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Captan a un cachalote enredado en una red en el Estrecho: "No pudimos hacer nada"
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Tratan de coordinar un rescate

Captan a un cachalote enredado en una red en el Estrecho: "No pudimos hacer nada"

Los expertos han podido identificar al cachalote gracias a su aleta caudal. Se llama Toño y frecuenta las aguas del estrecho desde hace algunos años

Foto: El cachalote Toño, atrapado en una red. (Rafael Fernández)
El cachalote Toño, atrapado en una red. (Rafael Fernández)

El viernes era un buen día de avistamientos de cetáceos en el Estrecho. Un grupo internacional de biólogos había alquilado un barco para ir a buscar cachalotes. Entre Tarifa y Ceuta se observan con facilidad calderones y delfines pero no siempre orcas o cachalotes. El día anterior sí los habían visto así que un grupo de biólogos que estudia los cachalotes en el Estrecho volvió a hacerse a la mar. Sobre las dos de la tarde presenciaron algo que no olvidarán. "Vimos a un cachalote que conocemos como Toño pero picó y cuando salió fue horrible", estaba enredado en una red de pesca, explica Paco Gil, patrón del barco de la empresa Turmares que habían alquilado los científicos.

Eva Carpinelli, bióloga de la Asociación Nereide, estaba a bordo. "Salió enganchado de la boca a la cola y aún sobraba varios metros con la boya. Estuvimos un rato para ver en qué condición estaba. No pudimos hacer nada. No estábamos preparados para una emergencia". Puede que el cachalote hubiera confundido la red con un calamar o con alguna presa. Puede que solo fuese mala suerte. Según la experta, la red dificultaba el movimiento del animal e impedía su inmersión. Rafael Fernández Caballero, campeón mundial de fotografía submarina, que estaba también embarcado se tiró al mar para observarlo. En teoría es una actividad muy restringida pero Fernández Caballero estaba con permiso del Ministerio para un estudio científico. La red a la deriva lo envolvía completamente y captó una imagen impactante y sin muchos precedentes. "Solo tuvo tiempo de estar diez minutos porque saltó el Levante", cuenta Gil por teléfono. Con Levante en el Estrecho no se puede navegar.

placeholder Imagen de la cola de Toño. (Rafael Fernández)
Imagen de la cola de Toño. (Rafael Fernández)

El avistamiento se produjo este viernes, sobre las 14 horas, entre Punta Europa y Tánger-Med. Al llegar a puerto, y tras varias conversaciones, decidieron avisar a las autoridades. El relato que dan es que el cachalote estaba en aguas internacionales. El asunto era delicado por las implicaciones internacionales con Marruecos.

placeholder Toño, antes de engancharse con la red (Luis Barrios)
Toño, antes de engancharse con la red (Luis Barrios)

"Al llegar hemos avisado a todas las autoridades en estos rescates para coordinar las medidas", explica Carpinelli. Desde la Asociación Nereide tratan de coordinar el rescate con varias entidades para liberar al animal lo antes posible, pero es necesario que las condiciones climáticas acompañen y que participe un equipo de buceo profesional. La previsión de tiempo en el Estrecho anuncia Levante para los próximos días así que un rescate será complicado. "Cuando salió ya tenía un soplido muy débil y tenía la red clavada", señala la bióloga de la Fundación Nereide. Los expertos han identificado al cachalote como Toño gracias a la fotografía de la aleta caudal. Toño lleva frecuentando las aguas del estrecho desde hace varios años.

placeholder El animal está completamente atrapado en la red. (Beltrán Rodríguez)
El animal está completamente atrapado en la red. (Beltrán Rodríguez)

Carpinelli señala el problema creciente de redes a la deriva en el mar. "A veces se rompen o hay tantas algas que no las pueden subir a los barcos. Quedan abandonadas y atrapan delfines, tortugas marinas... pero un cachalote es tremendo". Los cachalotes adultos tienen una longitud de alrededor de 12 metros y un peso que puede superar los 50.000 kg. Toño no es el único ejemplar que frecuenta las aguas del estrecho. Otro compañero es Amanita, considerado entre los expertos el "más fiel", ya que en los últimos años ha sido visto más de 70 veces desde finales de los años 90. El Estrecho ha vivido en el pasado ataques a orcas por parte de pescadores porque los animales les quitan los atunes cuando los van a subir a bordo.

La Fundación Nereide ha pedido ayuda para salir a buscar al cachalote e intentar salvarlo retirando la red. En Tarifa está el barco preparado pero el temporal de Levante lo impide de momento. Juan Manuel Salazar, biólogo de la Fundación Circe, explica que el número de cachalotes en el Estrecho varía con la época del año. En los últimos estudios se han catalogado 43, aunque es posible que haya más. "Depende de la temporada, pero ahora habrá unos 10 cachalotes y van y vuelven distintos más. Son machos o subadutlos que vienen en esta época del año". "Toño es un macho que se vio el año pasado y por el tamaño, unos 14 metros, será un adulto", añade.

El Estrecho es de los lugares con mayor presencia de cetáceos y e tráfico marítimo del mundo. En 2007, España dio un aviso internacional para que los buques redujeran la velocidad para proteger un santuario de cachalotes, una especie especialmente afectada por las colisiones. El 5 de septiembre de 2002, por ejemplo, un ferry que cubría la ruta entre Tánger y Algeciras chocó con un cachalote macho de 15 metros que se cruzó en su camino. El 28 de marzo de 2012, un cachalote de 4.500 kilos y unos 10 metros apareció varado en la costa de Granada. En su estómago tenía 18 kilos de plástico de los invernaderos.

El viernes era un buen día de avistamientos de cetáceos en el Estrecho. Un grupo internacional de biólogos había alquilado un barco para ir a buscar cachalotes. Entre Tarifa y Ceuta se observan con facilidad calderones y delfines pero no siempre orcas o cachalotes. El día anterior sí los habían visto así que un grupo de biólogos que estudia los cachalotes en el Estrecho volvió a hacerse a la mar. Sobre las dos de la tarde presenciaron algo que no olvidarán. "Vimos a un cachalote que conocemos como Toño pero picó y cuando salió fue horrible", estaba enredado en una red de pesca, explica Paco Gil, patrón del barco de la empresa Turmares que habían alquilado los científicos.

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