dependía de ello el comer y ganarme el sueldo. Si había tiempo libre, te ponían a trabajar fregando el suelo o limpiando los vómitos de los demás. Es importante que no pienses. No hubo abusos, pero Varela era muy sexual. A veces, proponía cosas raras como andar como una prostituta para empoderarse. Locuras. Aunque nunca llegó a tocarme”.

“No me daba cuenta de que me estaban explotando. Nos hacían consumir ayahuasca casi a diario y me pasaba el día haciendo labores de proselitismo"

¿Se produce, en efecto, alguna forma de persuasión coercitiva? “Naturalmente que sí”, dice la madrileña. “La gente está permanentemente traumatizada y sometida a un bombardeo emocional. Que si la sanación, que si la conciencia, que si el trabajo físico incesante y luego, drogándote cada día. De manera que no tienes tiempo de pensar. Te hacen sentir culpable por todo. Si no quieres probar una nueva droga es porque quieres sabotearte y te niegas a abrir un camino nuevo de tu mente”.

Ocho meses estuvo María en la comunidad hasta que uno de esos malos viajes —un eufemismo para describir un brote sicótico de ocho horas— la instaron a reflexionar sobre qué estaba haciendo con su vida y su cerebro. ¿En qué clase de lugar puede recomendarse a las personas que consuman diariamente un alcaloide, por potencialmente terapéutico que eventualmente pudiera ser en ciertos contextos? “Ni una sola de las personas que pasaron allí más de un año mantenía relaciones con sus familias o amigos. ¿Te parece eso poco sectario?”.

placeholder Preparación de ayahuasca. (Wikicommons)
Preparación de ayahuasca. (Wikicommons)

La chica rompió amarras con el grupo hace ahora año y medio, y pese al resquemor y el propio sentido de culpabilidad que dice que le produce su responsabilidad individual en la experiencia, dice ser capaz de discernir entre “la secta de Varela y la ayahuasca” cuyos efectos negativos dependieron, en buena medida, del contexto pernicioso en el que se administra. “Yo no pienso que la ayahuasca en sí misma sea perjudicial... Por el contrario, creo que podría ser beneficiosa para cierto tipo de personalidades”.

Siempre en grupo

Claro que, ¿es posible separar el entorno de consumo de un brebaje que solo se administra en comunidad y que es a menudo importado y comercializado por los propios grupos? Visto así, el consumo de la droga en un acto de fe en el chamán y el grupo a quien pertenece, que es quien en la práctica vende el 'pack' de hierba con espiritualidad.

Bouso, una vez más, discrepa acerca de la relevancia del fenómeno sectario. “Ignoro si lo de Varela es sectario o no. No hemos hecho investigación ni hemos trabajado con ellos. Pero esos grupos están muy lejos de ser sectarios por mucho que sean religiones. Es difícil entrar pero muy fácil salir. Los periodistas sois buenos encontrando a los padres de los chicos que mueren en una fiesta tras consumir alguna droga y sacando conclusiones rápidas. Como cuando aparece el chavalito en Proyecto Hombre contando las cosas terribles que le ha hecho el cannabis. Y es lo que estáis haciendo con la ayahuasca. Cuando se toman grupos minoritarios como ejemplo se da a entender que son la norma. La norma es lo que hemos publicado en nuestro informe, en el que hemos entrevistado a 380 personas utilizando indicadores de salud pública y sin ocultar los efectos negativos”.

placeholder Preparación de ayahuasca. (Wikicommons)
Preparación de ayahuasca. (Wikicommons)

El equipo de Bouso no ha trabajado con Varela, pero sí con uno de esos grupos a los que Juantxo Domínguez y Redune no dudan en calificar como sectarios, amparándose en los testimonios de varios antiguos miembros. “Es muy fácil calificar de secta al Daime o la Unión del Vegetal, ignorando que nacieron en Acre, un estado muy pobre donde no había acceso a los recursos sanitarios, y la religión y la medicina no están del todo diferenciadas”. A este respecto, Juantxo Domínguez aclara que cuando denuncia la actividad destructiva de estos grupos no lo hace en su contexto original brasileño, sino en el de la sociedad española, cuyos miembros no tienen necesidad de acudir a un chamán para buscar algún remedio a sus problemas. Tampoco, en su opinión, se está juzgando la ayahuasca.

“Hubo un programa que comparaba las iglesias ayahuasqueras a las sectas yihadistas en el paroxismo del delirio. Cogen cuatro cosas de internet y relatan una realidad que no se corresponde con lo que en verdad sucede. Las religiones ayahuasqueras no son sectas. El fenómeno se está juzgando con el tinte sensacionalista y sesgado de políticas de drogas que translucen paradigmas morales y no científicos.”, añade Bouso.

No se esconde

En efecto, todo el mundo conviene en que el juicio que merece la ayahuasca no depende de las malas praxis. Pero si el grupo de Varela descrito por María no es una secta, se le parece mucho. El argentino, de hecho, no se oculta. Su página de Facebook sigue promocionando cursos junto a memes espirituales en los que aparece de forma sistemática su rostro, fotografiado en escorzo mirando al cosmos. Entre el cocido místico de sus recetas para el crecimiento pueden leerse perlas de esta guisa: “Obediencia transformadora. Me dedico a cumplir cada una de las órdenes que recibo”. Y entre tanto, crecen en parejo su fortuna y las quejas de antiguos miembros.

Se desconoce cuál es la verdadera implantación de Inner Mastery, aunque de ser cierto lo que ellos mismo sostienen, su grupo ha experimentado un crecimiento sorprendente. ¿Puede considerarse insignificante o irrelevante en el conjunto del fenómeno las pautas de consumo que predican si muchos de sus usuarios se están acercando a la planta a través de esa organización?

placeholder Uno de los montajes utiizados por Varela para transmitir su conocimiento. (Redes)
Uno de los montajes utiizados por Varela para transmitir su conocimiento. (Redes)

El supuesto crecimiento personal que atribuyen la mayor parte de estos grupos a la decocción tiene que ver, entre otras cosas, con los efectos lisérgicos del principio activo del preparado en la corteza cerebral. “Es allí —nos dice Bouso— donde se producen los procesos psicológicos más elaborados que tienen que ver con capacidades propias de los humanos como reflexionar acerca del mundo, el sentido del yo y las relaciones ontológicas que establecemos con la realidad. Y allí igualmente reside el potencial terapéutico que se ha utilizado ya en el tratamiento de las adicciones. Ahora se está explorando sus posibles propiedades para hacer frente a la depresión”.

De extranjis en la maleta

El psicólogo considera que lucrarse con la ayahuasca es algo muy complicado porque es preciso traerla de la Amazonia. Quizá el propio Varela pueda contradecirle. Se ignora la cifra precisa de consumidores que tiene en España está sustancia, aunque se conviene que ha experimentado un crecimiento significativo como droga psicotrópica y una parte relevante del mercado pertenece al argentino. En todo caso, si se consume, alguien tiene que proveerla. Según dice la responsable de comunicación de la campaña del ICEERS, “existen diferentes vías, pero lo más habitual es que la traigan de extranjis en la maleta la gente del Santo Daime u otros grupos procedentes del Brasil. Se han hecho muchas intervenciones en los aeropuertos y algunas personas han sido detenidas, pero en los mayor parte de los casos han sido puestas en libertad porque existe un limbo legal. Se confisca el preparado y se libera al que lo trae”.

El DMT se halla dentro de la lista de la Convención sobre sustancias psicotrópicas de las Naciones Unidas y, por lo tanto, se halla sujeto a fiscalización internacional. Sin embargo, ese no es el caso de los preparados que contienen el alcaloide, según establece una carta específica del secretario del Consejo de la Junta Internacional de Estupefacientes (JIFE) del 2000. Existe, no obstante, un informe de la Junta Internacional de Fiscalización de los Estupefacientes que recomienda a los Gobiernos adoptar medidas apropiadas y da por hecho que su uso tiene vinculado riesgos físicos y psicológicos. Ese mismo documento asume que el turismo espiritual es una magnífica coartada para encubrir el consumo de sustancias psicoactivas de origen vegetal.

placeholder Captura del Real Decreto sobre sustancias Psicotrópicas. (BOE)
Captura del Real Decreto sobre sustancias Psicotrópicas. (BOE)

¿Cuál es el caso español? Por un lado, de acuerdo con el Real Decreto 2829/1977, el DMT está incluido en la Lista I de sustancias cuyo “uso, la fabricación, importación, exportación, tránsito, comercio, distribución y tenencia, así como la inclusión en todo preparado” se encuentran prohibidas excepto para fines científicos. Claro que, según los defensores de la hierba, eso no afecta a las plantas que lo contienen. Ese parecer, sin embargo, es cuestionado por el abogado Carlos Bardavio, asesor legal de Redune. “La ayahuasca puede ser legal o no dependiendo de las circunstancias. Consumirla no es sancionable, pero el tema aquí es quién la provee, promociona o favorece”. En nuestro país, sostiene, la ayahuasca y sus preparados están incluidos en la lista de plantas cuya venta al público está prohibida o restringida debido a su toxicidad, según la Orden SCO/190/2004. Bardavio no tiene constancia, sin embargo, de que se haya producido una sola sentencia condenatoria por su tráfico o venta.

“Hay personas especializadas en sectas y que han estado haciendo bastante contrainformación con el tema de la ayahuasca. Yo he estado en contacto con esos movimientos y no he apreciado que funcionaran como sectas”, dice la periodista del ICEERS al cargo de la comunicación de la campaña. “El que haya ayahuasqueros con bastantes malas prácticas no significa que exista una parte sórdida de gente que se aprovecha y abusa para ganar dinero. A mi juicio, la asociación que hace esas malas prácticas es el grupo de Varela. Y hasta donde yo sé, ni siquiera entre ellos se produce el chupopterismo”, concluye. Ese parecer contradice abiertamente las denuncias de víctimas como María.

“Lo han ingresado en el pabellón psiquiátrico”, nos confiaron hace unos pocos días. Varón, algo más de cincuenta, recientemente divorciado, del norte del país, antecedentes de trastornos mentales... Y lo que es más importante, lo que agravó su estado mental y desencadenó su internamiento guarda alguna relación con la ingesta de ayahuasca en el sur de Andalucía, donde había viajado para trabajar en el sector turístico. Conocemos más detalles personales y algunas circunstancias más de lo que acaeció, pero los omitiremos por voluntad de sus allegados. Anteayer nos confirmaron que respondió a los antipsicóticos y, aunque aún está en proceso de recuperación, fue dado de alta. Ya no es “el elegido”.

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