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Las ONG salvan de la basura la mitad de los 'menús saludables' que reparte la CAM
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las familias no van a retirarlos

Las ONG salvan de la basura la mitad de los 'menús saludables' que reparte la CAM

Más de la mitad de las 11.500 familias que solicitaron los menús infantiles de la CAM no han acudido a recogerlos. Un total de 50.000 han acabado ya en manos de asociaciones de vecinos

Foto: Foto: M. Curiel.
Foto: M. Curiel.

Cerca de 50.000 menús destinados a familias perceptoras de la renta mínima de inserción (RMI) en la Comunidad de Madrid han sido salvados de la basura por redes vecinales, asociaciones como Cáritas o parroquias desde que el Gobierno regional cedió a las presiones y cambió la comida rápida que comenzó repartiendo durante la pandemia por una alternativa “equilibrada”, que, sin embargo, no es capaz de hacer llegar a todos sus destinatarios.

Es un nuevo episodio del polémico reparto de comidas de la Comunidad de Madrid a las familias perceptoras de la RMI. Tras el malestar de las propias empresas de 'catering' de los comedores escolares que tuvieron que realizar ERTE, de nutricionistas o de organizaciones como la Fundación Gasol y de la intervención del Gobierno central, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso dio un giro en la concepción de este servicio. En menos de una semana se puso en marcha este nuevo reparto de menús que “cumplen con los valores nutricionales adecuados” y que está fijado hasta el 19 de junio, aunque es susceptible de prórroga. Pero, como ya pasó en la anterior etapa, más de la mitad de las 11.500 familias perceptoras no están yendo a recogerlos.

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Foto: M. Curiel.

Ocurre así: 18.30 horas del 25 de mayo. Suena el teléfono de Nuria Hernández, directora del CEIP Ramón María del Valle-Inclán de San Blas-Canillejas. Al otro lado está Diego Álvarez, de la Red de Apoyo Vecinal de este distrito que, desde que se inició el confinamiento, se dedica a recopilar alimentos para responder a la demanda de ayuda surgida ante, asegura, “el desborde que han vivido los servicios sociales”. Según datos del Ayuntamiento de Madrid, solo en el último mes estos han recibido más de 33.000 peticiones de alimentos, aproximadamente las mismas que en todo 2019. En total, y contando con los datos aportados por la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), algo más de 100.000 personas comen gracias a las ayudas de los servicios sociales y de las redes vecinales de los 21 distritos.

La conversación entre ellos tiene un fin: saber si a Nuria le interesan 1.400 platos que —solo en Usera— la Administración regional es incapaz de repartir entre las familias en situaciones vulnerables para las que se están cocinando.

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Foto: M. Curiel.

Ella ya conoce la intrahistoria: la Comunidad de Madrid empezó a repartir el día 18 de mayo los menús equilibrados que sustituyeron a los de cadenas como Telepizza o Rodilla, y su colegio es uno de los 165 puntos de distribución que ha establecido la Administración. A ellos les está pasando lo mismo que al resto de centros: las familias no van a retirarlos. “De 142 apuntadas en la lista, solo están viniendo 30”, asegura Nuria. No es un problema particular de su colegio ni de esta comida equilibrada. También es algo similar a lo que pasaba con los menús de comida rápida según los datos ofrecidos a este periódico por la Consejería de Educación y Juventud. En esta ocasión, desde que empezó el reparto hace doce días, de los 8.500 menús que se cocinan diariamente solo se entregan unos 5.000 a familias de alumnos que tienen precio reducido en los comedores escolares (más en la zona de la Sierra que en la ciudad). El resto, entre 3.500 y 4.000, se están donando para que no acaben en la basura.

El nuevo acuerdo entre el Gobierno regional y las empresas de 'catering' —representadas por Food Service Spain— contempla la entrega a través de 165 puntos de distribución en colegios públicos de Educación infantil y Primaria de Madrid. Detrás, 12 empresas que se encargan de todo el proceso de cocinado y distribución. La partida destinada para ello: más de un millón de euros. Y entre los platos: sopa de cocido, tortilla de patatas, boquerones fritos o macarrones a la napolitana. Más postre, que suele ser una fruta o un yogur.

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Foto: M. Curiel.

El colegio que dirige Nuria tiene dos puertas: una por los que salen estos menús que, en este caso entrega la empresa Aramark, y otra por la que de manera espontánea ella ha montado un reparto vecinal extraoficial. A esta última, paradójicamente, no paran de llegar familias buscando apoyo alimentario. Comida sin gente por una puerta, gente sin comida por la otra. Así que la respuesta de esta directora a la llamada es un “sí, claro, nos vienen genial”. Con lo que sobra del reparto oficial en su centro, con esta nueva donación y con el resto de recursos, muchos, incluso, coordinados con el Ayuntamiento de Madrid, explica que consigue apoyar a unas 2.500 personas de lunes a viernes.

La acción solidaria que los vecinos llevan haciendo desde principios de marzo se vuelve a repetir ahora. Esta vez, entre los propios trabajadores de los 'caterings' contratados por la comunidad que tiran de contactos para que esa comida no se desperdicie. Y es que, como explica Eduardo Perales Soler, director de capital humano de Secoe —la empresa que está detrás del punto de distribución de Usera con el que Nuria completa su reparto— “entre la fecha de envasado y la de caducidad hay 5 días por lo que si no se les da salida, hay que deshacerse de ellos”.

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Foto: M. Curiel.

SECOE cuenta con otros siete puntos de entrega. El del Colegio Ciudad de Jaén de Usera es uno de los dos de “cabecera” para los alumnos de los 21 centros escolares públicos de ese barrio. Desde otro de ellos el Colegio Miguel Blasco Vilatela, esta vez en Ciudad Lineal, llegan datos similares. “Tenemos asignados 74 menús diarios pero hay días que solo hemos entregado dos. Y el máximo han sido unos 30. Es una pena, es una pena”, dice Eduardo. La Plataforma La CuBa (Lavapiés, cuidando del barrio) ha recogido de este centro unos 500 platos entre primeros, segundos y postres la pasada semana.

Ante esa falta de la demanda, las empresas han buscado alternativas con el beneplácito de la Administración. De hecho, diariamente, se notifica a la Comunidad de Madrid a través de albaranes cuánto sobra y a dónde se dona. En total, Secoe ha repartido en dos semanas 5.650 menús, 1.500 a través de donaciones.

María López, responsable de comunicación de Food Service Spain —el organismo que engloba a las empresas de restauración colectiva—, asegura que en la negociación con la Administración se estableció un número mínimo de menús para poner en marcha la maquinaria. “Se pidió que se fuera restrictivo con las cifras pero que hubiera un mínimo. Nosotros desafectábamos a personas del ERTE y a los proveedores les poníamos a adquirir materia prima. La Comunidad de Madrid, totalmente consecuente, lo vio y desde un primer momento lo consideró. Lo que establecimos era que en el caso de que hubiera comida sobrante se articularía para que no se desperdiciara absolutamente nada y fuera todo a entidades sociales que lo necesiten. A nosotros con tal de que no se pierda la comida y vaya a gente que lo necesita, fetén”, explica. Es más, añaden desde Secoe, “la directriz que nos dio la Comunidad de Madrid es donar y nosotros hemos querido diversificar la entrega para que llegue a todas las zonas”.

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Foto: M. Curiel.

Desde la Consejería de Educación aclaran que cuando hicieron la previsión, alrededor de 8.200 familias se mostraron receptivas a recoger los menús por lo que entienden que sí dieron su visto bueno es que en algún momento pueden llegar a necesitar esa comida.

Pero, ¿por qué las familias que tienen reconocido este derecho no están acudiendo a recoger las comidas? Nadie tiene la clave, ni siquiera, dicen desde la Consejería, ellos. Todos aseguran que no es por desinformación. Para la directora, “falta concienciación con la alimentación. Hay niños que solo comen bien cuando vienen al colegio”, pero también —apuntan algunas trabajadoras de estos 'caterings'— “te dicen que prefieren los alimentos sin cocinar o hay casos en los que las familias tienen que desplazarse casi una hora diariamente en los distritos más grandes para recoger los menús”. Un extremo que desde la Administración regional y las empresas de 'catering' matizan asegurando que se han puesto todas las facilidades para que la comida llegue a todo niño que lo necesite. “Si las familias no acuden es que ya no podemos hacer mucho más que no se pierda la comida”, confiesan desde Food Service Spain.

¿Por qué las familias que tienen reconocido este derecho no están acudiendo a recoger las comidas?

Desde las despensas solidarias, insisten: “Estás en la encrucijada de que se tire la comida o hacerte cargo de hacerla llegar a la gente… con todo lo que ello conlleva. No somos profesionales ni tenemos los medios pertinentes. Nos da cierto miedo que pase algo. ¿A quién reclamarán las familias? La cadena hacia atrás es muy larga. Tiene peligro pero asumimos el riesgo porque la necesidad es más grande pero por eso entendemos que quién tiene que hacer esto es la Administración”.

“Nosotros —añaden desde la red de San Blas-Canillejas— podemos aceptarlas porque desde que recogemos esa comida hasta que la donamos no pasan ni dos horas pero otros no”. Un ejemplo de ello es una de las redes solidarias de Vallecas, que, ante la imposibilidad de garantizar la cadena del frío, optaron por rechazar la recogida de los menús y derivarlos a quién sí pudiera garantizar la seguridad alimentaria aunque fuera extraoficialmente. “Lo que no entendemos es que esto no se esté corrigiendo”, dice Diego. “¿Por qué si ha pasado una semana la semana siguiente se están cocinando las mismas cantidades? Además si desde el primer momento se hubieran mantenido los comedores escolares y se hubiera dado de comer, a esas familias no les habría cambiado la dinámica y no estaría pasando esto. No tiene sentido que estemos haciendo esto. Lo hacemos porque se nos cae la cara de vergüenza de que los vecinos no tengan nada para comer pero quien se tiene que ocupar de esto son las Juntas de Distrito. Si lo estuvieran haciendo de verdad nadie tendría que ir de Usera a San Blas con cientos de menús metidos en un coche privado”, concluye.

Cerca de 50.000 menús destinados a familias perceptoras de la renta mínima de inserción (RMI) en la Comunidad de Madrid han sido salvados de la basura por redes vecinales, asociaciones como Cáritas o parroquias desde que el Gobierno regional cedió a las presiones y cambió la comida rápida que comenzó repartiendo durante la pandemia por una alternativa “equilibrada”, que, sin embargo, no es capaz de hacer llegar a todos sus destinatarios.

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