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Reyero, las encuestas y una visita del enviado de Arrimadas: la semana negra de Aguado
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ayuso le quita el 28% de los votos de 2019

Reyero, las encuestas y una visita del enviado de Arrimadas: la semana negra de Aguado

La dirección nacional, que tiene alergia a las baronías regionales, no quiere más polémicas con el PP. Al menos, no en este momento. Y las encuestas le quitan la mitad de los votos

Foto: Ayuso y Aguado, en el pleno del jueves. (EFE)
Ayuso y Aguado, en el pleno del jueves. (EFE)

Al filo de las 9 de la noche del jueves, y cuando apenas quedaban unos instantes para cerrarse el tiempo de la votación secreta, Alberto Reyero, consejero madrileño de Políticas Sociales, volvía solo a su escaño: se sentaba, apretaba el botón del 'no' y volvía a salir, solo, de la Cámara regional mientras todos los diputados del PP aplaudían en pie. Su jefe de filas, el vicepresidente Ignacio Aguado, también. Se cierra, de momento, otra crisis que deja tocado al líder de la formación naranja, con un consejero que amenazó con romper la disciplina de voto, con la intervención de la dirección nacional del partido y con unas encuestas que muestran que hoy, Aguado perdería la mitad de sus votos.

"Nadie puede garantizar cuánto tiempo seguirá Alberto (Reyero). Ha tenido que tragar mucho y dejó mensajes claros el jueves en la Asamblea". Fuentes de Ciudadanos en Madrid aseguran que el consejero de Políticas Sociales —enfrentado desde hace meses al consejero de Sanidad madrileño y objetivo, por ello, del propio PP en el Gobierno— lleva "semanas" intentando dejarlo. Y que estaba dispuesto a "ausentarse o abstenerse en la reprobación de Escudero". El martes, su jefe de Gabinete, Carlos Reus, un hombre muy próximo a Aguado y con quien había ocupado ese mismo puesto, dimitía.

Un día antes había tenido lugar la intervención de la dirección nacional de Ciudadanos en la crisis. Según fuentes oficiales del entorno de Aguado, José María Espejo tuvo "una simple conversación" en la que "no había nada que controlar". Fuentes políticas del partido a nivel nacional, sin embargo, aseguran que se llevó todo "con la máxima discreción", pero que el mensaje era claro: no querían "otro lío" con el PP en Madrid mientras en el Congreso se producía el acercamiento de Cs al Gobierno para los decretos de alarma, de reconstrucción, etc.

José María Espejo tuvo el lunes "una simple conversación" con Reyero; fuentes nacionales de Cs aclaran el mensaje: no querían "otro lío" con el PP

Espejo es el vicesecretario general adjunto de Ciudadanos y el encargado de la coordinación de los gobiernos autonómicos: la correa de transmisión de las directrices entre la cúpula nacional y los ejecutivos regionales. Las mismas fuentes insisten en que "no fue una mera reunión" con Reyero. En ausencia de Arrimadas, Espejo —que es de su total confianza— es el encargado de "dar los toques" a los poderes regionales. Y en el propio Gobierno madrileño, algunas fuentes ven "muy relevante" que hayan tenido que intervenir desde arriba porque "Aguado no era capaz de garantizar lo que fuera a hacer Reyero".

La relación de Aguado con el nuevo Ciudadanos no arrancó con buen pie: con el cadáver político aún caliente de Albert Rivera, se lanzó a postularse para la sucesión si la candidata natural, Inés Arrimadas, no daba el paso. Desde entonces, aseguran políticos cercanos a la actual líder nacional de Ciudadanos, una brecha de desconfianza se instaló entre ella y Aguado, sobre todo, porque el partido insiste en no fomentar las baronías y, aseguran las mismas fuentes, "Aguado y su entorno más cercano funcionan así a menudo".

La estrategia que pide Arrimadas desde hace meses choca con lo que ocurre en el Gobierno regional. Desde la dirección nacional se pidió estabilidad y "ni un ruido" en los Gobiernos regionales donde se comparte poder con el PP: Andalucía, Castilla y León y, sobre todo, Madrid, para no dar alas a quienes no comparten la política de apoyar a Sánchez en el Gobierno central, para hacerse valer frente a socios como ERC. "Y sucedía lo contrario: cada dos por tres, una bronca y un amago de crisis", insisten. La amenaza de una moción de censura con Gabilondo, la guerra de las residencias, el contrato del Room Mate...

Cierto que el entorno de Ayuso también ha mantenido una estrategia de confrontación total con sus socios naranjas hasta que Génova ha dado otro 'toque' y frenó la posibilidad de unas elecciones anticipadas. Ayuso captó el mensaje y enterró el hacha momentáneamente, y entonces llegó la reprobación y el temor al 'reyerazo' que, ahora, se ha conjurado en un momento en el que las encuestas, por si fuera poco, vienen a dar otro golpe a Aguado.

Ayuso capta la sangría de votos de Cs

Según la encuesta de Sigma2 para Telemadrid, realizada entre el viernes y el lunes pasados, la crisis del covid ha fortalecido a Ayuso y ha dejado a Aguado sin la mitad de los apoyos que conquistó en mayo de 2019. Ayuso ganaría las elecciones hoy con 43 escaños y un 31,9% del voto —tenía 30 escaños y un 22,2%— y Ciudadanos pasaría de 26 a 14 escaños y se dejaría la mitad de los apoyos —del 19,4% al 10,8—. Aunque, eso sí, Aguado podría seguir siendo decisivo para formar Gobierno con Ayuso o con el PSOE, pero el peso del PP en una hipotética coalición se duplicaría.

Ayuso retiene el 85% de sus votantes de 2019 y le quita a Aguado el 28,4%. Los choques constantes han sido mucho más beneficiosos para el PP

Además, y según el mismo sondeo, mientras que Ayuso retiene el 85% de los votantes que la apoyaron en 2019, le quita a Aguado el 28,4% de quienes apostaron por el líder naranja entonces. Y en valoración, prácticamente empatan con un 4,7 ambos. La política de enfrentamiento constante ha sido mucho más beneficiosa para la presidenta que para Aguado. En la sede nacional del partido lo tienen claro: "Hay que acabar con los líos por todo", y lo que menos necesitaban ahora era un voto "en conciencia" de Reyero que precipitara una crisis de Gobierno que, por otro lado, saben que la propia Ayuso tiene en mente.

Reyero votó en contra de la reprobación de su 'compañero' y apenas se permitió gestos como ausentarse hasta el instante final de la votación, marcharse inmediatamente después, no levantarse a aplaudir por la mañana a Escudero o decir que la "responsabilidad de las residencias siempre ha estado en la Comunidad de Madrid y en mi Consejería". Su voto fue, quizá, el último servicio de alguien que lleva semanas "pasándolo muy mal", como aseguran compañeros de Gabinete. Aguado busca ahora fórmulas para volver a hacer equipo y marcar el rumbo futuro, llegándose a plantear hasta una especie de 'retiros'. La dirección nacional, que tiene alergia a las baronías regionales, no quiere más guerras ni polémicas con Ayuso. Al menos, no en este momento. Y las encuestas le quitan la mitad de los votos. Aguado ha tenido semanas mejores.

Al filo de las 9 de la noche del jueves, y cuando apenas quedaban unos instantes para cerrarse el tiempo de la votación secreta, Alberto Reyero, consejero madrileño de Políticas Sociales, volvía solo a su escaño: se sentaba, apretaba el botón del 'no' y volvía a salir, solo, de la Cámara regional mientras todos los diputados del PP aplaudían en pie. Su jefe de filas, el vicepresidente Ignacio Aguado, también. Se cierra, de momento, otra crisis que deja tocado al líder de la formación naranja, con un consejero que amenazó con romper la disciplina de voto, con la intervención de la dirección nacional del partido y con unas encuestas que muestran que hoy, Aguado perdería la mitad de sus votos.

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