El 'no San Fermín': sin chupinazo, sin fiesta, sin alcohol y sin política... y con mascarilla
Los 'no Sanfermines' se inician sin bullicio en la plaza, donde 400 personas (el máximo permitido) dan comienzo a la no fiesta de forma tranquila entre fuertes medidas de seguridad en los accesos
Faltan cinco minutos para que el reloj del Ayuntamiento de Pamplona anuncie el mediodía y en la plaza consistorial apenas se oyen murmullos. Resulta inaudito que poco antes de que den las 12.00 horas de un 6 de julio el silencio se imponga al bullicio en pleno corazón de la capital navarra. No hay gritos, no hay alcohol volando por los aires, no hay camisetas blancas que se han tornado en moradas por efecto del vino o el 'kalimotxo', no hay escenas subidas de tono, no hay estampas irrespetuosas... Por no haber, no hay ni las tradicionales reivindicaciones políticas que acompañan tradicionalmente al inicio de los San Fermines ya que no hay ni rastro de pancartas de apoyo a los presos de ETA o a favor de la amnistía, ni tampoco de la ikurriña en la fachada consistorial.
En la plaza, 400 personas -el máximo aforo permitido por las autoridades municipales en la plaza consistorial- aguardan en un sorprendente silencio a que den las doce para celebrar los 'no Sanfermines'. Muchos están ataviados de blanco, pero no es la tónica general. Lo que domina en esta ocasión son las mascarillas, que se han convertido en un elemento imprescindible para vivir la fiesta desde dentro de la plaza, donde se juntan vecinos de Pamplona con gente venida de otras partes de España y del extranjero. El rojo ha perdido protagonismo y el blanco que se impone no es el color ligado la fiesta sino el de las mascarillas que exige la prevención contra el coronavirus, que ha motivado la suspensión de las fiestas de este año.
"¡Qué cosa más rara!", exclama una veterana sanferminera cuando a menos de 120 segundos de que den las 12.00 horas el silencio sigue de fiesta en la plaza, cuyos accesos están controlados por un fuerte dispositivo policial, que impide que la situación se descontrole o se registren incidentes. A falta de chupinazo que derive en la explosión de júbilo, un hombre se encarga por su cuenta de 'encender' los ánimos -por decir algo- con un "viva San Fermín/Gora San Fermín" en los bajos del ayuntamiento que despierta algunos gritos, pero nada entusiastas, en la plaza. De repente, un gran pañuelo gigante se despliega en la fachada consistorial con el lema "Los viviremos" para emplazar a vivir la fiesta para dentro de un año y que permanecerá visible hasta el próximo 15 de julio. Sin grandes alardes en la ceremonia de esta "pequeña sorpresa", se trata del 'chupinazo alternativo' del ayuntamiento una vez que la mecha festiva no se ha prendido -aunque esto no evita que se oigan algunos cohetes-, algo que no sucedía desde la Guerra Civil. Y han pasado más de 70 años largos. Los 'no Sanfermines' ya han arrancado.
El rojo ha perdido protagonismo y el blanco que se impone no es el color ligado la fiesta sino el de las mascarillas que exige el coronavirus
Todo es extraño ya desde primera hora de la mañana, donde los tradicionales almuerzos previos al chupinazo han atendido de forma mayoritaria al llamamiento a la "responsabilidad" de las instituciones navarras y a no celebrar las fiestas de 2020. Son apenas unas pocas mesas las ocupadas por cuadrillas sanfermineras en el casco viejo de Pamplona, donde apenas hay color y calor. El rojo y el blanco no lo tiñe todo. Más bien lo contrario, ya que se impone el color de aquellos que han dejado guardado el traje de fiestas para dentro de 365 días. La música también brilla por su ausencia, con los bares sin sonido ni olor a San Fermín. "Estás hoy muy 'vinagres'", le dice la camarera de un bar a un compañero al que no le hace falta recurrir a las palabras para explicar su estado de ánimo.
La añoranza se refleja en los rostros de las personas, que caminan en cierto modo cabizbajas, con la mirada puesta en el suelo en muchas ocasiones, pero también en los comercios a pie de calle, donde algunas tiendas se resisten a ceder ante lo inevitable y siguen ofertando el tradicional atuendo y... fotos de los encierros!!! "Para mí hoy es un día muy triste. No me voy a poner ni el pañuelo", afirma un vecino de Pamplona contrariado con lo que ven sus ojos. Su mirada no es ajena a que un policía frena a una persona que trata de acceder a la Plaza del Castillo, el que es el centro neurálgico de la fiesta durante nueve días, sin mascarilla. En este punto, el Ayuntamiento de Pamplona había abierto el aforo hasta cerca de 3.700 personas para vivir el 'no chupinazo', pero sus rincones se encontraban prácticamente vacíos, con las terrazas de los bares sin apenas movimiento.
El coronavirus ha hecho posible lo imposible: contar que se puede vivir un 6 de julio a las 12.00 horas en la plaza consistorial sin bullicio, manteniendo el blanco impoluto en el atuendo y con espacio para moverte a tus anchas. Entre las fotografías del 'no San Fermín' está la de una terraza de un bar operativa donde hace un año no cabía ni un alfiler. Donde antes había bullicio y fiesta, hoy hay silencio y tranquilidad. Y respeto a las normas sanitarias preventivas. Al menos, en las primeras horas.
El Ayuntamiento de Pamplona, consciente de que muchos ojos a nivel mundial iban a estar puestos al mediodía en la ciudad, quería "dar ejemplo" sobre responsabilidad en la lucha contra la pandemia y poner a la ciudad como ejemplo a seguir para evitar la propagación del virus de cara a otras fiestas del planeta. Y el alcalde, Enrique Maya, "emocionado", se ha felicitado por el comportamiento de la ciudadanía desde el primer momento. A la 'no fiesta' también ha contribuido el fuerte dispositivo policial establecido y coordinado entre las policías Nacional, Foral y Local, con más de 200 agentes desplegados por las inmediaciones del ayuntamiento y que incluye varias dotaciones de antidisturbios.
Enrique Maya: "El mundo entero está mirando a Pamplona y no podemos desperdiciar esta gran oportunidad para dejar bien alto el pabellón"
"El mundo entero está mirando a Pamplona y no podemos desperdiciar esta gran oportunidad para dejar bien alto el pabellón de la ciudad", ha aseverado Maya en una comparecencia previa al inicio de los "no Sanfermines", como bien ha dejado constancia en una expresión que ha sido acuñada a nivel institucional y por los grupos con representación en el consistorio. El alcalde se ha mostrado "convencido" de que se va a dar un "enorme sentido cívico" a lo largo de hoy y mañana -patrón de la ciudad- y durante el fin de semana, cuando está previsto el mayor riesgo de aglomeraciones y posibles actitudes imprudentes con las medidas sanitarias preventivas establecidas. De hecho, el dispositivo policial no está cerrado para estos días sino que se irá acordando "en función de lo que vaya sucediendo", como admiten desde la Policía Municipal. De momento, para esta tarde está prevista una fuerte presencia policial en las zonas del casco viejo en las que podría concentrarse un número importante de personas para vivir el 6 de julio de cara a evitar situaciones que incumplan con las normas sanitarias preventivas.
"¡Qué tranquilo está todo!", espeta una vecina de Pamplona a la camarera de un semivacío bar situado junto al Ayuntamiento y que en un día como hoy, en circunstancias normales, no tendría hueco para la tranquilidad. "Demasiado. Menos incluso que un día normal", espeta, resignada, una voz al otro lado de la barra. "De hecho, cerramos en media hora", le informa. Algunos bares del casco viejo han decidido no abrir en estos dos primeros días de fiesta por "responsabilidad". También algunos comercios han bajado las persianas y han cambiado el pañuelo rojo por carteles que emplazan a los clientes a verse a partir del día 8. Maya agradece este gesto de comerciantes y hosteleros, a quien pide "responsabilidad" porque -como advierte- no solo está en juego la salud de la población, sino también "el verano" para el sector más afectado por el coronavirus en caso de haber rebrotes de contagios.
El alcalde quiere dar sensación de normalidad en este 6 de julio ya desde el atuendo. El azul de la americana sustituye al blanco de la camiseta. No hay ni rastro en su indumentaria de los dos colores asociados a San Fermín. "Quiere trasladar la imagen de que es un día normal", señalan desde su equipo. Pero no es un día normal para Maya, que admite estar "emocionado". También le invade un sentimiento de "sufrimiento" por "no poder disfrutar de las fiestas", pero es tiempo de "prudencia" y no de fiesta. La prioridad en estos momentos "especiales y singulares" es la "salud pública", por lo que su mirada está puesta ya en los Sanfermines de 2021. Hoy -constata- es un "paréntesis" para "acumular fuerzas" de cara a la cita de dentro de 12 meses.
La noticia de hoy, respira en cierto modo aliviado Maya, es que "no hay noticia" y los no Sanfermines se han iniciado "sin ningún incidente reseñable". A este respecto, alaba la actitud de la ciudadanía y muestra su convencimiento de que el día "va a acabar bien" y que la población "va a estar a la altura de las circunstancias" que requiere la lucha contra el coronavirus. "No podemos celebrar los Sanfermines", insiste en su mensaje el regidor navarro, que no se "resiste" a cerrar sus manifestaciones con un "viva San Fermín/Gora San Fermín".
La fiesta no ha estallado, pero el humor no decae en algunos rincones, donde cuadrillas sanfermineras tratan de celebrar este atípico 6 de julio. "Yo que este año me había propuesto correr un encierro...", bromea ante sus amigos un joven en torno a una mesa de 'vermús'. La salud, por lo pronto, la tiene garantizada, y ya no solo por no tener que ponerse delante de un toro. Su cuerpo -y su cartera- le agradecerá que en los próximos días no acumule horas de fiesta. Aunque ese consuelo, ahora mismo, no le sirve de mucho. Por muchos días que haya tenido para preparar la mente, "San Fermín es San Fermín". Las ganas de fiesta están ahí, pero también, como recuerdan las instituciones, está muy presente el coronavirus, que sigue de fiesta por muchos rincones de Navarra, España y el mundo. "Tenemos que estar a la altura", se incide en un mensaje que en las primeras horas de los 'no Sanfermines' está siendo muy 'consumido' entre la ciudadanía.
- "Señor alcalde, ¿dónde vamos que no hay ambiente aquí?", le dicen dos habitantes de un pueblo navarro a Maya ante la falta de fiesta que constatan en las calles de Pamplona.
- "Pues volved al pueblo", replica el regidor navarro.
Faltan cinco minutos para que el reloj del Ayuntamiento de Pamplona anuncie el mediodía y en la plaza consistorial apenas se oyen murmullos. Resulta inaudito que poco antes de que den las 12.00 horas de un 6 de julio el silencio se imponga al bullicio en pleno corazón de la capital navarra. No hay gritos, no hay alcohol volando por los aires, no hay camisetas blancas que se han tornado en moradas por efecto del vino o el 'kalimotxo', no hay escenas subidas de tono, no hay estampas irrespetuosas... Por no haber, no hay ni las tradicionales reivindicaciones políticas que acompañan tradicionalmente al inicio de los San Fermines ya que no hay ni rastro de pancartas de apoyo a los presos de ETA o a favor de la amnistía, ni tampoco de la ikurriña en la fachada consistorial.
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