De honrar a Franco al 'dejen el pasado': el equilibrio de Vox con un arma de doble filo
La formación que dirige Abascal ha sido vinculada por la izquierda de forma constante con el franquismo y los propios dirigentes de Vox se han servido de este por su carácter polarizador
Vox y el franquismo. Las formaciones de izquierdas han vinculado de forma recurrente el partido de Santiago Abascal con la dictadura y los han acusado de ser eso que en el lenguaje coloquial y eufemístico se conoce como 'nostálgicos'. Pero lo cierto es que la tercera fuerza política del país no solo no huye de los mensajes referidos al caudillo sino que emplea este elemento en parte de su discurso, sabedor del nivel de polarización que por razones obvias genera en la sociedad.
Desde que diera la campanada en diciembre de 2018 en Andalucía, Vox ha abordado de forma más o menos sutil referencias al franquismo. En la retina de todos está el caso reciente en el que el propio presidente del partido aseguró que el de Pedro Sánchez era el "peor Gobierno en 80 años" en España. La afirmación, como confirmó él mismo, no fue un lapsus.
La politóloga Berta Barbet sostiene que se trata de uno de los ejemplos en los que la formación emplea referencias a la dictadura para infiltrar temas que consideran prioritarios. En este caso, Abascal trataba de retratar la mala situación económica que vive el país y que, a su juicio, es consecuencia de la gestión de los "socialcomunistas" de Moncloa. La experta apunta que en el uso de este lenguaje, Vox juega a mantener un equilibrio, de forma que le permita usar este tono sin que se perciba un posicionamiento evidente favorable a la dictadura.
Este miércoles, se vivió un momento en el que el partido parecía entrar en contradicción con ese equilibrio entre dejar clara su apuesta por la democracia y los comentarios sobre el dictador. En el Congreso de los Diputados, el portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, acusó al Gobierno de buscar "liquidar la Transición" con la nueva Ley de Memoria Democrática. El dirigente de Vox alabó la etapa de entrada en la democracia por su importancia "para no estar mirando atrás" y por enseñar que hay que "mirar al futuro y no al pasado".
"Sería deseable que el PSOE renunciara al guerracivilismo y mirase al futuro".
— Grupo Parlamentario de VOX en el Congreso (@VOX_Congreso) September 23, 2020
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"Sería deseable que el PSOE renunciara el guerracivilismo y enterrara el pasado", señaló. Horas antes, el diputado y general en la reserva Agustín Rosety ensalzaba la figura como legionario de Francisco Franco y pedía que se le honrara: "Fue uno de los fundadores de la Legión y protagonista de algunas de sus acciones más heroicas. No se puede celebrar el centenario de la Legión honrando a todos los legionarios menos a uno de ellos", apuntaba, recomendando un libro sobre su figura. Desde el partido, señalan que no hay contradicciones al respecto y que lo que ellos reclaman es que no se haga "uso político" para "dividir a los españoles", mientras que Rosety "pide que no se eliminen partes de la Historia".
Han sido múltiples las ocasiones en las que Abascal ha señalado en medios de comunicación que "Vox no tiene una posición sobre Franco", ni a favor ni en contra, y que en el partido hay personas que miran con ojos opuestos al dictador. Si bien desde la izquierda se ha tratado de enfatizar lo que consideran reflejos franquistas de Vox, desde la formación esto se ha aprovechado para meter temas en la agenda mediática. "Es menos probable que hablen de tu idea de la unidad de España si lo haces de una forma que no llama la atención que si lo haces apelando al franquismo con toda la conflictividad que genera", asegura Barbet.
Una de las justificaciones por las que a nivel comunicativo Vox puede recurrir a este tipo de elementos es distinguirse de otros partidos con los que compite en determinados ámbitos. Así, Abascal se disputa con Pablo Casado una parte importante de los votantes considerados de derechas y comparte con los populares algunos temas de actualidad. "Le sirve para separarse del PP en ese sentido, el de tener mucha más visibilidad en unos ámbitos en que se supone que compiten", considera la politóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Los intentos de polarización, más allá de lo llamativo que sea el enunciado propuesto, son otra de las metas que Barbet considera que se persiguen con las referencias implícitas o explícitas al franquismo. Los comentarios que lleven aparejado algún guiño a la dictadura por parte de Vox van a conllevar la contestación por parte de las formaciones de izquierda, de forma que el debate girará en torno al partido o con este como actor principal. La profesora de Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya Ana Sofía Cardenal cree que Vox "se nutre del conflicto [dialéctico] porque para ellos no tiene costes y para el PP sí".
Una estrategia con riesgos
Cardenal explica que desde el partido de Abascal se ha percibido que estos guiños sirven como llamamiento, no solo para el electorado más a la derecha sino para aquel "temeroso del desorden y de las consecuencias sociales y económicas de la pandemia". "Es un mensaje de ley y orden que podría calar en segmentos más amplios del electorado en tiempos inciertos y tendentes al desorden", apunta la experta de la UOC.
Barbet tiene una opinión similar, ya que considera que les sirve para "señalizar una oposición a lo malo de la democracia, para posicionarse como superpartidarios del orden" y de la "unidad de España". "Lo hacen —incide— suponiendo que resuena bien en sectores de su electorado". Es aquí donde entra uno de los aspectos clave de este uso discursivo: los riesgos de emplear las referencias a una dictadura en el discurso.
La politóloga pone el foco en el equilibrio que debe hacer la formación para no ser descartada por una parte importante de los potenciales votantes debido al uso de estas referencias al franquismo. "Es asumir riesgos. Es bastante más popular defender la democracia que el periodo de fuera de la misma. Entiendo que han hecho cálculos y que les conviene. Pero es asumir riesgos". Ella considera que la clave reside en la agudeza con que hagan estas referencias. "Con el uso del franquismo, si no lo hacen de forma sutil y no se posicionan como demócratas, les puede salir bastante cara la jugada", asevera.
Aquí entra en juego otro elemento que Barbet ve determinante, el de que Vox habla "a distintos públicos". "Hay mensajes que puedes mandar de una forma para que una parte de la población entienda una cosa y otra parte no la entienda. Mandas el mensaje de una forma que quien lo tiene que entender lo va a entender", comenta la investigadora.
Vox y el franquismo. Las formaciones de izquierdas han vinculado de forma recurrente el partido de Santiago Abascal con la dictadura y los han acusado de ser eso que en el lenguaje coloquial y eufemístico se conoce como 'nostálgicos'. Pero lo cierto es que la tercera fuerza política del país no solo no huye de los mensajes referidos al caudillo sino que emplea este elemento en parte de su discurso, sabedor del nivel de polarización que por razones obvias genera en la sociedad.
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