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El 'motín' de temporeros confinados en Albacete: "Tenían a más de 200 juntos"
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EL BROTE COMENZÓ EN UN CAMPAMENTO IRREGULAR

El 'motín' de temporeros confinados en Albacete: "Tenían a más de 200 juntos"

Las autoridades sanitarias de Castilla-La Mancha ordenaron realojar este miércoles a más de 150 temporeros en grupos de 20 en un intento de frenar los altercados vividos en las últimas semanas

Foto: Temporeros son trasladados al recinto ferial de Albacete el 22 de julio. (EFE)
Temporeros son trasladados al recinto ferial de Albacete el 22 de julio. (EFE)

Albacete se ha visto sobrepasada por el confinamiento de temporeros. Desde mediados de julio, las autoridades de Castilla-La Mancha han intentado mantener a raya el brote entre jornaleros en la provincia, desafío que arrancó con la confirmación de un positivo en un campamento irregular. Para evitar que el foco se descontrolara, cerraron el asentamiento y confinaron a más de 200 personas en un mismo complejo, pero cada vez que detectaban un nuevo contagio, el contador volvía a cero y el resto se veía obligado a pasar otros 15 días encerrados. Con este planteamiento como telón de fondo, Albacete ha sufrido fugas de positivos y choques con la policía, situación que deja una conclusión: en plena pandemia, el riesgo que presentan las concentraciones y movimientos de temporeros sigue sin resolverse.

El presidente del Colectivo de Apoyo al Inmigrante (Acaim), Cheikhou Cisse, ha vivido en primera línea lo ocurrido en Albacete y apunta a que los problemas se remontan al viernes 17 de julio. "En Albacete hay un asentamiento de temporeros que lleva más de 15 años funcionando y, cada vez que llega la temporada agrícola, ahí viven muchos subsaharianos, marroquís, argelinos...", explica. "Este año se detectó el virus después de que un menor se presentara a pedir el asilo: llegó a la Policía, le llevaron a una casa de acogida a menores y, al hacer la prueba, salió positivo. Le preguntaron dónde vivía y dijo que en el asentamiento". El mismo sábado, las autoridades pusieron en marcha un dispositivo para evitar contagios en el campamento y realizaron pruebas a los temporeros, medidas con las que se dieron los primeros problemas.

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La primera consecuencia saltó a los titulares la semana del 20 de julio: más de 10 positivos se habían fugado y, durante la manifestación celebrada el domingo contra las restricciones, otro centenar se había quitado las pulseras que indicaban el resultado de los primeros test. "Los que no daban positivo se quejaban de que el lunes tenían que trabajar y el domingo algunos ya se saltaron el cordón y comenzaron a protestar en la calle", señala Cisse. En un intento de mantener el brote bajo control, las autoridades reubicaron entonces a unos 240 temporeros con PCR negativa en un nuevo espacio: la Institución Ferial de Albacete (IFAB). Sobre el papel, parecía una buena solución para evitar un confinamiento bajo condiciones precarias: "Cada uno tenía su cama, Wifi, dos campos de fútbol para hacer deporte...", reconoce Cisse.

Pero lejos de quedar atrás los problemas con el traslado al IFAB, pronto quedó claro que el plan hacía aguas: "Se empezaron a hacer nuevas PCR en la feria y el mismo miércoles salieron otros diez positivos a los que trasladaron entonces a otro lugar". Por mucho que se sacara a cada nuevo positivo del complejo, las consecuencias las sufrían todos: "Los temporeros calcularon que estarían encerrados 15 días, periodo que acababa este miércoles 5 de agosto. Claro, ellos no sabían que, cada vez que salía un positivo, había que volver a contar los días". Tras enterarse de que estaban equivocados, parte de los temporeros protagonizó esta semana un amago de motín y se enfrentó a la Policía: "El lunes ya se escaparon seis personas y el miércoles se escaparon alrededor de diez", explica el presidente del Colectivo de Apoyo al Inmigrante.

placeholder Temporeros a su llegada al recinto ferial de Albacete el 22 de julio. (EFE)
Temporeros a su llegada al recinto ferial de Albacete el 22 de julio. (EFE)

Entre los temporeros que se han fugado, los positivos que han sido trasladados a otros lugares y los que han recibido el alta después de desarrollar anticuerpos, en la IFAB quedaron este miércoles en torno a 170. A la vista de que la situación se les estaba yendo de las manos, las autoridades optaron entonces por un nuevo enfoque: dividirlos en grupos de entre 20 y 25 personas para trasladarse a lugares separados entre sí, con lo que si detectan ahora un nuevo positivo, solo afecta al resto de convivientes y no a los 150 que deben cumplir cuarentena. "Les han estado llevando a algunos institutos y colegios", señala Cisse. "El problema que había es que estaban todos juntos. Los 200. Entonces cada vez que salía un positivo, tocaba hacer el confinamiento a 200 y eso era imposible", argumenta.

La Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha anunció el traslado el jueves y, según explicó en un comunicado, la Cruz Roja y el Ejército se encargarían de acondicionar los nuevos alojamientos. "Tanto la Junta de Comunidades como el Ayuntamiento de Albacete han cedido espacios para alojar a estos temporeros, en grupos reducidos, de entre 20 y 25 personas, y que deben continuar con la cuarentena", resume la nota. "Esta medida pretende mejorar las condiciones de habitabilidad y evitar que se sigan produciendo nuevos contagios, a fin de poder dar por cerrado el brote lo antes posible. Para ello, los temporeros están siendo sometidos a una nueva PCR a su llegada a la nueva ubicación, con el fin de mantener lo más actualizada posible la situación epidemiológica de los inmigrantes confinados".

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Javier Velasco Cuevas, responsable del sector del campo de Comisiones Obreras, confía en que este plan sirva para poner fin a los problemas, pero critica que en un primer momento se alojara a todos en un mismo complejo: "Creo que si no fueran inmigrantes no se hubiera hecho. No se puede mezclar tanta gente porque equivale a condenarles. Tenían a más de 200 juntos. Eso no es humano". El sindicalista también denuncia que la precariedad de los temporeros se extiende a otros puntos de España y, si no se toman medidas, considera que lo ocurrido en Albacete puede repetirse en otras provincias: "Es probable que ocurra en otros lugares de España. Se ha producido un efecto llamada: cuando empezaron las campañas, se decía que no había gente y tenemos verdaderas bolsas de empleo sumergido".

Creo que si no fueran inmigrantes no se hubiera hecho. No se puede mezclar tanta gente porque equivale a condenarlos

Con los temporeros protagonizando brotes desde Lleida hasta Albacete, el sindicato ha pedido un plan de choque al ministerio de Agricultura: "Tendría que hacerse una regularización extraordinaria de todas esas personas que están viviendo en España. Estamos viendo que en el campo se sustituye a personas con cotizaciones de alta en la Seguridad Social con trabajadores que no están dados de alta: si el covid-19 no ha afectado a la producción, ¿quién ha cogido las cosechas?", denuncia. Aunque el ministerio de Agricultura ha enviado una guía de recomendaciones a las comunidades autónomas para controlar la situación de los temporeros, Velasco la considera insuficiente: "Van a ser verdaderas bombas volantes. Se van moviendo por toda España porque tienen que comer algo", advierte.

Desde el Colectivo de Apoyo al Inmigrante insisten a su vez en vigilar a los que hacen de intermediarios entre los temporeros y los empresarios, así como en controlar los propios alojamientos: "Muchos no tienen papeles y no pueden denunciar por miedo a que los deporten. Son un cúmulo de circunstancias que nos lleva a dar vueltas y vueltas cada año, y seguimos igual". El director general de Salud Pública de Castilla-La Mancha, Juan José Camacho, anunció este viernes que, junto a las Consejerías de Agricultura y la de Economía y Empresas, se está ultimando una orden para la prevención del contagio en el sector agrícola, pero no dio más detalles al respecto. A falta de que se conozca la nueva normativa, Velasco resume el problema de los temporeros en cinco palabras: "Oficialmente, esta gente no existe".

Albacete se ha visto sobrepasada por el confinamiento de temporeros. Desde mediados de julio, las autoridades de Castilla-La Mancha han intentado mantener a raya el brote entre jornaleros en la provincia, desafío que arrancó con la confirmación de un positivo en un campamento irregular. Para evitar que el foco se descontrolara, cerraron el asentamiento y confinaron a más de 200 personas en un mismo complejo, pero cada vez que detectaban un nuevo contagio, el contador volvía a cero y el resto se veía obligado a pasar otros 15 días encerrados. Con este planteamiento como telón de fondo, Albacete ha sufrido fugas de positivos y choques con la policía, situación que deja una conclusión: en plena pandemia, el riesgo que presentan las concentraciones y movimientos de temporeros sigue sin resolverse.

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