Interior instala un falso CIE y desborda la capacidad de la Guardia Civil en la comarca

El complejo hotelero rural el Cenajo, situado en la localidad murciana de Moratalla, acoge desde el pasado agosto a cerca de 200 argelinos que acaban de acceder a España en patera. Allí derivaron las autoridades, primero, a los inmigrantes que en julio acampaban en carpas habilitadas por la Cruz Roja en Escombreras y allí siguen trasladando, ahora, a los que han ido llegando a la región por vía marítima después. Los inquilinos pasan unos días o unas semanas en la improvisada instalación, que hace las veces de centro de internamiento de inmigrantes temporal, y luego reciben dos mascarillas, una bolsa de pícnic y un billete de autobús gratis que les transporta a cualquier punto del país que ellos mismos eligen, como explican fuentes del propio establecimiento.

Durante el tiempo que pasan en el complejo, los incidentes son continuos. "Todas las mañanas, hay una pelea entre ellos, y casi siempre por la comida", explican las mismas fuentes, que exigen el anonimato. Añaden que la instalación demanda seguridad continuamente. De ahí que haya una presencia constante de vigilantes de seguridad privada y de agentes de la Guardia Civil que tratan de mantener el orden. Fuentes de este último instituto armado, que también quieren mantenerse en el anonimato, explican que suele haber dos o tres patrullas de forma estable en la zona solo para controlar el lugar.

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EFE

La necesidad de cubrir este puesto, añaden, está generando que la Guardia Civil tenga menos efectivos para atender los requerimientos de seguridad ciudadana de los términos municipales donde habitualmente operan estas patrullas, un área de una decena de poblaciones que suman cerca de 90.000 habitantes. "Tan solo se queda una pareja de agentes para todo eso", subrayan las mencionadas fuentes. En esta línea, se pronunció el pasado miércoles el Partido Popular de Caravaca de la Cruz, la principal localidad de la comarca, a través de una nota de prensa. La formación denunció que está en juego la seguridad de los vecinos de todo el noroeste. Lo hizo después de que el alcalde de la ciudad, José Francisco García, pusiera de relieve la ausencia prácticamente total de patrullas de la Guardia Civil en la zona.

El presidente de la corporación municipal dijo que todos los efectivos están siendo desplazados "sistemáticamente" al Cenajo para controlar a los inmigrantes allí alojados. García pidió más medios humanos de la benemérita y argumentó que ahora son más necesarios que nunca, no solo por el problema migratorio sino también porque este se ve acentuado por la pandemia. Se tienen que desplazar otras unidades que prestan servicio a más de medio centenar de kilómetros para atender el complejo hotelero, lo que repercute directamente en la seguridad de las poblaciones donde habitualmente están, que se quedan sin efectivos.

"Hipotecar de esta forma la seguridad ciudadana de nuestros pueblos y no buscar soluciones contundentes y permanentes ante la llegada incesante de inmigrantes irregulares es un problema muy grave, y no se debe mirar para otro lado", insistió el alcalde, que afirmó que él tiene información de que la Delegación del Gobierno trasladó el problema al Ministerio del Interior, pero que el departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska hizo caso omiso al requerimiento. Desde la Delegación del Gobierno, sin embargo, niegan a El Confidencial que se esté descuidando la seguridad de la comarca por falta de recursos humanos.

"Hemos incrementado la presencia policial en Escombreras y el Cenajo, pero sin desatender otras zonas", aseguran desde la Delegación, donde describen lo que están haciendo como "una reorganización" de las plantillas de las fuerzas de seguridad motivada por "una situación excepcional" como es el problema migratorio. "Donde sea necesario, se desplazan agentes de otras localidades", insisten desde la Delegación, que pone como ejemplo las multitudinarias fiestas de Caravaca, que requieren un incremento de presencia policial que nunca reduce la seguridad en otros puntos.

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En la misma línea se pronuncian desde la Dirección General de la Guardia Civil, que se limita a negar que se esté quitando patrulla alguna de ningún sitio. "Se ha reforzado el servicio con otras compañías, pero no se desatiende ninguna localidad", subrayan desde el departamento dirigido por María Gámez, que incluso ha tenido que enviar hasta en dos ocasiones a las fuerzas especializadas antidisturbios del instituto armado, los denominados GRS, para aplacar los violentos incidentes que han protagonizado los ciudadanos de origen argelino que han ido residiendo en el Cenajo.

La mayoría de los que se han alojado y se alojan estos días en el centro de internamiento son hombres de entre 18 y 45 años, según describen las personas que conocen la instalación por dentro consultadas por El Confidencial. Estas últimas añaden que todos ellos están allí sin documentación alguna y que, en algunas ocasiones, cuando ha habido peleas entre grupos, los guardias civiles han tenido que tirar de porra. "No ha habido lesiones porque no les dimos en zonas vitales, pero había que recurrir a la fuerza porque ellos se agredían con tablas de somieres entre ellos, y siempre por la comida", abundan fuentes del instituto armado presentes en alguno de estos episodios. Los guardias civiles que allí trabajan, de hecho, se quejan del contexto de inseguridad jurídica en el que operan. "No existe una orden de servicio, que es la normativa que nos ayuda a determinar de dónde partimos y hasta dónde podemos llegar", protestan. "Como esto no es un centro de internamiento de extranjeros como tal, no sabemos a qué atenernos", insisten los mismos funcionarios.