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Diferencias entre voto en blanco, nulo y abstención: ¿a quién beneficia cada uno?
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Diferencias entre voto en blanco, nulo y abstención: ¿a quién beneficia cada uno?

Sobre el papel, el voto en blanco perjudica a los partidos pequeños, que tendrían más difícil obtener representación, mientras que los nulos y la abstención no afectan al reparto de escaños

Foto: Un niño disfrazado de Spiderman acude junto a sus padres a un colegio electoral. (Reuters)
Un niño disfrazado de Spiderman acude junto a sus padres a un colegio electoral. (Reuters)

Los ciudadanos de Galicia y País Vasco están llamados a las urnas este domingo para decidir el resultado de sus elecciones autonómicas. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, ponen a prueba su hegemonía tres meses después de la fecha en que estaban llamados a hacerlo. La crisis del coronavirus obligó a aplazar la fecha inicial y sólo sus coletazos podrían sorprender a dos candidatos que reman con el viento de las encuestas a favor.

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Y es que los del 12-J no son unos comicios cualquiera. Los brotes de covid-19 que han surgido durante las últimas semanas amenazan con hundir la participación. Ya no sólo porque se haya cerrado la comarca lucense de A Mariña, donde residen 56.243 electores, a pocos días de que abrieran los colegios electorales, sino además porque el miedo al contagio puede hacer estragos en ambas comunidades.

Foto: Los presidentes de Galicia y País Vasco, Alberto Núñez Feijóo e Iñigo Urkullu, se juegan revalidar su mandato en las elecciones del 12 de julio.

Ante este panorama, cabe preguntarse más que nunca qué diferencias pueden marcar el voto en blanco, el voto nulo y abstención. La Ley del Régimen Electoral considera que se ha emitido voto en blanco (pero válido) cuando el sobre no contiene papeleta o, en el caso de las elecciones al Senado, cuando estas no contienen indicación a favor de ningún candidato. De esta forma, cada voto en blanco computa en el recuento e influye en el reparto de escaños que corresponde a cada partido.

Por otra parte, se entiende como voto nulo aquel depositado en un sobre diferente al oficial o que contiene una papeleta improcedente. Esta categoría incluye tanto errores en el proceso de votación como muestras conscientes de desafección o protesta. Si la papeleta está modificada —ya sea por alterar el orden de los candidatos o por contener una leyenda escrita—, los sobres contienen algún objeto o los nombres de los candidatos están mal señalados, la Junta Electoral considerará que el voto no es válido.

La abstención se produce cuando una persona mayor de edad inscrita en el censo no ejerce su derecho a votar. Los motivos pueden ser diversos —desde una enfermedad o accidente que impide acudir al colegio electoral hasta una forma de expresar descontento— y, en ningún caso, se penaliza, puesto que los españoles no tienen la obligación de acudir a las urnas, como sí ocurre en países como Grecia. Esta es la opción que más preocupa de cara a unas elecciones condicionadas por la pandemia.

¿A quién beneficia el voto en blanco?

Para entender la repercusión de votar en blanco, no emitir un voto válido o abstenerse hay que partir de la ley' D'Hondt, el sistema de cálculo proporcional que marca la representación dividiendo el número de votos emitidos hacia cada partido entre el número de escaños que puede decidir cada circunscripción. Así por ejemplo, si una provincia tiene derecho a elegir cinco cargos electos, los votos totales de cada partido se dividen entre 1, 2, 3, 4 y 5. Obtenidos los respectivos cocientes, los cinco representantes se asignan a las cinco cifras más altas. Para obtener representación es necesario un 3% de votos, como mínimo, con lo cual este reparto perjudica a los partidos pequeños en las circunscripciones con menos escaños en juego.

El voto en blanco perjudica a los partidos pequeños, que tendrían más difícil obtener representación, mientras que los nulos y la abstención no afectan

Al considerarse válidos, los votos en blanco se suman a los obtenidos por las candidaturas para calcular el reparto de escaños, lo cual implica que cada candidatura necesita más votos para lograr un escaño. Dicho de otra forma, a los partidos pequeños les costaría más alcanzar la franja del 3% si hubiera más votos en blanco, aunque, a efectos prácticos, no es común que haya formaciones cerca de este porcentaje. Por el contrario, los votos nulos y las abstenciones no se suman al recuento, de forma que no benefician ni perjudican a nadie.

Los ciudadanos de Galicia y País Vasco están llamados a las urnas este domingo para decidir el resultado de sus elecciones autonómicas. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, ponen a prueba su hegemonía tres meses después de la fecha en que estaban llamados a hacerlo. La crisis del coronavirus obligó a aplazar la fecha inicial y sólo sus coletazos podrían sorprender a dos candidatos que reman con el viento de las encuestas a favor.

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