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Duelo Egea-Álvarez de Toledo: la eterna bicefalia de la que el PP no se libra
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SEMANA DE DIVISIÓN ENTRE LOS POPULARES

Duelo Egea-Álvarez de Toledo: la eterna bicefalia de la que el PP no se libra

El episodio de esta semana supone un nuevo enfrentamiento que recuerda a épocas anteriores del PP, en las que el choque entre dos grandes dirigentes ha sido permanente

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, y los diputados, Cayetana Álvarez de Toledo y Teodoro García Egea, durante la apertura solemne de la XIV legislatura. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado, y los diputados, Cayetana Álvarez de Toledo y Teodoro García Egea, durante la apertura solemne de la XIV legislatura. (EFE)
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El jueves por la mañana, con la resaca de la sesión de control al Gobierno en la que Cayetana Álvarez de Toledo acaparó todas las miradas, estaba prevista su intervención en el programa de Ana Rosa. Era la política más perseguida del día tras su duro enfrentamiento con Pablo Iglesias. Sin embargo, el PP decidió en la noche del miércoles que en su lugar iría Teodoro García Egea, número dos del partido. No querían dar más alas a la polémica. La dirigente no entró en ningún medio de comunicación durante toda la jornada y el secretario general sorteó las preguntas y evitó defender con claridad a la portavoz.

Aunque el malestar con Álvarez de Toledo en el Grupo Parlamentario y dentro del partido —donde García Egea tiene control total sobre el aparato— viene de atrás, en los últimos días la situación ha empeorado. Algunos de los diputados más relevantes consideran que la portavoz hizo volar por los aires la estrategia diseñada para el pleno en un momento de especial debilidad para el Gobierno de Pedro Sánchez. Los populares habían decidido centralizar todos los esfuerzos en el ataque hacia el ministro del Interior y la crisis abierta dentro de la Guardia Civil, y no querían que se generara ningún otro titular. Pero, al final, fue el duelo Álvarez de Toledo-Iglesias ("usted es hijo de un terrorista") lo que se llevó el gato al agua.

Una frase "innecesaria", dicen en las filas populares, que ningún peso pesado ha querido respaldar. Casado guarda silencio, aunque en el PP reiteran la confianza del presidente en su portavoz. Miembros destacados del grupo parlamentario insisten en que "el empeño de Cayetana de ir por libre resta y puede perjudicar mucho al partido". En el entorno de la portavoz no comparten la reflexión y en ningún caso consideran un error la intervención. Más bien al contrario. Afirman que la réplica en la que lanzó esa afirmación la llevaba "igual de preparada" que el discurso inicial y niegan por completo que fuera cosa de un calentón parlamentario.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado (d), y la portavoz parlamentaria popular, Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)

Sea como fuere el episodio parece un 'déjà vu' más, en vista de los enfrentamientos que Egea y Álvarez de Toledo han mantenido en la sombra desde hace tiempo, e incluso recuerda a épocas anteriores del PP en las que el choque entre dos grandes dirigentes ha sido permanente.

La portavocía parlamentaria fue una apuesta personal de Casado, que también contaba con el apoyo del expresidente José María Aznar. "En el partido no la quieren" se escuchaba en Génova y en los pasillos del Congreso. Pero el presidente sabía bien lo que quería.

Al mismo tiempo, García Egea se iba haciendo fuerte dentro de la formación —superado ya el proceso de primarias, nada fácil y nada pacífico, para sustituir a Mariano Rajoy—. El primer ciclo electoral del nuevo equipo popular (primero, las generales del 28-A con listas llenas de novedades que irritaron a la vieja guardia y, después, las municipales y autonómicas del 26-M) demostraron la mano dura del secretario general, que lejos de arrugarse, revolucionó más de una candidatura. Recientemente, antes de que se desatara la pandemia, sucedió algo parecido en el País Vasco al apartar a Alfonso Alonso (que, por cierto, contaba con el respaldo de Álvarez de Toledo).

placeholder El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (c), junto a la portavoz de la formación en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo (i), y el secretario general, Teodoro García Egea (i). (EFE)
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (c), junto a la portavoz de la formación en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo (i), y el secretario general, Teodoro García Egea (i). (EFE)

A pesar de las desavenencias generadas en los territorios, el secretario general se hizo fuerte después de negociar gobiernos autonómicos y municipales para el PP (a costa de Ciudadanos y Vox), que devolvieron —hace justo un año ahora— oxígeno a Casado tras el desastre del 28-A que luego también enmendaron en las generales de noviembre con una recuperación importante en las urnas. La cosa se había enderezado.

Con todo, la bicefalia tan característica del PP sigue imperando de alguna forma dentro del partido. Álvarez de Toledo es el rostro visible de la formación en el Congreso, no solo por el cargo que ostenta, sino por su propia personalidad (que hay quien la califica como "estrategia y agenda propias"). Y todo ello a pesar de que sus apoyos van mermando. Igual que los recursos.

Desde el entorno de la portavoz señalan la falta de equipo en favor del partido, donde García Egea, aseguran que lo acapara todo. En realidad, la portavoz cuenta esencialmente con su jefe de gabinete, Alfredo Timermans, exsecretario de Estado y asesor de la total confianza de Aznar. Sustituyó en el puesto a la diputada Pilar Marcos, que continúa como parlamentaria y pertenece al círculo más cercano de Álvarez de Toledo. La portavoz no forma parte de la comisión de reconstrucción en el Congreso —escenario clave en estos momentos, como quedó demostrado este jueves con un bronco debate entre Iglesias y Vox— y tampoco está en el comité de expertos designado por Casado para escenificar la alternativa a Sánchez.

placeholder La exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (i), y la exsecretaria general del PP y exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal (d). (EFE)
La exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría (i), y la exsecretaria general del PP y exministra de Defensa, María Dolores de Cospedal (d). (EFE)

Un contrapeso de poderes que, por ahora, deja a Egea con una ventaja importante. En todo caso, la situación recuerda mucho al eterno duelo entre María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría desde que Rajoy construyera su verdadero núcleo duro en el congreso de Valencia de 2008.

La después convertida en vicepresidenta del Gobierno estrenaba cargo en aquel cónclave como portavoz en el Congreso, a pesar de las reticencias de tantos cargos del PP de siempre que no entendían el ascenso. Pero el protagonismo quedó eclipsado en el momento en que Rajoy confirmó a Cospedal como secretaria general. Desde ese momento y hasta el final —es decir, con la moción de censura y la propia carrera por sucederle— el presidente vivió haciendo equilibrios entre sus dos número dos: la del Congreso (y después en el Gobierno) y la de Génova 13. Una bicefalia de la que no se libra el PP.

El jueves por la mañana, con la resaca de la sesión de control al Gobierno en la que Cayetana Álvarez de Toledo acaparó todas las miradas, estaba prevista su intervención en el programa de Ana Rosa. Era la política más perseguida del día tras su duro enfrentamiento con Pablo Iglesias. Sin embargo, el PP decidió en la noche del miércoles que en su lugar iría Teodoro García Egea, número dos del partido. No querían dar más alas a la polémica. La dirigente no entró en ningún medio de comunicación durante toda la jornada y el secretario general sorteó las preguntas y evitó defender con claridad a la portavoz.

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