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Un fiscal suizo tras "un regalo" de 65 millones: así cayó Juan Carlos I del pedestal
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JUAN CARLOS I SE EXILIA

Un fiscal suizo tras "un regalo" de 65 millones: así cayó Juan Carlos I del pedestal

Una investigación de la fiscalía suiza acabó por enterrar la imagen del rey emérito al desvelar sus cuentas opacas en paraísos fiscales y las fastuosas donaciones del Golfo

Foto: El rey Juan Carlos con la reina Sofía en Zarzuela en 2013. (Reuters)
El rey Juan Carlos con la reina Sofía en Zarzuela en 2013. (Reuters)
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Un empresario que ha trabajado con el mundo árabe da contexto a la situación de Juan Carlos I, caído y exiliado al extranjero tras el escándalo de sus cuentas opacas en Suiza y, en especial, de "la donación" de 100 millones de dólares que recibió de Arabia Saudí en 2008. "El concepto del dinero que tenemos en España no es el saudí. Que se maneje esa cantidad por parte del rey saudí -que no es un rey occidental- no tiene el alcance que nosotros le damos. La supuesta donación fue en el verano de 2008. Entonces el petróleo estaba por encima de 130 dólares. Una barbaridad. ¿Sabes lo que significa para Arabia Saudí, y para su rey? Creo que no podemos imaginarlo. Supongo que en esos momentos el rey saudí pensó que su fortuna era infinita. Es verdad que Juan Carlos le había hecho algunos favores, y le compensó de esa manera":

Foto: El rey Juan Carlos firmando el documento de su abdicación en 2014. (EFE)

Esa donación fue una parte fundamental de la investigación que empezó en 2018 el fiscal suizo Yves Bertossa. Bertossa y la fiscalía española investigan si fue una comisión por el AVE a La Meca, adjudicado a un consorcio español tres años después. Juan Carlos, Corinna Larssen y todos los implicados lo han definido como un regalo en un momento en el que la monarquía española ayudó al régimen saudí. En realidad ya no es lo más importante. Juan Carlos I era inviolable en España hasta 2014 y difícilmente será condenado. Para la historia quedará el reguero de comisiones que hizo caer la estatua del jefe de Estado durante 39 años y cuyo capítulo final es su marcha de España.

31 de julio de 2008. Ha pasado menos de un año desde que Zapatero ha anunciado que España jugaba la Champions League de la Economía, la burbuja inmobiliaria ha estallado aunque sus efectos aún no son visibles para el Gobierno. El petróleo está disparado y la prensa pone el foco en que Gas Natural ha comprado Fenosa.

Como suele verse con el tiempo, lo más importante no aparece en el momento en los papeles. Ese día, Juan Carlos I y sus asesores Dante Canonica y Arturo Fasana crean una empresa opaca en Panamá: la llaman fundación Lucum, un caramelo turco. Lucum es titular de una cuenta en la banca Mirabaud de Ginebra en la que Arabia Saudí ingresa una semana después 100 millones de dólares, 64.884.405 euros al cambio de la época. Felipe VI es el segundo beneficiario de Lucum y en los estatutos Juan Carlos impone que debe mantener al resto de la familia real si él muere. Todo parece atado y bien atado.

Para entonces, Juan Carlos llevaba años, décadas, con sus amigos del Golfo. El 13 de marzo de 2006, por ejemplo, envió una carta al príncipe Bin Abdul Aziz, entonces ministro de Defensa, recomendando como persona de su confianza a Saphari Zanganeh, exmujer del traficante de armas saudí Adnan Kasshogi. Un mes después, Juan Carlos, Corinna, Zanganeh y empresarios españoles viajaron a Riad.

El 7 de agosto de 2008, cuando el rey de Arabia transfiere el dinero, la banca Mirabaud incluye en su ficha sobre Juan Carlos quién es el verdadero beneficiario de esa sociedad panameña: "Borbón y Borbón, Juan Carlos. 05/01/1938. Espagne. Palacio de la Zarzuela-Madrid". Ese dinero sirve al rey para mantener un tren de vida imposible de sostener con la asignación de los presupuestos y de la que la Casa Real siempre había destacado la austeridad. Juan Carlos dona dinero a su antigua amante Marta Gayà, paga gastos diarios, se hace traer en vuelo regular hasta 250.000 euros en 'cash' cada dos meses. Y, sobre todo, vive a cuerpo de rey con Corinna Larssen, su amante, su socia.

Foto: Juan Carlos I, en su viaje en 2012 a la ciudad saudí de Taif para expresar su pésame al rey de Arabia Saudí Abdalá bin Abdelaziz (d), tras la muerte de su hijo. (EFE)

En esos años, comienza un circuito de comisiones millonarias al rededor del AVE que, unido a otras transferencias, centraron la investigación suiza. Dos años después de que Juan Carlos recibiera esa megadonación, el dinero estaba de vuelta y con intereses. El 10 de septiembre de 2010, según la Fiscalía española, el consorcio español acuerda pagar al príncipe Abdulaziz bin Mishal 120 millones de euros. Mishal, que falleció en 2017 con 90 años, creó el grupo Al-Shoula. Esta empresa tenía el 7% del consorcio hispano saudí que construyó el AVE y que tomó el nombre de su empresa. El 16 de octubre de 2011, el consorcio español contrató a Zanganeh por 95,78 millones de euros (de los cuales 66,6 millones serían en euros y el resto en moneda saudí). El contrato nunca ha sido abonado en su totalidad y está pendiente de un arbitraje.

En esos años de vida loca, España se sume en la peor crisis económica que había vivido. Juan Carlos hacía llamamientos a la austeridad y a la honradez mientras manejaba dinero negro no declarado nunca a Hacienda. "Juan Carlos era un conseguidor. Él tenía relaciones con los árabes y si querías algo te ayudaba", explica el presidente de una patronal.

El primer final de Juan Carlos I ocurrió en Botsuana en abril de 2012, en un safari de lujo con Corinna se rompió la cadera y España supo que el rey estaba cazando elefantes. La cuenta de Mirabaud seguía registrando salidas periódicas pero gracias a su enorme rentabilidad, hasta un 7%, el saldo seguía por encima de los 60 millones y Juan Carlos I eludía los problemas de dinero que tanto había sufrido su padre y que le habían marcado de niño.

Foto: Imagen: EC.
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Ese año el rey transfirió el dinero a una cuenta de Corinna en Bahamas. Oficialmente fue un regalo por amor, para mantenerla con ella. Pero hay indicios de que pudo ser otra cosa, una forma de mantenerlo bajo su control pero no a su nombre, una forma de limpiar la fachada para que todo siguiera igual. En cualquier caso, Corinna rompió con él y se quedó el dinero. Dos años después, abdicó del trono y tras una reforma legal se convirtió en rey emérito y aforado ante el Tribunal Supremo.

En cualquier caso, cuando cuatro años después el fiscal Bertossa, hijo de otro fiscal con buenas relaciones con España, comienza sus pesquisas, encuentra abundante documentación que implica a Juan Carlos I. Está el acta de la fundación Lucum con su firma y las retiradas de efectivo de la cuenta. La información suiza empieza a llegar a España el 1 de julio de 2020 y aunque penalmente es difícil perseguible en España (era inviolable hasta 2014 y después el dinero no estaba en su poder), el escándalo es imparable. Algunos, como Felipe González, intentan reducirlo a algo menor pero no hay forma. Juan Carlos I ya ha caído de su pedestal y esos papeles estarán en los libros de historia que traten su reinado. El exilio, el mismo que vivió su padre. Es su última etapa.

Un empresario que ha trabajado con el mundo árabe da contexto a la situación de Juan Carlos I, caído y exiliado al extranjero tras el escándalo de sus cuentas opacas en Suiza y, en especial, de "la donación" de 100 millones de dólares que recibió de Arabia Saudí en 2008. "El concepto del dinero que tenemos en España no es el saudí. Que se maneje esa cantidad por parte del rey saudí -que no es un rey occidental- no tiene el alcance que nosotros le damos. La supuesta donación fue en el verano de 2008. Entonces el petróleo estaba por encima de 130 dólares. Una barbaridad. ¿Sabes lo que significa para Arabia Saudí, y para su rey? Creo que no podemos imaginarlo. Supongo que en esos momentos el rey saudí pensó que su fortuna era infinita. Es verdad que Juan Carlos le había hecho algunos favores, y le compensó de esa manera":

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