Cs consolida su pacto con Sánchez y busca erosionar la relación del Gobierno y ERC
El partido de Arrimadas mantiene su estrategia de pacto y hace valer sus 10 diputados apoyando el decreto de nueva normalidad y adelantándose a los independentistas catalanes
Ciudadanos entró en una negociación formal con el Gobierno ante la cuarta prórroga del estado de alarma. Entonces pactó, entre otras cosas, la necesidad de diseñar cuanto antes un plan B jurídico, un instrumento legal alternativo que garantizara la protección de los ciudadanos si existía un rebrote cuando la alarma decayera. El llamado decreto ley de nueva normalidad que el Consejo de Ministros aprobó finalmente este martes y que, una vez más, cuenta con el apoyo del partido de Inés Arrimadas.
Las negociaciones continuaron en la quinta y sexta prórrogas (que llevarán el estado de alarma hasta el 21 de junio) y Ciudadanos decidió no moverse del sí. Continuó apoyando al Gobierno incluso después de su pacto secreto con EH Bildu para derogar íntegramente la reforma laboral (sobre el que el Ejecutivo reculó esa misma noche) y tras las polémicas levantadas en torno al Ministerio del Interior. Pero el partido naranja insistió en separar las dos cuestiones: la sanitaria y la política. Dicho de otra manera: defiende que la votación de las prórrogas, igual que la del decreto que regulará la vida diaria tras la pandemia, no tiene nada que ver con el respaldo al Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos.
La cuarta votación para mantener el estado de alarma, sin embargo, fue clave. El PP, como ya había advertido, se fue a la abstención y dos semanas más tarde se instaló definidamente en el no. Ciudadanos decidió descolgarse del bloque de la oposición (con populares y Vox) y apostó por marcar perfil propio. La estrategia estaba clara: visibilizar la utilidad de sus 10 diputados, un número muy inferior al que ostentan los otros dos partidos situados a su derecha, para arrancar medidas al Gobierno y mantener el mando único sobre la población. No solo eso: el partido de Arrimadas está convencido de que su apoyo a Sánchez ahuyenta a Esquerra Republicana de Catalunya.
Fuentes de la dirección del partido insisten en este aspecto, y consideran que su negociación con el Gobierno erosiona mucho más a los socios de investidura de Sánchez que la posición maximalista de PP y Vox. Creen que el no de ambos constituye la mejor manera de afianzar los apoyos nacionalistas e independentistas. “Con 10 diputados, erosionamos más al Gobierno y sus apoyos habituales que el resto de la oposición gritando que no a todo”, explican a este diario.
“No estamos apoyando al Gobierno. Estamos decidiendo en función de la emergencia sanitaria y pensando en el interés general”, repiten una y otra vez. La cuestión es que el pacto de diseñar un plan jurídico y mantener una interlocución semanal con el Ejecutivo eran dos de los asuntos capitales en una negociación que indudablemente establecía ya una relación más duradera. Aunque en Ciudadanos aseguran que cada prórroga se ha ido negociando de manera singular, la intención siempre fue continuar con el camino emprendido desde mediados de marzo.
Una decisión que provocó una baja en su grupo parlamentario —la de Marcos de Quinto que, como otros exdirigentes de Ciudadanos, manifestó su desacuerdo en continuar apoyando a Sánchez—. Arrimadas marcaba así el camino en su discurso —el único que ha pronunciado durante la alarma en el Congreso—: “Entre no aportar nada o intentar salvar vidas y empleos, lo tengo claro”, zanjó en toda una declaración de intenciones que asumió “en conciencia y con toda la responsabilidad”.
De "la banda" a la negociación con Sánchez
La estrategia, sin duda, parece una enmienda a la totalidad de la última etapa de Albert Rivera al frente del partido. Entonces, aunque en un debate de investidura, el exlíder naranja decía desde la tribuna en julio pasado: “Este ha sido un truco malo. Un truco en la tribuna y un trato en la habitación de al lado para pactar con los independentistas. Nosotros nos vamos a oponer siempre al plan Sánchez”, repetía una y otra vez en aquel discurso que se llevó todos los titulares por el sonado plan y "la banda".
Rivera tenía claro que el Gobierno de coalición con Unidas Podemos solo podía ir de la mano de los separatistas catalanes. Nunca se planteó otra opción. Era el plan Sánchez y la banda. Los modelos eran “antagónicos” y la “obligación de la oposición” no solo era “controlar y vigilar” ese plan, sino “desmontarlo”.
Arrimadas ha elegido el camino de la utilidad y busca el 'desmontaje' que pedía Rivera de los socios de Sánchez, pero desde la negociación
En la teoría, es probablemente en lo único que coincide la actual dirección (cuyos miembros ya estaban en la cúpula de Rivera de una u otra manera). Porque la práctica, la estrategia y la decisión parecen ir por el camino opuesto. Hace un año, el partido apostó por el rechazo más absoluto a cualquier negociación, después de ir a unas elecciones bajo la premisa de no hacer presidente a Sánchez en ningún caso. Cumplió, porque PSOE y Ciudadanos sumaban mayoría absoluta pero ambos renunciaron a intentar explorar esa vía.
La repetición electoral, con un giro brusco en la campaña proponiendo un pacto con PP y PSOE que no saldría adelante, dejó a Ciudadanos en 10 diputados. Son las cartas con las que ahora juega el partido de Arrimadas y la utilidad ha sido la hoja de ruta elegida. Utilidad para negociar, para hacer valer esos 10 votos y contribuir a 'desmontar' aquellos apoyos de los que hablaba Rivera, pero no desde el no, sino desde la negociación.
El equipo más cercano a Arrimadas defiende que ERC se siente “muy incómodo” con el diálogo abierto entre el Gobierno y Ciudadanos. El propio Gabriel Rufián lo dijo desde la tribuna y volvió a cambiar su voto en la última prórroga del estado de alarma para entrar de nuevo en el debate político y tratar de vender sus logros en Cataluña. No tuvo mucho éxito, porque la recuperación de la mesa de diálogo no quedó por escrito. En el decreto de la nueva normalidad, Ciudadanos se ha vuelto a adelantar.
Salvo sorpresa de última hora, Sánchez ya tiene amarrado el apoyo de los naranjas y del PNV, y la convalidación del decreto no debería sufrir imprevistos en el Congreso. ERC parece alejada del acuerdo y si se decidiera sumar a última hora ya no sería imprescindible. Ciudadanos considera una victoria aislar a los republicanos catalanes del acuerdo y advierten de que su camino ya está elegido.
Ciudadanos entró en una negociación formal con el Gobierno ante la cuarta prórroga del estado de alarma. Entonces pactó, entre otras cosas, la necesidad de diseñar cuanto antes un plan B jurídico, un instrumento legal alternativo que garantizara la protección de los ciudadanos si existía un rebrote cuando la alarma decayera. El llamado decreto ley de nueva normalidad que el Consejo de Ministros aprobó finalmente este martes y que, una vez más, cuenta con el apoyo del partido de Inés Arrimadas.
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