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Abascal asalta por fin el norte en la debacle de Iglesias: seis claves que deja el 12-J
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LAS OTRAS CLAVES DEL 12-J

Abascal asalta por fin el norte en la debacle de Iglesias: seis claves que deja el 12-J

El vicepresidente es el gran perdedor este domingo tras una campaña en pleno caso Dina, pero en el PP, el PSOE o Cs tampoco están muy contentos con todos o parte de los resultados

Foto: Santiago Abascal asalta por fin el norte y logra un escaño en Álava. (EFE)
Santiago Abascal asalta por fin el norte y logra un escaño en Álava. (EFE)

Además de la victoria descontada de Alberto Núñez Feijóo en Galicia —solo había que saber hasta dónde llegaba su cuarta mayoría absoluta, igualando a Manuel Fraga— y de Iñigo Urkullu en el País Vasco —elegirá a los socialistas como socios de gobierno—, el 12-J deja otras claves. Pablo Casado se tiene que aferrar al triunfo de Feijóo para intentar compensar una nueva catástrofe en Euskadi, donde el PP no suma ni con el Cs de Inés Arrimadas (ya lo decía el presidente gallego...). Además, los candidatos socialistas han visto cómo la gestión del covid desde Moncloa ha acabado por frenar su ascenso, sobre todo en Galicia, donde el BNG ha dado el gran sorpaso.

Pero si hay que hablar de un gran derrotado en estas elecciones, este ha sido el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que ha vivido la campaña en pleno caso Dina. Podemos se ha hundido en Galicia (de segunda fuerza y 14 escaños a desaparecer de la Cámara, al no lograr superar el 5%) y ha caído también en Euskadi tanto en votos como en escaños, donde le ha superado el PSE y queda en la penútima posición, solo un escaño por encima de PP+Cs. Por su parte, en el otro extremo, las cosas han ido mejor: Vox soñaba con entrar en Galicia y en el País Vasco y, finalmente, ha asaltado el norte: Abascal ha sido profeta en su tierra y Vox logra un escaño por Álava.

1. Casado se aferra a Feijóo

El presidente del PP, que se cuidó mucho de multiplicar sus actos en la campaña gallega y aparecer junto al gran triunfador de estas elecciones, siguió este domingo desde Génova el escrutinio de Galicia y País Vasco. La noche confirmaba lo que los sondeos anticipaban: Feijóo conquistaba su cuarta mayoría absoluta —igualando al presidente fundador del PP—, mientras los populares se hundían un poco más en Euskadi: ni la lista conjunta con Ciudadanos ni la apuesta personal y de urgencia de Casado, Carlos Iturgaiz, repescado tras la dimisión de un Alfonso Alonso que se negó al experimento, ni los mítines conjuntos de Casado y Arrimadas han evitado la última posición y que, de nueve escaños, se baje aún más, a cinco.

A media tarde, desde Génova se lanzaba el mensaje de que "venimos de muy abajo, los sondeos en marzo nos daban cuatro, así que seis sería un buen resultado". Ni eso: a última hora, perdían el segundo escaño por Vizcaya y se quedaban en cinco. Lo cierto es que el PP de Alonso sacó en 2016 más del 10% del voto, y Cs, algo más del 2%. Este domingo, lejos de sumar, se han quedado en la mitad: un 6,7%. Una nueva catástrofe del PP en Euskadi —en pleno aniversaro, además, del asesinato por ETA de Miguel Ángel Blanco—, un partido que, un día, llegó hasta a gobernar con el PSE. Y Casado, en esta ocasión, tiene mucho que ver en la decisión.

placeholder Resultados elecciones Galicia.
Resultados elecciones Galicia.

Así que al presidente de los populares no le queda otro remedio que presumir de Feijóo y de su nuevo triunfo: una nueva mayoría absoluta a la sombra, precisamente, de la negativa del presidente gallego al experimento de España Suma —públicamente, se enfrentó a Cayetana Álvarez de Toledo, principal promotora de la fórmula y a quien no se ha visto por la campaña gallega, y a la propia dirección nacional—. Le acusaron de esconder la gaviota —el charrán— y las siglas, como ha hecho desde 2012, pero Génova no consiguió moverle un ápice de su negativa: "Feijóo aglutina el centro y no había que dividir el voto", insisten en su entorno. Y el 12-J le ha dado la razón. Ahora, volverán las crónicas a hablar de la sombra de Feióo sobre Génova y la amenaza que supone para Casado. Y a este no le queda otra que aferrarse a él para que no se hable del fiasco de Euskadi.

2. Suspenso gallego a Sánchez

Las elecciones de este domingo iban a ser el primer examen a la gestión del covid por parte del Gobierno. Y los resultados de Galicia han sido un suspenso. Las encuestas en Galicia antes de la alarma daban al PSdeG de Gonzalo Caballero, sobrino del eterno alcalde de Vigo, entre16 y 21 escaños. Los sondeos de después del confinamiento y de las medidas de Moncloa lo anclaban en los 16 escaños. Al final, los resultados han seguido en caída: 15 escaños gracias a que recuperó uno a Feijóo con el 100% escrutado. A Sánchez, la avería en su avión le privó de acudir al cierre de campaña. Una avería oportuna.

De esa caída, y del estallido de las Mareas, divididas y rotas, se ha beneficiado el BNG de Ana Pontón, que ha acabado por sorpasar al PSdeG triplicando prácticamente el porcentaje de voto y ocupando la segunda posición y la jefatura de la oposición en la Cámara regional: ha subido 13 escaños y del 8,3% al 23,7%.

Sánchez sí ha conseguido en el País Vasco rentabilizar su entente en Madrid con el PNV, el gran triunfador una vez más allí. Idoia Mendia lograba subir un escaño y, sobre todo, vuelve a ser el socio preferente para gobernar con Urkullu. Aun así, en 2016 el resultado del PSE era el suelo electoral. Ahora, tras gobernar, solo sube un escaño.

3. Iglesias: la gran debacle

Iglesias ha pagado el caso Dina y las guerras y purgas desatadas en las Mareas a lo largo de los dos últimos años con creces. La campaña del 12-J se ha desarrollado con el vicepresidente segundo abriendo los medios —tras las informaciones desveladas por El Confidencial— y ha acabado pagando tanto su exposición mediática como, en Galicia, la división entre Galicia en Común —la marca que patrocina Iglesias junto a Anova y Esquerda Unida— y los restos de las Mareas, que denunciaron purgas y amaños en las primarias. El resultado: el BNG ha acaparado todo ese descontento de la izquierda nacionalista y radical, mientras los comunes se han hundido hasta quedarse fuera de la Cámara: poco más de 50.000 votos y menos del 4% de los sufragios. Ni las peores encuestas vaticinaban tal batacazo.

En el País Vasco, mientras PNV y PSE sí rentabilizan su fórmula de entendimiento en Madrid —especialmente los nacionalistas—, Podemos vuelve a caer en votos y escaños: del 14% que logró en 2016 a apenas superar el 8% ahora y solo seis escaños. Cada vez más lejos ve a Bildu, que vuelve a subir a la segunda posición. Las caídas en ambas comunidades —mucho más dolorosa en Galicia, donde es una auténtica debacle— deberían hacer reflexionar a Iglesias... Pero apenas tiene tiempo: el caso Dina y sus peripecias judiciales —el juez va a investigar en Reino Unido— le complican los análisis reposados al vicepresidente. Pero lo que es una realidad es que los territorios —Galicia, Andalucía, País Vasco— empiezan a ser un verdadero quebradero de cabeza para Iglesias y su dirección. De momento, en Galicia, los comunes han desaparecido.

4. Arrimadas: España no suma

Inés Arrimadas también se examinaba: eran las primeras elecciones sin Albert Rivera. Y el saldo es muy amargo. En Galicia, la negativa de Feijóo a listas conjuntas lo ha condenado una vez más a la nada: cero escaños y pérdida de votos hasta casi desaparecer. Un partido que llegó a soñar con un escaño por A Coruña y que en las penúltimas elecciones generales sacó un escaño por A Coruña (Beatriz Pino) y otro por Pontevedra (Marta Rivera de la Cruz). Este domingo, no ha llegado ni al 1% del voto válido...

Y si Casado se aferra a Feijóo, Arrimadas debe aferrarse a Casado y la orden de que la lista PP+Cs siguiera adelante en Euskadi cayera quien cayera (y cayó Alfonso Alonso). Gracias a la 'generosidad' de Génova —uno de los motivos de la dimisión de Alonso—, obtuvieron el puesto tres por Álava y el dos por Vizcaya. Pese a la caída con respecto a 2016, Ciudadanos salva en parte los muebles con el escaño de Álava aunque, a última hora, perdió el de Vizcaya a manos de Bildu. Pobre consuelo para dos formaciones que sumaron un 12,2% del voto en 2016 y que ahora no llegan al 6,8%.

5. Abascal asalta por fin el norte

La formación de extrema derecha ha logrado el escaño por Álava que en la última semana le empezó a profetizar la encuesta de EITB. Un experto en encuestas confirma que "tanto los incidentes violentos que han perseguido a Vox en sus actos por Euskadi —una de sus políticas, Rocío de Meer, fue alcanzada por una piedra en la ceja y la Ertzaintza ha tenido que darle protección en la mayoría de actos— como la bajada de participación han contribuido a ese escaño". Ninguna encuesta a lo largo de los últimos meses garantizaba su entrada. La campaña, los incidentes y la movilización en un entorno de menos participación han acabado por ser determinantes. Por primera vez, Vox entra en un Parlamento regional del norte de España, y lo hace con Amaia Martínez por Álava, la tierra natal de la familia de Abascal.

El éxito en el País Vasco eclipsa otro fracaso de Vox en Galicia, donde la marca Feijóo no deja sitio por su derecha a nadie mientras va ganando también espacio por el centro. Los de Vox, en sus sueños más ambiciosos, llegaron a plantearse luchar por hasta tres escaños (dos por A Coruña y uno por Pontevedra). La realidad de Feijóo y su galleguismo 2.0 les ha devuelto a la cruda realidad. Otra vez fuera de la Cámara gallega. Pero en el cuartel general de Vox, nadie parecía acordarse de Galicia mientras se celebraba la entrada en la Cámara vasca.

6. ¿Y la abstención? Va por barrios...

¿Y la abstención? Pues, finalmente, el miedo al virus no fue para tanto. En Galicia, incluso, hubo más participación que en 2016: entonces hubo un 53,63% mientras que ahora, en pleno poscovid, ha subido más de cinco puntos, hasta el 58,89%. Y eso que en Galicia, la subida de participación siempre se asociaba con un ambiente de cambio de Gobierno... En las zonas de la confinada A Mariña sí se notó la menor participación: casi nueve puntos menos en A Mariña Central; casi cinco en la Occidental, y casi siete en la Oriental.

En el País Vasco, sin embargo, la participación presencial cayó hasta cotas históricas y pese a que se batieron records de voto por correo —más de 120.000 vascos lo solicitaron—, al final, ha caído 13 puntos con respecto a 2016. Ahora se ha quedado en un paupérrimo 52,83% de participación, lo que ha perjudicado —insiste el demóscopo— "a quien no está muy movilizado para votar": fundamentalmente, a PP —desencantados sus electores con la unión con Cs y la purga a los alonsistas— y Podemos, mientras que ha beneficiado a los que siempre acuden, votantes del PNV y de Bildu, "o a los que ciertos acontecimientos, como los ataques a Vox en la campaña, han 'convencido' de que tenían que votar esta vez".

Además de la victoria descontada de Alberto Núñez Feijóo en Galicia —solo había que saber hasta dónde llegaba su cuarta mayoría absoluta, igualando a Manuel Fraga— y de Iñigo Urkullu en el País Vasco —elegirá a los socialistas como socios de gobierno—, el 12-J deja otras claves. Pablo Casado se tiene que aferrar al triunfo de Feijóo para intentar compensar una nueva catástrofe en Euskadi, donde el PP no suma ni con el Cs de Inés Arrimadas (ya lo decía el presidente gallego...). Además, los candidatos socialistas han visto cómo la gestión del covid desde Moncloa ha acabado por frenar su ascenso, sobre todo en Galicia, donde el BNG ha dado el gran sorpaso.

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