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Iglesias tensiona la coalición con su giro para huir del papel de muleta de Sánchez
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GUERRA RELÁMPAGO Y VENTANA DE OPORTUNIDAD

Iglesias tensiona la coalición con su giro para huir del papel de muleta de Sánchez

Se trata de marcar un mayor perfil propio, proyectándose sin pusilanimidad como el ala más a la izquierda del Gobierno y rompiendo la burbuja de Moncloa

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y los vicepresidentes primera y segundo, Carmen Calvo y Pablo Iglesias (i a d), en el último pleno del Congreso. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y los vicepresidentes primera y segundo, Carmen Calvo y Pablo Iglesias (i a d), en el último pleno del Congreso. (EFE)

Un desmarque controlado y pactado por inevitable, pero no exento de riesgos para la estabilidad del Ejecutivo de coalición. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han dado margen para preservar la identidad de sus propios partidos tras el cambio de estrategia decidido por la ejecutiva de Podemos tras la debacle electoral del 12-J, con la que los morados buscan evitar devenir en muleta de los socialistas o incluso acabar absorbidos por estos. Se trata de marcar un mayor perfil propio, proyectándose sin pusilanimidad como el ala más a la izquierda del Gobierno y rompiendo la burbuja de Moncloa. En definitiva, se dejan de silenciar los desacuerdos, todo lo contrario a lo que se intentó en estos primeros siete meses de Gobierno de coalición.

Una normalización de las diferentes sensibilidades entre los socios de la coalición que no deja de ser un foco de tensiones al manifestarse también en asuntos trascendentales como la forma de Estado o los acuerdos para los Presupuestos, por lo que acrecienta la amenaza de generar crisis de Gobierno si las diferentes posiciones se materializan en iniciativas parlamentarias contrapuestas. Además, el sector de Unidas Podemos en el Ejecutivo ya ha marcado algunas líneas rojas.

Foto: El vicerpresidente segundo del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias, realiza la ofrenda floral en el pebetero durante el homenaje de Estado a las víctimas de la pandemia de coronavirus. (EFE)

Las primeras pruebas de fuego aparecerán en septiembre, tanto por la batería de iniciativas contra la monarquía que defenderá Unidas Podemos al margen del PSOE, como por el arranque formal de las negociaciones para los Presupuestos. Los socialistas alimentan su 'plan B' con Ciudadanos, y Pedro Sánchez así se reafirmaba en una misiva dirigida a los militantes de su partido después de dar cuenta de sus intenciones desde Moncloa. Buscará sumar al mayor número de fuerzas posibles al acuerdo presupuestario.

Podemos ya ha avisado que no estará en esta operación, dejando caer que su grupo parlamentario, hay que recordar que las confluencias como En Comú Podem no cuentan con disciplina de voto, podría no apoyar al Ejecutivo de consumarse estos acuerdos "mirando hacia la derecha". Además, los vaivenes de ERC por cuestiones electoralistas en los que el ala económica del Gobierno justifica el cambio de socios, no son tan distantes a los de En Comú Podem, el grupo catalán liderado por Ada Colau que comparte una parte de su caladero electoral con los republicanos. De hecho, estos últimos ya abogaron por votar en contra de la propuesta de Hacienda en la FEMP, frente a la abstención defendida finalmente de Izquierda Unida y están siendo los más beligerantes dentro del grupo parlamentario para ir más allá de la posición marcada hasta ahora.

Foto: Pablo Iglesias saluda al rey Felipe VI ante la mirada de Pedro Sánchez. (EFE)

Su prioridad es el bloque de investidura y fuentes del partido advertían esta semana que "Podemos no apoyará ningún acuerdo que suponga que el Gobierno gire lo más mínimo hacia la derecha o trate de invalidar cualquier punto del programa de Gobierno de PSOE y Unidas Podemos". Posiciones contrapuestas que de momento se limitan a la oratoria, aunque apuntan a un mayor conflicto de proseguir los contactos, ya anunciados, entre socialistas y naranjas y cuya resolución política no se atisba.

La pretensión de Unidas Podemos de promover un referéndum consultivo sobre el modelo de Estado también se presenta conflictiva, si bien en esta cuestión el choque no generaría tanta inestabilidad como un hipotético desacuerdo respecto a los Presupuestos Generales del Estado, que además marcarán el devenir de la legislatura. Para Un referéndum consultivo, vía artículo 92 de la Constitución, bastaría con la actual mayoría que dio lugar a la investidura de Pedro Sánchez, aunque tendría que ser este último quien lo propusiese a la autorización del Congreso.

placeholder El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habla con el vicepresidente, Pablo Iglesias, en el Congreso. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, habla con el vicepresidente, Pablo Iglesias, en el Congreso. (EFE)

Un extremo que de momento ha descartado Sánchez al asociar la monarquía parlamentaria con la Constitución. Uno de los elementos del pacto constitucional, aducía en su carta a la militancia, sobre el que se mostraba "plenamente comprometido en todos sus términos y extremos". Sin embargo, este asunto toma más forma de guerra electoralista. De hecho, las Juventudes Socialistas ya salieron al rescate reivindicando la república en este contexto de descrédito de la institución monárquica entre la opinión pública que hasta ahora está capitalizando Unidas Podemos, a pesar de que una parte importante del electorado socialista se decanta contrario a la monarquía.

El fin de este curso político coincide por tanto con un cambio en la cultura del Gobierno de coalición, que hasta ahora se esforzó por minimizar y tratar de modular públicamente sus desencuentros. Ni siquiera se pusieron grandes reparos en público a la inercia de una geometría variable ya practicada tanto durante las prórrogas del estado de alarma como en las conclusiones de la comisión de reconstrucción.

"Conciencia histórica"

Coincidiendo con las discusiones sobre el alcance del 'escudo social' para paliar los efectos de la pandemia, Iglesias sí trató de modificar su manual haciendo públicos los conflictos internos. A costa de forzar las costuras de la coalición, quemando en pocas semanas las fases previstas para toda una legislatura y anticipando el desgaste propio de los Ejecutivos compartidos, el sector de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros logró ejercer una influencia en el diseño de las respuestas sociales a la crisis muy por encima de su peso proporcional. Ahora se redobla esta apuesta con una suerte de guerra relámpago en la que los morados han decidido jugar a una sola carta, principalmente en lo que a los Presupuestos se refiere.

Se repite como un mantra en las filas moradas la idea de que el pueblo juzgará lo que hoy haga cada uno, tanto para confrontar la crisis económica y social (Presupuestos), como para responder a la crisis de la monarquía abierta tras la marcha de Juan Carlos I de España. La ministra de Igualdad, Irene Montero, que se ha erigido estos últimos días en la portavoz del sector de Unidas Podemos en el Gobierno con un mensaje más incisivo que el de sus compañeros, insistía en una entrevista con el diario 'infolibre' que “España tiene un horizonte republicano clarísimo y el Gobierno tiene la responsabilidad de ser sensible”.

Foto: El rey Felipe conversa con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), y el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias (i), durante un Consejo de Ministros celebrado en el Palacio de la Zarzuela. (EFE)

"Conciencia histórica" y, en definitiva, actitudes moldeadas por los años de estudio de la historia política en los períodos de crisis que se imponen en una formación que nació colándose por una "ventana de oportunidad" que ahora vuelve a ver entreabierta. En este contexto se fomentará la movilización en la calle, para lo que las ramas juveniles de las distintas organizaciones que forman Unidas Podemos, junto a las de otras formaciones como Más País y Equo, ya lanzaron un comunicado conjunto planteando "la celebración de un referéndum que permita a 'nuestra generación' opinar, por primera vez, sobre esta democracia que niega hasta la posibilidad de elegir la Jefatura del Estado" y llamando a la movilización en las próximas semanas. Un llamamiento con el que hacen suyas las palabras de Iglesias asegurando que "tarde o temprano los jóvenes en nuestro país impulsarán una república en España y creo que es perfectamente legítimo que ese debate se dé y que nosotros debemos ser sensibles a él".

Con todo, tanto socialistas como podemitas coinciden en que el Ejecutivo no puede permitirse una crisis de Gobierno en estos momentos, que solo podría desembocar en nuevas elecciones. Escenario completamente descartado por lo que la coalición se presupone blindada. No hay mayorías alternativas ni posibilidad de grandes coaliciones en el horizonte, a pesar de que la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, ha planteado sin respaldo de Génova un "Gobierno de Concentración Constitucionalista".

Un desmarque controlado y pactado por inevitable, pero no exento de riesgos para la estabilidad del Ejecutivo de coalición. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han dado margen para preservar la identidad de sus propios partidos tras el cambio de estrategia decidido por la ejecutiva de Podemos tras la debacle electoral del 12-J, con la que los morados buscan evitar devenir en muleta de los socialistas o incluso acabar absorbidos por estos. Se trata de marcar un mayor perfil propio, proyectándose sin pusilanimidad como el ala más a la izquierda del Gobierno y rompiendo la burbuja de Moncloa. En definitiva, se dejan de silenciar los desacuerdos, todo lo contrario a lo que se intentó en estos primeros siete meses de Gobierno de coalición.

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