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Moncloa confina en Madrid a una oposición dividida y con acento regionalista
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DEL CONFLICTO INSTITUCIONAL AL TERRITORIAL

Moncloa confina en Madrid a una oposición dividida y con acento regionalista

"Jaque pastor", han llegado a celebrar algunos de los estrategas de Moncloa, cómodos con el repliegue de los populares a un territorio aislado y su división con Cs

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

El principal partido de la oposición al Gobierno se ha atrincherado en la Comunidad de Madrid, empujado por la intervención del Ejecutivo central en una guerra asimétrica. El golpe en la mesa de Pedro Sánchez decretando el estado de alarma en Madrid, tras semanas de choque entre administraciones, no fue una sorpresa ni para Génova ni para los representantes autonómicos en la Puerta del Sol. De forma coordinada y desde una misma línea argumental, el alcalde de la capital, la presidenta autonómica y el presidente nacional del PP han recibido el esperado envite más como el principio de una nueva fase de oposición que como el trágico final anunciado de una confrontación institucional.

El tiempo les habría dado la razón por la falta de diálogo, búsqueda de interés político o imposición del Gobierno. Sin embargo, Moncloa ha colocado las piezas como pretendía, tratando de aislar a la oposición, territorial y electoralmente. Los socialistas tienen a sus dirigentes madrileños hibernando, lo que visibiliza aún más que el conflicto busca enmarcarse entre un proyecto estatal, con vocación de gobernar España, y uno regional. Un conflicto territorial con la capital del país que cada vez genera más distanciamiento con el resto de España, como muestra la repercusión que tuvieron las palabras de Isabel Díaz Ayuso al asegurar que “tratar a Madrid como al resto de las comunidades es, a mi juicio, muy injusto”. "Madrid es España dentro de España", subrayó fijando un mensaje nada azaroso.

Foto: Ayuso y Sánchez durante la reunión que mantuvieron en Madrid el pasado mes de septiembre. (EFE)

El acento procesista en el que ha desembocado este choque entre la administración estatal y la madrileña lo ha remarcado todavía más. "¿Sánchez puede hacer una mesa para la autodeterminación de Cataluña y una negociación para acercar presos etarras a las cercanías del País Vasco y no puede hablar con la Comunidad de Madrid? Todo ha sido propaganda para intervenir Madrid", lamentaba Pablo Casado. Su consejero de Justicia, Enrique López, insistía en llevar el choque al terreno del conflicto territorial, por la senda que ha querido marcar el Gobierno: "El estado de alarma decretado por Sánchez es un atropello constitucional contra la Comunidad de Madrid y un ataque a todos los madrileños". El relato del procés se muda a Madrid.

"Jaque pastor", han llegado a celebrar algunos de los estrategas de Moncloa, cómodos con el repliegue de los populares a un territorio aislado. Jaque, también, a la expectativa de cómo evolucione el Gobierno regional de coalición, cada vez más dividido. Y atentos a posibles fisuras entre los barones moderados y la dirección estatal por vincular la alternativa nacional del PP al destino de Díaz Ayuso.

El confinamiento perimetral se ha justificado principalmente para aplacar el riesgo de expansión del virus en otras comunidades debido al puente

La foto de Colón comienza a desgajarse y lo cierto es que el distanciamiento entre populares y naranjas se aceleró desde que la presidenta autonómica dejó entrar a Sánchez en la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional, para firmar una tregua. Apenas duró 48 horas, pero dejó abierto un corredor seguro dentro del campo de minas madrileño que Moncloa no desaprovechó. Todo ello sin dejar de insistir desde el Gobierno central en que "se hace lo correcto", que no podría ser otra cosa en estos momentos que combatir el virus. Es más, el confinamiento perimetral se ha justificado principalmente para aplacar el riesgo de expansión del virus en otras comunidades debido al puente del 12-O. No había tiempo que perder para proteger de Madrid al resto de España, se vino a decir. Una respuesta que, si no empatiza con los madrileños, sí lo hace con el resto de españoles y desarma la crítica al trato injusto hacia la Comunidad de Madrid y, principalmente, el "Madrid es España dentro de España".

Otro de los aceleradores es la presión de los socios de investidura del gobierno regional, Vox, para que se convoquen elecciones anticipadas y se plante cara con movilizaciones en la calle al estado de alarma. Opción a la que le pone más reparos Génova que el PP regional. "No va a haber adelanto electoral en Madrid ni moción de censura, tal y como ha dicho la presidenta nacional de Ciudadanos, Inés Arrimadas, porque nos corresponde a ella y a mí, de quien depende una convocatoria electoral en un parlamento autonómico o apoyar una moción de censura. Lo demás sería un acto de transfuguismo", advertía Casado, mientras en el entorno de Ayuso se filtran algunas encuestas en las que PP y Vox crecerían en escaños, en detrimento de Cs.

placeholder La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (c), y el vicepresidente, Ignacio Aguado, y la portavoz del grupo parlamentario de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio. (EFE)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (c), y el vicepresidente, Ignacio Aguado, y la portavoz del grupo parlamentario de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio. (EFE)

"A Sánchez le ha sobrado soberbia y le ha faltado diálogo. Ha intervenido Madrid con fines partidistas", resumía el jefe de la oposición, Pablo Casado, lo acontecido durante las últimas semanas. Un "155 sanitario", en palabras del alcalde José Luis Martínez Almeida, quien compagina su cargo con el de portavoz nacional del partido. Madrid se convierte en la punta de lanza de la oposición al Gobierno y ahí comienzan a centrarse todos los esfuerzos, desde el confinamiento perimetral, para goce de Sánchez y sus asesores.

En un deporte de estrategas y ajedrecistas en el que la pandemia solo es una fase más del torneo, Moncloa ha situado al rival donde quería para desplegar todo su potencial. Ha confinado a la oposición en Madrid, tras aguantar durante semanas para elegir los momentos clave. "La política es el arte de lo que no se ve. Hay que priorizar para que luego la ejecución funcione. Estrategia más que táctica", defendió en una entrevista el jefe de gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo. Su homólogo en la Comunidad de Madrid y exportavoz del Gobierno de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, es más de acción, pues como aseguraba en otra entrevista, "el diálogo no puede ser la receta única para todos los problemas".

El principal partido de la oposición al Gobierno se ha atrincherado en la Comunidad de Madrid, empujado por la intervención del Ejecutivo central en una guerra asimétrica. El golpe en la mesa de Pedro Sánchez decretando el estado de alarma en Madrid, tras semanas de choque entre administraciones, no fue una sorpresa ni para Génova ni para los representantes autonómicos en la Puerta del Sol. De forma coordinada y desde una misma línea argumental, el alcalde de la capital, la presidenta autonómica y el presidente nacional del PP han recibido el esperado envite más como el principio de una nueva fase de oposición que como el trágico final anunciado de una confrontación institucional.

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