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El parricida de Alicante se confiesa: "Las voces me decían que matase a mi madre"
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sangre, demonios y drogas

El parricida de Alicante se confiesa: "Las voces me decían que matase a mi madre"

Sin embargo, hay detalles de la declaración del detenido que sugieren que quizá la desconexión con la realidad y el brote psicótico pueden ser fingidos

Foto: Una mujer camina junto a la vivienda unifamiliar donde ocurrió el crimen, este viernes, en San Vicente. (EFE)
Una mujer camina junto a la vivienda unifamiliar donde ocurrió el crimen, este viernes, en San Vicente. (EFE)

Lo ocurrido el pasado jueves por la noche en San Vicente de Raspeig, Alicante, podría ser el argumento de una película de Tarantino. Jorge, un joven de 30 años, fue detenido empapado en sangre, deambulando por las calles de Alicante, acusado de haber acuchillado hasta la muerte a su madre, María Josefa, y de haber intentado asesinar a su padre, Melchor. Este es el relato de unas horas frenéticas de sangre, demonios y drogas.

Jorge cena sobre las 20.30 de la noche. Al terminar, el cuerpo le pide salir a comprar droga, dos gramos de cocaína y veinte euros de hachís. Regresa a casa con la intención de consumirlo todo en la intimidad. Se encierra en la habitación y comienza a esnifar y fumar compulsivamente. Lo mezcla con bebida, una botella de vino de un litro y unas seis cervezas. Es cuando comienza a escuchar las voces. "Me decían que acabase con mi madre, con mi padre y luego me suicidase", recuerda. Explica que tenía dos hombrecillos, uno en cada hombro: "Un ángel que me decía paz y amor y otro, un diablo, que me ordenaba acuchillarlos". Hizo caso al diablo. Por sus palabras todo parece apuntar a un brote psicótico, una desconexión de la realidad, que es lo que defiende su letrado, un penalista muy conocido de Alicante.

Jorge sigue las órdenes del demonio, acude a la cocina, escoge los dos cuchillos más grandes y se dirige al salón donde su madre está sola viendo la televisión. "Mamá, una voz me dice que te tengo que matar", le informa de sopetón. María Josefa, que le ve con un cuchillo en cada mano y sabe de su carácter violento, se asusta. "¿Pero qué estás diciendo, hijo mío?", le pregunta. "Te tengo que matar", repite Jorge. La mujer trata de huir, pero el detenido le impide el paso. Le asesta cuchilladas durante un minuto, una por segundo. "La pobre ni se defendió", reconoce Jorge impertérrito. Después de asesinarla espera en el garaje de la casa a que llegue el padre que estaba ausente. Se trata de una casa de pueblo individual. Melchor llega con el coche antes de las doce de la noche. Mete el vehículo en el garaje y al bajar del vehículo ve a su hijo chorreando sangre y también se asusta. "¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado?", le pregunta preocupado. "No es nada. Es que he tenido una pelea con un amigo, pero nada importante", responde Jorge. "¿De verdad?", insiste Melchor. "Te lo prometo", jura el hijo. Melchor entonces le da la espalda para bajar la puerta de la cochera. Jorge aprovecha su indefensión para abalanzarse sobre él con un cuchillo. Le lanza varios tajos. Uno de ellos, el más grave, le corta parte del cuello. El hombre logra huir por debajo de la puerta del garaje. Grita despavorido pidiendo ayuda mientras se tapa la herida. La calle en la que viven de llama Reyes Católicos y media familia de las víctimas reside allí. La hermana de Jorge, incluida. Se asoman todos al escuchar los gritos y ven al padre correr y a su hijo perseguirle con un cuchillo en la mano. Todos gritan, le insultan y avisan de que van a llamar a la Guardia Civil. Jorge se asusta y desiste. Regresa a casa, coge el coche de su padre, y huye.

Foto: Foto de archivo de la Guardia Civil. (EFE)

Piensa en irse a Villajoyosa y tirarse con el coche por un acantilado, pero no sabe cómo, acaba en la conocida como La Cuesta. Se trata de una zona de Alicante donde campan delincuentes de todo pelaje, y donde se puede conseguir droga con un simple chasquido de dedos. Allí, empapado en sangre lo encuentra horas después una patrulla de la Policía Nacional.

"A mi madre es a lo que más quería en este mundo. Esa noche hasta me preparó unas pechugas de pollo empanadas, que sabe que me encantan"

Sin embargo, hay detalles de la declaración del detenido que sugieren que quizá la desconexión con la realidad y el brote psicótico pueden ser fingidos. Fuentes judiciales explican que el atestado de Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Alicante está muy bien construido y desvela que la excusa de las voces parece poco creíble, ya que si uno vive en otra realidad es incapaz de fijarse en algunos detalles prosaicos. Jorge, sin embargo, recuerda cosas inverosímiles para una persona que se ha vuelto loca: desde cuánto combustible había en el depósito del vehículo, hasta las tarjetas y el dinero exacto que guardaba en la cartera.

Las pruebas recogidas por el equipo de Policía Científica en el lugar del crimen refrendan la versión del detenido en cuanto a la secuencia de los hechos, y sin duda apuntalan la futura condena. De momento el juez lo ha mandado a prisión provisional sin fianza. Lo más desconcertante del caso es el comentario que hace en el hospital cuando le sanan las heridas de las manos que se ha provocado durante los acuchillamientos: "A mi madre es a lo que más quería en este mundo. Esa noche hasta me preparó unas pechugas de pollo empanadas, que sabe que me encantan".

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Lo ocurrido el pasado jueves por la noche en San Vicente de Raspeig, Alicante, podría ser el argumento de una película de Tarantino. Jorge, un joven de 30 años, fue detenido empapado en sangre, deambulando por las calles de Alicante, acusado de haber acuchillado hasta la muerte a su madre, María Josefa, y de haber intentado asesinar a su padre, Melchor. Este es el relato de unas horas frenéticas de sangre, demonios y drogas.

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